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LOS GUERREROS DE LA MUERTE FLORECIDA. 6/7 Luz y guillermo Marín.

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LOS GUERREROS DE LA MUERTE FLORECIDA. 6/7
<br>Luz y guillermo Marín.
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Según la memoria histórica de los pocos escritos que quedaron, a los Toltecas se les recuerda así:

"En verdad muchos de los toltecas eran pintores, escribanos de códices, escultores, trabajaban la madera y la piedra, construían casas y palacios, eran artistas de la pluma, alfareros...En verdad eran sabios los toltecas, sus obras todas eran buenas, todas rectas, todas bien planeadas, todas maravillosas...Los toltecas eran muy ricos, eran felices, nunca tienen pobreza ni tristeza. Los toltecas eran experimentados, acostumbraban a dialogar con su propio corazón. Conocían experimentalmente las estrellas, les dieron sus nombres. Conocían sus influjos, sabían bien cómo marcha el cielo, cómo da vueltas"... Informantes de Sahagún, Códice Matritense).

Sin embargo, profundizando el concepto -y de una manera descolonizada- podríamos afirmar que la Toltecáyotl comprende los conocimientos, prácticas y sabiduría implicados en la búsqueda de la trascendencia de la vida material para alcanzar la realización espiritual. En ello se equipará al conocimiento de los egipcios, chinos e indios, que en el vértice superior de su desarrollo civilizatorio procuraron trascender la muerte física para penetrar en los insondables misterios de la espiritualidad.

LOS GUERREROS DE LA MUERTE FLORECIDA. 6/7
<br>Luz y guillermo Marín.
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Para los toltecas "ésta no es nuestra verdadera casa", sólo es un paso a la "vida eterna"?
¿Acaso de verdad se vive en la tierra?
No para siempre en la tierra: sólo un poco aquí.
Aunque sea jade se quiebra,
Aunque sea oro se rompe,
Aunque sea plumaje de quetzal se desgarra,
No para siempre en la tierra: sólo un poco aquí."
Ms. Cantares mexicanos.

En dicha civilización la experiencia de los hombres era verdaderamente espiritual y en la tierra sólo se estaba trabajando el plano humano. Para aquellos hombres todo era pasajero e intrascendental frente a la prioridad de "aprender" para decantar el espíritu y liberar la partícula divina que habita en todos.

Según los toltecas, existieron antes cuatro intentos infructuosos del ser humano en la búsqueda de la perfección. Tras cada intento la Tierra fue destruida por pavorosos cataclismos. De acuerdo a su saber vivimos en el Quinto Sol o intento por alcanzar el equilibrio o perfección. Según las profecías toltecas, el final del Quinto Sol está cerca; tras él nacerá el Sexto Sol, de plenitud y equilibrio.

Fue en Teotihuacan donde los dioses iniciaron el Sol en el que vivimos. Para ello fue necesario que se sacrificaran los dioses y se lanzaran al fuego liberador de la partícula divina. De esta manera se creó el Sol y la Luna. De la misma manera los dioses encomendaron a Quetzalcóatl que fuera al Mictlan a robarle al Señor de la Muerte, Mictlantecuhtli, los huesos de los seres humanos del Cuarto Sol para con ellos realizar un sacrificio con su propia sangre, a fin de darles vida. También le encomendaron dotarlos de alimento. Fue así que descubrió "el Monte de Nuestro Sustento?, donde se encontraban almacenados todos los granos que son el alimento del Quinto Sol.

Finalmente, todos los dioses se sacrificaron para que los seres humanos viviéramos, es por ello que a las personas se les llamaba "maceguales", que en náhuatl significa "merecedores del sacrificio de los dioses", lo que marca una de las pautas esenciales de nuestra manera de entender la vida: el sacrificio.

Los toltecas crearon una estructura religiosa para los seres comunes que formaban "las pencas del nopal" o ?el ala y la cola del águila", giro metafórico para nombrar a la población en general. En la religión existía una gran fuerza creadora, superior a cualquier concepto humanamente imaginable. Por ello decidieron no darle nombre ni representación. Era lo invisible e impalpable que se encontraba en todo lugar al mismo tiempo. A Él se referían como "Aquél por quien se vive", "Noche viento", "El señor de la cerca y del junto". Equivale a Dios Padre en la religión judeocristiana.

En su aspecto más humanizado y conceptual, Dios era considerado una divinidad dual, mitad femenino y mitad masculino. En la religión cristiana equivaldría a Jesucristo, hijo de Dios en la Tierra. También se lo entendía como el conjunto de pares opuestos complementarios con los que se construye "el mundo en el que vivimos". Los antiguos se refirieron a este par como el "Dios del Agua" y el "Dios del viento". El primero comprende todo lo que nos rodea, que por su naturaleza está compuesto de átomos y es energía "condensada o materializada". El segundo abarca la "otra energía" de la que se compone el mundo, el "soplo divino" que le otorga conciencia a la materia. Al dios del agua, los nahuas le llamaron Tláloc y al del viento, Quetzalcóatl. Los mayas nombraron a dicho par: Chac y Cuculcán, respectivamente. De similar manera, cada cultura concibió el mismo par, simbolizado bajo nombres diferentes, ya que nuestros Viejos Abuelos constituyeron una sola civilización, independientemente de la diversidad de culturas en las que se haya expresado tal sabiduría.

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