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LOS VELOCES CAMBIOS DE NUESTROS ATRIBULADOS TIEMPOS

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Los cambios cuantitativos y cualitativos que ha sufrido la humanidad en los últimos 20 años del siglo pasado resultan verdaderamente asombrosos. No sólo por los avances en la tecnología y la ciencia, sino fundamentalmente, porque la humanidad ha cambiado muy rápidamente sus concepciones del mundo y de la vida. Lo que en este tiempo cambió en meses, tal vez antes se cambiaba en decenas de años o siglos. La humanidad sé esta adaptando a cambios muy dramáticos y vertiginosos, en las ideas con las que se relaciona con el mundo. Cada día vemos los cambios con mayor flexibilidad y nos adaptamos con mayor rapidez.

 

Sí en 1980 le hubiéramos dicho a un ciudadano común, que en breve el socialismo se colapsaría, que desaparecería la URSS, que las Alemanias se reunificarían y caería el muro de Berlín. Que Europa se unificaría en un gran bloque económico, que desaparecieran las fronteras y tendrían una moneda común. Que los países del Este se incorporarían a la OTAN y que México, Estados Unidos y Canadá firmarían un Tratado Trilateral de Libre Comercio. Que el PRI perdería el poder y que se realizaría una transición pacifica.

 

Lo mas seguro es que nos diría que eso no podría ser posible o por lo menos que no en 20 años. Y todo ha sucedió en un abrir y cerrar de ojos.

 

¿Qué estaremos viviendo dentro de 20 años? Seguramente lo que hoy pensamos que es imposible de suceder. Algo verdaderamente increíble a nuestras atribuladas mentes que todavía no se adaptan a la velocidad del cambio. La velocidad y el cambio, son los elementos más importantes de nuestro “por venir”.

 

Los niños y jóvenes que están naciendo o llegando a los Estados Unidos y que mantienen sus valores culturales a través del núcleo familiar, tienen un gran desafío por delante. Por más limitados en recursos, conocimientos y dinero con que lleguen a este país de oportunidades, ellos traen un tesoro en su Patrimonio Cultural. Ellos cuentan con un potencial que ha permitido que los mexicanos del otro lado de la frontera, hayan podido sobrevivir a su muerte histórica condenados por el sistema colonial de explotación. Y el llegar hasta acá desde sus lejanas y empobrecidas comunidades, con todas las asechanzas y todo en su contra, es ya una clara demostración de su formidable potencial.

 

Estos niños y jóvenes pueden ser muy pobres en el aspecto material, pero en el aspecto espiritual son potencialmente muy ricos. Podríamos asegurar que su más grande fortaleza radica en su cultura. En los valores, principios, sentimientos, tradiciones, usos y costumbres, que conforman una forma de entender el mundo y la vida. Estos niños no necesitan que nadie “los recate”, lo único que necesitan es que se les brinden oportunidades, un trato justo y respeto. Ellos tienen “la madera” para salir adelante por ellos mismos. Los cientos de miles de México-americanos que hoy están contribuyendo positivamente al desarrollo del país que les brindo la oportunidad, un día fueron esa clase de niños. Y cada historia personal es una epopeya de fortaleza, entereza y fuerza de voluntad por superar todas las adversidades.

 

El desafío de estos niños, jóvenes y padres de familia es fortalecer sus raíces culturales y acrecentarlas con los valores y principios de la cultura Norteamericana. No sólo se trata de que lleguen a ser bilingües, sino fundamentalmente que lleguen a ser biculturales. Entendiendo con esto, poseer mayores recursos, mayores elementos, mayor sabiduría. Quien habla dos lenguas tiene una capacidad mayor, pero quien domina a las dos culturas tiene mayores posibilidades de realizarse como ser humano y servir a su comunidad. Los indígenas que vienen del Sur, llegan a ser trilingües y triculturales.

 

El mundo esta cambiando muy rápidamente. Nadie puede asegurar que no seria posible que en 20 años desapareciera la frontera que separa a Estados Unidos de México. Que los jóvenes de hoy, sean la gente madura del mañana y regresen al Sur y con sus conocimientos, sus principios y sus valores, con su cultura fortalecida y acrecentada, y que acaben para siempre con el sistema colonial de explotación. Que la comunidad México-Norteamericana tuviera el peso político y económico para influir en los cambios requeridos para poner punto final a la injusticia, la corrupción y la explotación.  

Quien puede afirmar que es imposible que en 20 años se cree un nuevo tipo de ciudadano, en un mundo donde las fronteras no existan o por lo menos en esta área geográfica del continente. Un ciudadano orgulloso de pertenecer a la cultura del país que le dio las oportunidades, que a sus padres y a ellos les negó el sistema político y económico de donde tuvieron que emigrar. Un ciudadano preparado académica y profesionalmente, orgulloso y conciente de los valores y principios que son la herencia cultural de sus más antiguas raíces y enriquecido con los valores y principios de la cultura norteamericana.

 

Nadie lo puede asegurar ni negar. Pero lo cierto es que sí esto llegara a suceder, los maestros que están trabajando con esos niños y estos jóvenes, seguramente tendrán mucho que ver en esta transformación.

 

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