La exitosa organización comunitaria en el mundo moderno.
En estos cinco siglos de colonización, vasallaje y explotación, se ha querido borrar la sabiduría y el conocimiento sistematizado de nuestra civilización Madre, que nos llevó al más alto grado de desarrollo para todo el pueblo en la historia de la humanidad. El mito colonizador de que éramos salvajes, caníbales, primitivos, guerreros, sigue vivo en el discurso de los neo colonizadores de hoy.
Pero es justamente el conocimiento de nuestra sabiduría ancestral, la que nos permitirá salir del calabozo colonial. Pero no será, con las ideas del carcelero con las que construiremos nuestra libertad. Requerimos re-pensar nuestra sabiduría ancestral conocida como Toltecáyotl, aplicarla nuestro mundo contemporáneo para resolver los desafíos de la actualidad.
Los maestros del arte popular de Oaxaca, se han organizado a través de formas ancestrales para penetrar con mucho éxito al mercado del arte popular oaxaqueño, y representan, “en su pensar, ser y hacer”, una fresca posibilidad para multiplicarla por todo el país en otros campos de la economía, la organización comunitaria, la educación, la producción agrícola. Por lo que nos permitimos entrevistar a un “hombre de conocimiento” que manda obedeciendo y respetando los saberes tradicionales.
Mi nombre es Edgardo Villanueva cuevas, soy artesano, arquitecto, gente del pueblo y de comunidad.
La Casa de las Artesanías Oaxaqueñas tiene más de 12 años de haber sido fundada y seguimos ahora trabajando el Proyecto Huizache que acabamos de inaugurar el 2 febrero (2014). En la primera hay 54 familias y en la segunda 70 familias que estamos trabajando en comunidad. La razón es porque, todos los que participamos en estos proyectos venimos de pueblos originarios y comunidades artesanales.
Nosotros hemos nacido en el seno de estos sistemas de organización comunitaria. Para nosotros es algo que viene en nuestros genes y dominamos “desde adentro”. Que nace en el taller familiar y de la organización comunitaria, porque lo que se refleja en la familia es toda esa experiencia de los pueblos que traen en su pasado histórico, en su formación como comunidades y las familias se van adaptando a estos sistemas.
Todos los que participamos en estas organizaciones venimos de comunidades indígenas o de comunidades muy ligadas a los sistemas de organización comunitaria, incluso en la misma ciudad, porque tenemos artesanos yalaltecos que replica estos modelos de sus comunidades en las colonias en la ciudad de Oaxaca. Mucha gente que viene del interior a vivir a las ciudades y traen en su banco genético esta información de organización comunitaria, fundan sus colonias con la misma sabiduría ancestral.
Para nosotros hacer artesanía está vinculado a la participación comunitaria y los sistemas que son la base de ese desarrollo, que son el tequio, la Guelaguetza, el trueque, la gozona, la mano vuelta, que son sistemas que no son comunes en la cultura dominante. Pero justamente ahí radica nuestra fortaleza, porque no estamos inventando nada. Pero tenemos un elemento que no está las comunidades, que no ha sido un factor determinante en la vida cotidiana de las comunidades, que es el dinero, la parte económica.
Pero la creación artesanal lleva en sí, el elemento económico, y también está vinculada a las cuestiones culturales, eso hizo que no fuera difícil incorporar estos nuevos elementos que no estaban en la comunidad. El artesano, fuera de la comunidad, hizo comercio desde siempre. Por lo cual no fue difícil incorporar el dinero a los sistemas de participación comunitaria. El reto fue organizar a las personas de diferentes poblaciones, de diferentes edades y niveles académicos, eso fue el gran reto.
También quiero decir que estos sistemas honran en mucho el esfuerzo y el trabajo de personas que no están hoy con nosotros, a los que yo considero los verdaderos artífices de esta organización. La gente que tiene hoy 85 años nos dieron los elementos culturales para constituir estas organizaciones. Logramos empatar el trabajo artesanal, el trabajo de familia, el trabajo de organización, con el gusto de la sociedad moderna por la artesanía. Esto no fue así hace 40 años, en donde la gente no quería artesanía, la gente lo que buscaba era la modernidad. Pienso que las cosas se armonizaron para que este proyecto fuera posible. Por lo cual, nosotros somos beneficiarios de los conocimientos y el trabajo de otras generaciones. Eso para mí, me queda muy claro.
Todos nacemos bajo estos elementos de organización. Cuando decimos, tenemos que ser un tequio, no hay nada que explicar, no hay nada que decir, lo único es cuando y qué vamos a hacer. El tequio es un trabajo comunitario en el que todos participan, sudan, disfrutan y cuidan. Digo disfruta, porque todos nos beneficiamos de lo que hacemos. Aquí pintar, arreglar, poner macetas, arreglar la bodega, hacer una remodelación, ese día desayunamos y comemos entre todos, ese día tomamos agua, disfrutamos y después cuidamos lo que hicimos. Todos trabajamos por el bien de la comunidad y eso nos ha permitido 12 años de mucho éxito.
Aquí el gran reto es que la gente tenga vocación de servicio, de servir a otros, eso es lo que se ha perdido en la sociedad moderna. Me parece que la modernidad ha carecido de este elemento. Para tener éxito en una organización comercial a través de la tradición, es tener la vocación de servicio, lo que nos inculcan en la comunidad desde niños “todos somos iguales y que tenemos que servir a otros”. El concepto de modernidad es servirse a sí mismo y “servirse de los otros”. Una cultura desde lo comunitario y la otra es de lo individual. La conciencia del bien común es el éxito de estas organizaciones en donde tenemos vocación de servicio y todos somos iguales.
La fuerza del número de personas integrantes de una organización es muy importante. La fortaleza radica en la conciencia y en el número de personas que participamos. “La fuerza del lobo es la manada”. Aquí yo sólo no hubiera podido hacer nada, absolutamente nada. Si lo hubiera hecho sólo, sería un artista, firmando obras de arte y teniendo una galería en el andador turístico. Lo hubiera podido hacer si así lo hubiera decidido. Pero la decisión fue participar colectivamente, de acuerdo a nuestros “usos y costumbres”, para beneficiarnos todos y para demostrar lo que nos han querido inculcar estos cinco siglos, de que nosotros, los de las culturas originarias, no podemos trabajar en equipo. Cuando la historia de nuestros pueblos es que hemos sobrevivido y estamos fuertes, gracias a que ancestralmente nos sabemos organizar. Hemos vivido más de 7000 años gracias a nuestras fortalezas comunitarias y en los últimos cinco siglos hemos logrado, a pesar de los pesares, sobrevivir a nuestra muerte histórica.
Aquí la familia tiene que ver mucho, no puede haber fortaleza de un individuo sino hay familia, sino ahí para quien trabajar, “la gran motivación”, si no hay con quien es trabajar, con quienes compartir el éxito, con quienes compartir el esfuerzo, pero también nosotros aquí, en nuestra experiencia de trabajo, hemos demostrado que no es la familia moderna “papá y mamá e hijos”. Hoy aquí, en la Casa de las Artesanías Oaxaqueñas, somos una familia constituida de 54 familias, en esta organización han nacido 34 niños en estos 12 años, a mí me dicen tío, nosotros logramos ampliar este concepto de familia que nuestros antepasados llamaban calpulli.
Yo creo que el pasado nos viene a dar luz en el presente.
Muchas personas que vienen de la tienda, cuando conocen nuestra forma de organización cambian su visión sobre la cultura tradicional. Hay gente que llega aquí diciendo, “yo no sabía cómo trabajaban y no tenía deseos de comprar nada, hoy que se cómo están organizados por supuesto que tengo deseos de comprar para cooperar. Esto nos ayuda a la gente que como nosotros, nació en comunidad, hoy vive en las ciudades y ha olvidado muchas de estas prácticas comunitarias, pero que en el fondo saben de qué se trata.
Yo veo que en México está dándose una gran explosión de este antiguo conocimiento de organización comunitaria en todas las áreas. Hoy no es difícil encontrar “colectivos” urbanos y suburbanos que están recurriendo a estos modelos antiguos. En varios estados del país he visto a mucha gente que ha encontrado en los sistemas tradicionales de organización los mecanismos para crecer y fortalecerse.
Nuestro modelo de alguna manera ha tendiendo una réplica en la sociedad. Ya que podemos decir que en la Ciudad de Oaxaca, la mayoría de las tiendas de artesanía están en manos de artesanos, cosa que no ocurría hace 12 años. Muchas de estas personas aprendieron aquí con nosotros, pero ellos se han independizado porque la toma de decisiones es mucho más lenta en comunidad que de manera individual, pero pierden la fuerza.
Este pasado ancestral con su sabiduría sigue vivo. Nuestra sabiduría está viva, por desgracia, mucha gente cree que sólo está en los museos y los libros. Pero no, nosotros venimos de una parte viva de la comunidad, por eso la segunda organización se llama “Huizache arte vivo de Oaxaca”. Demostramos con nuestro trabajo de este pasado ancestral está vivo, que está en nosotros, que lo conocemos y que es nuestra mayor fortaleza.