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En 1519 llegó a las tierras que hoy conforman México, un puñado de delincuentes que eran dirigidos por Hernán Cortés, que tenía una orden de aprensión girada en la Habana por el Gobernador de la isla Diego Velázquez y que venía en calidad de prófugo de la justicia española.
Esta gente no venía en calidad de investigadores, comerciantes o embajadores, venían a ROBAR. Efectivamente, eran los “usos y costumbres” de los europeos de la Edad Media que desde 1492 llegaron a asolar el continente como una verdadera peste.
Con el “permiso real” que costaba un 20% de lo robado, llamado “quinto real”, estos delincuentes con eufemismo decían que venían a “rescatar” oro. Es decir, que al robo le llamaban “rescate”. De modo que la corona española les daba “permiso” para venir a robar y los “expedicionarios” tenían que costear los gastos de las “expediciones cleptomaniacas”.
Lo relevante del caso son dos puntos. El primero es que los europeos vinieron a estas tierras a robar, matar y destruir, sin que nadie les hubiera hecho daño alguno. Es decir, que sin mediar ningún pretexto y en el más rampante de las bajezas humanas, una cultura se adjudica “por su derecho divino y la legalidad de sus instituciones”, la acción de invadir, asesinar, robar, destruir, esclavizar, violar y torturan a otra cultura. Es decir, justificar históricamente un crimen de lesa humanidad.
Lo segundo es que esto se ha venido repitiendo desde 1519 año tras año, de manera constante y sistemática. Ayer era el la espada y la cruz, hoy es el dinero y los medios masivos. Ayer era la corona española y la Santa Inquisición, hoy es el Estado Mexicano, los medios masivos y la corrupción e impunidad.
Lo cierto, lo verdadera, la realidad es que las personas más ricas y poderosas de este país son extranjeros o descendientes de extranjeros y, las personas más pobres son indígenas y mestizos descendientes culturales de la civilización invadida, la civilización del Anáhuac.
En general, la gente de las clases altas y medias, son extranjeros y descendientes de extranjeros, lo mismo en los puestos altos y medios de la burocracia que en la iniciativa privada. Los favorecidos del sistema neocolonial son los llamados “criollos”. ¿Esto es normal en un país?
Es normal que en un país los extranjeros y sus descendientes sean los favorecidos y los dueños de lo mejor y que los pueblos originarios y sus descendientes sean los pobres. Que los ricos extranjeros “privaticen” las ganancias del país y los pobres socialicen las pérdidas como el FOBAPROA y los “rescates”.
Que los ricos extranjeros tengan descomunales e inmorales exenciones de impuestos y que los autóctonos y mestizos se les hostigue y persiga fiscalmente. Que los ricos y poderosos extranjeros tengan a la justicia en favor de sus intereses y que los naturales y pobres reciban todo el peso de la ley. Que el “interés privado” de los extranjeros y criollos esté por encima del bien común de los pueblos originarios.
Pues bien, después de estas reflexiones resulta interesante analizar el reclamo de la Senadora panista María de los Ángeles Terrazo de Mouriño, madre del extinto secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño Terrazo, quien pidió que las autoridades estatales den “una disculpa pública” por “el terrible acontecimiento del derribo del busto de mi hijo en Campeche. <“¿En Campeche todo se vale? ¿Y el respeto? ¿Y la dignidad humana? ¿Y los valores? ¿Nada importa? ¿Todo se vale? ¿Autoridades? Como mexicana, campechana por adopción y elección, merezco una explicación; ya pasaron muchas horas y no veo claro”, expresó Terrazo de Mouriño.> (La Jornada 16 de diciembre de 2012).
Resulta que en días pasados un grupo de campesinos mayas del Frente Emiliano Zapata (Freciez), derribaron el busto de Mouriño y en su lugar colocaron una cabeza de cerdo. “Los manifestantes pintaron consignas en la base del busto a Juan Camilo, que se mantiene en el Paseo a los Héroes desde la anterior administración municipal panista, pese a que han exigido retirarlo grupos campesinos e indígenas, así como del Movimiento Ciudadano.
La manifestación, encabezada por Luis Antonio Che Cu, se realizó en las principales calles de la ciudad para conmemorar el 251 aniversario del asesinato de Jacinto Canek. Los manifestantes se dirigieron al Paseo a los Héroes, donde gritaron y pintaron consignas en la base del monumento. Al grito de “¡fuera los gachupines!”, dos campesinos subieron al monumento y derribaron el busto, en medio de gritos de júbilo de los manifestantes, en su mayoría habitantes de comunidades que exigen la regularización de sus tierras.” (La Jornada 15 de diciembre 2012.) http://www.jornada.unam.mx/2012/12/15/estados/027n1est
Jacinto Canek fue un dirigente maya que resistió la conquista española y murió después de un doloroso tormento el 14 de diciembre de 1761, de esta forma, los mayas de Campeche no olvidan la invasión, conquista y ocupación de la corona española, igual que los pueblos vasco, catalán o gallego en la actualidad en España. Así pues, como se ve, las heridas siguen sangrando tanto en México como en España.
La familia Muriño tiene su origen en España, como muchas que tienen el poder económico y político en México. Sin embargo, el padre de Juan Camilo, el señor Manuel Carlos Mouriño Atanes originario de Vigo, España, tiene un historial muy oscuro. Investigado por la Interpol de España en coordinación con el Ministerio de Hacienda de España, llegó a México apenas en 1984 en “precarias condiciones económicas” y para el año de 2003, según el Periódico La Jornada (5-6-2003), poseía 38 empresas vinculadas con Pemex y seis en España. http://www.jornada.unam.mx/2003/07/05/006n1pol.php?printver=1&fly=1
La familia Muriño entró con “el pie derecho y por la puerta grande” con el panismo y en 12 años tomaron el poder económico de Campeche y después, Juan Camilo Muriño con Felipe Calderón a nivel nacional desde la Secretaría de Gobernación, su trágica muerte cortó una meteórica carrera a la punta del supremo poder.
Los hechos están aquí. Los campesinos mayas recuerdan a su héroe Jacinto Canek pidiendo justicia por sus tierras y derriban el busto de un “héroe criollo” Juan Camilio Muriño y una Senadora panista, su madre, clama por justicia y pide una disculpa pública por los lamentables hechos.
La pregunta es, quién debe dar disculpas a quién.