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Emanación de Consciencia y Energía en el Bolsón de Mapimí

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Emanación de Consciencia y Energía en el Bolsón de Mapimí

En el último par de años, he visitando con regularidad, algunos lugares del Bolsón de Mapimí, territorio donde convergen los estados de Coahuila, Durango y Chihuahua, en los desiertos del norte de México. Este sitio alberga la famosa Zona del Silencio y es peculiar por sus altas concentraciones de sal y de cuarzos. Sumergido hace millones de años, en el Cretácico, por el Mar de Thetys. Ubicado justo entre la sierra madre Occidental y la Sierra Madre Oriental, motivos que le dan sus singularidades Energéticas.
Al pasar en varias ocasiones por la carretera que conecta a los pueblos de Bermejillo y Mapimí, en un lugar específico del trayecto, había tenido algunas sensaciones extrañas como agitación, presión en el pecho y piel erizada. Además, un breve instante de cambio de estado de consciencia. Esto llamó mi atención, luego de experimentarlo en diferentes momentos.

El motivo por el cual estuve yendo al pueblo de Mapimí, fue visitar a Don Chava, un hombre de conocimiento, humilde de espíritu y generoso, quien me estuvo enseñando algunos aspectos históricos de su pueblo y peculiaridades sobre la región. A él le pregunté acerca de ese trayecto en particular, en donde había estado teniendo esas experiencias, y me comentó que él mismo tenía sensaciones similares. Agregó que en tiempos de su infancia, observaba a su padre persignarse al pasar por ese tramo. Seguido de estos comentarios, comenzó a reírse, pues dijo que nunca lo llevaron a misa ni tenían costumbres católicas, y esto llamaba su atención, al punto de preguntarle por qué lo hacía. Me dijo que su padre esquivaba esa pregunta, pero con el tiempo, ya en edad adulta, le confesó que en repetidas ocasiones, vio alzarse de la carretera una gran figura espectral o energética, tan grande como el ancho de las dos vías de la carretera, y volar velozmente, lo cual le causaba profundo miedo.
Me pareció interesante investigar más sobre ese sitio; tenía la singularidad de estar en medio de dos cerros, y esta fue una pista importante. Siguiendo una corazonada -una intuición-, decido buscarlo en la aplicación de google earth. Para mi sorpresa, me doy cuenta de que se ubica entre el final de una cordillera o cadena de cerros y el principio de otra. Quizá, la interacción de estos cerros, producen aspectos anormales que alteran nuestra energía, pues ahí confluyen dos ?corrientes energéticas?.
Entremos en contexto. Nuestros viejos abuelos, nuestros ancestros de la cultura madre anahuaca, entendían que en las ?narices? o puntas de los cerros, se emanaba la consciencia y energía del planeta. Los cerros y montañas, al surgir de la parte interior del mundo, por el movimiento de las placas tectónicas, dejaban ?ver? e ?interactuar? a las partes profundas de la Madre Tierra, con los habitantes de la superficie. Es decir, ?la sabiduría de las montañas?, como se le reconoce en las múltiples culturas de todos los tiempos. Incluso, en la tradición oral del Anáhuac, se habla de acontecimientos significativos ocurridos en las ?puntas de los cerros?. Esto sobrevive hasta los tiempos tempranos de la invasión española, con la leyenda de la aparición de Tonantzin, la virgen de Guadalupe, en el cerro del Tepeyac. En náhuatl: Tonantzin, ?nuestra madre venerada? (to-nuestro; n?ntli-madre; tz?ntli- diminutivo reverencial?) y Tepeyac (Tépetl-yácatl-co, ?Nariz de cerro?). Nuestra Madre Venerada, La Madre Tierra, más allá de símbolo religioso ?hermanador? y adoctrinador desde la colonia, se nos presenta en la punta de un cerro, donde emana su consciencia.
Así que fui ahora con la intención de percibir el lugar. Hasta esa ocasión no me había detenido, pues se encontraba a pie de carretera, justo en una curva con pendiente, sin posibilidad de parar mi auto de forma segura, ya que el camino quedaba justo entre las grandes rocas y falto de peaje.
Aquel día permanecí unos instantes, simplemente estando ahí, sin mayor actividad que cerrar los ojos y percibir el sitio. En verdad se podía sentir especial. Al paso de unas semanas, volví con un par de amigas, ambas de intuición refinada y abiertas a estos temas, dijeron sentir el lugar con ?energía extraña?.
Pasaron las semanas, hasta que un domingo por la tarde, en compañía de un buen amigo, decidimos ir. Llegamos a las 6:50 pm; recuerdo bien haber observado el reloj de mi auto, además, salimos de Torreón a las 6 en punto, teniendo 50 kilómetros por recorrer en autopista. Comentó mi amigo al llegar, que le parecía ?un lugar atemporal?, y me limité a escucharlo sin saber que sería el preludio de la experiencia que vivimos. Nos bajamos y caminamos unos momentos. Un silencio absoluto y la sensación de sentirnos observados, nos acompañó en nuestra estadía. Creemos haber estado ahí, algo así como 15 ó 20 minutos. De pronto, observo mi reloj en el celular y veo que son las 8:50 pm, e incrédulo, pienso que de alguna manera se había cambiado de zona horaria o algo estaba fallando. Le comento a mi amigo y el observa su reloj de pulso y también nota que han pasado 2 horas. Tampoco podía mentir el reloj de mi auto, pues no es satelital. Pasó el tiempo de forma veloz. Según nuestra percepción, únicamente estuvimos por ahí ese cuarto de hora. Al regresar del sitio a nuestra ciudad, fuimos recapitulando y haciendo conteo del tiempo para encontrar una explicación, sin embargo, no tenía lógica ese paso veloz del tiempo.
No cabe duda que las limitantes de la percepción y el sistema de interpretación de la modernidad, queda corto al estar en estos lugares. No tengo claro la utilidad práctica de visitar estos sitios, sin embargo, creo que todo lo que escape de nuestra lógica, nos ayuda a ampliar nuestra visión y concepción del mundo y sus misterios.
Nuestros antepasados construyeron sus Tollán considerando a las montañas y los cerros, e incluso, imitando su contorno, como es el caso de la pirámide del sol en el Tollán de Teotihuacan, lo que podría ser como un intento de amplificar o maximizar la percepción en sus recintos. Esto prueba que nuestros viejos abuelos, tenían consciencia acerca de la realidad energética y no se disociaban de ella, por el contrario, interactuaban e iban en función de la energía. Dice el maestro Guillermo Marín que el más grande logro de nuestros viejos abuelos, por encima de la consciencia de Ser y la consciencia de la Sacralidad, es ?La maestría de la consciencia del ser energético?.
La pequeña cantidad de pirámides construidas en el norte del país, quizá no se debe a que el desarrollo fue menor (a diferencia del centro y del norte de México). Probablemente, estas tierras no requieren de edificaciones ni interfaces entre la madre tierra, el cosmos y el ser humano. Las innumerables culturas del desierto a lo ancho y largo del planeta, aprendieron a vivir y a desarrollar empatía con los retos y las virtudes del ecosistema. Si la academia teoriza la llegada del hombre por el norte del continente, y en algunos textos y milenios más tarde, se habla de ?los pueblos del norte? que migraron al centro y sur del país, podría pensar que esta tierra mal llamada ?Aridoamérica?, fue la escuela de los célebres maestros anahuacas.
El bolsón de Mapimí, es un lugar altamente energético, privilegiado por diversos factores naturales. El sitio que menciono en este texto, se encuentra en la carretera de Bermejillo rumbo a Mapimí, entre los kilómetros 17 y 18.

elyascarlos@gmail.com


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