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MONTE ALBAN

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Mxico al igual que en Egipto, Mesopotamia, China, la India y la zona Andina, forman las 6 culturas ms antiguas del planeta que no recibieron prstamos ?Culturales- de otra civilizacin en su formacin.

Dentro del mosaico pluricultural, plurilingstico y pluritnico que conforma el pas, Oaxaca ocupa un lugar muy especial. Circundado por portentosas montaas; los valles de Oaxaca, ejercen su fuerza telrica sobre sus habitantes, que en armona y equilibrio han expresado la voz de la tierra en su ?SER Y HACER- milenario. Por ello Oaxaca es la ? RESERVA ESPIRITUAL DE MEXICO-, punto de encuentro de las culturas del centro del pas con la del sureste y centro Amrica. Corazn de ?Mxico profundo -. Crisol donde se unen el pasado con el futuro. Tierra milenaria- casa antigua del hombre sobre la tierra!

He aqu el relato que solan decir los viejos:

-En un cierto tiempo

que ya nadie puede contar,

del que ahora ya nadie puede acordarse ...

quienes aqu vinieron, a sembrar

a los abuelos, a las abuelas,

esto se dice,

llegaron, vinieron, siguieron el camino,

vinieron a terminarlo,

para gobernar aqu esta tierra...-

(Sahagn, fol.191,r.y v.)

La historia del Mxico prehispnico es muy antigua, por ello se ha dividido en tres perodos a saber:

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El preclsico de aproximadamente 6000 a 200 aos A. C.; ste fue el perodo del inicio de la civilizacin. Se supone fue gracias a la intervencin de la agricultura que el hombre dej de ser nmada y salvaje. En Mxico, el hombre mesoamericano invent el maz a partir de una compleja y largusima experimentacin con pastos; de all a la milpa con la calabaza, el chile y frjol. Despus de la agricultura se pudieron inventar y desarrollar ciencias, tcnicas y artes. La cultura representativa de esta primera etapa formativa del Preclsico, fue la Cultura Olmeca.

La segunda etapa se llam ? el clsico -, que fue el momento de mayor esplendor de estas culturas. Fue el tiempo en el que todo conocimiento adquirido a lo largo de 6 mil aos floreci con toda su fuerza y vigor.

En el periodo clsico se construyeron los ahora llamados ?sitios arqueolgicos? ms importantes o fueron cuando cobraron mayor trascendencia, pues inexplicablemente, casi al mismo tiempo los hombres que habitaban estas impresionantes construcciones en todo mesoamrica, cubrieron estos lugares de tierra y luego desaparecieron literalmente. La leyenda habla de la partida de Quetzalcatl entre muchos otros ms. La cultura representativa de esta etapa es la llamada tolteca. Este perodo se inicia aproximadamente en el ao 200 A. C. y finaliza aproximadamente entre 750 y 800 D. C., con un acontecimiento de suma trascendencia, pues inexplicablemente, casi al mismo tiempo los hombres que habitaban estas impresionantes construcciones, en toda mesoamrica, cubrieron esto lugares y desaparecieron literalmente. La leyenda habla, de que la partida de Quetzalcatl tuvo que ver con este -colapso-.

- Pero, a persa de la extraordinaria organizacin social y poltica que supone el esplendor teotihuacano ( y zapoteco de Monte Albn N.A.), a mediados del siglo IX D. C., sobrevino su misteriosa y hasta ahora no explicada ruina. Este no fue un echo aislado y excepcional. En el mundo maya ocurri por este tiempo algo semejante. La ruina y el abandono de los grandes centros rituales de Uaxactn, Tikal, Yaxchilan, Bonampak y Palenque (Monte Abn N. A.) tuvo lugar en una poca muy cercana al colapso de Teotihuacan. Y hay que confesar que hasta la fecha no se ha podido explicar de modo convincente la causa de esto que pudiera llamarse muerte del esplendor clsico del Mxico Antiguo-. (Len Portilla. Pg.29)

En efecto; los investigadores no han podido explicar las causas probables de este misterioso hecho, pues se supone que el hombre siempre deja huella de su pasado por la tierra. La arqueologa reconstruye a partir de los vestigios que deja el hombre, su propia historia. Pero en el caso del colapso del clsico en mesoamrica, es un misterio en tanto sucedi en un rea muy extensa, al mismo tiempo y no se dejaron huellas de emigraciones, catstrofes, guerras, etc. Lo cierto es que los hombres sabios que habitaban estos lugares sagrados, de un momento a otro los destruyeron, los cubrieron y literalmente desaparecieron.

El tercer periodo llamado postclsico o decadente, se inicia en el ao 800 D. C. y finaliza con la llegada de los espaoles en 1519 D. C. en este perodo se perdi toda la fuerza y vigor de los sabios ?toltecas?. Los pueblos vivieron del recuerdo y de la esperanza de que algn da se cumplira la promesa del retorno de la sabidura, que estaba simbolizada en Quetzalcatl. En plena decadencia, llegaron los aztecas al valle de Mxico, y fue hasta el ao de 1325 que fundan la ciudad de Tenochtitln. Ms de 500 aos separan al esplendor del Mxico Antiguo del desarrollo de la cultura azteca, quien es el pueblo representativo de este ltimo perodo.

?Algunos aos ms tarde, los aztecas intentaron reconstruir esta misma unidad; y es probable que el echo de compartir con las provincias codiciadas las mismas bases culturales heredadas de los toltecas, facilit la tarea de sus diplomticos y sus guerreros... Lo cierto es que la influencia nhuatl, que el siglo XVI se encontr arraigada en todo el pas, debi provenir de los toltecas...? (Sjurn, pg.32)

Monte Albn en consecuencia vivi las tres etapas de Mxico Antiguo. Con una primera poca de influencia Olmeca (monte Albn I, 500.100 A. C.), en el preclsico. La segunda etapa recibi influencia de la cultura tolteca, y como se dijo, comparti con Teotihuacn el llamado ?esplendor clsico?. Finalmente en la tercera etapa, llamada ?postclsico?. Monte Albn compartio su espacio con la cultura azteca, aunque de manera muy relativa, toda vez que el lugar tena muchos siglos de haber sido abandonado y slo fue usado como fortaleza militar y panten.

De esta manera es muy difcil conocer la historia de todos los espacios sagrados del clsico. Si no se sabe por qu los abandonaron, menos an, cules fueron las primeras ideas que los engendraron. La historia del esplendor del Mxico Antiguo es un enigma para la ciencia de nuestros das. La poca historia que se tiene, es la del pueblo azteca, aquella que sobrevivi a la destruccin y a la barbarie de la conquista. Ms de 700 aos separan a los espaoles en Amrica, del momento del esplendor de Monte Albn se la pas enterrado y olvidado.

Por otra parte, la historia de Mxico Antiguo ha sido escrita por los vencedores, lo poco que se pudo rescatar de personas honestas, tuvo serias dificultades para expresar esta realidad, tales como: el idioma, las diferentes concepciones filosfico ? culturales y que los ?vencidos? no estarn tan dispuestos a revelar sus secretos ante sus vencedores. Un ejemplo de ello, es el siguiente texto: La historia de la primitiva poblacin de Anhuac (mesoamrica N.A.),es tan oscura y est alterada con tantas fbulas (como las de los dems pueblos del mundo ), que es imposible atinar la verdad? ?...pero ni sabemos quines fueron los primeros pobladores, ni el tiempo en que se pasaron, ni los sucesos de su trasmigracin y de sus primeros establecimientos. Varios de nuestros historiadores que han querido penetrar este caos, guiados de la dbil luz de las conjeturas, de ftiles combinaciones y pinturas sospechosas, se han perdido entre las tinieblas de la antigedad y se han visto precisados a adoptar narraciones pueriles e insubsistentes. (Clavijero, pg.173)

Esto escribe Francisco Javier Clavijero (1731 ? 1787 ), de una manera muy honesta, pues a partir de las Cartas de Relacin escritas por Hernn Corts en 1519, la historia de Mxico Antiguo siempre ha tenido que sufrir una poca occidental, en la que el concepto de ?primitivo? subyace de manera constante. Al respecto citaremos al Dr. Bonifaz Nuo.

?Tal vez as llegue a admitirse que aquellos hombres no eran los ?primitivos? adoradores de la lluvia, preocupados slo por la abundancia o la prdida de sus cosechas, por la posible fertilidad de la tierra, sino que tena un conocimiento metafsico de lo existente.

Un concepto del mundo que hiciera explicables sus cualidades de grandes matemticos, astrnomos, ingenieros, arquitectos, escultores que, paradjicamente, le son reconocidos de manera universal.

Porque todos estn de acuerdo en afirmarlo: los antiguos habitantes de Mesoamrica eran insignes ingenieros y arquitectos; all estn, demostrndolo, las difcilmente igualables obras de los templos y las plazas edificados, como por milagro, entre selvas o sobre cumbres vueltas en llanuras (caso de Monte Albn N. A.) en pantanos convertidos en tierra firme; all la asombrosa utilizacin de los espacios y las masas, como en una msica csmica en que se alternan sin defecto los bloques de sonido con las armoniosas aberturas del silencio.

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Eran, asimismo, incomparables matemticos; as lo prueban sus clculos, capaces de comprender la nocin del cero, la mensurabilidad del movimiento, segn las posiciones del antes y del despus.

Eran, tambin se admite como indiscutible, poderosos astrnomos; la marcha de los cuerpos celestes, las leyes que determinan los avances y los retrocesos de los planetas, el cclico progreso de las estrellas, las muertes y las resurrecciones de la luna, les eran del todo conocidos por la razn y por la experiencia; de modo que sus medidas del tiempo les daban la facultad de calcular, dentro de un calendario exacto y minucioso, fechas situadas en espacios ya iluminados.

Nadie les niega la potestad de crear obras, que ms tarde se han considerado de arte, imgenes simblicas o realistas de calidades supremas; barro, la madera, el metal, la piedra, los colores manejados por ellos, han llegado hasta nosotros en multitud de objetos cuyos valores plsticos trasmiten con cabal eficiencia el testimonio de su voluntad de ser; eran pues, as se reconoce universalmente, magnos artfices, dominadores de tcnicas que a la fecha no pueden an explicarse cabalmente.

Se supone lcitamente que contaron con una sabia organizacin social, bien jerarquizada, sustentada en slidos principios morales, de acuerdo con los cuales la vida en comn se desenvolva ordenada y segura.

Se sabe que hablaban lenguas copiosas con que se podan expresar conceptos de mxima abstraccin y lenguas suficientes a contener, directa y metafricamente, las finuras y solidez del lenguaje de la ciencia, de la filosofa, de las manifestaciones poticas.

Todo eso y ms que no sera fcil de enumerar aqu, se admite por todos, como cosa evidente y probable,y todo eso puede sintetizarse diciendo que se admite sin duda que los antiguos habitantes de Mesoamrica eran hombres sabios, capaces intelectuales y moralmente, conocedores de s mismos y del mundo que los acoga.

Sin embargo, cuando se trata de considerar la visin que ellos tenan de ese mundo y de s mismos, los autores que lo hacen, casi unnimemente, los juzgan como salvajes rudimentarios, ocupados slo en pensar la posibilidad de que la tierra fecundada por las lluvias les rindiera los frutos de que principalmente se alimentaran.

Bajo el pretexto de que constituan comunidades agrcolas, se les reducen todas sus fuerzas espirituales, la totalidad de sus concepciones religiosas y metafsicas, a un primitivo afn de alimentacin material que sera para ellos ncleo y la periferia de su existencia.

Salvo algunas excepciones, en todos los autores se encuentra esta inexplicable oscuridad de juicio?. (Bonifaz Nuo, pg. 10).

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Esta desvalorizacin de una cultura que por antigua que haya sido, no necesariamente fue primitiva o inferior, pero s diferente; es uno de los obstculos que nos impide ?integrarnos? con Monte Albn y entender el llamado ?Mxico Profundo? que tiene indiscutiblemente sus orgenes en la antigua civilizacin mesoamericana.

Los arquelogos para sus estudios han dividido la historia de Monte Albn en 5 etapas:

MONTE ALBN I DE 500 A 100 A. C.

MONTE ALBN II DE 100 A. C. a 100 D. C.

MONTE ALBN III ? A inicia en el 100 D. C.

MONTE ALBN III ?B finaliza en 800 D. C.

MONTE ALBN IV del 800 D. C. a 1300 D. C.

MONTE ALBN V de 1300 D. C. a 1519 D.C.

De esta manera podemos suponer que Monte Albn inicio 500 aos A. C. y desapareci como ?centro urbano? en 800 D. C., es decir, que tuvo una vida de aproximadamente 1300 aos (casi 3 veces el tiempo de la conquista a nuestros das).

As pues, Monte Albn es el corazn espiritual y de conocimiento de la cultura zapoteca y aunque fue ?compartido? al final con la cultura mixteca, stos tenan sus propios lugares como Tilantongo, Apoala y Tututepec. De esta suerte Monte Albn es la expresin de la VOLUNTAD DE SER: de la inteligencia y fuerza espiritual de la cultura zapoteca, que quedo expresada en una montaa, en millones de toneladas de piedra afanosamente labradas y ensambladas, para vencer al tiempo y traernos del pasado al presente, un conocimiento estrictamente ESPIRITUAL a travs de la MATERIA (la materia en funcin del espritu). Efectivamente, estamos ante la expresin fsica de la voluntad de ?SER? de uno de los pueblos ms antiguos del mundo.

?Los hombres que hablan palabras zapotecas, Beni Rini Dicchi Za, son los nombres que se autodefinen al nombre con una clara conciencia histrica que atestigua los albores de su pensamiento como tal, como abstraccin; su proceso de humanizacin?.?... La palabra ZA, es una expresin histrica?. Los mesoamericanos son una etnia de Amrica, diferenciada por su propia naturaleza extraordinaria que les permiti perpetuarse, mediante la conciencia histrica expresada a travs de una palabra, una vez lacnica y pura, una metfora nacida para ser historia universal: metafsica: ZA. (Jazo, pg. 13)

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De esta manera hay una conexin directa entre el pasado y el presente en Monte Albn, aunque nosotros por ahora no lo podamos entender. El pueblo ?ZA? es y ser el de siempre. Estos ltimos siglos, son tan slo un instante en el tiempo csmico de la cultura zapoteca. La reserva espiritual con la que se deber construir el Mxico del siglo XXI habita en lo profundo de esta cultura.

MONTE ALBN esta integrado con un sistema de 4 cerros llamados: Monte Albn (lo que est explorado); El gallo (al N. O. ); El de Atzompa (en la misma direccin del gallo pero ms grande) y Monte Albn chico (cerros alargados que se ?hunden? en la ciudad en direccin este). Como casi todo, sobre este lugar se desconoce su verdadero nombre, existen muchas hiptesis como por ejemplo: Que es una versin hispanizada de la palabra zapoteca ?Daniba ?, que se traduce como ?montaa sagrada?. Que el conquistador espaol que haba estado en Italia le hallo parecido a las ?Colinas Albanas? cerca de Roma; los aztecas le llamaron ?Ocelotepec? cerro del tigre y en zapoteco sera ?Danibedxe?.

Sea cual fuere su nombre, lo cierto es que Monte Albn refleja la voluntad de SER y HACER del pueblo zapoteco, que a lo largo de 1300 aos mantuvieron un intento inflexible y sostenido por expresar su conciencia de si mismo y su relacin armnica con el cosmos y la naturaleza. Durante siglos y a travs de generaciones se mantuvo un proyecto de gran fuerza espiritual. Esto nos habla de la existencia humana, como de la naturaleza y el cosmos.

La frrea voluntad de ?SER y HACER? de esta legendaria civilizacin, permiti a travs de muchos siglos asombrosos trabajos, aplanar ?a mano? un inmenso cerro y tambin ?a mano?(sin animales de carga, sin el uso de la rueda y sin metales) construir pirmides de dimensiones que se antojan ?fantsticas? y subir a Monte Albn, cantidades increbles de grandes bloques de piedra (fase 1), que slo el ?milagro de una conciencia luminosa y la fuerza de un espritu decantado? pudo realizarlo.

Pero en todo esto existe un elemento muy importante que no debe ser pasado por alto y que fue el posibilitador de este asombroso milagro humano. Nos referimos al sistema social y alimentario, que debi tener este pueblo para hacer posible este inconmensurable esfuerzo que se llev muchas generaciones en lograrlo.

En efecto, el grado de DESARROLLO que deban tener las culturas del Clsico en todo Mesoamrica para hacer posible el milagro de Teotihuacan, Chichen itza o Monte Albn, reflejan necesariamente asombrosos avances filosficos, cientficos, sociales, tcnicos y artsticos; que Europa, en el ao 600 D. C. no los posea. Bstenos referirnos a Tenochtitlan que inici su construccin en el Postclsico (decadente) en 1325 D. C. y que fue destruida en 1521 por los espaoles. Esta ciudad tena una urbanizacin que todava en ese momento no exista en Europa. Contaba con cisternas de drenaje y agua potable, mercados, escuelas, templos, edificios pblicos, etc. Bernal Daz del Castillo escribe sobre ella: ?Desde que vimos cosas tan admirables, no sabamos qu decir, o si era verdad lo que por delante pareca...?

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De esta manera, piense el lector lo que debi ser Monte Albn en el momento de su esplendor y todo ello se fundament en una sabia organizacin social que an llega hasta nuestros das y que se puede apreciar en los 570 municipios del estado de Oaxaca o en sus fiestas, tradiciones, usos y costumbres; como el TEQUIO (trabajo gratuito para mejoras de la comunidad). Monte Albn no se construy con ?esclavos? (una tirana no pudo durar 1300 aos), debi existir una filosofa y una clara aspiracin humana, compartida por mucha gente a lo largo de mucho tiempo, que se expres en una organizacin social. Pero el gasto de la energa humana para esta centenaria obra requiri de un sistema alimentario capaz de sostenerlo. Pocas veces se dimensionan los logros que tuvieron los ?viejos abuelos? en el terreno de la alimentacin. Monte Albn se construy gracias a la invencin de la agricultura y con ella el Maz (obra humana). Entre los ms obvios regalos del Mxico Antiguo a la civilizacin occidental, cuentan sin duda sus plantas alimenticias y medicinales, as como algunos pocos animales domsticos?. ?..., testimonio elocuente de la difusin universal de esta herencia, lo ofrece tambin la presencia en casi todas las lenguas del mundo de varios trminos de origen nhuatl, como chocolate, cacao, tomate, aguacate (en ingls, abocado), chile, etc. Las especies mexicanas del maz, el algodn y el frjol, el tabaco, el hule, el guajolote o pavo, son tambin preciado obsequio del antiguo mundo indgena?.Pero valiosa como son estas aportaciones del Mxico Antiguo a la cultura universal, parece an ms interesante su herencia espiritual, hasta ahora tan poco conocida. (Len Portilla. Pg.145)

Como se dijo, en el momento de mayor esplendor de Monte Albn , inexplicablemente los hombres de conocimiento que lo habitaban, lo cubrieron y lo abandonaron. Han pasado aproximadamente 1200 aos de su abandono a la fecha.

?Cientficamente? es poco lo que nos puede contestar a tantas preguntas la arqueologa, sin embargo all est la fuerza espiritual que nos evoca su pasado desconocido y misterioso. Y si hoy nos impresionan y nos exaltan los vestigios materiales ? (las ?ruinas?)- de este recinto dedicado a la fuerza espiritual del hombre, imagine el lector lo que habr sido estar en Monte Albn en el momento de su esplendor. La cultura occidental hasta ahora ha hecho slo ?arqueologa de la materia?, pero creemos que es tiempo que los mexicanos hagamos ?arqueologa del espritu?.

Desde que llegaron los conquistadores en 1519, la civilizacin del Mxico Antiguo fue negada brutalmente. Todos sus conocimientos cientficos, tecnolgicos, religiosos y artsticos, fueron catalogados como ?primitivos y diablicos?.

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La medicina pas a ser cosa de ?curanderos?, la ciencia se convirti en ?brujera?, el arte pas a ser ?artesana?, etc. Se invadi y menospreci una de las ms antiguas civilizaciones del planeta. S China y la India son tan antiguas como mesoamrica y crearon una estructura pensamiento-conocimiento; cmo es posible suponer que en Mxico no existi una filosofa que impulso el asombroso DESARROLLO CULTURAL mesoamericano. En efecto, de 1521 a 1810 (fin de la Colonia) a los conocimientos de los indgenas se les consideraba ?primitivos y diablicos?, de 1810 a nuestros das, estos conocimientos pasaron a ser primero ?curiosidades o antigedades?, para convertirse en el ?lastre?, camino a la modernidad siempre fornea. Pocos autores como Sjurn, Lpez Austn y Bonifaz Nuo, por citar tan slo a tres, han investigado nuestro pasado antiguo, sin una actitud colonialista y eurocntrica.

Lo cierto es que los antiguos mexicanos posean una lnea de pensamiento-conocimiento muy avanzada y desarrollada a lo largo de varios miles de aos. Ante un mosaico pluricultural se mantuvo una MATRIZ-FILOSFICA-CULTURAL con una asombrosa continuidad desde los olmecas, pasando por los toltecas y llegando an, a pesar de las transgresiones del perodo postclsico decadente, con los aztecas. La misma unidad y armona cultural y filosfica queda demostrada por el hecho de que las figuras filosficas representadas de Tlloc y Quetzalcatl aparecern en los olmecas y llegarn hasta los aztecas. La misma matriz filosfico-cultural se observa, tanto en los mayas, quienes llamaron Chac, los totonacas que le nombraron Tajn, o los zapotecos que lo conocan por Cosijo, o los nahuas que lo nombraron Tlloc. Con diferentes nombres, con pequeas variaciones en su representacin grfica, durante miles de aos, en el amplio territorio de mesoamrica se mantuvo el smbolo de la vida; Tlloc no era el ?dios de la lluvia?, sino simplemente un smbolo que representaba con el agua, la fuente de la vida; y Quetzalcatl el smbolo de la fuerza espiritual; el soplo divino que le otorgaba ?conciencia? a la materia, en consecuencia, Quetzalcatl no es el ?dios del viento?, sino un smbolo de un antiguo conocimiento exotrico. El investigador Ignacio Bernal nos dice sobre Teotihuacan que fue una ?ciudad hermana? de Monte Alban lo siguiente:

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? Por otro lado, s Teotihuacan se hubiera mantenido cuando menos 800 aos como ciudad predominante sin ningn podero militar, esta Pax Augusta sera un caso de tal manera nico en la historia, que es difcil de creer que haya sucedido. No conocemos en todo la historia universal, un solo imperio que se haya podido formar sin recurrir, aunque sea indirectamente, a las armas, y en realidad, casi todos los casos, se basan principalmente en ellas, aun cuando es evidente que por encima existe una ideologa que las dirige?... ?Pero ms bien indica que la raz de todas las religiones mesoamericana es la misma, y no que Teotihuacan haya impuesto a sus dioses sobre los dioses de otras naciones. Es sin embargo, curioso, por ejemplo, que con la influencia o la conquista teotihuacana, al fin de Monte Alban II, aparezca en esa cultura una proliferacin de dioses antes no conocidos y que en gran parte corresponden a los dioses teotihuacanos. Lo mismo parece suceder en Guerrero y posiblemente en Veracruz.? (Berrnal pg.38)

Es razonable y descolonizador, pensar que Monte Alban fue producto de un portentoso proyecto espiritual de la cultura zapoteca; que en l se invirtieran cientos de aos, miles de vidas dedicadas con pasin y devocin a usar a la materia en funcin del espritu, y que en l, se puso en juego toda su ciencia, su tcnica y su arte. Que este grandioso testimonio de la cultura zapoteca fue producto de una concepcin muy desarrollada del hombre, de la naturaleza y del cosmos (filosofa). Que no fue un hecho aislado, lo mismo sucedi en Chichen Itza, Teotihuacan o el Tajn. Y QUE NO PUEDE ESTAR DESVINCULADO AL PRESENTE Y AL FUTURO DE LA CULTURA ZAPOTECA. Que esta filosofa del mundo y de la vida sigue presente y vigente en la cotidianidad de los pueblos indgenas y campesinos: su religiosidad y misticismo, su respeto a los valores humanos y a la naturaleza, su sentido solidario y comunitario, su austeridad y frugalidad, su pasin por sus tradiciones y sus costumbres, su resistencia estoica y su temple ante todas las adversidades y asechanzas, su voluntad inflexible de ?SER? y trascender como pueblo-cultura; son necesariamente la herencia de los sabios y Viejos Abuelos que un da imaginaron y construyeron Monte Alban. Es entonces con esta herencia y no con otra, con la que se construir el Mxico del siglo XXI. Por lo anterior pensamos que tanto Monte Alban, como las culturas indgenas y Oaxaca, son ?LA RESERVA ESPIRITUAL DE MXICO?.

Cul fue el objetivo por el cual se construy Monte Alban?, por el momento la ciencia no nos lo puede explicar; no tenemos cdices, grabados en piedra o tradicin oral conocida hasta ahora, sin embargo podemos al menos, intuir cul fue la intencin generadora. Para ello intentaremos hacer algunas aproximaciones.

Contra lo que se supone, pensamos que Monte Alban no fue una ?ciudad? como hoy nosotros la entendemos, pues no ha existido ningn material de agua en sus entraas.

?Una de las caractersticas del lugar, es que no hay donde abastecerse de agua, lo cual indica que este precioso lquido tena que ser llevado desde el valle, y tal vez almacenado en recipientes especiales, quizs como los de Knosos y Creta. La construccin de este basto complejo habitado por sedientos sacerdotes y sus asistentes, estimula nuestra imaginacin. La gente del pueblo debe haber subido a la montaa solamente en ocasiones especiales. Sin embargo, el acarreo de agua a estas alturas, es incomprensible.? (Bloomgarden. pg. 13)

Resulta entonces difcil de suponer que los antiguos zapotecos construyeran una ?ciudad? en la cima de una montaa que tiene una altura sobre el valle de 400 metros y sin agua, cuando las grandes ciudades antiguas de la humanidad se construyeron al lado de los ros y lagos. Adems, teniendo un esplndido valle, cruzado por el ro Atoyac y con excelentes tierras de cultivo.

Tampoco creemos que Monte Alban en su idea original, fuera diseado como una ?fortaleza militar?; porque en el momento del esplendor, como lo seala Bernal, mesoamrica viv una paz difcil de explicar. Cabe sealar tambin la ausencia de construcciones militares como s sucedi en Yagul. Y aunque en la ltima etapa (Monte Alban V, 1300 a 1519 d.C.) postclsico decadente, los zapotecos y los mixtecos usaron sus ruinas como bastiones militares, no fue el espritu original que anim su construccin.

Tampoco creemos que Monte Alban fue concebido como ?centro ceremonial?, entendiendo por ello un uso religioso. Pensar as, es disminuir y minimizar sus alcances cientficos y filosficos. Sus conocimientos de las matemticas, la fsica, la astronoma y de otros saberes encaminados al descubrimiento del maravilloso misterio de la vida y del estar ?concientes de SER?, propio de otras culturas del mundo antiguo, como la egipcia, la mesopotmica y la china. No todo lo antiguo es necesariamente primitivo.

Monte Alban responde ms lgicamente a la bsqueda de un conocimiento profundo de la vida y del ser humano, que tuvieron las culturas del perodo clsico, como fue Teotihuacan, lugar que ha recibido las mayores investigaciones hasta el momento, pero que bien podemos comparar para entender el ?misterio de Monte Alban?.

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?Como Quetzalcatl ensea que la grandeza humana reside en la conciencia de un orden superior, su efigie no pude ser otra que el smbolo de esta verdad y las plumas de la serpiente que lo representa debe hablarnos del espritu que permite al hombre, -al hombre cuyo cuerpo, como el del reptil, se arrastra en el polvo- conocer la aleara sobre humana de la creacin, constituyendo as un canto a la soberana libertad interior. Esta hiptesis se ve confirmada, adems por el simbolismo nhuatl, en el cual la serpiente figura a la materia ?su asociacin con las divinidades terrestres es constante- y el pjaro al cielo. El Quetzalcatl es entonces el signo que contiene la revelacin del origen celeste del ser humano.

Teotihuacan, la ciudad de los dioses, por su sbita convergencia y su vigor creador, Teotihuacan (lo mismo que Monte Alban n.a.), parece concebida en el deslumbramiento de esta revelacin exaltante y, como en un basto poema, cada uno de los elementos que lo componen forman vigorosamente parte de un todo, altamente inspirado.

Sorprende no encontrar antecedentes de los principales factores de una civilizacin cuyas normas en su esencia, quedaron intactas hasta la conquista espaola? ... ?Sea lo que fuere, y a pesar de que Teotihuacan hunde sus races en el universo fragmentado de los tiempos arcaicos, nicamente la visin de la inmensidad del espritu ?de la chispa divina que liga y armoniza- pudo engendrar la potencia activa que presidi la fundacin de la ciudad construida a la gloria de esa serpiente emplumada que es el hombre conciente? ... ? as, lejos de implicar groseras creencias politestas, el termino Teotihuacan, evoca el concepto de la divinidad humana y seala que la unidad de los dioses no era otra que el sitio donde la serpiente aprenda milagrosamente a volar. Es decir, donde el individuo alcanzaba la categora de ser celeste por la elevacin interior.? (Sjurn. pg. 96),

La vida y la muerte han sido los grandes misterios de la humanidad. Todas las grandes culturas se han abocado a explorar estos arcanos del ?Ser y del estar conciente?.

?Con base en que la vida ?verdadera? no es aqu en la tierra, el masehual (hombre comn) tiene que sacrificarse para ser digno su transito por esta existencia. S los dioses lo hicieron en el fuego csmico de Teotihuacan, el hombre lo hace en la ?batalla Florida?, aquella que se libra en las propias entraas, y en la vida cotidiana, a base de ?flor y canto? y lleva por victoria el ?hacer florecer el corazn?. Los guerreros salidos del Calmcac (centro de estudios), se han tigres o guilas, tendrn que aprender a fortalecer su cuerpo y a decantar su espritu; y s lo logran despus de una vida de impecabilidad y virtud, al llegar su muerte, podrn acompaar al Sol en su deslumbrante carrera hacia el cenit.

La vida entonces en el Mxico Antiguo, tena como principal objetivo llegar purificado a la muerte, que no era otra cosa, que la VIDA LUMINOSA DE LA CONCIENCIA. Vivir para morir, sufrir para vivir eternamente. De esta manera la vida era un desafo y al mismo tiempo una maravillosa oportunidad, un ?pasillo? que conduca a la puerta de la inmortalidad. Sin embargo, no todos los hombres tenan la fuerza espiritual el do9minio de su voluntad y el valor de encarar la vida y la muerte de esta manera. Por ello existan cuatro lugares para los muertos (segn se haya vivido), el ms importante y apreciado era el Ilhuicatlonatiuh, el lugar prometido (simblicamente), para los guerreros de la batalla florida, aquellos que lograron florecer su corazn y darse como alimento.? (Marn pg.3)

Volviendo a la interrogante planteada sobre el posible uso original que tuvo Monte Alban, creemos que la mentalidad de aparente superioridad de la cultura Occidental, en las que las culturas del Mxico Antiguo fueron ?primitivas? y el suponer que la cultura zapoteca est muerta; nos impide vislumbrar y dimensionar su propia realidad.

Monte Alban, como las dems impresionantes construcciones del perodo clsico del Mxico Antiguo, fueron creadas por una inteligencia superior, conocedora de la esencia de la vida y de la muerte, de las relaciones armnicas del ser humano y la naturaleza y con el cosmos. Estos lugares son inconmensurables monumentos a la fuerza espiritual de los antiguos mexicanos.

Suponemos que Monte Alban est ms cerca de ser un CENTRO DE CONOCIMIENTO, como han existido en Egipto o la India. Qu fueron misteriosamente abandonados y que posteriormente fue usado como panten (existen 172 tumbas y ms de 300 entierros descubiertos hasta hoy); como fortaleza militar, como lugar de cultivo y hoy como lugar ?turstico?. Sin embargo, con el mayor rigor cientfico muy poco se sabe sobre esta milenaria montaa sagrada.

La decadencia de Monte Alban se inici cuando sus originales ocupantes la abandonaron a partir del ao 800 d.C. aproximadamente. Cuando los hombres y mujeres de conocimiento partieron, Monte Alban fue usado como un lugar sagrado y todos los ?hombres importantes? del perodo postclsico, aspiraban a ser enterrados en tan relevante lugar. Fueron los mixtecos los que en este perodo construyeron la mayor parte de tumbas, aunque Monte Alban ya estaba abandonado y cubierto de tierra, los mixtecos excavaron en las ruinas y ah hicieron sus tumbas. La ms importante es la famosa tumba nmero siete que descubri Alfonso Caso en el ao de 1932, en la cual encontr, entre otras cosas, joyas de oro, con un peso total de 3598 gramos; en plata 325 gramos y de cobre de 200 gramos (Actualmente se exhibe el ?tesoro? en el Museo de santo Domingo).

Antes de la llegada de los espaoles, Monte Alban fue usada como fortaleza militar entre los mixtecos y zapotecos, quienes en la poca decadente se disputaban el dominio de los valles. Del abandono (850 d.C.) al presente siglo, Monte Alban quedo totalmente cubierto; en sus partes planas los campesinos sembraban y la primera exploracin ?cientfica?, se registr en el ao de 1902, a manos de Leopoldo Batres. Aunque Monte Alban a sufrido muchos y permanentes saqueos instados por extranjeros, ya que durante muchos siglos existi una tradicin al respecto, en la que los campesinos no tocaban los ?mogotes? (montculos de tierra). El comercio de las piezas llamadas ?prehispnicas?, sobre todo en los ltimos tiempos auspici el saqueo; tomado en cuenta que Monte Alban ocupa un rea de 20 Km. Cuadrados y cuenta con ms de dos mil terrazas en las que existen vestigios arqueolgicos; el saqueo y la consiguiente destruccin siguen siendo un problema. En el cerro de Monte Alban Chiquito y en la propia carretera, sobre los cortes laterales, s se observa con cuidado podr ver restos de construcciones y restos de saqueos. Pero fue Antonio Caso el que explor el lugar de 1931 a 1949, y una sola temporada en 1958. Recientemente se han iniciado los trabajos y se sigue explorando y restaurando el lugar. Por efecto de la lluvia cida los llamados ?Danzantes? han sido llevados a un Museo de Sitio, construido para tal efecto, en la parte Norte, evitando de esta manera una acelerada destruccin a la intemperie, sustituyndolos por excelentes rplicas que fueron colocadas en el lugar donde se les encontr.

Tomando en cuenta que Monte Alban inici su construccin en el ao 500 a.C. y que fue abandonada en el ao 800 d.C. y que estuvo ms de mil aos cubierta por la tierra y olvidada por el hombre; poco, muy poco se puede saber sobre ella de manera ?cientfica?. Monte Alban representa un testimonio de la fuerza espiritual de la cultura zapoteca, que tardo 1300 aos en su construccin. Las primeras construcciones se ubican en la parte sur, en el edificio ?L? y los llamados ?danzantes?, que tienen una clara influencia olmeca. De este perodo, son las grandes piedras que no se pueden apreciar por las sucesivas construcciones que se hacan sobre las primeras edificaciones. Sin embargo, los arquelogos hicieron una ?cala? en el edificio ?k?, en el que en su interior se pueden observar piedras inmensas en lo que fue la base de una pirmide de la primera poca. Las grandes piedras fueron subidas a Monte Alban en la poca I y despus fueron reutilizadas en otras construcciones a travs del tiempo.

Entrando a Monte Alban, a mano izquierda se encuentra el llamado ?juego de pelota?. Estas construcciones, que las encontramos en toda mesoamrica no debieron ser ?juegos? como ahora los concebimos. Debieron en cambio, tener un uso muy especial e importante para el manejo de su conocimiento. Se supone tambin, que pudo ser un orculo y que a travs del resultado aleatorio del juego, se obtenan respuestas. Se cual fuere su significado y uso original, podemos afirmar que el juego de pelota mesoamericano es uno de los deportes ms antiguos de la humanidad, pues a la fecha es practicado con ligeras variantes en varias partes del pas. En Oaxaca existen un ?pasa juego? (cancha moderna) en la unidad deportiva del Tecnolgico de Oaxaca (camino a Monte Alban a mano derecha), que todos los domingos es bastante concurrido tanto por jugadores, como por espectadores. Cmo todas las construcciones del Mxico Antiguo, estaban recubiertas con ?estuco? y pintadas con colores vegetales y minerales de asombrosa belleza.

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En casi todas las construcciones del periodo clsico en mesoamrica existe una constante. Nos referimos al ?quincunce?, figura de carcter exotrico que refiere los cinco rumbos del universo. En efecto, desde el punto de vista central arrancan las cuatro direcciones de la Tierra, Norte, Sur, Este y Oeste; y el centro, que evoca la condicin humana de la elevacin o de la degradacin. De esta manera, el nmero cinco aparece en toda la arquitectura e iconografa mesoamericana. Cinco Soles son los que han existido en la historia de la humanidad. El smbolo de Venus esta constituido de cinco partes. El ?quincunce? es tambin conocido por la llamada ?Cruz de Quetzalcatl?.

?Pero no slo el laconismo del quincunce fue expresada la todo poderosa ley del centro. El eje mismo de la religin de Quetzalcatl, determina el simbolismo nhuatl, el cual no hace ms que iluminar las etapas del constante proceso de transfiguracin al que esta sometida, en su punto central, la alianza creadora materia-espritu-.

Como la realidad suprema reside en el centro de la materia, las mltiples formas que asume la naturaleza en el mundo animal y vegetal, son consideradas envolturas -signos visibles- de esta realidad y no difieren entre s ms que por el nivel de conciencia que son susceptibles de alcanzar. Lo mismo que la chispa divina engendra en la tierra la vida en toda su riqueza, as el quincunce, semilla de una cosmologa revelada, florece en un deslumbrante sistema de imgenes, (y diseos arquitectnicos n.a.), que, por fortalecer al universo de las formas, parece frecuente de una lgica elemental engaadora.? (Sjurn. pg. 108).

El ?quincunce? o Cruz de Quetzalcatl lo podemos apreciar en la distribucin de todo el conjunto arquitectnico de Monte Alban: un grupo de edificaciones al centro de la plaza y flanqueada en los cuatro puntos cardinales por otras tantas. Pero ms an, se puede observar ?L? y ?S?, llamado este ltimo el palacio; un sistema de cuatro construcciones (que no pueden ser habitaciones de uso comn, por sus dimensiones), con un patio central. Este mismo fenmeno se puede apreciar en Yagual y Mitla. En el centro del patio, el sentimiento que evoca la arquitectura es de hermetismo y encierro. En el palacio y en Mitla, es demasiado obvio, a tal punto que no existen puertas o entradas aparentes.

Sin embargo, bajo el rigor cientfico, no se puede hacer ninguna afirmacin sobre los usos originales que tuvieron estos maravillosos recintos. Por ello, recomendamos que cuando visite Monte Alban, en vez de ir ?armados? de una cmara fotogrfica y la razn, lo recorran, como una pelcula fotogrfica y que con su sensibilidad, dejen que se imprima en su ser, la fuerza espiritual del lugar sagrado. Existen muchas cosas en este mundo que no se pueden percibir tan slo con los ojos y la razn, la intuicin y el sentimiento pueden resultar ms efectivas.

? El empeo principal de don Juan (el chaman) en esta etapa se concentra en ensear a ?ver? a Castaneda (el aprendiz). La diferencia entre ?mirar y ver?, bsicamente consiste en que ?mirar? es poder confirmar a travs de nuestra vista que el mundo es tal como nuestra razn nos dice que es, y ?ver?, es la capacidad del hombre de conocimiento para percibir, no necesariamente con la vista la ?otra realidad del mundo?. (Marn. pg. 27).

De esta manera Monte Alban representa un elemento fundamental de la cultura zapoteca, que se integra a la civilizacin mesoamericana. Punto de enlace entre el pasado y el futuro, no solamente de Mxico sino del mundo. El mensaje filosfico-cultural que simboliza este inconmensurable esfuerzo humano realizado a lo largo de 1300 aos, en el que se invirtieron los mejores conocimientos de la ciencia, sabidura y sensibilidad del Mxico Antiguo; encarna uno de los desafos de mayor trascendencia para el mundo.

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Finalizamos esta ?introduccin? al recinto sagrado de Monte Alban, con un bellsimo texto potico:

? ... y as, nostros los arrinconados durante siglos, los conquistados, los obscurecidos, los dispersos, recordamos para ver como se descubren estas races que son nuestras y que se afincan vivas como nunca. Porque el testimonio de la conciencia que los abuelos alcanzaron, se encuentra inclume, entre escombros y amontonados por la destruccin y los tiempos, esperando junto con la Tierra la hora celeste de su elevacin?. (Bonifaz Nuo. pg. 221).

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BIBLIGRAFA.

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