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LA DISTORSIÓN DEL PASADO ANCESTRAL Y EL CONOCIMIENTO PERENNE TOLTECA 3/4 Luz y Guillermo Marín

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LA DISTORSIÓN DEL PASADO ANCESTRAL  Y EL CONOCIMIENTO PERENNE TOLTECA 3/4                                                                             Luz y Guillermo Marín
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Así es, somos hijos de los hijos de una de las seis civilizaciones más antiguas del mundo y con un origen autónomo, igual que Egipto, Mesopotamia, India, China, Tawantinsuyo y nosotros, El Anáhuac. Por más que la colonización y neocolonización de españoles y criollos presuma que nuestra civilización Madre está muerta, sigue viva, vigente y vibrante en todos los espacios tangibles e intangibles en el país en donde vivimos.

La parte vigorosa de nuestra personalidad como pueblo la aportan diez mil años de formación humana y cultural. Porque, lo importante de nuestra herencia cultural milenaria, no está en las formas externas que han podido sobrevivir en los últimos cinco siglos. Estas formas son valiosas, pero no son lo esencial, lo esencial está en la sabiduría que percibe el mundo y la vida.

LA DISTORSIÓN DEL PASADO ANCESTRAL  Y EL CONOCIMIENTO PERENNE TOLTECA 3/4                                                                             Luz y Guillermo Marín
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En esa sabiduría perenne que guía a los seres humanos y a los pueblos a través del tiempo. Aquella que va dejando un rastro inconfundible del ser humano por lograr la plenitud armónica a través del equilibrio. Radica en la fuerza espiritual que guía a la voluntad a realizar las grandes aportaciones al bien común.

El desafío no está en volver a un pasado mitificado e inexistente, ni a rescatar a los pueblos que llaman originarios de la voracidad del mercado y la modernidad, para preservar una memoria histórica que no poseen. Porque la gente común de las comunidades anahuacas, indígenas u originarias, en el plano consciente no poseen los conocimientos de su milenaria historia, cuando más, saben lo que les enseñaron los maestros del nivel de educación indígena de la SEP, con el libro de texto. Ellos viven la tradición y la costumbre, pero no realizan complejas elucubraciones epistémicas sobre su tradición filosófica.

Esta sabiduría ancestral tampoco se descubre en un cubículo leyendo profundas tesis, en general, de extranjeros, para escribir un texto que ilumine y salve al pueblo, de su ignorancia de sí mismo. Menos aún a través de danzas y rituales chamánicos. El desafío es mucho más profundo y difícil porque pretende recuperar el conocimiento y la sabiduría que está vivo en nosotros mismos.

La forma de interpretar la vida, la muerte, la familia, la Madre Tierra, la comunidad, el trabajo, la felicidad, el arte, lo desconocido, lo sacro y lo divino, está fundamentado en una sabiduría ancestral, que forma el cimiento más sólido de lo que somos. Seamos indígenas o mestizos, rurales o urbanos, letrados o analfabetos. No se puede ocultar, que tenemos una delicada capa de otras culturas, que nos hace más o menos intensos a nuestra esencia identitaria, pero que, en los momentos críticos, sale de nuestras profundidades telúricas la esencia más pura de lo que somos, como en los grandes terremotos o las tragedias nacionales.

Educayotl AC. ?Educar para el futuro con la sabiduría del pasado?. Descolonizar es dignificar. No se puede salir del calabozo de la colonización con las ideas del carcelero. www.toltecayotl.org





Así es, somos hijos de los hijos de una de las seis civilizaciones más antiguas del mundo y con un origen autónomo, igual que Egipto, Mesopotamia, India, China, Tawantinsuyo y nosotros, El Anáhuac. Por más que la colonización y neocolonización de españoles y criollos presuma que nuestra civilización Madre está muerta, sigue viva, vigente y vibrante en todos los espacios tangibles e intangibles en el país en donde vivimos.

La parte vigorosa de nuestra personalidad como pueblo la aportan diez mil años de formación humana y cultural. Porque, lo importante de nuestra herencia cultural milenaria, no está en las formas externas que han podido sobrevivir en los últimos cinco siglos. Estas formas son valiosas, pero no son lo esencial, lo esencial está en la sabiduría que percibe el mundo y la vida.

En esa sabiduría perenne que guía a los seres humanos y a los pueblos a través del tiempo. Aquella que va dejando un rastro inconfundible del ser humano por lograr la plenitud armónica a través del equilibrio. Radica en la fuerza espiritual que guía a la voluntad a realizar las grandes aportaciones al bien común.

El desafío no está en volver a un pasado mitificado e inexistente, ni a rescatar a los pueblos que llaman originarios de la voracidad del mercado y la modernidad, para preservar una memoria histórica que no poseen. Porque la gente común de las comunidades anahuacas, indígenas u originarias, en el plano consciente no poseen los conocimientos de su milenaria historia, cuando más, saben lo que les enseñaron los maestros del nivel de educación indígena de la SEP, con el libro de texto. Ellos viven la tradición y la costumbre, pero no realizan complejas elucubraciones epistémicas sobre su tradición filosófica.

Esta sabiduría ancestral tampoco se descubre en un cubículo leyendo profundas tesis, en general, de extranjeros, para escribir un texto que ilumine y salve al pueblo, de su ignorancia de sí mismo. Menos aún a través de danzas y rituales chamánicos. El desafío es mucho más profundo y difícil porque pretende recuperar el conocimiento y la sabiduría que está vivo en nosotros mismos.

La forma de interpretar la vida, la muerte, la familia, la Madre Tierra, la comunidad, el trabajo, la felicidad, el arte, lo desconocido, lo sacro y lo divino, está fundamentado en una sabiduría ancestral, que forma el cimiento más sólido de lo que somos. Seamos indígenas o mestizos, rurales o urbanos, letrados o analfabetos. No se puede ocultar, que tenemos una delicada capa de otras culturas, que nos hace más o menos intensos a nuestra esencia identitaria, pero que, en los momentos críticos, sale de nuestras profundidades telúricas la esencia más pura de lo que somos, como en los grandes terremotos o las tragedias nacionales.

Educayotl AC. ?Educar para el futuro con la sabiduría del pasado?. Descolonizar es dignificar. No se puede salir del calabozo de la colonización con las ideas del carcelero. www.toltecayotl.org


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