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SEMILLAS PARA EL ARCA Integrando Relatos para la Nueva Humanidad. Roberto Pitluk

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SEMILLAS PARA EL ARCA Integrando Relatos para la Nueva Humanidad. Roberto Pitluk
Tome la comprensión de Oriente
y el conocimiento de Occidente,
luego busque.
Aforismos, Gurdjieff

Autor: Roberto Pitluk
Recuperando lo esencial

¿Por qué existe el Universo? ¿Qué es Dios? ¿Cómo se originó el hombre? ¿Para qué vivimos? Atreverse a formular preguntas es importante, pero mantener las preguntas vivas es muy difícil.
Desde tiempo inmemorial los seres humanos nos hemos hecho este tipo de preguntas y contamos con informaciones muy valiosas que nos han legado nuestros antepasados. Se puede rastrear la continuidad de un conocimiento de enorme valor que se ha transmitido de generación en generación, a lo largo de muchísimos años.

Los caminos de esta transmisión han sido muy diversos, desde obras de arte y monumentos antiguos hasta mitos y costumbres de origen desconocido. También están los grandes sistemas de conocimiento en forma de ciencias, religiones y filosofía. Y, por detrás, las cadenas de ?iniciados?, de maestro a discípulo, que han mantenido las antiguas enseñanzas vivas.
Tanto la ciencia moderna como las antiguas tradiciones tienen muchas cosas para decirnos, ya que la indagación acerca del sentido de la vida es una inclinación intrínseca de los seres humanos. Y los resultados de esta indagación son nuestro patrimonio legítimo. Del mismo modo, la vocación por transmitir estos conocimientos a las generaciones futuras es genuinamente humana.
La etimología de la palabra ?tradición? es ?transmitir? y las distintas tradiciones son, en su origen, el medio para traspasar un mensaje.
Claro que, de todo este caudal heredado, es necesario recuperar lo esencial. Pues no se trata de volvernos eruditos ni de tomar lo recibido sin cuestionarlo, sino de apoyarnos en el pasado para tender al porvenir. Necesitamos construir un nuevo relato, un relato que nos inspire y nos nutra.

SEMILLAS PARA EL ARCA Integrando Relatos para la Nueva Humanidad. Roberto PitlukEl origen del Universo y del Hombre

Según la ciencia moderna, el Universo se habría originado hace 13.700 millones de años, el Sistema Solar hace 4.600 y la vida en nuestro planeta hace 2.700 millones de años. Estas cifras son inimaginables para nosotros y, tal vez por eso, no nos producen un efecto inmediato. Necesitamos un esfuerzo particular de ?digestión? para extraer algo de su significado. En principio, nos indican que el transcurso del tiempo es una sucesión indefinida, que es inaprensible para nuestra capacidad de intelección. Resulta evidente, eso sí, que, en comparación con la sucesión temporal universal, nuestra pequeña vida humana tiene muy poco significado.

El hombre actual pertenece al reino animal, al filo de los vertebrados, la clase de los mamíferos, el orden de los primates, la familia de los homínidos, el género homo y la especie sapiens. Todos estos nombres son categorías incluyentes y ramificadas ?de lo general a lo particular ?, que conforman el sistema de clasificación de la biología. Definen las relaciones entre todos los elementos del ambiente natural concebidos por la ciencia. Pero hay también otras maneras de concebir la naturaleza.

Los primeros antecesores del hombre, la familia de los homínidos, aparecieron hace 7 millones de años; los primeros representantes del género homo, hace 1,8 millones; y nuestra especie, el Homo sapiens, hace apenas 200 mil años. Pero toda esta ?genealogía familiar? no es más que un breve suspiro en el devenir del Universo. Y, más aún, lo que llamamos ?Historia? es prácticamente nula (0,000036 %).
Hasta aquí nos referimos al tiempo, pero las mismas proporciones inconmensurables se verifican con respecto al espacio. Las magnitudes de distancia y de tamaño nos dejan igualmente boquiabiertos. Si el Sol fuera como una bola de billar, Júpiter sería un botón y la Tierra como el siguiente puntito. Y estaría a 25 metros del Sol. Pero el Sol es un puntito con respecto de Antares y hay 100 mil millones de estrellas en la Vía Láctea.
Así las cosas, surge nuevamente la pregunta: Nosotros, con nuestra reducida vida personal, ¿qué papel jugamos en este inmenso escenario? ¿Es que tenemos alguna importancia?

Origen del Universo

Para la cosmología moderna el origen del Universo es el instante definido en que apareció toda la materia y toda la energía existente, como consecuencia de una gran explosión. Antes de eso ?todo? estaba concentrado en un punto, en una singularidad infinitamente densa y matemáticamente paradójica. La explosión se produjo debido a una ?fuerza inflacionaria? que operó en una billonésima de segundo. A partir de ese momento la materia comenzó a expandirse de modo exponencial, liberando una gran cantidad de energía y generando el espacio y el tiempo. Pero, de lo que ocurría antes, nada se sabe.
Parafraseando el lenguaje bíblico, podríamos decir: ?En el principio era la Singularidad, luego vino el Big Bang y, desde entonces, el Universo no ha dejado de expandirse...?
Inmediatamente después de la gran explosión, exactamente a los 10-34 segundos, cada partícula elemental inició una frenética carrera para alejarse de las otras en todas direcciones. En medio de una temperatura extrema y un tumulto de intercambios energéticos, el universo naciente acrecentó rápidamente su volumen y empezó a enfriarse.

La temperatura bajó de 100 mil a 10 mil millones de grados en el primer segundo. A los 14 segundos se formó el núcleo del deuterio. A los tres minutos, a mil millones de grados, las uniones entre protones y neutrones se hicieron más estables. En estas condiciones hicieron su debut los productos primarios del Big Bang: el hidrógeno y el helio. A partir de ese momento todo se comenzó a acomodar: las masas gaseosas ?germen de las futuras galaxias? empezaron a aglutinarse y los espacios siderales se despejaron. Bajo el comando de las cuatro fuerzas fundamentales las condiciones básicas del Universo quedaron planteadas. El Caos primordial contenía un orden implícito que empezaba a manifestarse. Habían pasado un millón de años...

El Universo en tres dimensiones espaciales y una dimensión temporal
(Datos de la sonda WMAP, NASA, 2010)
La Materia

Apenas iniciado el Big Bang la materia original estaba constituida exclusivamente por partículas elementales (electrones, hadrones, leptones, positrones, mesones, fotones y un largo etcétera). Desde este nivel subatómico la materia se fue combinando en niveles cada vez más complejos de organización, a medida que bajaba la temperatura y se desplegaban el espacio y el tiempo.
Primero se produjo la nucleogénesis, que es el proceso por el cual se formaron los nucleones primigenios a partir del plasma posterior al Big Bang. Luego la nucleosíntesis, por la cual se crearon los nuevos núcleos atómicos a partir de los nucleones. Así aparecieron los primeros elementos livianos, hidrógeno y helio. De ellos se formaron las primeras nubes gaseosas que, 100 millones de años más tarde, formarían las galaxias. Y luego de 1.000 millones de años, las primeras estrellas. Posteriormente, en el interior de las estrellas, por fusión y fisión nuclear, se formaron los elementos químicos más pesados.
Estos procesos intraestelares tienen mucha importancia, porque generan el resto de los elementos de la tabla periódica, incluyendo los que componen la vida (carbono, oxígeno y nitrógeno).
La mayor parte de la materia del Universo está formada por átomos de hidrógeno y de helio, que componen el gas interestelar. Les sigue el oxígeno, que puede combinarse con hidrógeno para formar moléculas de agua. El polvo interestelar, que es menor en cantidad que el gas, se compone de partículas más grandes, que contienen átomos de carbono, hidrógeno y oxígeno, así como de calcio, sodio, potasio y hierro.
Sin embargo, toda la materia y la energía que conocemos es muy poca en relación a la que debería haber generado una explosión como el Big Bang. Los científicos calculan que el Universo está compuesto sólo por un 4% de materia normal, formada por átomos, mientras que el resto es ?materia oscura? (22%) y ?energía oscura? (74%), ambas desconocidas.
Pero el 99% de la materia visible se encuentra en estado de plasma, que es el cuarto estado de agregación de la materia, además del sólido, el líquido y el gaseoso. Sus propiedades son diferentes a los otros estados por la cohesión y el grado de ionización de las partículas. Es el estado más abundante en la naturaleza y la mayor parte está en el plasma intergaláctico y estelar. La atmósfera del Sol, los rayos y relámpagos, las luces de neón son ejemplos de plasma.
Las Fuerzas
Según la física, todo lo que sucede en el Universo está gobernado por cuatro fuerzas fundamentales, que derivan de la división del impulso primordial: fuerza gravitatoria, electromagnética, nuclear fuerte y nuclear débil. Pero todas estas fuerzas, aparentemente diferentes, podrían ser concebidas como distintas expresiones de un modo único de interacción, que varía de acuerdo a las circunstancias. Esta es la teoría del campo unificado. Pero ahora, la teoría de las supercuerdas considera que la división mínima de la materia no son las partículas sino las ?cuerdas?. Se trata de entidades unidimensionales de energía que vibra y, al igual que las cuerdas de un violín ?que producen distintas notas?, cada tipo de vibración produce partículas con cualidades distintas.
Las cuerdas más grandes formarían membranas circulares o branas y cada membrana sería un universo. El choque entre dos branas produciría un nuevo big bang y un nuevo universo. El nuestro sería sólo uno entre muchos universos, entre un big bang y el siguiente.
La teoría de las supercuerdas se acerca a la doctrina hindú de los ciclos cósmicos: en períodos de tiempo inconmensurables y sin fin, el Universo entero es lanzado a la existencia una y otra vez y reabsorbido en el seno de la divinidad. Ciencia y religión parecen unirse?
La expansión del Universo había sido prevista por Einstein en 1920, formulada por Hubble en 1930 y corroborada en 1965 por el descubrimiento de la radiación de fondo. Durante los años ?30 y ?40 se desarrolló la teoría del Big Bang, complementada en los ?80 por la teoría inflacionaria. Desde fines de los ?90 hasta ahora, las sondas espaciales COBE y WMAP realizaron mediciones muy precisas que confirman los parámetros cosmológicos. Pero la ciencia no sabe todavía si la expansión continuará indefinidamente o si el Universo volverá a contraerse, en un Gran Colapso o Big Crunch. Para sorpresa de los científicos, los últimos datos indican que la expansión del Universo se está acelerando.
El Tiempo
La experiencia que todos tenemos es que el tiempo fluye en una sola dirección, del pasado al futuro. Esto coincidía con la física newtoniana que, hasta hace un siglo, creía que el tiempo era absoluto y transcurría siempre hacia adelante. Pero con la teoría de la relatividad, el tiempo, tal como lo vivimos, pasó a ser una ilusión. Pues depende de otros factores, como la masa y la velocidad.
Tampoco la ecuación de la onda de probabilidad cuántica confirma que el tiempo vaya sólo hacia el futuro. Hasta ahora, ninguna ley física demuestra que el tiempo fluye sino, inclusive, que no fluye. Como las leyes físicas valen igual en cualquiera de las dos direcciones, se dice que la ley de simetría rige el Cosmos. Para la ciencia, la ?flecha del tiempo? sigue siendo un enigma.
Respecto de este tema, recordemos que Grudjieff caracteriza el Tiempo como ?el único fenómeno idealmente subjetivo?, pues no proviene del fraccionamiento de ningún fenómeno total que tenga su origen en una fuente real. Y lo define del siguiente modo: ?El tiempo en sí mismo no existe; lo único que existe es la totalidad de hechos resultantes de todos los fenómenos cósmicos presentes en un lugar determinado?.
Sea cual fuera nuestra ignorancia al respecto, hay algo que resulta evidente: no se puede aplicar al Universo entero un parámetro de medida que proviene de una de sus muy pequeñas partes. Este es el caso de la revolución terrestre alrededor del Sol como una medida de aplicación universal. Esto es mezclar escalas de órdenes muy diferentes e ignoramos cuáles son las implicancias, pues el devenir cronológico no puede tener el mismo significado en órdenes de realidad tan desparejos. En cambio, el lenguaje simbólico resulta más adecuado para este propósito, pues tiende a comunicar significados y no supuestos ?hechos?.
La metafísica budista, por ejemplo, alega que el tiempo existe sólo de manera relativa en el mundo fenoménico, sometido a la mudanza y al cambio. Pero la Realidad Absoluta es atemporal y participa del dominio de lo Eterno.

El Nudo Infinito, símbolo del Devenir
en la Eternidad (Budismo tibetano)

Galaxias y estrellas

Las galaxias son enormes conglomerados de gases, polvo cósmico y estrellas que se mueven alrededor de un centro. Hay centenares de miles de millones en el Universo. A su vez, cada galaxia contiene millones de estrellas.

Como las galaxias emiten muchísima gravedad, las más cercanas se atraen entre sí y se agrupan formando cúmulos. Éstos son gigantescas estructuras que se componen de galaxias y grandes nubes de gas, que también giran unas con otras y alrededor del centro. Los cúmulos de galaxias se agrupan en supercúmulos y éstos, a su vez, en las enormes murallas de supercúmulos distribuidas por todo el Universo.
El ciclo de vida de una estrella comienza como una gran masa de gas que se contrae, entonces su temperatura se eleva y provoca intensas reacciones nucleares. Este proceso libera grandes cantidades de energía, lo cual detiene la contracción. Una vez que se agota la energía, la contracción se reanuda y la temperatura vuelve a aumentar. Esto ocurre varias veces y la estrella va pasando por distintas fases.
De estrella típica (como el Sol) pasa a gigante roja, luego a enana blanca, a nova, para finalmente explotar como supernova. En este acto devuelve al medio interestelar los elementos que ha sintetizado a lo largo de sus distintas etapas. A partir de los elementos livianos preexistentes (deuterio, helio, hidrógeno), los núcleos de los átomos se combinen en el interior de las estrellas para formar elementos intermedios (litio, carbono, nitrógeno, oxígeno) y pesados (hierro, silicio, níquel y otros). Así, las generaciones futuras de estrellas comenzarán su vida con un surtido más rico de elementos que las anteriores.

La Vía Láctea

La Vía Láctea es una galaxia con brazos en forma de espiral y perfil de lenteja, que está compuesta por unos 100.000 millones de estrellas. Sus dimensiones se estiman en 100.000 años luz de diámetro, con una masa de dos billones de veces la del Sol. El disco central tiene un tamaño de 16.000 años luz y su núcleo de unos 8.000. Las estrellas del núcleo están más concentradas que las de los brazos y a su alrededor hay una nube de hidrógeno.
El brazo más cercano al centro es llamado del Centauro; el siguiente hacia el exterior es el de Sagitario; le sigue el nuestro, el brazo de Orión, también llamado del Cisne; y luego el brazo de Perseo.
La Vía Láctea forma parte de un pequeño cúmulo llamado Grupo Local, compuesto por unas 30 galaxias que ocupan un área de 4 millones de años luz de diámetro. El grupo incluye a la galaxia de Andrómeda (M31), la del Triángulo (M33), la Nube de Magallanes (satélite de la Vía Láctea), las galaxias M32 y M110 (satélites de Andrómeda), y otras galaxias y nebulosas más pequeñas vinculadas por la gravedad. Todo el grupo orbita alrededor del gran cúmulo de Virgo, ubicado a unos 50 millones de años luz.

El Sistema Solar

El Sistema Solar está ubicado en uno de los brazos de la Vía Láctea, a 30.000 años luz del centro y 20.000 del borde exterior. La velocidad de rotación del Sol es de 250 km. por segundo, empleando unos 250 millones de años para realizar la revolución completa alrededor del centro galáctico. El Sol es una estrella joven, que promedia la tercera parte de su vida. Está compuesto mayormente de hidrógeno y helio, y representa al 98% de la masa del Sistema Solar.
Lo que terminó siendo el Sistema Solar se originó como una gran nebulosa de gas y polvo cósmico. Hace unos 5.000 millones de años la explosión de una supernova cercana provocó una onda de choque que incrementó su momento angular. Así aumentó la velocidad de rotación y la fuerza de gravedad generada aplanó la nebulosa dándole forma de disco. La mayor parte de la masa se acumuló en el centro, originando una enorme energía cinética que, al no poder transmitirse a otro proceso, calentó el centro hasta desatar la fusión nuclear. Después de la contracción subsiguiente el centro de la nebulosa se transformó en una estrella: el Sol.
La gravedad producida por la condensación de la materia hizo que las partículas de polvo y el resto del disco empezaran a segmentarse en anillos. Los fragmentos más grandes colisionaron entre sí y el viento solar arrastró las partículas, condensándolas en cuerpos mayores. Dentro de este grupo había uno situado a 150 millones de km. del centro: la Tierra.

Antiguo Egipto

Extrañamente, la cosmogonía del Antiguo Egipto presenta notables correspondencias con el relato de la ciencia moderna. Salvo que en el Antiguo Egipto eran los sacerdotes los depositarios del conocimiento, que respondía a un orden metafísico y no solamente físico, como el de la ciencia.
La religión del Antiguo Egipto nos habla del origen del Cosmos por medio de símbolos: los dioses representan principios, cualidades y funciones. Son jeroglíficos que hay que descifrar. Para quién conoce la clave interpretativa el Mito del Origen revela su secreto.
En el inicio sólo había el Noun, el océano primordial que contiene todas las potencialidades: ?todo lo que no existe todavía pero que podría existir?. (¿La Singularidad?) De él se desprendió el Principio activo que habría de instaurar el orden, Atum, el Dios creador. El acto creativo en sí mismo es el ?despertar? de Atum, la salida de su inercia, que, al diferenciarse del Caos primordial, se crea a sí mismo. En este acto ?y debido a él? provoca que el orden potencial contenido en lo indiferenciado se revele en la manifestación. (¿La fuerza inflacionaria?)

Esta manifestación, o cosmogénesis, no es otra cosa que la realización ?la puesta en acto? de potencialidades latentes en la No Manifestación. (¿El Big Bang?) El hecho en sí es, a la vez, instantáneo y sucesivo. Instantáneo como acto creativo, pero sucesivo como realización. (¿La Ley de Tres y la Ley de Siete de Gurdjieff?)

Atum engendra la pareja primordial, Shu y Maat, en quienes delega su poder vital y estructurante. Ellos, a su vez, originan el Cosmos tal como lo conocemos. Para administrarlo cuentan con la ayuda de Thot y una red de dioses subsidiarios, cada uno con sus atributos. Los atributos representan, a su vez, distintos aspectos del poder original. (¿Las cuatro fuerzas fundamentales?)
Una vez creado el Cosmos a partir del Caos, Atum se retira de la Creación (¿permanece como radiación de fondo?) y deja en manos de Ra, el Sol, su representante en la Tierra, la tarea de surcar diariamente el cielo alimentando la vida. Así, los delegados de Atum se ocupan de mantener el orden y renovarlo, cuidando de que no vuelva a caer en el caos de la indiferenciación.
Porque el Noun lo abarca todo, está en la base de todo y por detrás de todo, puesto que todo proviene de él y a él habrá de regresar, tarde o temprano. Así lo revelan los ciclos de la naturaleza, su continua metamorfosis, la regeneración de la vida y la muerte.
Lo No Manifestado, el Noun, es el Supremo Misterio, lo inaccesible para el hombre, pues contiene todas las virtualidades, incluidos el Ser y el No Ser. Es el Cero metafísico, lo inconcebible, lo incognoscible, el Vacío, el Origen del Origen. De él proviene el Ser, el Uno, o sea, todo lo que es. En el Ser se encuentra el Principio activo que genera el mundo, al que llamamos Dios, el Creador. Los tres aspectos mencionados como Vacío, Ser y Dios creador, pueden ser concebidos como una Tríada, los tres aspectos de una misma Unidad.
Dios crea el Mundo ?todo lo que existe, todos los mundos? porque esa es Su naturaleza. Siendo el que Es, no podría sino crearlo. Pero, dentro del Todo creado, nuevos mundos de un orden inferior son inevitables, y el proceso de creación se reproduce en escalas descendentes, de lo más grande a lo más pequeño, alejándose de la divinidad.
Los sacerdotes egipcios fueron capaces de aplicar estos principios al orden social y mantenerlo durante miles de años. La sociedad egipcia estaba organizada sobre los mismos principios sobre los que se organiza el Cosmos. Y la vida cotidiana se ocupaba de recrear este orden en todos los dominios: familia, trabajo, educación, política, justicia, religión, arte. En la cúspide de la pirámide social, el Faraón representaba la ligazón entre el mundo humano y el orden divino, y era el responsable de mantenerlo.
¿Podemos aprovechar el sentido profundo de esta descripción?

Origen de la vida

Tanto los científicos actuales como los de la antigüedad concuerdan en que el Sol es la fuente de la vida sobre la Tierra. Para los antiguos egipcios era Amun-Ra, delegado del Demiurgo creador en el plano terrestre; para Grudjieff, el Deuterocosmos, réplica del Santísimo Protocosmos y origen de la vida orgánica.
La energía radiante proveniente del Sol baña la superficie del planeta y es capturada por los organismos con clorofila (plantas verdes, algas y algunas bacterias). A través de la fotosíntesis la luz es transformada en energía química y consumida por la biosfera terrestre. Pero llegar a este orden armónico fue el resultado de un largo proceso.

Las evidencias geológicas indican que casi el 90% de la historia del planeta estuvo dedicada a un período formativo y ?experimental?, llamado Súper Eón Precámbrico, de 4.000 millones de años de duración. En este tiempo se produjeron los acontecimientos más ?dramáticos? y significativos que configurarían la fisonomía del planea: se formaron la corteza terrestre y los continentes, se cristalizó el núcleo, se generaron los mares y se formó la atmósfera. Promediando este lapso, y a lo largo de 1.000 millones de años, se fueron encadenando los tanteos preliminares de la vida. Luego, recién en el 10% final de la historia geológica, se precipitaron los acontecimientos que condujeron a la situación tal como la conocemos. ¿Podemos a imaginar el esfuerzo y el sufrimiento que significó para el planeta generar la vida? De manera resumida, se presentan a continuación los hitos más destacados.


Hitos destacados en el desarrollo de la vida
ERA / Período
geológico Millones de años Hitos Descripción
PRECÁMBRICO / Hádico 4.600 no hay vida 40% de la historia geológica, se desprende la luna, se forma núcleo interno y campo magnético

PRECÁMBRICO / Arcaico y Proterozoico 2.700 microorganismos unicelulares primeros indicios de vida, alfombras de células sin núcleo ni orgánulos internos (bacterias y arqueas)
2.400 fotosíntesis oxigenación de la atmósfera
1.800 células con orgánulos eucariotas aceleran su diversificación al poder metabolizar el oxígeno
1.700 organismos multicelulares diferenciación celular permite funciones especializadas, mayor adaptabilidad
1.000 algas verdes colonias en mares, multicelulares simples, esponjas y formas blandas, 90% de la historia del planeta
PALEOZOICO / Cámbrico 540 gran explosión cámbrica diversificación rápida de organismos macroscópicos multicelulares (metazoos)
/ Ordovícico 490 invertebrados
/ Silúrico 450 plantas terrestres asociadas con hongos para obtener nutrientes
/ Devónico 410 anfibios
/ Carbonífero 360 helechos y árboles insectos, reptiles, bosques de helechos, grandes árboles primitivos
/ Pérmico 300 sinápsidos reptiles, ancestros de los mamíferos, dominan la tierra
/ Pérmico-Triásico 251 gran extinción aniquilación masiva y repentina del 90% de especies marinas y 70% terrestres, dificultad de recuperación
MESOZOICO / Triásico 250 arcosaurios lenta recuperación de la catástrofe, vertebrados terrestres, 1º mamíferos, gran diversificación
/ Jurásico y Cretácico 190 dinosaurios coníferas y helechos, antepasados de mamíferos sobreviven como pequeños insectívoros
/ Cretácico 130 plantas con flores ayudadas por co-evolución con insectos sociales polinizadores, mamíferos placentarios, aves
/ Cretácico-Terciario 65 extinción masiva fin del 50% de los géneros biológicos, incluidos dinosaurios; mamíferos aumentan tamaño y diversidad, oportunidad para nuevos organismos
CENOZOICO / Eoceno, Oligoceno 40 mamíferos arcaicos cambios en corteza terrestre, hielos polares, plantas con flor, diversificación de la fauna
/ Mioceno 20 primates simios, mamíferos y aves
/ Plioceno 6 homínidos ancestros del hombre, variedad de mamíferos
/ Pleistoceno 2,5 grandes mamíferos, última glaciación
/ Holoceno 0,012 actual era post glacial


Origen del hombre

Según la ciencia moderna, los primeros antecesores biológicos del hombre, la familia de los homínidos, aparecieron hace 6 ó 7 millones de años (entre ellos el Australopithecus y el Paranthropus). Los primeros miembros de este linaje tenían cerebros pequeños (del tamaño de un chimpancé), pero hay signos de un aumento constante del cerebro después de unos 3 millones de años. Hace 2,5 millones de años ya se empiezan a encontrar instrumentos de piedra tallada asociados a los restos fósiles de los homínidos.
Los primeros representantes del género homo, aparecieron hace 1,8 millones de años (entre ellos el Homo habilis, el Homo erectus y el Homo neanderthalensis, que apareció en Europa y Cercano Oriente hace 230.000 años).
Nuestra especie, el Homo sapiens, apareció hace 200 mil años en Etiopía, llegó al Cercano Oriente hace 90.000 años y a Europa occidental hace 45.000 años. Varias de estas especies compartieron el mismo hábitat durante largos períodos y existieron hasta hace 50.000 años atrás (Homo erectus) o 28.000 (Homo neanderthalensis).

El Período Paleolítico representa el 99% de la Historia de la Humanidad y se caracteriza por la fabricación de artefactos de piedra tallada. Se extendió desde hace 2,5 millones de años hasta hace unos 10 mil años atrás. En Europa occidental el representante típico del Paleolítico Inferior es el Australopithecus; el del Paleolítico Medio el hombre de Neanderthal; y el del Paleolítico Superior es el hombre de Cromagnon.
Luego le sigue el Período Neolítico, o de la piedra pulida, que comenzó después de la última glaciación, hace unos 10 /12.000 años. Es también el comienzo de la agricultura, el pastoreo y la cerámica. A estos dos períodos juntos se los llama Prehistoria, pues se considera que la Historia propiamente dicha comienza con la escritura y las primeras civilizaciones, hace apenas 5.000 años.
Como vemos, las mismas proporciones inconmensurables de tiempo se reiteran en las distintas etapas de las distintas escalas cósmicas: desde el nivel subatómico a la formación de la materia, desde las nebulosas iniciales hasta la condensación de las estrellas, desde los elementos pesados a la formación de los planetas, desde las primeras células hasta el hombre.
Si tomamos en cuenta que para el desarrollo del Universo los períodos de tiempo son irrelevantes, se podrían relacionar sus distintas etapas con los distintos ?días? del mito de creación bíblico.


El Génesis según el Antiguo Testamento
0. Tinieblas, abismo, espíritu de Dios sobre la faz de las aguas.
1. Separó la Luz de las Tinieblas?
2. Haya expansión en medio de las aguas?
3. Descúbrase lo seco y produzca la tierra hierba verde?
4. Haya lumbreras en la expansión de los cielos...
5. Produzcan las aguas seres vivientes, peces y aves?
6. Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y animales. Hagamos al hombre a nuestra imagen?
7. Y reposó de toda la obra que hizo.

La doctrina de los Ciclos Cósmicos

Cuando los pueblos arios llegaron a India, hace 5.000 años, tenían una tradición basada en los Veda, sus textos sagrados. Sobre esta herencia se constituiría luego el hinduismo que, en uno de sus textos posteriores, los Purana, desarrolla la doctrina de los ciclos cósmicos.
Según esta enseñanza, el tiempo es circular, periódico y cualitativo, y todo en el Universo está sometido a ritmo y pulsación. En sí mismo el Universo es eterno, sin principio ni fin, manifestándose una y otra vez, junto con otros incontables universos, desde un estado de desarrollo a un estado de equilibrio y, luego, a otro de decadencia, hasta su completa disolución y reabsorción en el seno de la divinidad.
El Absoluto, Brahman, la divinidad impersonal, a la vez trascendente a la manifestación e inmanente en los seres, es la esencia y la causa de todo lo que existe. Él crea a Brahma, el Dios creador del Universo. La ?Vida de Brahma? es el ciclo completo de la Existencia universal, la ?Cadena de los Mundos?, que termina con un Mahapralaya o Gran Disolución. Pero, cuando un Brahma termina, otro vuelve a empezar y así, indefinidamente, por siempre jamás.

La Vida de Brahma comprende 100 de sus ?Años? y cada uno está compuesto por 360 ?Días?, llamados kalpa, y sus respectivas ?Noches?. Cada kalpa representa el desarrollo total de un mundo, de un estado o de un grado de la Existencia universal. Al final de cada kalpa se produce un pralaya, una disolución, pero luego un nuevo kalpa habrá de comenzar. Dice un texto hindú: ?¿Tendrás la presunción de contarlos??
Un kalpa está compuesto por 14 manvántara (distribuidos en dos series de 7) y cada manvántara (o era de Manú) corresponde al ciclo completo de manifestación de una ?humanidad terrestre?. Un manvántara, a su vez, está compuesto por cuatro yugas, o edades cíclicas, que señalan cualitativa y cronológicamente los períodos de decadencia progresiva de la humanidad.
El primero, Krita-Yuga o Edad de Oro, se caracteriza por el predominio de la casta sacerdotal, el recuerdo de lo divino y la sabiduría. El segundo, Trêtâ Yuga o Edad de Plata, por el predominio de la nobleza guerrera, que valora el sacrificio y el deber. En el tercero, Dwâpara Yuga o Edad de Bronce, prevalecen los mercaderes y se estima la riqueza. El cuarto, Kali Yuga o Edad de Hierro, es un período oscuro, signado por la ignorancia, con la hegemonía del pueblo.

La duración de los yuga tiene relación con un parámetro astronómico. Nuestro planeta, además de rotar sobre sí mismo (un día terrestre) y trasladarse alrededor del Sol (un año), realiza un movimiento bascular sobre su eje, como el bamboleo de un trompo, llamado ?período de precesión equinoccial? (PPE). La proyección de este movimiento del eje sobre la esfera de las estrellas fijas completa un círculo de 360º cada 25.920 años, en que recorre los 12 signos del zodíaco.
Cada yuga tiene una duración decreciente y proporcional. El primero, 25.920 años (1 PPE); el segundo, 19.440 años (¾ PPE); el tercero, 12.960 años (½ PPE); el cuarto, 6.480 años (¼ PPE); y el ciclo completo, 64.800 años (2½ PPE). Esta medida tiene también otras relaciones con la vida humana: respiramos 25.920 veces por día (18 veces por minuto); nuestro corazón late 25.920 veces cada 6 horas (72 latidos por minuto); vivimos un promedio de 25.920 días (72 años); y cada 72 años el eje polar recorre un grado del círculo equinoccial, o sea que una vida humana duraría un solo día de la vida planetaria.


Sistema de medida de la doctrina de los Ciclos
Vida de Brahma Ciclo de manifestación y disolución de un Universo completo = 100 ?Años de Brahma? = 360 ?Días de Brahma? + 360 ?Noches?
Kalpa 1 ?Día de Brahma? = 14 manvántara (2 series de 7)
Manvántara Ciclo completo de manifestación de una humanidad terrestre = 4 yugas de duración decreciente = 64.800 años = 2½ PPE
Manvántara actual Es el 7º del kalpa = centro temporal del ciclo. Nuestro Kalpa Shvetavaraha o del Jabalí Blanco es el Nº 51.
Krita Yuga Edad de Oro = predominio casta sacerdotal (los sabios, el conocimiento). Duración 25.920 años = 1 PPE
Trêtâ Yuga Edad de Plata = predominio nobleza hereditaria (los guerreros, el valor). Duración 19.440 años = ¾ PPE
Dwâpara Yuga Edad de Bronce = predominio mercaderes (la riqueza). Duración 12.960 años = ½ PPE
Kali Yuga Edad de Hierro = predominio del pueblo (la apariencia). Duración 6.480 años = ¼ PPE

Dentro de estos órdenes de realidad, la sucesión temporal debe ser comprendida como un símbolo, una imagen del encadenamiento extra temporal de causas y efectos, que expresa ritmos, cualidades y relaciones. Muestra cómo las influencias cósmicas se manifiestan históricamente en la vida de la humanidad, debido a la correlación inevitable entre ambos órdenes.

Correspondencias cronológicas y poblamiento

De acuerdo con la teoría de la evolución biológica, los primeros representantes del género homo, del cual deriva la humanidad, se habrían originado hace 1.800.000 años en África. Esto equivale a 2 kalpa en el sistema hindú de los ciclos. Nuestra especie, el Homo sapiens, apareció hace 200 mil años, durante la penúltima glaciación Riss (200.000 a 120.000 a. C.). Esto corresponde a los tres últimos manvántara de este kalpa. Cuando se consolidó como especie, colonizó el planeta y sustituyó a las demás especies de Homo existentes (Homo erectus, Homo neanderthalensis y otros). Su expansión principal implicó varias migraciones desde África hace 100.000 a 65.000 años.

Llegó al Cercano Oriente 90.000 años atrás, durante el período interglaciar Riss-Würm (120.000 a 75.000 a.C.), y desde allí continuó expandiéndose. En ese período la zona circumpolar que limitaba con los hielos tenía un clima templado, y es probable que fuera habitada durante el manvántara anterior al nuestro.
Nuestro manvántara comenzó hace 65.000 años, un poco después de la última glaciación Würm (75.000 a 10.000 a. C.). Algunos autores, basándose en la tradición védica, sitúan a los pueblos hiperbóreos en el arco norte de Asia, sobre el Océano Ártico. Cuando estas comarcas se tornaron desfavorables debido a la glaciación, emigraron hacia el sur, remontando el curso de los ríos hasta los valles del Mar Caspio y el Mar Aral, en el Asia Central.
Las migraciones prehistóricas siguieron el ritmo de las glaciaciones. Los registros geológicos indican una sucesión ininterrumpida de ciclos glaciales desde hace millones de años. Durante el Pleistoceno, que representa sólo el 0,05 % de la vida reciente del planeta, el clima mundial experimentó 20 ciclos glaciales. Ellos se producen debido a factores geológicos, atmosféricos y cósmicos. Implican el avance y el retroceso de los hielos desde y hacia los cascos polares, el aumento y disminución del nivel de los océanos y el mayor rigor o suavización del clima.


Migraciones humanas prehistóricas
(Instituto Nacional de Genética, Japón, 2002)

Durante el último período postglacial, en el amanecer de los tiempos históricos (4.000 a. C.), se registran nuevamente migraciones masivas desde Asia central. Por el sur de los Montes Urales hacia el Mar Negro, los Balcanes, centro de Europa y mar Báltico; y hacia el Cercano Oriente, Asia Menor, Indostán y Mesopotamia. Estos pueblos, llamados indoeuropeos, ejercieron una gran influencia en Europa y Asia, dejando rastros de su potente cultura de raíz hiperbórea en los mitos, las costumbres y una gran parte de las lenguas actuales.





Migraciones indoeuropeas, 4000 a 1000 a. C.


Correspondencias cronológicas: glaciaciones, poblamiento y ciclos
Doctrina Hindú Cronología Ciencia moderna Ciclos
Manvántara actual Línea del tiempo Duración Períodos glaciales Poblamiento
Homo sapiens Guenon y otros

200.000 a. C. 80 mil años Glaciación Riss
Paleolítico Medio
África
Indostán
Cercano Oriente
China

Siberia
120.000 a. C. 45 mil años Interglacial Riss-Würm

75.000 a. C. 65 mil años Glaciación Würm
Edad de Oro Krita Yuga 62.800 a. C.


65 mil años Hiperbóreos
Arco Polar N



Paleolítico Superior
Llegada a Europa

Arte rupestre
Edad de Plata Trêtâ Yuga 36.880 a. C. Migración al sur

Edad de Bronce Dwâpara Yuga 17.440 a. C. Atlántida

Diluvio
10.000 a. C. Post-glacial actual u Holoceno Neolítico
Megalitos
Edad de Hierro Kali Yuga 4.480 a. C. Historia Indoeruopeos
2.000? d. C.


El período oscuro

Aplicando las distinciones cualitativas y las proporciones cronológicas de las cuatro edades al período actual, podemos examinar la propuesta hindú de la decadencia progresiva de la humanidad a partir del conocimiento histórico. El Kali Yuga habría comenzado en el 4.500 a.C., cuando la historiografía ubica el comienzo de la civilización. Ésta se caracteriza por el desarrollo de la agricultura y la ganadería, el inicio de la escritura y la metalurgia, la concentración de la población en núcleos urbanos y la especialización de las funciones sociales.

La ?edad de oro? del Kali Yuga se extendería entonces desde el 4.500 a.C. hasta el 1900 a. C. aproximadamente. En esta época se registra en Mesopotamia la continuidad de las civilizaciones Uruk, Sumeria, Acadia y Babilonia; en Egipto, el Antiguo Imperio; para los Hebreos, Abraham y los Patriarcas; en India, las primeras civilizaciones del Valle del Indo (Harapa y Mohenjo Daro), hasta la fuerte oleada inmigratoria de los pueblos indoarios.

La ?edad de plata? se extendería desde el 1900 a. C. hasta la mitad del primer siglo d. C. Esto incluye a los Caldeos, Asirios y Persas en Mesopotamia; Moisés entre los Hebreos y luego el exilio; el Nuevo Imperio en Egipto; el desarrollo de toda la civilización Griega; el origen y el apogeo de Roma, hasta la muerte de Jesús; el auge del Vedismo en India y luego su decadencia. Promediando esta etapa, en el siglo VI a. C., se registra un florecimiento espiritual en todo el mundo antiguo, protagonizado por Pitágoras, Zoroastro, Buda y Lao Tsé.
La ?edad de bronce? abarca desde el cristianismo primitivo y la caída de Roma, hasta el fin del Medioevo en Europa (siglos I a XIV d. C.). Y la última ?edad de hierro? incluiría a todo el Renacimiento y la época Moderna hasta el presente. Por último, el próximo ?Fin de los Tiempos? vendría a clausurar (hacia el 2030 ó 2100 d. C. según las distintas versiones) los 65 milenios del presente manvántara y los 65 siglos de la Edad de Hierro.
¿Podemos comprender estos procesos? ¿Cuál es su significado y qué enseñanza nos deja?


Continuidad de las civilizaciones en el Kali Yuga
Edad a.C./d.C. Mesop/Europa Egipto Hebreos India
Oro - 4000 Uruk
1ª Dinastía Antiguo Imperio

Abraham Patriarcas
- 2700 Sumeria Valle del Indo
- 2350 Acadia
- 2000 Babilonia Indoarios
Plata - 1300 Asiria Nvo. Imperio 18 a 31 Din Moisés Vedismo
- 600 Caldea/Persia Exilio
- 500 Grecia Budismo
-350 Roma Diáspora
Bronce 0 Crist I
350 Roma Hinduismo
700 Crist II
1000 Medioevo Musulmanes
Hierro 1400 Renacimiento
1700 Moderna Colonialismo
2000? Contemporánea


Conjeturas y sospechas

Si recurrimos al conocimiento acumulado por la etnografía, vemos que a lo largo del tiempo y a lo ancho del planeta existieron poblaciones aborígenes en paralelo con las civilizaciones conocidas históricamente. En Europa los lapones, en el norte de Asia los pueblos siberianos, en el sudeste asiático los austronesios, los melanesios y papúes en Oceanía, en América desde los esquimales hasta los selknam, en África bereberes y negroides, se despliegan en una amplia gama de diversidades. Algunos de estos grupos presentan notables semejanzas entre sí y otros enormes diferencias.

Una observación de conjunto produce la impresión de que muchos de ellos pertenecen a un mismo ?ciclo humano de desarrollo? o a distintas ?ramas? de un ?tronco cultural? común. De allí la hipótesis evolucionista, cuya formulación en el siglo XIX ?hoy desechada? distinguía tres estadios sucesivos: ?salvajismo?, ?barbarie? y ?civilización?. Pero ¿qué ocurre con la hipótesis inversa?
En general nos resulta muy difícil admitir que una sociedad pudo haberse iniciado en un alto nivel y luego decaer o, incluso, degenerar hasta un nivel sub-humano. Estamos muy apegados a nuestra idea de ?progreso? y nuestra mentalidad colectiva se apoya en la concepción de un origen elemental hacia una creciente superación. Sin esta idea conectiva, todas nuestras creencias arraigadas acerca de los adelantos de la ciencia, la tecnología y la civilización moderna se desmoronarían.

Vamos a suponer ahora que, al menos en algunos casos, estos grupos aborígenes corresponden a formas de vida supervivientes de ciclos anteriores al nuestro. Podemos conjeturar que, superados los cataclismos que encadenan las distintas eras, seguirán reproduciendo sus formas de vida previas en las condiciones del nuevo ciclo. Al mismo tiempo que conservan los rasgos esenciales de su cultura y, tal vez, desarrollan rasgos nuevos, pierden su conexión con lo que Grudjieff llamaba las ?influencias C?, los líderes concientes que los guiaban en el período anterior. Los datos del registro etnográfico apoyan esta suposición, puesto que en sus relatos míticos abundan los héroes civilizadores o seres semi-divinos que les transmitieron los dones de su cultura.

Sin embargo, a pesar de que esas formas de vida siguen siendo ?operativas? (es decir, eficientes en sentido práctico), la escisión con la energía primigenia y la ?fuente de sentido? que las vitalizaba se ha empañado. Debido a esto, esa forma de vida resultará en cierta medida ?exterior? para ellos mismos y ?arcaica? para la mentalidad dominante del ciclo subsiguiente. Esto traerá como consecuencia un desajuste con la dinámica planetaria y con los requerimientos cósmicos de la nueva situación. Tal vez por eso al entrar en contacto con la civilización histórica del ciclo terminan siendo perseguidos, exterminados o asimilados de alguna manera.
Si conociéramos la clave interpretativa, podríamos reconocer en estas formas de vida ?primitiva?, es decir, anteriores a la nuestra, las cualidades esenciales de los ciclos sucesivos y su reflejo en el devenir general de la vida humana. Pero, dada nuestra ignorancia, las interpretaciones que podamos realizar resultan dudosas.

Es muy difícil establecer una correspondencia entre los datos científicos y la doctrina de los ciclos. Sobre todo porque la ciencia parte de una perspectiva evolucionista (de lo inferior a lo superior) y la doctrina de los ciclos propone un origen elevado y su posterior decadencia. El arquetipo de humanidad de la Edad de Oro, por ejemplo, corresponde a un nivel espiritual e intelectual muy altos, superiores al nuestro. Esto no concuerda con la imagen de un pueblo ?primitivo? de cazadores del paleolítico medio, como propone la ciencia. Sin embargo, la calidad de algunos testimonios artísticos y religiosos de este pasado remoto presenta un fuerte desafío a nuestros preconceptos.

La decadencia progresiva del psiquismo humano es también una clave en los escritos de Grudjieff. Según él, a partir del cataclismo que llevó al hundimiento de Atlántida, se va produciendo una atrofia progresiva de las facultades esenciales de la humanidad. Un ejemplo, entre muchos que Gurdjieff aporta, es la capacidad para reproducir los sonidos articulados que permiten el habla. Grudjieff dice que cuando la humanidad era ?normal?, antes de la catástrofe, tenía la capacidad de emitir 351 consonancias distintas; en la época de Babilonia, que sería el momento en que se acelera la decadencia, esta capacidad ya se había reducido a 77; y cinco siglos más tarde los seres humanos sólo contaban con 36 consonancias disponibles. La captación instintiva de los procesos cósmicos generales, en cuyo seno se desarrolla la vida, es otra de las discapacidades actuales en contraste con nuestros antepasados. Lo mismo ocurre con el acortamiento de la duración de la vida.

Para Grudjieff la Atlántida no es sólo una referencia histórica, sino también el símbolo de la conciencia moral, el Ojo de Dios en el hombre, aquello que está hundido en nuestro subconsciente y desconectado de la vida cotidiana. En ella reside la capacidad cognoscitiva que permite la discriminación entre el Bien y el Mal objetivos. Se podría decir que toda su enseñanza está orientada hacia la recuperación de esta función divina y, desde este punto de vista, podemos suponer que la humanidad original de nuestro manvántara poseía esta conexión interior.

De hecho se puede constatar que algunos pueblos aborígenes, como los indios de las praderas norteamericanas, todavía mantenían en tiempos históricos esta conexión viva. Lo mismo puede decirse de la religiosidad y las costumbres de otros pueblos autóctonos, aunque no de todos ni de la misma manera. Por su parte, en muchos lugares de Oriente la vida patriarcal sobrevivió hasta hace relativamente poco tiempo. Pero la ?modernidad? terminó por igualar la fisonomía cultural del planeta, desarraigando a los seres humanos de las condiciones naturales que debían prepararlos para una existencia plena.
Volviendo a la doctrina hindú nos encontramos con que los distintos ciclos están entrelazados por cataclismos de diverso tipo, y que éstos señalan el final de un período y el comienzo del siguiente. Ya vimos que el inicio de nuestro manvántara coincide de manera sorprendente con la última glaciación y que en el período interglaciar previo la zona circumpolar, en el límite con los hielos, tenía un clima templado y favorable para la vida. Es probable que la humanidad del manvántara anterior al nuestro habitara en el arco norte de Asia, cerca de los hielos, trasladándose luego hacia el sur cuando empezó la glaciación. Este podría ser el origen de los pueblos hiperbóreos a los que se refiere la tradición védica, los portadores de la Tradición Primordial. El conocimiento germinal contenido en ella, que es la síntesis del conocimiento acumulado en el período anterior, necesita ser transmitido al ciclo siguiente para nutrir la vida humana y mantener la conexión cósmica viva. René Guenón sugiere que hay una cadena de transmisión desde los hiperbóreos que pasó a través de los atlantes, los celtas y los hindúes, entre otros pueblos.

Combinar los datos de la ciencia con la cronología de los ciclos sugiere algunas relaciones, aunque, en general, resultan imprecisas. Tal vez la esfinge de Gizeh concuerde con el final de la Edad de Oro, la humanidad de ?los sabios?; tal vez las pinturas rupestres de 35.000 años atrás correspondan a la Edad de Plata, ?los guerreros?; tal vez las tribus cazadoras-recolectoras que tienen sus raíces hace 12.000 años sean resabios de la Edad de Bronce, aunque no concuerdan con la imagen de ?los mercaderes?. Es más fácil relacionar nuestra época histórica con la edad oscura. Apenas aguzamos la mirada podemos observar que, no obstante las ?islas de lucidez? que aparecen aquí y allá, la humanidad a la que pertenecemos muestra signos inequívocos de un gran desarreglo. En el Mahabharata, la gran epopeya hindú, se dice que la mítica guerra entre Pandavas y Kauravas terminó el mismo día en que empezó el Kali Yuga.
Pues bien, hasta el momento sólo contamos con algunas sospechas y las conjeturas no pueden satisfacernos. Nos falta una clave confiable para interpretar los datos existentes y, también, nos faltan datos. En este punto de perplejidad la obra cumbre de Grudjieff puede aportarnos el esclarecimiento que nos hace falta. Mientras tanto mantengamos nuestras preguntas vivas, porque tal vez sean ellas las semillas que puedan germinar en el futuro.

La Cosmología de Gurdjieff

En la primera serie de su obra Gurdjieff expone una visión inédita sobre el origen y el funcionamiento del Cosmos y las leyes que lo gobiernan. Enraizándose en una tradición milenaria, emprende la tarea monumental de dejar un legado para la posteridad que contenga las claves del conocimiento verdadero y devele el significado y la meta de la existencia del hombre. Según Orage, ?Belcebú es un mito, y un mito es un monstruo alegórico para impactar la mente?.
Las ideas cosmológicas de Gurdjieff tienen la propiedad de presentarnos un Universo vivo, desglosado en niveles precisos y mutuamente nutricios. Dentro de este orden supremo en oscilante equilibrio, el hombre tiene una misión especial: a la vez que satisface su naturaleza planetaria puede prepararse para cumplir una función cósmica. Para ello necesita desarrollar una Razón objetiva: sobre la base de sus propias constataciones y un pensamiento independiente, el hombre está llamado a forjar su individualidad. La adquisición de esta propiedad inherente, pero que aún no posee, está ligada al cumplimiento de sus deberes del ser: la erradicación del egoísmo en cualquiera de sus formas, a través de esfuerzos concientes y sufrimiento intencional.

El estudio de la cosmología es parte del camino de auto conocimiento: no podemos comprender el significado y la razón de nuestra existencia sino como parte de la Existencia universal. El reconocimiento de esta dependencia y la consagración a este servicio puede convertirse en el antídoto del egoísmo. Según Gurdjieff, este es el motivo por el cual fuimos creados.
Una verdadera cosmología no puede sino conducir a una psicología concreta. En esto, la enseñanza de Gurdjieff es radical. Su método, aplicado de la manera justa, produce inevitablemente resultados interiores y exteriores de acuerdo a la ley.
Las ideas de Gurdjieff nos colocan frente a un enorme desafío y, como son inaccesibles sin un esfuerzo persistente, nos obligan a elevarnos para poderlas comprender.

Ciencia y religión

Tanto la ciencia como la religión modernas manipulan la vida sin unirse a ella ni dejarse transformar. Ambas han desembocado en un antropomorfismo que no consigue inspirarnos. Pero la concepción de la divinidad que desarrolla Gurdjieff integra tanto la perspectiva religiosa como la científica, alimentando al mismo tiempo la mente y el corazón.

La ciencia define las propiedades de la vida, la inteligencia y la conciencia basándose en el modelo humano. Pero no percibe ?vida? en los procesos energéticos que tienen lugar en el sol, ni ?inteligencia? en el ordenamiento estelar, ni ?conciencia? fuera de un soporte neuronal. Así, el Universo de la ciencia es inerte, azaroso y sin alma.
La falacia de la ciencia, su esterilidad emocional, radica en que opera en el plano de las apariencias fenoménicas. Como no penetra en su significado, carece de poder transformativo. Como plantea un Universo sin propósito, nos arroja al desarraigo existencial. Al establecer esta visión como norma, justifica toda moral subjetiva, ajena a los deberes del ser. De este modo nos quita la obligación de responsabilizarnos por la vida.

La religión, por su parte, ha caído en un dogmatismo moralizante que cierra las puertas del misterio. Al institucionalizarse, se opone a la pujanza de la vida, manipulando sus manifestaciones del mismo modo que la genética. Se transforma en un mero formalismo social apoyado en el sentimentalismo. Cuando se extrema en fanatismo, vuelve a tomar al hombre como medida de todas las cosas. Porque ¿quién puede arrogarse el conocimiento de la Voluntad divina?
La falacia de la religión, su esterilidad intelectual, radica en que también opera en un plano exterior. Su representación del Cosmos se erige sobre un ominoso dualismo: justos y pecadores, Paraíso o Infierno. Como ha expulsado el factor reconciliante, carece del poder transformativo que podría convocar el amor? y el Amor.
A diferencia de la visión científica, que acumula una imposible cantidad de datos y se pierde en un laberinto de tecnicismos, y de la religión, que reclama una adhesión sin crítica, Gurdjieff indaga en el significado de las cosas y busca elucidar la verdad. Si estudiamos sus ideas cosmológicas no podemos menos que sorprendernos por la tremenda unidad del pensamiento que las sostiene. En ella los datos de la ciencia se pueden integrar a un Universo viviente y las ideas religiosas pueden encontrar un soporte.
El Rayo de Creación y los Cosmos

Las ideas de Gurdjieff fueron recogidas con gran fidelidad por Ouspensky en una forma científica. Posteriormente en su obra Gurdjieff utiliza un lenguaje alegórico para construir un mito. Por eso es imposible compendiar su cosmología sin correr el riesgo de empequeñecerla. Para extraer aunque sea una porción de su potencia, el interesado debe realizar por sí mismo el esfuerzo de penetrar en su significado y comprenderlo por sus propios medios.
Desde el inconmensurable Absoluto Solar hasta el átomo ínfimo se van desgranando los mundos de acuerdo a la Ley, en una danza de alimentación recíproca y mutuo sostenimiento. Todo tiene un sentido y una finalidad, todo está vinculado con todo, matemáticamente: nada es superfluo. En este despliegue creativo de significado abrumador, el hombre tiene un propósito definido: está destinado a algo que lo completa y lo trasciende.

El Absoluto al que se refiere Gurdjieff puede corresponder al Dios Creador de la Metafísica tradicional o tal vez a los tres aspectos del Nous (Vacío, Ser y Dios). Su sagrado Protocosmos está sujeto a un solo orden de leyes y, por el sólo imperio de Su Voluntad, la Creación entera se revela en la Manifestación Universal, todos los mundos posibles o el gran Megalocosmos. Este segundo nivel está sometido a los tres órdenes de leyes que resultan de la primera división de las Santas Fuerzas de la Sagrada Trinidad (el primer Djartklom que se ejerce sobre la sustancia cósmica primordial Etherokrilno creando el Okidanohk Omnipresente). Es el único nivel que participa plenamente de la naturaleza divina, porque Dios se refleja en el Esplendor de la Unidad Cósmica en la cual Su Voluntad opera libremente.
De aquí en adelante van a ser creados otros mundos inclusivos en niveles sucesivos de materialidad. Pero estos mundos, sometidos cada uno a cada vez más órdenes de leyes, estarán cada vez más alejados de la Voluntad del Absoluto. En cierto punto de la escala creativa el Sol actúa como Segundo Dios (Deuterocosmos), generando la vida orgánica sobre el planeta y dentro de ella al hombre.
La biosfera no participa plenamente de la cualidad ?mineral? de los planetas ni de la cualidad ?cósmica? de las estrellas, que es propia de las materializaciones directas del Rayo de Creación. Pero conlleva la ?calidez? solar, su plasticidad generativa y los ritmos dinámicos y comparativamente breves de alimentación, respiración y nacimiento-muerte que la caracterizan. Está ubicada en una línea paralela a la línea principal, a la cual, sin embargo, imbrica y completa en un segmento parcial de su trayecto. La biosfera cumple su función cósmica como un conjunto, pero se especifica en el hombre, que está llamado a trascenderla.

El hombre, el Tetartocosmos, con su destino involutivo y evolutivo a la vez, está capacitado para refinar las energías que alimenten a la fuente solar en un proceso de retorno. Absorbiendo las sustancias cósmicas de los mundos superiores, puede crear cuerpos superiores dentro de sí y, al decir de Belcebú, convertirse en una partícula de la Inteligencia divina. La economía universal necesita de seres parcialmente liberados que se eleven por la escala paralela del Sol.
Pero el hombre está doblemente ?condenado?: por un lado por las necesidades cósmicas que no dependen de él; por el otro debido a su propia negligencia. Belcebú atribuye a ?las condiciones anormales de existencia ordinaria? establecidas por los hombres la causa de todos los males (sobre todo la funesta educación contemporánea y las guerras, definitivamente innecesarias desde el punto de vista cósmico). Pero también los absuelve de la causa inicial de este absurdo maléfico y responsabiliza a las Potencias Cósmicas correspondientes (los Muy Altos Individuums Sagrados) por haber cometido dos imprevisiones. La primera, un error de cálculo orbital que provocó el choque del planeta Tierra con el cometa Kondur; y la segunda, el descuido que provocaría la ?cristalización de las consecuencias de las propiedades del órgano Kundabuffer?.

Para subsanar este inconveniente, por la Misericordia Divina, fueron enviados muchas veces al planeta seres capacitados para instruirnos: ?verdaderos Enviados de Lo Alto? que tuvieron la meta de rectificar las condiciones anormales de existencia. Pero, invariablemente, sus ?santos trabajos? fueron destruidos y las condiciones anormales volvieron a restablecerse. Esta situación ha recrudecido en los últimos siglos.
De todas formas, a pesar de las dificultades que la reparación de estas imprevisiones implica, el mensaje de Gurdjieff es esperanzador: la anormalidad puede subsanarse, la Conciencia sumergida puede resurgir y el ser en proceso de transmutación puede volverse capaz de servir al verdadero propósito de su existencia.
Podemos llegar a convertirnos en una parte de la humanidad anormal en tránsito hacia una normalidad posible: viajeros del Arca, semillas?



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