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LOS GUERREROS DE LA MUERTE FLORECIDA. 7/7 Luz y guillermo Marín.

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LOS GUERREROS DE LA MUERTE FLORECIDA. 7/7
<br>Luz y guillermo Marín.
Los cinco rumbos de la existencia constituyen otra de las piedras angulares de la filosofía y la religión en el México Antiguo. De acuerdo a éstas, el mundo humano estaba condicionado por cinco direcciones, que se trazaban a partir del ombligo o centro energético. Una línea dividía al hombre en dos planos. El segmento de la cintura a la cabeza representaba el cielo y comprendía los órganos que simbólicamente ayudaban a exaltar el espíritu: el cerebro y el corazón. Dicha parte estaba simbolizada por el ave más bella que remonta las alturas celestiales: el Quetzal. El segmento del ombligo a los pies representaba la tierra y también abarcaba dos órganos que propiciaban que el ser humano se aferrara a la tierra: los riñones y el sexo. Estaba representado por el reptil, que inteligentemente se arrastra por el polvo de la vida: Cóatl.

El desafío primordial de la existencia, según la filosofía tolteca, consiste en integrar o encarnar el Quetzalcóatl, o sea, lograr el equilibrio entre el aspecto espiritual y el material de nuestro ser.

LOS GUERREROS DE LA MUERTE FLORECIDA. 7/7
<br>Luz y guillermo Marín.

Pero los toltecas todavía iban más allá, trazando un corte simbólico en sentido longitudinal. La parte derecha resultante representaba el mundo tangible o Tonal, junto con los atributos: racional, solar, masculino y objetivo. La parte izquierda representaba el mundo intangible o Nahual, junto con los atributos: intuitivo, lunar, femenino y oculto o sutil, que en la cultura milenaria china equivalen exactamente al Yang y al Yin, respectivamente.

Si en lugar del cuerpo, la cruz se traza sobre la tierra para darle tres dimensiones, aparece una quinta dirección además de los cuatro puntos cardinales o ?rumbos de la existencia?: el arriba y el abajo: la exaltación o la degradación, al igual que el Yin y el Yang en su círculo compartido. En efecto, en el plano terrestre de la existencia encontramos cuatro puntos cardinales partiendo ?del centro o obligo del mundo?. Sin embargo, del centro parten otras dos direcciones, una que es ascendente y se dirige hacia arriba. Y la otra descendente que se dirige hacia abajo.

Los toltecas postulaban que el gran desafío humano consistía en equilibrar los cuatro "rumbos de su existencia" en tendencias balanceadas para con ello lograr elevación espiritual y, por ende, la trascendencia. De modo contrario, sí el individuo se afanaba más en cualquiera de las direcciones -mostrar proclividad excesiva hacia le etéreo y espiritual, lo burdo o material, lo lógico y racional o lo intuitivo y sutil- corría el peligro de caer en la insensatez o merma personal.

El pensamiento tolteca o Toltecáyotl no varía gran cosa respecto del pensamiento filosófico de cualquier otra civilización antigua pues, en esencia, el ser humano y su destino es uno y el mismo para todos, sin importar tiempo ni espacio o cultura. De modo que al abordar el pensamiento filosófico de los toltecas no puede uno sino apreciar el parecido con el de otras civilizaciones y, a menudo, asombrarse con sus semejanzas.

La maestra Laurette Séjurné llama a la concepción arriba mencionada "Quincunce o Ley del Centro?, la cual está representada de manera reiterativa a todo lo largo de la Toltecáyotl. En la arquitectura del México antiguo veremos normalmente un patio cuadrado central, con cuatro habitaciones o pirámides a los lados y una pequeña construcción en el centro, representándola. El calendario azteca exhibe repetidamente los cinco puntos de la existencia. Todas las manifestaciones iconográficas mexicas como esculturas, pinturas, estelas, textiles, tallas, grecas, revelan el quincunce. Al igual que la cruz de los cristianos, éste aparecerá en todos y cada uno de los sitios energéticos.

La Toltecáyotl comprende el conjunto de conocimientos y sabiduría generada por los toltecas con miras a la consecución de la más elevada misión del ser humano en la vida. En ese sentido, representa la herencia más noble y el fruto más fecundo de los antiguos y sabios pueblos del México antiguo.

Importante es repetirlo: dicha sabiduría vive, está vigente hasta nuestros días y constituye lo que en verdad nos sostiene como individuos y como pueblo hasta el día de hoy. Pero debido a la colonización cultural y espiritual que sufrimos, no aflora al plano consciente, si bien representa indiscutiblemente uno de los más valiosos recursos que nos permiten enfrentar el mundo actual. El desafío de los mexicanos en el tercer milenio es, pues, tomar conciencia dicho patrimonio cultural intangible que hemos heredado de nuestros Viejos Abuelos para enfrentar el turbulento presente que nos ha tocado vivir.

Educayotl AC. ?Educar para el futuro con la sabiduría del pasado?. Descolonizar es dignificar. No se puede salir del calabozo de la colonización con las ideas del carcelero. www.toltecayotl.org

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