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TEZCATLIPOCA EN EL MUNDO NAHUATL. Doris Heyden.

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Tezcatlipoca, "El espejo que humea" -que llevaba puesto el espejo en lugar de un pie-- era el dios supremo, el que estaba en todas partes, el que regalaba bienes y luego los quitaba. También traía dificultades, problemas, enfermedades. Era positivo y negativo, caprichoso y voluble.

Dice Sahagún (1969, 1: 44) de Tezcatlipoca:

... era tenido por verdadero dios, e invisible, el cual andaba en todo lugar, en el cielo, en la tierra y en el infierno; y tenían que cuando andaba en la tierra movía guerras,. enemistades y discordias, de donde resultaban muchas fatigas y desasosiegos.

 

Decían que él mismo incitaba a unos contra otros para que tuviesen guerras y por esto le llamaban Necoe Yáotl, que quiere decir sembrador de discordias de ambas partes; y decían él sólo ser el que entendía en el regimiento del mundo, y que él solo daba las prosperidades y riquezas, y que él solo las quitaba cuando se le antojaba; daba riquezas, prosperidades y fama, y fortaleza y señoríos, y dignidades y honras, y las quitaba cuando se le antojaba, por eso le temían y reverenciaban, porque tenían que en su mano estaba el levantar y abatir, de la honra que se le hacía.

El carácter .tan complejo y conflictivo de Tezcatlipoca se ve por sus diferentes nombres y atributos. Casi todos los cronistas coloniales lo rr:encionan y Sahagún habla del dios en varios libros de su obra. Sólo en el Libro VI del Códice Florentino (la Historia General de las Cosas de Nueva España) (1969a), encontramos 360 nombres o maneras de dirigirse a Tezcatlipoca (a veces el nombre se repite en diferente contexto).

Algunos de estos nombres son los siguientes:

TLOQUE' NAHUAQUE' - El que posee lo cercano, el que posee lo que (nos) rodea.

 tivo era el primogénito de la pareja creadora, Ometecuhtli y Omecíhuatl, también llamados Tonacatecuhtli y Tonacacíhuatl, "Señor y Señora de nuestra carne (o mantenimientos)". Es decir, los primeros cuatro hijos eran cuatro aspectos del dios: 1) el Tezcatlipoca negro, el verdadero Tezcatlipoca, 2) el Tezcatlipoca rojo o Xipe Tótec, 3) el Tezcatlipoca azulo Huitzilopochtli y 4) el Tezcatlipoca blanco, o Quetzalcóatl.

Vemos estas divinidades en diferentes mitos:

 

En la historia de los Cuatro Soles o mundos, Tezcatlipoca regía

el primero, 4-0célotl o Tigre, cuando vivían los gigantes. Pero unos

jaguares devoraban a los gigantes y así terminó este sol. Quetzalcóatl

presidía el siguiente sol, 4-Ehécatl, que fue destruido por vientos huracanados.

Tezcatlipoca y Quetzalc6atl, entonces, tenían aspectos de creadores

y colaboradores desde los Cuatro Soles. Aunque no siempre eran

amigos, en algunas ocasiones, sin embargo, trabajaban juntos.

Tezcatlipoca y Quetzalcóad también colaboraban en la reconstrucción

de la tierra después del cataclismo que acabó con el Cuarto Sol.

Según la Historia de los Mexicanos por sus pinturas (1973: 32), los

dos dioses se transformaban en árboles para ayudar a levantar el cielo

que se había caído. Como premio, el padre Tonacatecuhtli les hizo

Señores del Cielo y de las Estrellas.

 

En otro mito, que se encuentra en la Bistmre du Mechique (1973:

108), estos dos dioses miraban a TIaltecuhtli, Señor (o Señora) de la

Tierra, desde un lugar alto. TIaltecuhtli era una especie de cocodrilomonstruo

nadando en un mar de aguas prístinas. Tezcatlipoca y Quetzalcóatl

se transformaron en serpientes y entre los dos asieron al monstruo

y lo rompieron en dos partes. Una parte la subieron al cielo y la

otra mitad quedó abajo. Los otros dioses entonces hicieron la tierra de

lo que quedó de TIaltecuhtli: árboles, flores y hierbas de sus cabellos;

de su piel la hierba muy menuda y florecillas; de los ojos, pozos y

fuentes y pequeñas cuevas; de la boca, ríos y cavernas grandes; de la

nariz, valles y montañas.

Entre los otros muchos mitos acerca de Tezcatlipoca, Mendieta

( 1945, 1: 88) escribe que el dios descendió del cielo descolgándose por

una soga que había hecho de tela de araña. Pensamos que esta idea

puede ser muy antigua, ya que sobre la figura central de la pintura

de Tepantitla en Teotihuacan, se está descolgando una araña, aunque

es dudoso que en este caso haya sido Tezcatlipoca.

 

Es muy conocida la historia del fin de Quetzalcóatl en Tula, cuando

Tezcatlipoca se disfrazó como un anciano y le dio de beber pulque.

No la vaya repetir aquí. Pero Sahagún (1969, 1: 284-287) cuenta

otros "embustes del mismo nigromántico", llamado Titlacahuan. En

uno, Tezcatlipoca invitó a los toltecas y a otras personas a una fiesta,

donde él bailaba y tocaba el tambor. La fiesta fue tan agitada que

mucha gente se caía a las barrancas y se convirtieron en piedras. Titlacahuan

se encargó de quebrar el puente sobre el TÍo para que los demás,

huyendo, también se cayeran y se convirtieran en piedras.

Pero Tezcatlipoca tenía otros aspectos más agradables. Como Telpochtli,

era joven, rápido, el que llegaba primero a las fiestas de los

dioses; en este aspecto era el patrón del telpochcalli, "casa de la juventud",

una escuela.

Durán (1967, 1: 37-45) describe la estatua del dios en la ciudad

de México, donde era "de piedra muy relumbrante y negra... piedra

de que ellos hacen navajas y cuchillos para cortar", o sea, de obsidiana.

Pensamos que la pintura negra con que se pintaba la estatua

de Tezcatlipoca en otras ciudades imitaba la obsidiana, que por sí se

consideraba divina. Y el betún con que se embijaban los sacerdotes,

de color negro, hecho de tizne mezclado con insectos ponzoñosos y

tabaco, todo molido, creemos que también era en imitación de la obsidiana.

Este betún se llamaba la "comida divina" y protegía al que lo

usaba, en los lugares más peligrosos, precisamente porque era el cuerpo

del dios.

El espejo que llevaba Tezcatlipoca humeaba 2 y es nuestra idea

que el humo pudiera estar asociado con la época de la fiesta de Tezcatlipoca,

Toxcatl, cuyo nombre significa "cosa seca", según Durán

( 1967, 1: ,17). Este es el tiempo seco antes de las lluvias, en mayo,

cuando se queman las milpas con el fin de prepararlas para la siembra,

provocando así mucho humo.

La semejanza del dios, su vicario, el que se sacrificaba en el mes

de Toxcatl, tenía que ser un joven sin mácula, de buena disposici6n,

delgado, ni demasiado alto ni demasiado bajo, "escogido entre todos

los cautivos. .. (uno de) los más hábiles y más bien dispuestos que se

pudiesen haber, y sin tacha ninguna corporal" (Sahagún, 1969,1: 153).

Sahagún (1969a, II: 64) dice que era como un jitomate o una piedra

lisa, sin ninguna arruga. Su pelo tenía que ser lacio y largo, sus ojos

daros, sus dientes finos y blancos. No solamente tenía que tener esta

perfección física sino que tenía que aprender a tocar la flauta bien

estas tres cosas andaba por ]as calles la gente lo honraba como

al dios mismo. Se inclinaban ante él con reverencia besaban la

tierra.

 

De esta manera vivía el representante de Tezcatlipoca durante un

año, como si fuera el mismo dios. Con su cuerpo pintado de negro,

tocaba su flauta por la calle, seguido por ocho jóvenes, cuatro de ellos

guerreros. Cuando se acercaba la fiesta Toxcatl, le entregaban cuatro

doncellas por esposas, cada una nombrada como una diosa. Al vicario

de Tezcatlipoca lo sacrificaban en la fiesta Toxcatl pero las doncellas

eran liberadas.

La flauta un emblema de Tezcatlipoca. Se haIll encontrado muchas

flautas en las excavaciones del Templo Mayor, por eso se ve la

importancia de este dios en el ritual azteca. Pero no sólo el representante

de Tezcailipoca -la víctima-, tocaba la flauta, los sacerdotes

también la usaban como símbolo del dios. Durán describe parte de los

ritos en la fiesta Toxcatl (1967,1: 39):

 

... salía una dignidad de las de aquel templo, que le llamaban TitIacauan,

vestido a la mesma manera que el diablo. Estaba con unas rosas

(flores) en las manos y una flautilla pequeña, de un sonido muy

agudo. Y vuelto hacia la parte de oriente, tocaba la flautilla, y vuelto

hacia occidente, hacía lo mesmo, y vuelto al norte, lo mesmo, y a la

parte sur. Acabado de tañer su flauta hacia las cuatro partes del mundo,

todos los presentes que estaban y todos los ausentes que 10 oian,

ponían el dedo en el suelo, y cogiendo tierra en él, metían a la boca

y comían aquella tierra que con el dedo habian cogido, y postrándose

todos, lloraban llamando a la oscuridad de la noche y al viento (yo u allz

ehécatl), rogándole que no los desamparasen, ni olvidasen ...

En oyendo esta flauta, los ladrones, o los fornicadores, o los homicidas,

o cualquier género de delincuentes, era tanto el temor y la tristeza

que tomaban ... que no podían disimular haber en algo delinquido.

y así todos aquellos días no pedían otra cosa, sino que no fuesen sus

delitos manifestados, derramando muchas lágrimas con extraña confusión

y arrepentimiento, ofreciendo cantidad de incienso para aplacar

a aquel dios.

Estas confesiones no nos sorprenden, ya que Tezcatlipoca fue el dios

de la justicia. En el Códice Florentino (1969a, VI: 2,3) aparece el

dios castigando a los transgresores con "colmillos curvos" de justicia.

También se hace referencia a los colmillos y a las garras otorgados a

los hueitla:'toani por el Tloque' Nahuaque', dios supremo: ":el (Tezcatlipoca)

los proveyó bien de colmillos, los proveyó bien de garras .. !'

(ibid.). Hay una escultura en la Sala Mexica del Museo Nacional de

Antropología e Historia de la ciudad de México, que según nuestra

opinión es la representación de un soberano en su investidura con rasgos

de Tezcatlipoca, por ejemplo los colmillos (Heyden, 1972). El espejo

que lleva Tezcatlipoca generalmente, como una de sus insignias,

era, además, el símbolo de la soberanía entre los olmecas (Ann Cyphers,

comunicación verbal), y quizá haya tenido el mismo significado milenios

más tarde, entre los mexicas.

En Tezcoco, Tezcatlipoca fue el dios más reverenciado, seguido

por Huitzilopochtli y TIáloc. En la migración de los chichimecas con

el fin de buscar su tierra prometida (que encontraban en Tezcoco),

fue Tezcatlipoca, no Huitzilopochtli, quien guió a su pueblo en su

sagrada peregrinación (Relación de Tezcoco, 1975: 13). La Relación

de Tezcoco, 1582 (ibid.: 8-9) describe a Tezcatlipoca, embijada su

estatua de negro y cubierta con plumas finas, "nacar muy reluCiente"

y joyas de oro y piedras finas. Su vicario o representante, que ya hemos

descrito, era "un indio de los prisioneros que eran habidos en gucrra,

que fuese valiente, de Huexotzinco o dc Tlaxcalla, porque estos comúnmente

eran más estimados de valientes, que ninguno de las otras

naciones" •

En esta breve visión de 10 que era el dios Tezcatlipoca en el mundo

nahua, hemos visto que tenía aspectos positivos y negativos, que regalaba

riquezas pero que las quitaba a su antojo, que causaba enfermedades

pero también las curaba. Ya que era el dios supremo, que

gobernaba el destino de los hombres, se entiende que estaba en todos

lados, todo el tiempo. El hecho de que era omnipresente, que todo lo

veía y entendía, que premiaba o castigaba las acciones humanas, quizá

haya influido a los europeos al principio del siglo XVI, a pensar que

en Tezcoco, donde Tezcatlipoca era la deidad más importante, existía

una tendencia al monoteísmo, con un solo dios como en el cristianismo.

Sea como sea, Tezcatlipoca ha dejado su huella en la mitología y la

religión del antiguo México, como símbolo del poder, del amor y

el odio, de la reverencia y el temor, de la fuerza sobrenatural que

vigila, premia, y castiga las acciones de los hombres en todo momento.

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Notas:

1 Una versi6n preliminar de este trabajo se present6 en el coloquio "Tezcatlipoca

y su mundo", en el Centro Regional, Instituto Nacional de Antropología e Historia,

Puebla, febrero, 1984.

2 Se ha sugerido que Tezcatlipoca puede ser traducido como "su semejanza a

un espejo", es decir, Tezcatl (espejo) -ipoca (su semejanza): Jonathan Amith,

comunicaci6n verbal.

 

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BIBLIOGRAFíA

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Tomado de: http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn19/304.pdf

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