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En Tlaxcala se destilaba mezcal 400 años antes de Cristo. Mari Carmen Serra Puche

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Mari Carmen Serra Puche, Carlos Lazcano Arce, Mónica blanco y colaboradores
El Sol de Tlaxcala
14 de noviembre de 2011
Rafael Meza

Tlaxcala, Tlaxcala.- Desde hace por lo menos dos mil 400 años se elaboran bebidas destiladas en Mesoamérica, comenta Mari Carmen Serra Puche y Carlos Lazcano Arce, ambos integrantes del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quienes encontraron esta evidencia en excavaciones en Xochitécatl. Este es un dato interesante, sobre todo cuando se tiene como antecedente que la bebida más importante de los habitantes de los pueblos prehispánicos era el pulque, además de que se cree que la destilación fue una técnica traída por los españoles.



Excavaciones iniciadas a principios de la década de los noventa por los investigadores en la población de Nativitas, Tlaxcala, demuestran lo antes señalado, "hacia el año 400 antes de Cristo, se elaboran bebidas destiladas, ya que se encontraron hornos semejantes a los que se utilizan actualmente para quemar piñas de maguey y procesar esa bebida alcohólica, y ollas de barro partidas a la mitad", asegura el maestro Carlos Lazcano.

Los hornos descubiertos en las casas prehispánicas de Xochitécatl-Cacaxtla fueron sometidos a análisis por especialistas del Instituto de Química de la UNAM, y confirmaron que en ellos se quemaban piñas de maguey.

En el piso de esas viviendas, de tepetate, se hacía un agujero de unos dos metros de diámetro por tres de profundidad, y se llenaba de rocas volcánicas, como tezontle; luego, se calentaban y encima se acomodaban las piñas de maguey.

Sin embargo, éste no es el único resultado que arrojan las investigaciones, aún hay más, pues a través de los trabajos de rescate se puede recrear la vida cotidiana de los habitantes que en algún momento de la historia habitaron este lugar -entre los años 400 a.C. y 950 d.C.-.

La doctora Mari Carmen Serra comenta que la vida cotidiana de los habitantes de Xochitécatl en un tiempo remoto era similar a la que ahora vivimos. "Se levantaban en la madrugada; las mujeres se dedican hacer la tortillas, a cuidar los niños y asear la casa; el hombre se va al campo, cultiva, regresa a tomar sus alimentos, algunos de ellos pueden dedicarse en sus ratos libres a hacer cuentas de jade, elaborar instrumentos en obsidiana, vasijas, tejer; obviamente se distinguía la diferenciación social, de lo que te estoy hablando es de la vida de un campesino, seguramente la vida de un sacerdote era distinta".

Si bien las sociedades era agrícolas, también se alimentaban con garzas, patos, peces, ranas, perro, guajolote, tortuga, venado cola blanca, pecarí, conejo, asimismo, hay muestra de vegetales y en otro tipo de contexto hay presencia de alimentos que pareciera que se utilizaban para rituales como el lobo, coyote, añade.

"Los resultados del proyecto dan cuenta de la cronología, cerámica, del impacto de las grandes erupciones volcánicas, de la importancia de la agricultura de chinampas, del patrón de asentamiento de la comunidad y de la región, del desarrollo socio-político y del intercambio económico local e interregional. De singular importancia son las nuevas propuestas con base en los datos arqueológicos sobre cuestiones claves de la vida cotidiana, identidad étnica, especialización ocupacional, los contrastes funcionales entre los centros de Cacaxtla y Xochitecatl y los factores causales del abandono de los sitios principales", señala Jeffrey R. Parsons, profesor emérito de antropología y conservador emérito de arqueología de América Latina de la The University of Michigan. Museum of Anthropology.



Xochitécatl-Cacaxtla

De 1992 a 1994 se realizó el trabajo de excavación de Xochitécatl, y a partir de 1995 iniciaron los trabajos de investigación de la vida cotidiana de los habitantes del lugar, narra la doctora Mari Carmen Serra

Las excavaciones arqueológicas también permitieron reconocer un extenso asentamiento en lo que fue la ciudad de Xochitécatl-Cacaxtla, con dos momentos de ocupación. El primero, fue entre el año 800 y el 600 antes de Cristo, en el periodo Formativo, cuando los primeros grupos la fundaron. Alrededor del año 200 después de Cristo, una enorme erupción del Popocatépetl obligó a los pobladores a marcharse.

Se han encontrado evidencias de que en el periodo Epiclásico, los moradores regresaron y levantaron sus casas sobre las que pertenecían a sus ancestros; edificaron en Xochitécatl, sobre la Pirámide de las Flores, otra estructura mayor, construyeron el gran basamento de Cacaxtla y pintaron los famosos murales.

Luego de la erupción, la población se fue, y cuando regresó, seguramente con otra religión con más influencia teotihuacana, dedicó la Pirámide de las Flores a otra deidad: el volcán conocido como La Malinche.

Casas de artesanos

En el piso de una de las casas prehispánicas de Xochitécatl-Cacaxtla se hallaron fragmentos de jade, punzones y otros instrumentos nunca vistos hasta entonces: unos pulidores con formas circulares y aplanados.

"Vida Cotidiana
Xochitécatl-Cacaxtla. Días,
Años y Milenios"

Como otra aportación científica al estudio de la zona arqueológica Xochitécatl-Cacaxtla, fue editado el libro "Vida Cotidiana Xochitécatl-Cacaxtla. Días, Años y Milenios", escrito por la doctora Mari Carmen Serra Puche y el maestro Carlos Lazcano Arce, que recoge en sus 192 páginas una importante cantidad de datos y una síntesis general de los principales resultados de su investigación de largo plazo del complejo arqueológico de Cacaxtla-Xochitécatl-Nativitas en Tlaxcala. El estudio vincula los datos del proyecto con el desarrollo general de la sociedad prehispánica de la región Puebla-Tlaxcala y de otras partes de Mesoamérica, este libro será presentado por lo autores, este día 14 de noviembre de las 18:00 horas, en el marco de la feria de Tlaxcala en el lugar denominado "Padre Mezcal", ubicado en el recinto ferial.

El libro presenta sólo una parte de la investigación, pero, afirman los investigadores, que vendrá otra donde se hablará de la vida cotidiana en otros ámbitos. Esta obra ya fue presentado en la Feria del Libro Antropológico en el Museo Nacional de Antropología, y se acaba de ganar una mención honorífica en el Premio a Mejor Investigación del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

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