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LAS CINCO EMANACIONES DE OMETÉTL, LOS TEZCATLIPOCAS. Jaramonc.

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Ya artículos anteriores trataron sobre los primeros dos de los cuatro puntos de la teología tolteca. El presente artículo trata del tercer punto. Es decir, de cómo Ometéotl se desdobla en cinco aspectos, poderes o energías creadoras para dar nacimiento a la existencia o universo manifiesto.

 


La leyenda náhuatl explica que, al principio del tiempo, Ometéotl proyectó de sí mismo un dualidad llamada Omecíhuatl y Ometecuhtli, señora y señor de la dualidad o, mejor dicho según vimos en artículos anteriores, señora y señor de la uni-dual-trinidad. También reciben el nombre de Tonacacíhuatl y Tonacatecuhtli, señora y señor de nuestro sustento. Esta pareja primordial cohabito en la oscuridad y procrearon cuatro hijos llamadosTezcatlipocas, humo del espejo. He aquí el relato de su nacimiento:


“Tenían un dios al que decían Tonacatecuhtli, el cual tuvo por mujer a Tonacacíhuatl, los cuales estuvieron siempre en el cielo trece*, de cuyo principio no se supo jamás. Este dios y diosa engendraron a cuatro hijos. Al mayor llamaron Tlatlauhqui (rojo). Al segundo Yayauhqui (negro). Al tercero Quetzalcóatl. Al cuarto y más pequeño, Huitzilopochtli (colibrí zurdo), porque fue izquierdo, al cual tuvieron los de México por dios principal.” (Teogonía e Historia de los Mexicanos)


* El cielo más alto de la concepción náhuatl.


En otros documentos, por ejemplo el Códice Borgia, los cuatro Tezcatlipocas se proyectaron a su vez, de una bola de incienso como emanaciones de un quinto Tezcatlipoca, quien permanece por encima de los otros cuatro, sosteniendo dos cetros con forma de fauces de dragón que indican que él es el creador y el destructor de los ciclos. Debido a que eran cinco el arte los representó como una estrella de cinco puntas, emblema de la unidad del quinario y del ciclo de Venus.


Es por esto que en el Codice Fejervary los cinco Tezcatlipocas se muestran de la siguiente manera: El iniciador o quinto (según, iniciador si inicia un ciclo y, quinto si destruye o pone fin al ciclo) se dibuja en el centro y, luego, los cuatro restantes se dibujan rodeando al del centro: uno en el norte (Tezcatlipoca, el negro), otro en el este (Quetzalcóatl, el blanco) otro en el sur (Huitzilopochtli, el verde) y otro en el oeste (Xipe Tótek, el rojo).


Pero, ¿qué representan estos seres, los Tezcatlipocas? La palabra náhuatl poca o popoca, significa humeante y, también reflejo o resplandor. Es decir, que representan los cinco aspectos y poderes, o los cinco rayos o tonos energéticos vibratorios, cuya combinación produce la existencia toda, el universo manifiesto en su totalidad. El equivalente de estos cinco poderes o emanaciones son, en el ser humano los cinco sentidos que lo conectan con la existencia percibida. Y esta es la razón por la cual los dibujaban con los colores básicos de la existencia (blanco, negro, verde-azul, amarillo y rojo), apodados los Tonaleque, los luminosos. Esto se explica en el siguiente texto:
“Creían los mexicanos que había trece cielos… En el quinto (moraban) cinco dioses, cada uno de diverso color y por esa causa (llamados) Tonaleque.” (Teogonía e Historia III.99)


Estos Tonaleques pueden considerarse en esta visión, no como dioses personales sino más bien, como los poderes ejecutivos del Ser Supremo, Teotl-Quetzalcóatl, emanados a su vez, de la primera emanación del Ser Supremo llamada Ometéotl. Es decir, que para que la existencia sea Teotl-Quetzalcóatl emana inicialmente de sí a Ometéotl y este, posteriormente, emana de sí a los cinco Tezcatlipocas, los cuales entonces generan o emanan de sí con su interacción el universo o la existencia toda.


Según el mito, cada uno de ellos se manifestó durante el predominio de una edad cósmica:

1. El primero en aparecer fue Yayau´ki, el Tezcatlipoca negro o manchado, quien contenía en potencia los atributos que posteriormente desplegarían sus hermanos.

2. El segundo fue Shoshou´ki, el Tezcatlipoca verde o liberado, adorado como Tláloc, señor de la lluvia y la fecundidad.

3. El tercero fue Chichiltic, el Tezcatlipoca rojo, también conocido como Xipe Tótek, nuestro señor desollado.

4. El cuarto fue Istac, el Tezcatlipoca blanco, más conocido como Quetzalcóatl.


5. El quinto de la serie, cuyo vocero es esperado precisamente en esta época según hemos visto en otros artículos (el retorno o Quinto Paso de la Serpiente Emplumada) es, por su capacidad de resumir la serie, el Tezcatlipoca apodado Macuilxóchitl, cinco flor, y recibió como emblema una flor de cuatro pétalos en cuyo centro se mezclan todos los colores.


Lo relacionado con el cuarto punto de la teología tolteca, es decir, lo relativo a los cinco voceros humanos de la Serpiente Emplumada, manifestaciones de los cinco Tezcatlipoca, será abordado en un próximo artículo.


Pero antes de terminar, un comentario final sobre el nombre Tezcatlipoca (humo del espejo): una parte del nombre es un espejo que, sin importar cuales son los objetos que se reflejan en él, permanece siempre inalterable y, por ello, esta parte del nombre nos remite a aquello que nunca cambia, a la trascendencia que es inmutable y eterna.

Por el otro lado, la palabra humo y también reflejo o resplandor, nos indica que estos Tezcatlipoca o poderes al generan la existencia pueden nublar y confundir al ser humano y hacerle creer que los innumerables reflejos del espejo, es decir, que los innumerables objetos y seres que aparecen y desaparecen en la existencia manifiesta son la única verdad, por cierto mutable, temporal y efímera. Sin lograr advertir nunca, al espejo en sí mismo, el cual en este contexto equivale al Uno Indivisible, a Teotl-Quetzalcóatl, el cual es la Totalidad o el Absoluto. Es decir, la trascendencia (espejo) y la existencia (reflejos del espejo) fusionadas como una unidad indivisible.
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Tomado de: https://toltekayotlmexico.wordpress.com/2014/01/22/las-cinco-emanaciones-de-ometeotl-los-teskatlipokas/

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