La teoría del sistema-mundo moderno surgió en la década de 1960 como parte de un fermento intelectual en las ciencias sociales, a raíz de una insuficiencia ampliamente percibida de las explicaciones previas sobre la pobreza y el subdesarrollo entre las disputas de teóricos del «desarrollismo» y de la «dependencia». También representa una respuesta post-marxista de las limitaciones de la teoría económica marxista, en particular aquellos elementos que concebían el desarrollo histórico en términos deterministas, evolutivos, o incluso escatológicos.
Sin embargo, para entender sus contribuciones de gran alcance, sería útil situar aquellas teorías que la precedieron. Mientras que la teoría del sistema-mundo se desarrolló a fin de responder a problemas más contemporáneos, su metodología de pensamiento en términos transnacionales y trans-epocales rompe con teorizaciones más limitadas sobre l a p o b r e z a q u e e s t u d i a b a n s ó l o l a s c o n d i c i o n e s contemporáneas dentro de las historias nacionales o regionales.
El desarrollismo y la teoría de la dependencia Después de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de los EE.UU., los prestamistas internacionales, las organizaciones no gubernamentales, las organizaciones internacionales de desarrollo, y las elites del Tercer Mundo elaboraron estrategias de «modernización» y «desarrollo» como medios ostensibles para mejorar la salud económica y la riqueza para la mayor parte de la humanidad. Articularon así una visión engañosamente utópica en la cual los países subdesarrollados podrían alinear sus economías con aquellas de las sociedades más avanzadas Europa y Estados Unidos mediante la atracción de capital extranjero, ofreciendo a los inversionistas un suministro de mano de obra barata, una base de bajos impuestos, y proporcionando las infraestructuras críticas, tales como electricidad, caminos, agua, etc., para apoyar esa actividad económica. Esta fue la fórmula por la cual, por ejemplo, las industrias maquiladoras se desarrollaron en Puerto Rico, y luego se exportaron a otros países subdesarrollados tales como México.
Sin embargo, tanto teorías como políticas no lograron explicar, y mucho menos reprogramar, el incremento de la pobreza generalizada en gran parte del Tercer Mundo, por no mencionar el fenómeno creciente de la pobreza en las grandes metrópolis de los países industrializados. Una generación de teóricos, sobre todo centrados en América Latina, desarrolló una crítica sobre las estrategias de modernización de este tipo, en conjunto con un amplio descontento en la región tanto con la industrialización como con la estrategia de «sustitución de importaciones» mayormente exportada desde América del Norte, bajo la rúbrica de «teoría de la dependencia». La dependencia es también un concepto fundamental para la teoría del sistema-mundo moderno.
La teoría de la dependencia fue pionera sobre la idea que la economía política capitalista es un fenómeno mundial, siendo el subdesarrollo intrínseco a ésta en vez de su consecuencia anómala. Es decir, los países «centrales» básicamente los países industrializados de occidente durante siglos han extraído los recursos y el capital de las naciones de la «periferia» básicamente aquellas del Tercer Mundo, causando así el «subdesarrollo». Según la teoría de la dependencia, la característica más importante de la economía mundial de hoy es una división internacional del trabajo en la cual el mundo industrializado fabrica productos para las naciones agricultoras subdesarrolladas o de monocultivo del Tercer Mundo.
Esta perspectiva se remonta a la era de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), que en la década de 1950 puso en marcha una serie de propuestas de «sustitución de importaciones» a través de las cuales los países de América Latina podrían financiar el desarrollo de sus propias posibilidades de producción industrial a través de las exportaciones de materias primas materiales y productos agrícolas como parte de una estrategia a largo plazo para corregir sus problemas en la balanza comercial con las naciones industrializadas. Sin embargo, hacia la década de 1960, la galopante inflación y el desempleo en el Tercer Mundo habían socavado el optimismo respecto de las estrategias de la CEPAL (So, 1990: 91-94).
Los fracasos de la sustitución de importaciones condujo a una generación más radical de expertos, aquellos de mentalidad neo-marxista, a proponer una nueva teorización del subdesarrollo del Tercer Mundo, el cual preveía el problema del Tercer Mundo como una dependencia económica de las economías más desarrolladas. Los teóricos de la dependencia criticaron las teorías desarrollistas debido a: a) su incapacidad para dar cuenta del subdesarrollo como un efecto histórico del colonialismo desde el siglo XV en adelante; b) que éstas teorías en general eran ahistóricas; y c) concebir el problema del subdesarrollo en términos de condiciones dentro de los Estado-nación, y no como problemas derivados de las estructuras transnacionales en la economía política global.
Surgieron así dos formas de teoría de la dependencia: la escuela del «desarrollo dependiente» y la escuela del «desarrollo del subdesarrollo». La versión del «desarrollo dependiente» de la teoría de la dependencia concibió soluciones a la pobreza del Tercer Mundo en términos de estrategias de industrialización administradas por el Estado, tales como aquellas practicadas por la CEPAL.
Sin embargo, teóricos como André Gunder Frank proponían que los teóricos del desarrollo restaban importancia de manera demasiado optimista a las profundas cargas económicas que las historias coloniales han exigido en muchos de los países descolonizados del Tercer Mundo.7 Frank argumentaba que el modelo de colonialismo «metrópoli-satélite», en el cual las potencias colonizadoras impusieron administraciones coloniales en las ciudades de las naciones colonizadas, no modificaba de manera fundamental a una gran parte del mundo, a pesar de la tensión nominal y jurídica en torno a la descolonización. El argumento de Frank era que, esta transferencia nacional de excedente económico ha producido el subdesarrollo en los países del Tercer Mundo y el desarrollo en los países occidentales [y q u e ] l a s r e g i o n e s q u e s o n h o y l a s m á s subdesarrolladas y feudales son aquellas que tuvieron vínculos más estrechos con las metrópolis en el pasado. (So, 1990: 97)
La teoría de la dependencia era una vasta empresa. Pero sus seguidores compartían presupuestos comunes:
Un estudio representativo de la perspectiva de «desarrollo dependiente» 6 se encuentra en Dependency and Development in Latin America (Cardoso y Faletto, 1979).
Un texto representativo de la teoría del «desarrollo del subdesarrollo» es 7 el de Andre Gunder Frank, Lumpen-Bourgeoisie/Lumpen-Development: Dependence, Class, and Politics in Latin America
(1972).
1.
La dependencia de un Estado-nación del Tercer Mundo respecto del Primer Mundo es una condición impuesta desde el exterior, y no una condición intrínseca a la cultura de una nación o una consecuencia sólo de su historia interna.
2.
La dependencia es problema de una economía política orquestada, y no de una economía interna espontánea, cuyos síntomas principales son los desequilibrios en el comercio y los flujos de capitales entre las naciones del Primer Mundo y del Sur Global.
3.
La dependencia no se plantea entre un Estado-nación desarrollado y otro Estado-nación subdesarrollado, sino que «el subdesarrollo en la periferia y el desarrollo en el centro son dos aspectos de un mismo proceso de acumulación de capital, lo que conlleva a una polarización regional en la economía mundial» (So, 1990: 104). Esa polarización se despliega entre los países del «centro» y aquellos de la «periferia».
4. Del mismo modo, «la dependencia es vista como incompatible con el desarrollo» (So, 1990: 105). Mientras que el desarrollo puede ocurrir en algunas naciones de la periferia, esto constituye más la excepción que la regla. (Véase Wallerstein, 1979: 66-94)
Esta orientación teórica jugó un papel importante en la conciencia política que llevó al surgimiento de muchos de los movimientos populares en América Latina en la década de 1960, incluida la teología de la liberación.8
8 Sobre la teoría económica neo-marxista, incluyendo la teoría de la dependencia, en la teología de la liberación, véase Gutiérrez (1990), McGovern (1989), y Dussel (1993).
Tomado de:
http://www.gemrip.com.ar/wp-content/uploads/2014/12/Aquino-2015-Historia-Poder-Ideologia-1.pdf