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La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. Lander, Edgardo - Compilador (Fragmento)

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Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocéntrico1 Edgardo Lander2

Universidad Central de Venezuela, Caracas.

En los debates políticos y en diversos campos de las ciencias sociales, han sido notorias las dificultades para formular alternativas teóricas y políticas a la primacía total del mercado, cuya defensa más coherente ha sido formulada por el neoliberalismo.

 

Estas dificultades se deben, en una importante medida, al hecho de que el neoliberalismo es debatido y confrontado como una teoría económica, cuando en realidad debe ser comprendido como el discurso hegemónico de un modelo civilizatorio, esto es, como una extraordinaria síntesis de los supuestos y valores básicos de la sociedad liberal moderna en torno al ser humano, la riqueza, la naturaleza, la historia, el progreso, el conocimiento y la buena vida. Las alternativas a las propuestas neoliberales y al modelo de vida que representan, no pueden buscarse en otros modelos o teorías en el campo de la economía ya que la economía misma como disciplina científica asume, en lo fundamental, la cosmovisión liberal.

La expresión más potente de la eficacia del pensamiento científico moderno -especialmente en sus expresiones tecnocráticas y neoliberales hoy hegemónicas- es lo que puede ser descrito literalmente como la naturalización de las relaciones sociales, la noción de acuerdo a la cual las características de la sociedad llamada moderna son la expresión de las tendencias espontáneas, naturales del desarrollo histórico de la sociedad. La sociedad liberal industrial se constituye -desde esta perspectiva- no sólo en el orden social deseable, sino en el único posible. Esta es la concepción según la cual nos encontramos hoy en un punto de llegada, sociedad sin ideologías, modelo civilizatorio único, globalizado, universal, que hace innecesaria la política, en la medida en que ya no hay alternativas posibles a ese modo de vida.

Esta fuerza hegemónica del pensamiento neoliberal, su capacidad de presentar su propia narrativa histórica como el conocimiento objetivo, científico y universal y a su visión de la sociedad moderna como la forma más avanzada -pero igualmente normal- de la experiencia humana, está sustentada en condiciones histórico culturales específicas. El neoliberalismo es un excepcional extracto, purificado y por ello despojado de tensiones y contradicciones, de tendencias y opciones civilizatorias que tienen una larga historia en la sociedad occidental.

Esto le da la capacidad de constituirse en el sentido común de la sociedad moderna. La eficacia hegemónica actual de esta síntesis se sustenta en las tectónicas transformaciones en las relaciones de poder que se han producido en el mundo en las últimas décadas. La desaparición o derrota de las principales oposiciones políticas que ha enfrentado históricamente la sociedad liberal (el socialismo real, y las organizaciones y luchas populares anti-capitalistas en todas partes del mundo), así como la riqueza y el poderío militar sin rival de las sociedades industriales del Norte, contribuyen a la imagen de la sociedad liberal de mercado como la única opción posible, como el fin de la Historia. Sin embargo, la naturalización de la sociedad liberal como la forma más avanzada y normal de existencia humana no es una construcción reciente que pueda atribuirse al pensamiento neoliberal, ni a la actual coyuntura geopolítica, sino que por el contrario tiene una larga historia en el pensamiento social occidental de los últimos siglos.

La búsqueda de alternativas a la conformación profundamente excluyente y desigual del mundo moderno exige un esfuerzo de deconstrucción del carácter universal y natural de la sociedad capitalista-liberal. Esto requiere el cuestionamiento de las pretensiones de objetividad y neutralidad de los principales instrumentos de naturalización y legitimación de este orden social: el conjunto de saberes que conocemos globalmente como ciencias sociales. Este trabajo de deconstrucción es un esfuerzo extraordinariamente vigoroso y multifacético que se ha venido produciendo en los últimos años en todas partes del mundo. Entre sus contribuciones fundamentales se destacan: las múltiples vertientes de la crítica feminista3, el cuestionamiento de la historia europea como Historia Universal4, el desentrañamiento de la naturaleza del orientalismo5, la exigencia de "abrir las ciencias sociales"6; los aportes de los estudios subalternos de la India7; la producción de intelectuales africanos como V.Y. Mudimbe, Mahmood Mamdani, Tsenay Serequeberham y Oyenka Owomoyela8, y el amplio espectro de la llamada perspectiva postcolonial que encuentra especial vigor en muchos departamentos de estudios culturales de universidades norteamericanas y europeas. La búsqueda de perspectivas del conocer no eurocéntrico tiene una larga y valiosa tradición en América Latina (José Martí, José Carlos Mariátegui), y cuenta con valiosas contribuciones recientes, entre éstas las de Enrique Dussel9, Arturo Escobar10, Michel-Rolph Trouillot11, Aníbal Quijano12, Walter Mignolo13, Fernando Coronil14 y Carlos Lenkersdorf15.

Este texto se inscribe dentro de este esfuerzo, argumentando que es posible identificar dos dimensiones constitutivas de los saberes modernos que contribuyen a explicar su eficacia naturalizadora. Se trata de dos dimensiones que tienen orígenes históricos diferentes, y que sólo adquieren su actual potencia naturalizadora por la vía de su estrecha imbricación. La primera dimensión se refiere a las sucesivas separaciones o particiones del mundo de lo "real" que se dan históricamente en la sociedad occidental y las formas como se va construyendo el conocimiento sobre las bases de este proceso de sucesivas separaciones. La segunda dimensión es la forma como se articulan los saberes modernos con la organización del poder, especialmente las relaciones coloniales/imperiales de poder constitutivas del mundo moderno.

Estas dos dimensiones sirven de sustento sólido a una construcción discursiva naturalizadora de las ciencias sociales o saberes sociales modernos.

I. Las múltiples separaciones de Occidente

Una primera separación de la tradición occidental es de origen religioso. Un sustrato fundamental de las formas particulares del conocer y del hacer tecnológico de la sociedad occidental la asocia Jan Berting a la separación judeo-cristiana entre Dios (lo sagrado), el hombre (lo humano) y la naturaleza. De acuerdo a Berting, en esta tradición:

... Dios creó al mundo, de manera que el mundo mismo no es Dios, y no se considera sagrado.

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Notas

1. Director de UNESCO-Caracas/IESALC y Consejero Regional de Ciencias Sociales, Caracas.

2. Conférence mondiale sur la science, "Projet de Déclaration", UNESCO-CIUSS, y "Draft

Programme", UNESCO, París, 5 de enero 1999; UNESCO: Rapport Mondial sur la Science

1998. UNESCO, París, 1998; Varios, "América Latina: la visión de los cientistas sociales",

Nueva Sociedad, No. 139, sept-oct, 1995.

3. Charles Wright Mills, La Imaginación sociológica, Fondo de Cultura Económica, México,

1964; Talcott Parsons, "La situación actual y las perspectivas futuras de la teoría sociológica

sistemática", en Sociología del siglo XX, Editorial Claridad, Buenos Aires, 1956.

4. Immanuel, Wallerstein, "The heritage of sociology. The promise of social science".

Presidential Address, XIV Congreso Mundial de Sociología, Montreal, July 26, 1998.

5. Immanuel, Wallerstein, "Possible Rationality: A Reply to Archer", International Sociology, vol.

13, no. 1, marzo 1998; Immanuel Wallerstein, Impensar las ciencias sociales, Siglo XXI,

México, 1998; Immanuel Wallerstein, Abrir las ciencias sociales, Siglo XXI, México, 1996;

Immanuel Wallerstein, "Social Change?". Ponencia al III Congreso Portugués de Sociología,

Lisboa, 1996; Immanuel Wallerstein, Cartas del Presidente (1994-1998), Asociación

Internacional de Sociología, 1998; Illya Prigogine, La fin des certitudes, Edition Odile Jacob,

París, 1996; Edgar Morin, Terre-Patrie, Editions du Seuil, París, 1993 y Edgar Morin, Pour une

utopie réaliste, Arléa, París, 1996.

6. Anthony Giddens, "The transition to late modern society", International Sociology, vol. 13,

No.1, p. 124, marzo 1998.

7. Federico Mayor, "The role of the social sciences in a changing Europe", International Social

Science Journal, 1992/2. Reproducido nuevamente en el número 157 de septiembre de 1998

de dicha revista, en el número dedicado al cincuentenario de ella, p.458.

8. Federico Mayor y A. Forti, Science et Pouvoir, UNESCO, París, 1995, p. 161.

9. Federico Mayor, " Address at the Second European Social Science Conference", Bratislava,

14 de junio de 1998.

10. "Projet de Déclaration", op. cit.; Francisco López Segrera, "La UNESCO y el futuro de las

ciencias sociales en América Latina y el Caribe", en Roberto Briceño León y Heinz Sonntag

(editores), Pueblo, época y desarrollo: la sociología de América Latina, Nueva Sociedad,

Caracas, 1998.

11. Francisco López Segrera, "Los procesos de integración en América Latina y el Caribe:

retos, variables, escenarios y alternativas en la era de la globalización" en Emir Sader (editor),

Democracia sin exclusiones ni excluidos, Nueva Sociedad, Caracas, 1998; Francisco López

Segrera, "La UNESCO y el futuro de las ciencias sociales en América Latina y el Caribe" op.

cit.; Heinz R. Sonntag, Duda, Certeza, Crisis, UNESCO-Nueva Sociedad, Caracas, 1988; Heinz

R. Sonntag (editor), ¿Nuevos temas, nuevos contenidos?, UNESCO-Nueva Sociedad,

Caracas, 1989; Roberto Briceño León y Heinz R. Sonntag (editores), op. cit. Este libro contiene

monografías de: Aníbal Quijano, Hebe Vesuri, Raquel Sosa, Francisco López Segrera, Paulo

César Alves, Rigoberto Lanz, Edgardo Lander, Orlando Albornoz, Emir Sader, Marcia Rivera, y

Pablo González Casanova; G. Sankatsing, Las ciencias sociales en el Caribe, UNESCO-Nueva

Sociedad, Caracas, 1990; S. Villena (editor), El Desarrollo de las ciencias sociales en América

Latina, FLACSO/UNESCO, San José de Costa Rica,1998.

12. Fernando Henrique Cardoso, " El pensamiento socioeconómico latinoamericano", Nueva

Sociedad, no. 139, sept-oct. 1995; Teotonio Dos Santos, "El desarrollo latinoamericano:

pasado, presente y futuro. Un homenaje a Andre Gunder Frank", Problemas del Desarrollo, vol.

13. Acerca de esas cuestiones, ver George W. Stocking Jr., Race, Culture and Evolution.

Essays in the History of Anthropology, The Free Press, Nueva York, 1968; Robert. C. Young:

Colonial Desire. Hybridity in Theory, Culture and Race, Routledge, Londres, 1995. De Aníbal

Quijano, "Colonialidad y modernidad/racionalidad", ya citado. También "Colonialidad del poder,

cultura y conocimiento en América Latina", en Anuario Mariateguiano, vol. IX, no.9, Lima, 1997;

y "Réflexions sur l’Interdisciplinarité, le Développement et les Relations Inter culturelles", en

Entre Savoirs. Interdisciplinarité en acte: enjeux, obstacles, résultats. UNESCO-ERES, París,

1992; Serge Gruzinski, La colonisation de l’imaginaire. Sociétés indigènes et occidentalisation

dans le Mexique espagnol XVI-XVIII siècle, Gallimard, París, 1988.

14. Véase de Walter Mignolo, The Darker Side of the Renaissance. Literacy, Territoriality and

Colonization, Michigan University Press, Ann Arbor ,1995. De J.M. Blaut, The Colonizers Model

of the World. Geographical Diffusionism and Eurocentric History, The Guilford Press, Nueva

York,1993; y de Edgardo Lander, "Colonialidad, modernidad, postmodernidad", Anuario

Mariateguiano, vol. IX, no. 9, Lima, 1997.

15. Acerca de las categorías producidas durante el dominio colonial europeo del mundo,

existen un buen número de líneas de debate: "estudios de la subalternidad", "estudios

postcoloniales", "estudios culturales", "multiculturalismo", entre los actuales. También una

floreciente bibliografía demasiado larga para ser aquí citada y con nombres famosos como

Guha, Spivak, Said, Bhabha, Hall, entre ellos.

16. De mis anteriores estudios, ver, principalmente, Modernidad, Identidad y Utopía en América

Latina, Ediciones Sociedad y Política, Lima, 1988; "Colonialidad y modernidad/racionalidad", ya

citado; y "Estado-nación, ciudadanía y democracia: cuestiones abiertas", en Helena González y

Heidulf Schmidt, (editores), Democracia para una nueva sociedad, Nueva Sociedad, Caracas,

1998.

17. Hay una vasta literatura en torno de ese debate. Un sumario puede ser encontrado en mi

texto "El fantasma del desarrollo en América Latina", Revista venezolana de economía y

ciencias sociales, no. 2, 2000.

18. Sobre esto las agudas observaciones de Robert J.C Young, op. cit.

19. Un debate más detenido en "Modernidad y democracia: intereses y conflictos" (de próxima

publicación en Anuario Mariateguiano, vol. XII, no. 12, Lima, 2000).

20. Acerca de las proposiciones teóricas de esta concepción del poder, ver "Coloniality of

power and its institutions", Simposio sobre Colonialidad del poder y sus ámbitos sociales,

Binghamton University, Binghamton, Nueva York, abril de 1999 (mimeo).

21. En el sentido de que las relaciones entre las partes y la totalidad no son arbitrarias y la

última tiene hegemonía sobre las partes en la orientación del movimiento del conjunto. No en el

sentido sistémico, es decir en que las relaciones de las partes entre sí y con el conjunto son

lógico-funcionales. Esto no ocurre sino en las máquinas y en los organismos. Nunca en las

relaciones sociales.

22. Enrique Dussel, The Invention of the Americas. Eclipse of the Other and the Myth of

Modernity, Continuum, Nueva York, 1995.

23. Ver Modernidad, Identidad y Utopia en América Latina, op. cit.

24. Ver "Estado-nación, ciudadanía y democracia: cuestiones abiertas", op. cit. También "El

fantasma del desarrollo", op. cit.

25. Ver Modernidad, Identidad y Utopía en América Latina, op.cit. "Colonialité du Pouvoir,

Démocratie et Citoyenneté en Amérique Latine", en Amérique Latine: Démocratie et Exclusion,

L’Harmattan, París, 1994.

26. La literatura del debate sobre el eurocentrismo crece rápidamente. Una posición diferente

de la que orienta este artículo, aunque emparentada, es la de Samir Amin, Eurocentrism.

Monthly Review Press, Nueva York, 1989.

27. Véase sobre este punto: Herman Viola y Carolyn Margolis (editores), Seeds of Change. A

Quincentennial Commemoration, Smithsonian Institute Press, Washington, 1991.

28. Sobre el origen de la categoría de heterogeneidad histórico-estructural véase mis "Notas

sobre el concepto de marginalidad social", CEPAL, Santiago de Chile, 1966. Incorporado

después al volumen Imperialismo y Marginalidad en América Latina, Mosca Azul, Lima, 1977.

Puede verse también, del mismo autor, "La nueva heterogeneidad estructural de América

Latina", en Heinz Sonntag (editor), Nuevos temas, nuevos contenidos, UNESCO-Nueva

Sociedad, Caracas, 1988.

29. Siempre me he preguntado por el origen de una de las más caras propuestas del

Liberalismo: las ideas deben ser respetadas. El cuerpo, en cambio, puede ser torturado,

triturado y muerto. Los latinoamericanos solemos citar con admiración la desafiante frase de un

mártir de las luchas anticoloniales, en el momento mismo de ser degollado: "¡Bárbaros, las

ideas no se degüellan!". Sugiero ahora que su origen debe buscarse en ese nuevo dualismo

cartesiano, que convirtió al "cuerpo" en mera "naturaleza".

30. Cf. Discours de la méthode. También Méditations y Description du corps humain, en

Oeuvres Philosophiques, Editions Alquie, Paris, 1963-1967. Paul Bousquié acierta en este

punto: el cartesianismo es un nuevo dualismo radical. Véase Le corps cet inconnu,

L’Harmattan, París, 1994.

31. Arthur de Gobineau, Essais sur l’inégalité des races humaines, París, 1853-1857.

32. Acerca de esos procesos en la subjetividad eurocentrada, dice mucho el que la única

categoría alterna a Occidente era, y aún lo es, Oriente, mientras que los negros (Africa) o los

indios (América antes de los Estados Unidos) no tenían el honor de ser el Otro de Europa u

Occidente.

33. Sobre este punto véase mi "Estado nación, ciudadanía y democracia: cuestiones abiertas",

op. cit.

34. Como sugiere Benedict Anderson en Imagined Communities, Verso, Londres, 1991. Una

discusión más extensa sobre este punto en mi "Estado nación, ciudadanía y democracia:

cuestiones abiertas", ya citado.

35. Una discusión más amplia sobre los límites y las condiciones de la democracia en una

estructura de poder capitalista, en mi "El fantasma del desarrollo en América Latina" op. cit. y

en "Estado-nación, ciudadanía y democracia cuestiones abiertas", op. cit.

36. Probablemente el antecedente más cercano de la idea de raza producida por los

castellanos en América. Véase mi "‘Raza’, ‘etnia’, ‘nación’ en Mariátegui: cuestiones abiertas",

op. cit.

37. Alexis de Tocqueville, Democracy in America (1835), vol. 1, chaps, XVI y XVII.

38. Gunnar Myrdall, American Dilemma, Harper and Brothers, Nueva York, 1944.

39. Todavía en los años 20 en pleno siglo XX, H. Murena, un miembro importante de la

inteligencia argentina, no dudaba en proclamar: "somos europeos exilados en estas salvajes

pampas". Ver de Eugenio Imaz, Nosotros Mañana, Buenos Aires, 1964. Y tan tarde como en

los años 60, en las luchas sociales, culturales y políticas de Argentina, cabecita negra era el

despectivo mote de la discriminación específicamente racial.

40. La homogeneización es un elemento básico de la perspectiva eurocentrista de la

nacionalización. Si así no fuera, no se podría explicar, ni entender, los conflictos nacionales en

los países europeos cada vez que se plantea el problema de las diferencias racial-étnicas

dentro de la población. No se podría entender tampoco, de otro modo, la política eurocéntrica

de poblamiento favorecida por los liberales del Cono Sur de América Latina, ni el origen y el

sentido del así llamado "problema indígena" en toda América Latina. Si los hacendados

peruanos del siglo XIX importaron culíes chinos, fue, precisamente, porque la cuestión nacional

no estaba en juego para ellos, sino el desnudo interés social. Ha sido por esa perspectiva

eurocentrista, fundada en la colonialidad del poder, que la burguesía señorial latinoamericana

ha sido enemiga de la democratización social y política, como condición de nacionalización de

la sociedad y del Estado.

41. En los 60 y 70 muchos científicos sociales dentro y fuera de América Latina, entre los que

me incluyo, usamos el concepto de "colonialismo interno" para caracterizar la aparente relación

paradójica de los Estados independientes respecto de sus poblaciones colonizadas. En

América Latina, Pablo González Casanova ("Internal colonialism and national development", en

Studies in Comparative International Development, vol. 1, no. 4, 1965) y Rodolfo Stavenhagen

("Classes, colonialism and acculturation", en Studies in Comparative International Development,

vol. 1, no. 7, 1965) fueron seguramente los más importantes entre quienes trataron de teorizar

el problema de manera sistemática. Ahora sabemos que esos son problemas acerca de la

colonialidad que van mucho más allá de la trama institucional del Estado-nación.

42. Véase sobre este aspecto mi "Urbanización, cambio social y dependencia", originalmente

publicado en Fernando Henrique Cardoso y Francisco Weffort (editores), América Latina.

Ensayos de interpretación sociológica, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1967.

43. Sobre estas cuestiones he adelantado algunas propuestas de debate en "América Latina en

la economía mundial", en Problemas del desarrollo, vol. XXIV, no. 95, UNAM, México, octubrediciembre

1993.

44. La miopía eurocéntrica, no sólo de estudiosos de Europa o de Estados Unidos sino también

de los de América Latina, ha difundido y cuasi impuesto universalmente el nombre de

populismo para esos movimientos y proyectos que, sin embargo, tienen poco en común con el

movimiento de los narodnikis rusos del siglo XIX o del populismo norteamericano posterior.

Una discusión de estas cuestiones en mi texto "Fujimorismo y populismo", en Burbano de Lara

(editor), El fantasma del populismo, Nueva Sociedad, Caracas, 1998.

45. ¿Qué es y qué no es el socialismo?, Ediciones Sociedad y Política, Lima, 1972. También

"Poder y Democracia en el Socialismo", en Sociedad y Política, no. 12, Lima, 1981.

46. Ese descubrimiento es, sin duda, lo que otorga a Mariátegui su mayor valor y su continuada vigencia, derrotados los socialismos y su materialismo histórico. Véase, sobre todo, el tramo final del primero de sus 7 Ensayos de Interpretación de la realidad peruana, Lima,1928 (numerosamente reimpreso); "Punto de Vista Antiimperialista" presentado a la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana, Buenos Aires 1929 (publicado en Ideología y Política, vol.11 de sus Obras completas); y el célebre "Aniversario y balance", editorial de la revista Amauta, Lima, septiembre 1928.

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Tomado de:

http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/sur-sur/20100708034410/lander.pdf

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