Cursos

Podcast

Canales Youtube

Visitantes

38,148,930

Las fundaciones mexicas: de Chapultépec a México. Federico Navarrete Linares.

Hits:5861

En este capítulo analizaré la accidentada historia de la fundación del altépetl mexica, desde el primer intento fallido en Chapultépec hasta las exitosas fundaciones de Mexico-Tenochtitlan y Mexico-Tlatelolco. Para comprender más cabalmente estos eventos tan conocidos y discutidos será muy útil compararlos con los largos y complejos procesos de constitución de los otros altépetl del valle de México que hemos analizado antes con el fin de desmontar uno de los prejuicios que han impedido una comprensión más íntegra de la historia mexica: la idea de la “singularidad” o del carácter excepcional de ese pueblo. Más allá de esta falsa imagen, veremos que el altépetl mexica se constituyó de manera paralela y simultánea con los demás altépetl del valle de México y compartió con ellos los siguientes rasgos esenciales.

 

En primer lugar construyó una identidad étnica propia y original producto de su origen particular, de su historia de migración y de la relación privilegiada con su deidad patrona, así como con el entorno natural y ecológico donde se estableció el pueblo. Esta identidad combinaba bienes culturales de origen chichimeca y de origen tolteca.

En segundo lugar construyó un centro urbano, político y religioso organizado alrededor de un altar o santuario debidamente consagrado, de acuerdo con los patrones urbanísticos toltecas. Para servir como un eje cósmico que reuniera los elementos de agua y cerro, definitorios del altépetl, este centro debía ser fundado por medio de una serie de rituales que culminaran en una hierofanía milagrosa.

En tercer lugar obtuvo un territorio sobre el que reivindicaba derechos de propiedad exclusivos, basados en un merecimiento; es decir, un otorgamiento de origen divino, con el cual construyó vínculos identitarios, productivos y políticos de manera que se convirtió en parte inseparable de la entidad política. En cuarto lugar consiguió una dinastía legítima de tlatoque que combinaba la raigambre chichimeca con un linaje tolteca derivado de Quetzalcóatl.

Finalmente, recibió el reconocimiento de los demás altépetl de la región y pasó a formar parte del sistema de relaciones políticas que éstos conformaban.

Como vimos en los capítulos anteriores ninguno de los altépetl del valle de México adquirió estas características de una manera lineal o acumulativa, exenta de contradicciones y conflictos; la constitución de sus entidades políticas implicó siempre una compleja interacción con los demás altépetl de la región y una profunda modificación de su cultura y su identidad, así como conflictos internos entre los grupos beneficiarios de este proceso de consolidación del dominio estatal y aquellos que se resistían a él. Lo mismo puede decirse de los mexicas.

Desde la perspectiva de este análisis comparativo los rasgos que distinguen a los mexicas de los otros altépetl del valle de México no son los que tradicionalmente se han aducido al hablar del carácter excepcional de este pueblo: su llegada tardía al valle de México, idea que ya fue refutada antes; el carácter excepcional de su relación con su dios patrono Huitzilopochtli, pues, como ya vimos, también otros pueblos fueron conducidos por sus respectivos dioses patronos hasta su patria definitiva, y finalmente, su “milagrosa” transformación de un primitivo pueblo de cazadores-recolectores a un pueblo plenamente civilizado, pues los chichimecas del valle de México no eran en realidad cazadores-recolectores, sino agricultores aldeanos que no practicaban cultivos intensivos, y no hay nada que nos permita pensar que los mexicas sí lo fueran. De hecho, puede decirse que uno de los rasgos que distinguía a los mexicas de sus vecinos era el carácter ambiguo de su identificación con las identidades chichimeca y tolteca pues, al contrario de los cuauhtitlancalques y los tetzcocanos, no reivindicaban tan explícitamente la primera y tuvieron, desde su origen y a lo largo de su estancia en el valle de México, muchos más vínculos con el ámbito ecológico, geográfico y cultural tolteca, pues siempre vivieron en un medio lacustre y practicaron la agricultura chinampera. Sin embargo, tampoco reivindicaban explícitamente una identidad tolteca y carecían de forma notoria del bien cultural más importante de los pueblos de esta tradición: un linaje reconocido de gobernantes descendientes de Quetzalcóatl. En las tradiciones históricas mexicas los intercambios de bienes culturales chichimecas y toltecas jugaron un papel mucho menos importante que en las de los otros altépetl, aunque los mexicas recibieron bienes culturales clave de sus vecinos.

El único rasgo que distingue con claridad a los mexicas de los demás grupos del valle de México es precisamente su carencia, hasta muy tarde, de un linaje propio de tlatoque legítimos. En efecto, las historias mexicas dejan siempre claro que a lo largo de su migración este pueblo nunca tuvo un linaje de tlatoque, fuera de origen chichimeca o tolteca, y que uno de sus principales objetivos políticos y la fuente de muchas dificultades fue hacerse de uno para así poder fundar su altépetl. 

Chapultépec: la fundación fallida

Según las historias mexicas, Chapultépec fue la escala más importante que hicieron los mexicas en su migración en el valle de México; por eso la mayoría de las fuentes la mencionan y veintidós proporcionan detalles respecto a los importantes acontecimientos que sucedieron en ese lugar. Pese a esta abundancia de información, es necesario leer las historias entre líneas para reconstruir lo que sucedió con los mexicas en Chapultépec, pues éste es uno de los pasajes de la migración que fueron más modificados a posteriori por las tradiciones históricas de este pueblo. Esto se debe a que los mexicas intentaron fundar su altépetl en Chapultépec y como esta tentativa fracasó sus historias disimularon de manera deliberada todas las noticias al respecto, para privilegiar las posteriores y exitosas fundaciones de Mexico-Tenochtitlan y Mexico-Tlatelolco.

La situación de los mexicas al llegar a Chapultépec

En el capítulo cuarto interrumpimos la historia de los mexicas cuando este pueblo estaba por llegar a Chapultépec en la ribera occidental del lago de Tetzcoco. Para entender los sucesos ocurridos en este lugar es necesario hacer una breve recapitulación de su situación en ese momento.

En primer lugar, la identidad étnica mexica, centrada en el culto a Huitzilopochtli y en el poder que ejercían en su nombre los gobernantes del grupo, se había consolidado a lo largo de una sucesión de conflictos internos y externos y de escisiones de los emigrantes, desde Michoacán hasta Coatépec y Tzompanco; habían eliminado a los grupos disidentes al grado de volver dicha identidad casi monolítica.

Paralelamente, los inmigrantes habían confirmado su especialización en la agricultura chinampera y en la explotación de los recursos lacustres, lo que permitió su subsistencia en el medio acuático que ocupaban desde hacía muchos años y les daba un papel definido e importante en la división étnica del trabajo en la economía regional del valle de México. De esta manera habían establecido vínculos identitarios y productivos con el ecosistema lacustre del valle de México y se habían distribuido por las riberas e islotes centrales de los lagos de Tzompanco y Tetzcoco.

De igual importancia era su capacidad guerrera, reconocida por todos los altépetl que los habían utilizado como mercenarios o vasallos, en primer lugar los xaltocamecas y después los azcapotzalcas y colhuas. 

Los orígenes de los pueblos indígenas del valle de méxico Xaltocan Cuauhtitlan Tenayocan Azcapotzalco Colhuacan Coatlichan Tetzcoco Chalco Atenco Tlalmanalco Amaquemecan Xochimilco Principales comarcas mexicas Otros altépetl de la región Mexico-Tenochtitlan Huexotla Mexico-Tlatelolco Tizaapan Tlapitzahuayan Chapultépec Mexicatzinco Huitzilopochco Acocolco Nextícpac Iztacalco Mixiuhcan Atlacuihuayan Huixachtitlan Figura 22. Mapa de las comarcas mexicas en el valle de México

Por otro lado, mientras los mexicas reivindicaban su identidad chichimeca, recordando su partida de Chicomóztoc y el sacrificio de los mimixcoas, poseían también importantes bienes culturales toltecas, como la práctica de la agricultura chinampera y la capacidad de fundar centros urbanos de importancia, como Coatépec. También habían recibido de los chalcas el uso del pulque, un bien cultural que probablemente estuvo acompañado de una alianza matrimonial, o de la recepción de otro título de legitimidad de ese prestigioso linaje tolteca.

Quizá gracias a ello los mexicas tenían un dirigente que podía ser coronado tlatoani, o que incluso ya lo había sido, según algunas versiones que discutimos antes, Huitzilíhuitl, vinculado con la rama otomí de la dinastía chichimeca, que tenía su sede en Xaltocan.

Puede plantearse que los mexicas habían reunido ya todos los elementos necesarios para intentar fundar su propio altépetl y que encontraron en Chapultépec un lugar propicio para hacerlo.

¿Quiénes vivían en Chapultépec?

Las historias tetzcocanas relatan que cuando Xólotl y sus chichimecas llegaron al valle de México encontraron que en Chapultépec vivía un grupo de toltecas que había escapado de Tollan. Del mismo modo, en Origen de los mexicanos se cuenta que, tras el colapso de esa ciudad, unos toltecas, encabezados por el tlatoani Huémac, se establecieron en Chapultépec, donde el gobernante se suicidó, por lo que al poco tiempo estos refugiados se unieron a los que se habían establecido en Colhuacan.

Aunque no tenemos noticia de que ese asentamiento tolteca haya durado hasta la época en que llegaron los mexicas a Chapultépec, podríamos suponer que de ser así sus pobladores pudieron haber aportado bienes culturales de su tradición a los recién llegados. Aun si éste no fue el caso, la identificación de Chapultépec como un lugar tolteca, y la posible presencia de vestigios de este temprano asentamiento, podía también haber sido significativa para los inmigrantes, pues hemos visto que en Chalco tanto los acxotecas como los tenancas usaron viejas ruinas toltecas para fundar altépetl vinculados identitariamente con esta tradición.

Más allá de este lazo inicial con los toltecas, en el momento en que llegaron los mexicas, Chapultépec tenía una posición ambigua dentro de la geopolítica del valle de México, por lo que las diferentes historias nos dan información contradictoria respecto a cuál altépetl pertenecía.

En primera instancia, las noticias que hemos discutido antes indican que tenía vínculos estrechos con Colhuacan, el centro tolteca más importante de la zona. Los Anales de Cuauhtitlan mencionan la existencia de un tlatoani chichimeca de Chapultépec, llamado Mazatzin, que después se entronizaría en Colhuacan.

Torquemada, en cambio, nos informa que esta localidad era parte de los dominios del altépetl tepaneca de Tenayocan, mientras que Tovar afirma que la cabeza de estos dominios tepanecas era Azcapotzalco. Estas contradicciones llevaron a Nigel Davies a proponer que Chapultépec se encontraba en las fronteras de los dominios de Azcapotzalco, Colhuacan e incluso Coatlichan.

La localización fronteriza de este sitio es confirmada por los Anales de Cuauhtitlan cuando afirman que desde Chapultépec los mexicas retaron a los diferentes pueblos que se encontraban cerca: “se burlaban de los demás, arrebataban las cosas, les quitaban a la mujer y a la hija y hacían otras más burlas, [por lo que] se enojaron los tepanecas de Tlacopan, Azcapotzalco, Coyohuacan y Colhuacan”. Señalan además, que los mexicas forzaron a huir de Chapultépec al mencionado tlatoani Mazatzin con toda su gente:

[...] estando ya los mexicanos con el rey Mazatzin, empezaron a burlarse de la hija de éste: muchas veces la llevaban a cuestas dormida, y por esto se mofaban mucho de los chichimecas. Desasosegado, Mazatzin los dejó apresuradamente y llevó a sus vasallos, que fueron a establecerse en Otlazpan, etcétera.

Hay que señalar que esta información se encuentra únicamente en fuentes no mexicas, mientras que las historias de este altépetl no mencionan a ningún poblador original de Chapultépec. Esto puede interpretarse como una supresión deliberada de cualquier noticia sobre asentamientos previos en el lugar con el objetivo de fortalecer los títulos mexicas sobre ese territorio.

La significación de esta divergencia se apreciará más claramente cuando comparemos las razones que dan las diversas tradiciones históricas indígenas para el enfrentamiento entre los mexicas y sus enemigos en Chapultépec: mientras que las historias no mexicas explican la guerra por las provocaciones mexicas contra los pobladores originales del lugar, las fuentes mexicas la atribuyen a causas internas de este grupo o a un ataque sin motivación explícita.

Chapultépec, otro destino final fallido

Las fuentes de la familia de la Crónica X afirman que, desde el momento en que los mexicas llegaron a Chapultépec, Huitzilopochtli les informó que ése no sería su lugar de residencia definitivo:

E inmediatamente da Huitzilopochtli órdenes a los “teomamas” a los llamados Cuauhtlequetzqui, el segundo Axolohua, sacerdote, y el tercero, llamado Ococaltzin; díjoles Huitzilopochtli: “¡Oh, padres míos!, esperad aún por aquello que ha de hacerse, pues lo veréis, pero esperadlo todavía, que yo lo sé; esforzaos, atreveos, reforzaos, arreglaos, ya que no es aquí donde estaremos, sino que aún más allá están a quienes cautivaremos, a quienes regiremos; y además, esperemos a quienes nos vengan a destruir, que de ellos vienen ya dos clases”.

Con estas palabras, la deidad tutelar reafirmó en primer lugar su soberanía sobre su pueblo y su conocimiento perfecto de su porvenir, utilizando exactamente la misma fórmula que había empleado en Coatépec para rechazar la pretensión de los centzonhuitznahuaque y Coyolxauhqui de decidir que los mexicas habían llegado a su lugar definitivo de residencia. Esta similitud no parece azarosa puesto que, como hemos visto, la versión de la historia mexica recogida en la Crónica X codificó de manera sistemática y cuidadosa los diversos episodios de la migración para construir un relato coherente; por ello cabe suponer que la fórmula de Huitzilopochtli establecía una analogía entre Coatépec y Chapultépec como fallidos destinos finales de los mexicas.

El hecho mismo de que Huitzilopochtli tuviera que aclarar que Chapultépec no era el término de la migración, algo que supuestamente los mexicas debían dar por sentado a menos que recibieran una señal inequívoca de su dios en sentido inverso, permite sospechar que, tal como sucedió en Coatépec, los inmigrantes, o un sector de ellos, consideraron que habían llegado por fin a su residencia definitiva. Por ello, la aclaración del dios serviría para que la versión de la Crónica X descalificara a posteriori esta idea, para así mantener la primacía de Mexico-Tenochtitlan como la única y definitiva fundación mexica.

De una manera similar puede entenderse el pasaje de la Historia de los mexicanos por sus pinturas que describe el establecimiento de los mexicas en ese lugar: “De allí vinieron a Chapultepec, donde aderezaron el agua, y pusieron alrededor de ella muchas banderas, como las que dio la vieja a los de Tula cuando quisieron sacrificar, de las cuales de ahí adelante cesaron”.

Las banderas sacrificiales levantadas por los mexicas establecidos en Chapultépec los equiparan con los desafortunados toltecas que, según la misma fuente, fueron sacrificados y aniquilados por los propios mexicas en Tula tras haberse aparejado con las mismas banderas. El relato define anticipadamente a los mexicas como víctimas y condena la estancia en Chapultépec a un fracaso inevitable, como lo hizo Huitzilopochtli con su profecía en la versión de la Crónica X.

Chapultépec, el sitio óptimo para una fundación

Aunque ninguna historia describe o menciona explícitamente una fundación mexica en Chapultépec, existen varias razones de peso para pensar que ésta tuvo lugar.

La primera es la localización privilegiada de este sitio. Su cercanía con el lago permitía la construcción de chinampas y el acceso a los recursos lacustres, cuya explotación era especialidad de los mexicas; también a la piedra y a los recursos de la región boscosa de sus alrededores. Además, era el sitio de un abundante manantial de agua fresca, mismo que sería utilizado por los mexicas desde Mexico-Tenochtitlan. También tenía buenas posibilidades defensivas, tanto por la existencia del pequeño cerro como por los pantanos que lo rodeaban. Como ya hemos visto, se encontraba en el límite de los territorios de varios altépetl, razón por la cual podía ser propicio para establecer una entidad política independiente.

Desde un punto de vista religioso, Chapultépec reunía perfectamente las características que debía tener el centro sagrado de un altépetl, pues era literalmente un cerro con agua, lo mismo que el sagrado Chalchiuhmomozco de Amaquemecan.

Finalmente, la identificación del lugar con la tradición tolteca le daba un prestigio que seguramente beneficiaría a los mexicas.

Diferentes fuentes nos dan indicios de la intención de los mexicas de establecerse en Chapultépec. En la Relación del origen de los Yndios... Tovar afirma:

Electo éste [Huitzilíhuitl] por capitán general, y habiéndole dado todos la obediencia, mandó fortalecer las fronteras de aquel cerro con unos terraplenos que acá llaman albarradas, haciendo en la cumbre un espacioso patio donde todos se recogieron y fortalecieron, teniéndose centinela y guarda de día y de noche, con mucha diligencia y cuidado, poniendo las mujeres y niños en medio del ejército, adereçando flechas, varas arrojadizas y hondas, con otras cosas necessarias a la guerra.

El temor de los mexicas a los ataques podría vincularse con la fundación de su altépetl y con el rompimiento de los lazos de vasallaje que los unían con sus anteriores dominadores, que fueron precisamente las causas que motivaron la agresión que sufrirían tiempo después.

En el Memorial breve... Chimalpain nos informa, hablando de la derrota y la expulsión de Chapultépec: “Fue de este modo que los mexica perecieron por engaños cuando consiguieron las tierras que anduvieron observando los antiguos”. El término para “conseguir” utilizado por el autor es maceua, “merecer” que, como hemos visto, indica la obtención de títulos legítimos sobre un territorio, generalmente como producto de una donación divina.

La coronación de Huitzilíhuitl

Un altépetl requería de un tlatoani legítimo, por ello, otro indicio de la intención mexica de fundar el suyo en Chapultépec es el hecho de que al menos siete fuentes afirmen que en ese lugar coronaron como tlatoani a Huitzilíhuitl.

La Quinta relación de Chimalpain afirma claramente que, a diferencia del anterior dirigente mexica que era simplemente un “guía”, Huitzilíhuitl se convirtió en un tlatoani:

Y también en este mencionado año 1 técpatl los mexica vinieron a mudarse a Techcatitlan, junto a Chapoltépec. Y algunos antiguos mexica así lo han ido diciendo, así han ido señalando que en el año 1técpatl vino a morir Tozcuecuextli, quien guió a los mexica cuarenta años. Y enseguida, en este año se asentó como tlahtohuani la persona del huehue Huitzilíhuitl, el primero que se constituyó en tlahtohuani de los mexica chichimeca desde que vienen, desde que vienen parando en sus lugares de andar, desde que vinieron caminando. Salió el año 1 técpatl, 1272 años.

La Crónica mexicáyotl utiliza también el término tlatoani para referirse a este gobernante. Por su parte, el Códice Azcatitlan representa a Huitzilíhuitl sentado en su icpalli, el “equipal” o silla utilizada por los gobernantes, y coronado con el tradicional xihuitzolli, “diadema” o corona, de los tlatoque, junto con una glosa que afirma: “Huitzilíhuitl, éste se asentó [en el trono] en Chapultépec”.

En cambio Durán y Tovar, que se basan en la Crónica X, se refieren a Huitzilíhuitl únicamente como “capitán general” o “caudillo”. Esto puede deberse a la intención sistemática de esta fuente de minimizar los sucesos en Chapultépec, y a su interés por exaltar a la dinastía tenochca originada en Colhuacan y, por lo tanto, por menospreciar la dinastía xaltocameca encarnada por Huitzilíhuitl.

Los tlacochcalcas y la presencia tolteca

Otro indicio a favor de una fundación mexica en Chapultépec es la llegada a ese lugar de los tlacochcalcas, un grupo de origen tolteca y linaje tan noble que era llamado tecpantlaca, “gente de palacio” y estaba exento de cualquier pago de tributo. Como vimos antes, el patrono de estos inmigrantes era nada menos que Tezcatlipoca y sus tlatoque utilizaban el prestigioso título de teohuateuhctli, “señor poseedor de dios”. Los tlacochcalcas se establecieron después en Chalco, donde fundaron el altépetl de Tlalmanalco y adquirieron una posición dominante en la compleja jerarquía de esa confederación de altépetl.

En su Sexta relación, Chimalpain afirma que tlacochcalcas y mexicas llegaron juntos a Chapultépec y enfatiza los títulos que tenían los señores tlacochcalcas:

Año 1 tochtli, 1298 Entonces llegaron a Chapoltépec los tlacochcalca y los mexica. Y llegaron Acxocuauhtli, tlahtohuani; Cahuetzqui, teohuateuhctli; el tlátquic Chalchiuhtlatónac y, de los mexica, su sacerdote Huitzilíhuitl y el tlahtohuani Acamápich.

El Memorial breve... sostiene, en cambio, que los tlacochcalcas, con todo y su dios patrono, encontraron a los mexicas en Chapultépec cuando éstos ya llevaban diecinueve años viviendo ahí. Por su parte, la Séptima relación añade que Tezcatlipoca traía consigo un estandarte de oro. La única fuente mexica que hace alusión a la presencia de este grupo en Chapultépec es la Historia de Tlatelolco, que cuenta la historia de los nonohualcas y de su dirigente Tímal:

A los 31 años el mexícatl murió en Chapoltépec. El nonouálcatl Tímal llegó como conquistador y levantó dos casas de plumas de quetzal y dos quauhxicallis para su dios, el brujo. Hizo conquistas por doquiera y cuando conquistó Quauhnáuac tenía por protectores a la lluvia y al viento.

Este grupo puede identificarse con los tlacochcalcas por varias razones. En primer lugar éstos se llamaban también nonohualcas y la descripción de su dios como un “brujo”, o nahual, puede corresponder perfectamente con Tezcatlipoca, pues la brujería y el nahualismo eran atribuciones de esta deidad. También significativa es la mención de que los nonohualcas conquistaron Cuauhnáhuac, pues sabemos que los tlacochcalcas incursionaron en la zona del valle de Morelos. Por otro lado, la mención de que tenían como protectores a la lluvia y al viento recuerda los poderes extraordinarios que tenía Tezcatlipoca para controlar la lluvia. Finalmente, la Historia de Tlatelolco explica que estos nonohualcas se establecieron en Chalco.

Es muy significativo que la fuente afirme que los nonohualcas conquistaron a los mexicas; es decir, impusieron algún tipo de dominación política sobre ellos, quizá debido a su alta jerarquía como grupo tolteca. Las dos casas de pluma de quetzal que construyeron eran edificaciones características de Tollan y por lo tanto deseables en cualquier altépetl con raigambre tolteca, al igual que los cuauhxicallis, es decir, los altares para sacrificios humanos.

En suma, podemos proponer que los prestigiosos inmigrantes tlacochcalcas, y su poderoso dios patrono, dieron a los mexicas estos bienes culturales de gran valor para la fundación de su altépetl en Chapultépec, a cambio de que éstos reconocieran su supremacía política. Sin embargo, hay que señalar que ninguna otra historia mexica menciona a los tlacochcalcas o a los nonohualcas. Puede plantearse que la noticia de este intercambio habría sido suprimida por la mayoría de las historias mexicas porque éstas enfatizaban, en cambio, la relación de su pueblo con los toltecas de Colhuacan, lo que daba legitimidad al linaje de los tlatoque tenochcas derivado de esa ciudad. Las únicas fuentes que mencionan este episodio son chalcas, pues a las tradiciones históricas de ese altépetl les convenía enfatizar los vínculos de dependencia que los unían con ellos. Tampoco interesaba enfatizar las relaciones con los colhuas a la Historia de Tlatelolco, pues la tradición histórica de ese altépetl mexica se negaba a legitimar a la dinastía tenochca que surgió de esa ciudad, y por ello le convenía señalar el origen tlacochcalca de los bienes culturales toltecas que recibieron los mexicas.

No obstante, varias historias mexicas confirman indirectamente la relación entre este grupo y los tlacochcalcas, pues cuentan que cuando los mexicas se dispersaron por las riberas del lago de Tetzcoco, después de su primera derrota en Chapultépec, se establecieron en una localidad llamada Tlalpitzahuayan que se puede identificar con Xalpitzahuayan, lugar donde, según Chimalpain, se establecieron los tlacochcalcas después de dejar Chapultépec.

El sacrificio de Cópil en Chapultépec

El último indicio importante que he encontrado para proponer que los mexicas intentaron fundar su altépetl en Chapultépec es el sacrificio de Cópil, que se llevó a cabo en ese lugar, y puede ser interpretado como un ritual fundador de Chapultépec, transformado a posteriori por las historias mexicas en un antecedente del milagro de la fundación de Mexico-Tenochtitlan.

Según las historias mexicas, Cópil era hijo de Malinalxóchitl e intentó atacar a los mexicas en Chapultépec para vengar la afrenta que Huitzilopochtli y los mexicas habían hecho tiempo atrás a su madre al dejarla abandonada en el camino cerca de Malinalco. De acuerdo con la Crónica mexicáyotl, Cópil atacó a los mexicas por medio de un acto de transformación mágica:

Por esto pues viene luego Cópil y se arregla y se prepara, ya que era grandí- simo bellaco, grandísimo brujo, aun cuando tal vez no tanto como su madre Malinálxoch; viene pues luego en el año 1-casa, “1285 años”; volvióse allá en el lugar llamado Zoquitzinco, viene nuevamente, volvióse allá en el lugar llamado Atlapalco, nuevamente viene, volvióse en el lugar llamado Itztapaltémoc. Y a causa de que Cópil se convirtió, se apareció bajo figura de Itztapáltetl, denominábase así el que ahora llamamos todas las gentes Itztapaltetitla. La metamorfosis de Cópil se hizo pues en Itztapáltetl de nuevo volvióse a su morada, llamada Texcaltepetícpac, y ahora Malinalco [...]

Aunque el pasaje es difícil de comprender, parece que Cópil se nahualizó en un personaje llamado Itztapáltetl, “Piedra plana de obsidiana”.

La Crónica mexicáyotl cuenta también que Cópil trajo consigo a su hija, quien después se convirtió en esposa del dirigente mexica Cuauhtlequetzqui, con quien tuvo un hijo. Posteriormente, el dios Huitzilopochtli se enfrentó a Cópil y cuando éste se identificó como su sobrino y le explicó que venía a vengar a su madre, lo derrotó en combate y lo sacrificó de la siguiente forma: “[...] y en cuanto murió le degolló al punto, le abrió el pecho y le tomó el corazón; y la cabeza la puso sobre el cerrito que es ahora el lugar llamado Acopilco, y allí murió la cabeza de Cópil”.

Entonces, el dios entregó el corazón de su desafortunado sobrino al teomama Cuauhtlequetzqui, diciéndole:

“Oh, Cuauhtlequetzqui, ven, he aquí el corazón del bellaco de Cópil, a quien fui a matar; corre y llévatelo dentro del tular, del carrizal, donde verás un tepetate sobre el cual descansara Quetzalcóatl cuando se marchó; de sus sillas la una es roja y la otra negra; allí te colocarás en pie cuando arrojes el corazón de Cópil.” Por esto viene Cuauhtlequetzqui de inmediato a arrojar el corazón; cuando hubo llegado a donde había prometido vio inmediatamente el “tepetate”, se subió sobre él a arrojar el corazón, que fue a caer dentro del tular, del carrizal; luego se regresó de donde fuera a arrojar el corazón, él, Cuauhcóatl, o quizás Cuauhtlequetzqui; divergen en ello las relaciones de los ancianos sobre quién fue el que arrojó el corazón, porque hubo una persona que era Cuauhtlequetzqui, y otra persona que era Cuauhcóatl [...]

Como veremos más adelante, el lugar donde cayó el corazón de Cópil fue justamente donde se realizó el milagro de la fundación de Mexico-Tenochtitlan. Por ello en el Memorial breve... Huitzilopochtli profetiza la aparición del águila sobre el nopal:

—Y tú partirás, tú que eres Ténuch irás a ver, allí donde brotó el tenuchtli, al corazón de Cópil; allí, sobre él, se yergue un águila que está asiendo con sus patas, que está picoteando, a la serpiente que devora. Y aquel tenuchtli serás, ciertamente, tú, tú Ténuch; y el águila que veas, ciertamente, yo. Ello será nuestra fama en tanto que exista el mundo. Nunca se perderá la fama y la honra de Mexico-Tenuchtitlan.

La Historia de Tlatelolco también afirma que Cópil utilizó la magia para atacar a los mexicas:

Tozcuécuex era todavía jefe cuando Cópil llegó, quien vivía en Tetícpac. Por tres días Cópil lo embrujó y lo enredó hasta que Quauhtliquetzqui se dio cuenta que el brujo le llamaba y le decía: “Quauhtliquetzqui, ¿qué haces tú? Ya son tres días que Cópil os quita la inteligencia, quitándoos el buen juicio. Llama a Ténoch”. Después él llama a Ténoch.

Ténoch y Cuauhtlequetzqui tendieron una trampa a Cópil y lo capturaron:

Luego Cópil vino también. Entonces él lo coge rápidamente diciéndole: “¿Quién eres tú?”. Él contesta: “Soy yo (Cópil), pariente tuyo, porque somos de la misma tribu. Nos perdimos en Tzompanco. Y esto no lo hago de complacencia (por gusto propio), porque (sólo) soy el sirviente del Axoquauhtli de Colhuacan”.

Es interesante la mención de una participación colhua en este ataque, pues perfila los conflictos posteriores entre este pueblo y los mexicas. Después de ser capturado Cópil encargó a su hija Xicomoyohual a Cuauhtlequetzqui, e inmediatamente, el teomama mexica lo sacrificó: “Enseguida mata a Cópil. Le corta la cabeza, (después) toma su cabeza y su corazón y los mete en un saco. Luego entierra el cadáver del Cópil en el lugar que ahora se llama Acopilco. El Quauhtliquetzqui le dio el nombre”. Llama la atención que esta historia tlatelolca no diga nada sobre el destino del corazón de Cópil que es tan importante en la versión tenochca de Alvarado Tezozómoc. En las versiones de Durán y Tovar, en cambio, la agresión de Cópil tomó un cariz más político. En la Historia de las Indias de la Nueva España... el primero afirma:

Cópil, que así se llamaba, habida noticia, empezó a discurrir de pueblo en pueblo, y a encender y mover los corazones de todas las naciones contra la generación mexicana, y a incitarlos a que los destruyesen y matasen, publicándolos por hombres perniciosos y belicosos, tiranos y de malas y perversas costumbres, certificando tener él noticia de ellos y conocerlos por gente tal cual él daba la relación. Las gentes y naciones, temerosos y asombrados con nuevas tan enormes y espantosas, temieron admitir semejante gente y así determinaron de los matar. Para lo cual se conjuraron todas las ciudades comarcanas de Azcaputzalco y de Tacuba, Cuyuacan y Xochimilco, Culhuacan y Chalco, para que todos de mancomún los cercasen y los matasen, sin quedar uno ni más. El cual propósito fue luego puesto en ejecución.

La Historia de los mexicanos por sus pinturas explica que Cópil era “hijo de la mujer que tomaron los chichimecas, de do descienden los de Mechuacan” y que fue a ver a los mexicas a Chapultépec:

[...] y como le quisieron sacrificar, dijo que no había de ser sacrificado sino en Mechuacan, donde estaba su madre. Y sobre ello hizo armas por mandado de Huitzilíhuitl con Cuauhtliquetzin, y fue vencido, y por esto fue sacrificado, y el corazón fue enterrado do dijeron Tenuchtitlan y después fue fundada esta ciudad de México en aquella parte, y la cabeza la enterraron en Tlachtonco.

El Codex mexicanus, por su parte, representa la captura de Cópil, identificado por su característico sombrero puntiagudo, y por una glosa, pero no ofrece ninguna otra explicación. Los Anales de Gabriel de Ayala dan una versión muy diferente de este episodio, que involucra a un personaje llamado Opílcatl: 

El año 10 calli, 1281. En este tiempo en Chapultépec se declaró la guerra contra los mexicas. Fue perezoso y entonces capturaron al de nombre Opílcatl; y trajo a su hija Xicomoyóhual; Teotenanco era el hogar de su hija. Y fue entonces que Ténoch fue asentado como sacerdote del fuego. Año 1 calli, 1285. En éste [los malinalca] conquistaron a los mexicas en Chapultépec. En su casa en Huei Tenanco mataron al teomama Cuauhtlequetzqui.

Opílcatl puede identificarse con Cópil por el nombre de su hija Xicomoyohua. Podemos suponer que su captura (y sacrificio) son equivalentes a los de Cópil. Por otra parte Cuauhtlequetzqui, en vez de casarse con la hija de este personaje, muere sacrificado en Huei Tenanco unos años después de que los malinalcas conquistaron a su pueblo.

Una interpretación del sacrificio de Cópil

Para interpretar este episodio y sus distintas versiones es necesario comprender las diferentes claves simbólicas que contiene y su relación con eventos pasados y aún por venir en la historia de los mexicas. En primer lugar, hay que señalar que Cópil era un pariente de Huitzilopochtli por el lado femenino: Malinalxóchitl era su madre y la infortunada Coyolxauhqui su tía. Su caso se integra al patrón simbólico que ya hemos discutido donde el dios patrono mexica vence a sus parientes femeninos para justificar separaciones entre los emigrantes y para confirmar la identidad de su grupo. Más allá de este simbolismo, en el caso particular de Cópil el parentesco puede ser también indicio de la existencia de un enfrentamiento dinástico pues, como miembros de la élite mexica, aunque Malinalxóchitl y su hijo hubieran quedado atrás en el camino, probablemente tenían derechos políticos que hacer valer en el gobierno del nuevo altépetl que estaba por fundarse en Chapultépec. La información de los Anales de Gabriel de Ayala de que los malinalcas conquistaron a los mexicas en ese lugar es un indicio de que Cópil, u Opílcatl, pretendía asumir el mando del naciente altépetl. Las noticias dadas por Durán y Tovar en el sentido de que Cópil azuzó a los vecinos de los mexicas en su contra indican que quizá buscó apoyo de estos altépetl más poderosos para imponerse como gobernante de ese pueblo.

Hay que recordar también que, según las otras versiones, el sacrificio de este personaje fue acompañado por un pacto dinástico, pues la hija de Cópil casó con Cuauhtlequetzqui y le dio un hijo. Es así que el episodio puede ser interpretado como un conflicto que culminó con la subordinación de la rama malinalca de la élite mexica a la rama que continuó la migración hasta Mexico-Tenochtitlan, según la mayoría de las fuentes; o que tuvo el resultado opuesto, según los Anales de Gabriel de Ayala.

La afirmación de la Historia de Tlatelolco de que Cópil actuaba como vasallo del tlatoani de Colhuacan indica que este conflicto dinástico interno pudo haber sido aprovechado por un altépetl más poderoso para someter a los mexicas e incorporarlos a su área de influencia.

Respecto al sacrificio de Cópil, las fuentes coinciden en que fue resultado de un combate en el que lo venció un mexica, ya fuera el propio dios Huitzilopochtli o uno de sus teomamaque, como Cuauhtlequetzqui. Por eso tomó la forma de extracción del corazón, el ritual que se seguía habitualmente con los prisioneros de guerra. La occisión ritual de Cópil puede compararse con otros sacrificios humanos realizados por los mexicas para consagrar altares a Huitzilopochtli en Amalinalpan, anteriormente, y en Colhuacan y Mexico-Tenochtitlan despúes. En esos casos las fuentes afirman explícitamente que el sacrificio se realizó para darle un “corazón” al altar: es decir que el corazón del hombre fue utilizado para consagrar un centro sagrado.

Puede plantearse que el sacrificio de Cópil tuvo como objetivo consagrar un altar a Huitzilopochtl en el propio Chapultépec para cumplir así con un requisito indispensable de cualquier fundación de un altépetl: establecer un centro sagrado que funcionara como un axis mundi.

Esta interpretación contradice, desde luego, lo que algunas historias afirman explícitamente: que por órdenes de Huitzilopochtli el corazón de Cópil fue arrojado en el cañaveral en medio de la laguna de Tetzcoco, en el punto justo donde muchos años después brotaría el tunal que habría de marcar el sitio de fundación de Mexico-Tenochtitlan. Vista desde esta perspectiva, tal afirmación resulta poco creíble pues significaría que el corazón sacrificado de Cópil no fue utilizado por los mexicas para consagrar un altar en Chapultépec, donde vivían entonces, sino en un lugar desierto donde no habrían de establecerse sino mucho tiempo después.

Esto sugiere que el episodio de la colocación del corazón de Cópil en el ca- ñaveral fue añadido posteriormente por las historias mexicas para convertir un sacrificio realizado para la consagración del altar en Chapultépec —que perdió su valor cuando los mexicas fueron expulsados de ese lugar— en un ritual anticipado de la fundación de Mexico-Tenochtitlan, la única y verdadera fundación del altépetl tenochca según la tradición histórica mexica. Llama la atención que la versión de la Historia de Tlatelolco no incluya este añadido, que serviría para legitimar la fundación de Tenochtitlan, y no de Mexico-Tlatelolco.

La guerra en Chapultépec

Muchas de las historias, tanto mexicas como de otros altépetl, coinciden en afirmar que en Chapultépec los mexicas fueron atacados por varios de los principales altépetl del valle de México y sufrieron una catastrófica derrota que los forzó a huir de ese lugar. Sin embargo, las fuentes difieren radicalmente en sus explicaciones de las causas de esta agresión, así como en las noticias que dan sobre el número de ataques que sufrieron los mexicas, quiénes fueron sus atacantes y cuáles las consecuencias de su derrota. Para intentar elucidar estos sucesos me concentraré en los siguientes problemas clave:

-¿Cuántos ataques sufrieron los mexicas? -¿Cuáles fueron los altépetl del valle de México que los atacaron y por qué razones lo hicieron? -¿Cuáles fueron las consecuencias de la derrota para los mexicas?

Antes de iniciar este análisis conviene recordar la muy plausible explicación general de estos eventos que nos presenta Torquemada:

Puestos los mexicanos en este lugar de Chapultepec, aunque es verdad que venían cansados, destrozados y afligidos con el largo camino que trajeron, no por eso dejaban de multiplicarse y crecer en número, como los hijos de Israel en Egipto, del rey Faraón. Y como los comarcanos viesen la multiplicación y crecimiento en que iban, comenzaron a ofenderles y hacerles guerra, con intención de destruirlos y acabarlos, para que su nombre no se supiese sobre la haz de la tierra, ni estableciesen en ella su generación.

De acuerdo con la hipótesis que he desarrollado, puede plantearse que los otros altépetl del valle de México atacaron a los mexicas para impedir que consolidaran la fundación de su altépetl y que se hicieran fuertes en Chapultépec.

¿Cuántos ataques sufrieron los mexicas?

La mayoría de las historias afirman que en Chapultépec los mexicas sufrieron un solo ataque. Sin embargo, varias afirman que fueron dos o más. Como veremos a continuación me parece que esta última versión es la más completa y que los mexicas sufrieron dos agresiones diferentes: la primera involucró a Cópil y otros pueblos del valle de Toluca y la segunda a una vasta coalición de altépetl del valle de México. Es posible afirmar que las fuentes que hablan de un solo ataque funden estas dos agresiones, o bien ignoran la primera, en el caso de las historias de los altépetl no mexicas.

Tomado de:

 

http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/origenes/origen008.pdf

Buscar