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EL ESPÍRITU DEL GUERRERO. Guillermo Marín

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PRIMERA PARTE

 

El día había sido muy largo, el Sol declinaba lentamente. El cielo se encendía entre montañas de nubes, rojas y naranjas que se amontonaban en el horizonte, acompañando al incandescente Señor de los Dardos de Fuego en su viaje al inframundo, al lugar de los descarnados. El Valle de Etla, todo cubierto de amorosas milpas, se preparaba para recibir los misterios de la noche.

 

La casa de Garra de Jaguar estaba llena de amigos y parientes, en especial de mujeres laboriosas, que preparaban todo lo necesario para el gran acontecimiento. Flor Menudita, su esposa, estaba por hacer florecer el fruto de su amor, que durante nueve meses llevó en su vientre.

Tenía cinco días de haber llegado la partera, era la costumbre que ella preparara los alimentos y dirigiera a las mujeres jóvenes, que aprendían y servían con emoción. Los amigos de Garra de Jaguar por su parte, además de traer alimentos para el "gasto" de los invitados y ayudantes, traían palabras de aliento al futuro padre.

 

Garra de Jaguar entendía ahora, porqué su corazón fue atrapado por la energía de Flor Menudita. Al aproximarse el nacimiento de su hijo, se le juntaban todas las emociones en el pecho. Estaba cumpliendo con su destino.

 

La noche cubrió totalmente el fértil valle. La luz de las antorchas y los fogones alumbraban las casas del pueblo, el cual se preparaba para descansar. De pronto, el cielo iluminado por una enorme luna llena, se vio obscurecido por una invasión de negras y pesadas nubes, que presagiaban tormenta.

 

La partera, mujer sabia y conocedora de la naturaleza, se dio cuenta que ésa noche caería una gran tormenta y nacería el niño. La paz del pueblo fue rota por un relámpago, que primero iluminó el valle y después estremeció los cuerpos con un fortísimo trueno. La lluvia se precipitó como por mandato, desde el primer momento cayó abundante y se mantuvo toda la noche.

 

Las mujeres jóvenes se pusieron a rezar y la partera con cuatro mujeres de experiencia empezaron a trabajar. Los gritos de dolor eran opacados por los truenos y el ruido del agua al golpear la tierra. Flor Menudita luchaba con fuerza, en medio de grandes dolores, por traer al mundo a su hijo.

 

Fue en la madrugada cuando terminó la gran tormenta. De la misma manera en que empezó, se desprendió del cielo un luminoso relámpago, como nunca antes se había visto y su potente trueno anunció el nacimiento del niño; mientras una inmensa águila volaba en torno a la casa del recién nacido.

 

El trueno despertó a todo el pueblo, quien pudo escuchar en el extraño silencio que dejo la tempestad, el grito del niño y vio el extraño vuelo nocturno de la majestuosa ave, que caló profundo en el corazón de todos.

 

Entonces la partera tomó al niño y le dijo:

 

­-"Se muy bienvenido, amado niño. Sabemos de los trabajos que has tenido para llegar a este mundo, lleno de fatigas y sufrimiento. No sabemos que dones y ventura te han dado los dioses, esperamos que seas digno heredero de tus padres y tus abuelos, y que logres florecer entre nosotros". Al terminar de hablar, la partera le cortó el ombligo al niño y enterró la placenta con Garra de Jaguar el patio de la casa. Para después lavar y poner a secar el ombligo en un recipiente de barro que tenía olorosas hierbas.

 

En la casa todo era alegría en torno a la pareja y su vástago, se encontraba reunida toda la familia. Como era costumbre, el más anciano de la familia paterna, inició un discurso solemne a nombre de todos:

 

-"Hijo mío muy amado y muy tierno, recibe aquí la enseñanza que nos dejaron, nuestro señor, nuestra señora, tu padre y tu madre. Sabe y entiende, que esta no es tu verdadera casa, aquí donde haz nacido, porque eres guerrero del espíritu, águila dorada, siervo de nuestro señor que está en todas partes.

 

Este lugar al que has llegado, no es tu casa definitiva, es solo un nido temporal. Porque aquí haz venido a brotar a florecer, a aprender a volar.

 

Tu propia tierra, es otra; en otra parte estás prometido. Esta tierra es tan solo el campo de batalla donde debes aprender a vencerte a ti mismo. Tu verdadera tierra está en el Sol".

 

Después la más anciana de la familia de la madre, inició su discurso de esta manera:

 

-"Hija mía, muy amada. Mujer valiente y esforzada, Te has  comportado como el águila y como el jaguar en el campo de batalla. Haz luchado, haz sufrido, haz vencido, nos diste a un hermoso niño, amada y querida hija mía. Nuestro padre, nuestra madre; están satisfechos de ti.

 

Después de los discursos, todas las personas reunidas en la casa, se acercaron a saludar al más pequeño del pueblo y a felicitar a los orgullosos padres.  Inmediatamente llegaron los hombres sabios de los libros, los poseedores de "la tinta negra y roja". Primero preguntaron la hora exacta del nacimiento; consultaron los libros y discutieron entre ellos, los parientes mientras tanto guardaban un respetuoso silencio y los padres expectantes esperaban el dictamen de los hombres sabios.

 

Entonces tomó la palabra el más anciano y dijo:

 

-"Señores y señoras y todos los que están amorosamente reunidos en esta casa. Los que son parientes o amigos de los padres de nuestro nieto. Que es nuestra piedra preciosa y nuestra pluma rica, que ahora nuevamente ha llegado y que se ha manifestado. Que es una piedra preciosa y un sartal de cuentas de oro, y es cabello y uña de sus antepasados. Por algunos días tendrá necesidad el niño de toda su ayuda, él es la esperanza de los Viejos Abuelos y de nosotros, este niño, como todos los niños representa nuestro luminoso futuro. Nuestro gran padre nos da la oportunidad de cuidarlo y servirle, porque esto es una gran fiesta y una maravilla."

 

Inmediatamente el sabio anciano, se dirigió a los padres y les dijo:

 

-Aquí están, hombre y mujer como los padres de este niño; gócenlo y sea su mayor riqueza. Esta pequeñita piedra preciosa, este manojito de plumas de quetzal, que es como un pedazo de piedra preciosa cortado de sus antepasados, la esperanza de todos nosotros.  Madre y padre, me complace decirles que su piedrita preciosa nació en un buen signo, en justo tiempo y en debido lugar; más como todo en la vida y el mundo, está compuesto de pares complementarios; porque así es el día y así la noche; así el frío y así el calor, su piedrita preciosa tiene encomendada una difícil misión. Su hijo trabajará mucho y no tendrá nada; los dones que el gran Señor le dio, no serán para él, ni para nosotros... él será semilla de otros tiempos.

 

Ese es pues su afortunado y difícil camino. Por haber volado una gran águila en la  hora de su nacimiento y por su destino, el nombre que llevara nuestra piedrita preciosa, será el de Águila Nocturna.

 

Pasaron tres meses y se preparaba el bautizo de Águila Nocturna, nuevamente la familia y los amigos se juntaron. Como era la milenaria costumbre en estas tierras, la mano con mano se daba y como existía "el compromiso" de Garra de Jaguar con la comunidad, para hacer la fiesta y celebrar el bautizo de su cachorro, la ayuda solidaria de los amigos y los parientes empezó a llegar; maíz, frijoles, chile, cacao y leña, eran recibidos por los familiares más cercanos.

 

Un pariente llevaba una lista de toda la ayuda recibida. Porque la costumbre era que cuando los amigos o parientes tuvieran otro " compromiso " con el pueblo, debido a un nacimiento, un bautizo, un casamiento, la construcción de una casa o una muerte; Garra de Jaguar tendría que cooperar, con un poco más de lo recibido. De esta manera los hombres aprendían desde muy pequeños, que la solidaridad y la fraternidad, era la liga que unía a los seres humanos desde el nacimiento hasta la muerte.

 

Así el día elegido por los hombres sabios de los libros para bautizar a Águila Nocturna, se reunieron los amigos y parientes en casa de los nuevos padres antes de que naciera el Sol. La partera era la encargada de la ceremonia, que comenzó cuando tomó al niño entre sus brazos y se dirigió hacia el Oriente diciendo:

 

-"Oh Águila oh jaguar, oh valiente hombre, nieto mío; haz llegado a este mundo, te ha enviado tu padre tu madre, el gran señor la gran señora. Tú fuiste creado y engendrado en tu casa, que es el lugar de los dioses supremos, del gran señor y de la gran señora que están en los nueve cielos; ellos te dieron la oportunidad de venir y aquel por quien se vive lo ordenó; el señor del agua te dio la vida, el señor del viento te dio el soplo divino."

 

Después de decir estas palabras, la partera le da de beber agua al niño, mojando sus dedos en el agua y poniéndoselos en su boquita; para entonces decir:

 

-"Toma queridísimo hijo nuestro, recibe, ve aquí con qué has de vivir sobre la tierra, para que crezcas y reverdezcas; esta agua, sagrada esencia de la vida, es por quien tenemos la vida y por ella recibimos las cosas necesarias, para poder vivir sobre la tierra ¡recíbela! "

 

Todo mundo estaba callado, sólo se escuchaba el monótono sonido del gran tambor y los cascabeles de hueso de fraile, que acompañaban rítmica y solemnemente a la voz de la anciana partera.

 

Sonaron entonces los cuatro caracoles marinos que rodeaban en sus cuatro esquinas al majestuoso tambor, como señal para que la partera, ahora tocara con los dedos mojados en agua, el pecho desnudo de la criatura diciendo:

 

-Prueba aquí el agua celestial, esperanza de nuestra esperanza, prueba aquí el agua muy pura que lava y limpia tu corazón, que quita toda suciedad, recíbela; que ella, limpiará y purificará tu corazón."

 

Sonaron entonces nuevamente los caracoles marinos y se acentuó el olor a incienso, que se quemaba en las cuatro esquinas del patio de la casa. Entonces la anciana le echó agua al niño sobre su cabecita diciendo:

 

-"¡Oh nieto mío, hijo mío, recibe y toma el agua del Señor de este mundo, que es nuestra vida y es para que nuestro cuerpo crezca y reverdezca, es para lavar, es para limpiar; ruego que entre en tu cuerpo y allí viva esta agua celestial azul, y azul clara!. Ruego que ella destruya y aparte de ti, todo lo malo y contrario que te fue dado antes del principio del mundo, porque todos los hombres, somos dejados en su mano, porque es nuestra madre, la Señora de la falda de jade, la diosa de las aguas terrenales".

 

Inmediatamente después, la partera tomó al niño con las dos manos y levantándolo lentamente al Oriente, en busca del cielo, dijo así:

 

-"Señor nuestro, aquí esta este niño que nos enviaste a este lugar de dolores, sufrimientos y sacrificios, que es este mundo; dale por favor Señor tus dones y tu inspiración.

 

Bajaba al niño y lo volvía a subir, diciendo: "Señora, que eres madre de los cielos, a ti te dirijo mis palabras, te suplico le des a esta piedrita preciosa, tu inmensa virtud y tu inspiración."

 

Hubo entonces un espacio de espera en la ceremonia, por unos minutos, todos guardaron silencio. Entonces las flautas y las ocarinas empezaron a cantar una sublime melodía, esperada por todos los ansiosos corazones, que compartían la ceremonia.

 

La anciana partera tomó nuevamente entre sus manos al pequeño y lo levantó hacia el Sol, diciendo:

 

-" Poderoso y sabio señor del viento; tú que cuidas por nosotros aquí en la tierra, tú que eres todo sabiduría y bondad, tú que nos has enseñado todo cuanto sabemos, tú que animas nuestra consciencia de ser, tú que con tu soplo divino le das vida espiritual a nuestro cuerpo; Tú ¡la gran Serpiente Emplumada!, dale sabiduría e ilumina a este niño."

 

De pronto, para sorpresa de todos los presentes, inexplicablemente barrió una poderosa y fría ráfaga de viento el patio de la casa, avivando el fuego de los incensarios y aromatizando la atmósfera con olores de copal. Las voces azoradas de la concurrencia, denotaban este maravilloso hecho como una buena señal.

 

Dio inicio de esta manera la vida de Águila Nocturna, como todos los niños, fue consentido hasta los cinco años. En aquellas maravillosas cinco primaveras, el espléndido cachorro fue la alegría completa de sus padres.

 

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Nota: La nobela completa la puede bajar libremente de la sección de LIBROS.

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