Desde lo más alto de los Ilhuícatl, allá en las Trece Dimensiones. En el tiempo del no tiempo. De la nada se creó todo en un instante, -y de él-, surgió destellante Ometéotl, como una emanación luminosa. Como una conciencia cósmica. Y fue conocido como El Señor de la Sagrada Dualidad Trinitaria.
Después, esta emanación energética, Ometéotl, creó de sí mismo su complemento, La Dualidad Divina.
Así nacieron, Ometecuhtli, de los dos el Señor, y Omecihuatl de los dos la Señora, para formar la dualidad trinitaria.
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