Son obras de arte textil de la cultura Paracas, que floreció en la región de Ica, Perú, entre el 900 a.C. y el 200 d.C.
Estos mantos son reconocidos por su finura y sofisticación, y son considerados uno de los más destacados del mundo. Hechos con lana de vicuña o algodón, presentan diseños complejos y colores delicados, con hasta 190 gradaciones de color. Los tejidos eran bordados con agujas y podían contener detalles como hebras de oro, plumas y cabello humano.
A pesar de tener más de 2000 años, muchos de estos mantos se han conservado casi intactos debido a la sequedad de los desiertos costeros de la zona.
Su descubrimiento se debe en gran parte al trabajo del historiador y antropólogo peruano Julio C. Tello, quien entre 1925 y 1927 encontró cerca de 450 momias en las necrópolis de la región de Ica. Estos hallazgos han permitido estudiar y apreciar el legado cultural de la cultura Paracas hasta el día de hoy.