La versin y visin de ?las fuentes? durante casi cinco siglos se ha tomado como ?la verdad? sobre la invasin de la corona espaola sobre el Cen Anhuac. Nunca se ha cuestionado, ni la veracidad y menos la imparcialidad de estos documentos. Menos an el valor moral y tico de esta agresin. Desde las mismas Cartas de Relacin de Hernn Corts hasta la magna obra del propio Fray Bernardino de Sahagn, estn escritas con una visin unilateral y hasta con una sincera incapacidad cultural de entender una civilizacin que estaba mucho ms avanzada que la de los invasores.
El discurso histrico de la conquista de Mxico ha sido totalmente parcial del lado hispanista. Se ha tomado a Hernn Corts como un hroe y su empresa de saqueo, asesinato y destruccin, como una epopeya de la civilizacin occidental. Muy pocas veces se ha cuestionado en el plano de lo que hoy llamamos ?derechos humanos y el derecho universal de los pueblos?. Menos an se ha analizado esta invasin desde el plano moral y tico.
Lo que en Mxico sucedi hace casi quinientos aos fue una brutal agresin criminal y un feroz despojo. En efecto, los pueblos del Anhuac fueron violentados, saqueados, asesinados. Su religin, su cultura, sus leyes, autoridades e instituciones, que por milenios se haban construido como una interpretacin del mundo y la vida, de una manera brutal y deshumanizada fueron agredidas, prohibidas y perseguidas.
La necesidad que tenemos los mexicanos de revisar esta crucial etapa de nuestra historia, que es la base y origen de la sociedad contempornea, es que desgraciadamente se siguen repitiendo una y otra vez estos hechos. La relacin entre los que tienen el poder y el pueblo es la misma. El sistema colonial que se ha implantado desde 1521, ha ido maquillndose y cambiando para mantenerse vigente. Los invasores y los invadidos, los saqueadores y los saqueados, los vencedores y los vencidos, los colonizadores y los colonizados, la gente bonita y los nacos. A lo largo de estos casi quinientos aos se ha venido construyendo, con base a la milenaria civilizacin negada, una cultura invasiva, abusiva, explotadora y depredadora.
La nacin mexicana y su pueblo, solo han sido tomados como botn por los conquistadores-colonizadores y los hijos de sus hijos hasta la actualidad. Los extranjeros, sean avecindados por generaciones en Mxico o inversionistas que nunca han puesto sus plantas en estas tierras, no han tenido amor, respeto y compasin por esta civilizacin y su pueblo. Han hecho de la ?Historia Oficial? el discurso que justifica y valida el estado colonial en el que hemos vivido, y las llamadas ?fuentes histricas?, la versin oficial y ?verdadera? de lo que sucedi en la invasin y primera etapa de la colonizacin de Mxico.
Tomaremos algunos fragmentos de el libro ?LA CONQUISTA DE MXICO? * de Francisco Lpez de Gmara para analizar la visn hispanista de los preparativos de la invasin.
Primero tendremos que decir que la expedicin fue hecha como un negocio, no naci por un espritu humanista, cientfico o de exploracin geogrfica. En efecto, toda la conquista de Amrica no fue dirigida y financiada por la corona espaola. Ella solo daba ?el permiso?, los inversionistas ponan dinero, armas, equipo, barcos y provisiones, y los aventureros ponan su vida y sus escasos recursos. La invasin no se hizo con ?soldados?, Corts lleg a Mxico con 550 filibusteros. Gente en su mayora expulsada de Espaa por la miseria e impulsada por la ambicin de hacerse ricos de la noche a la maana a cualquier precio y sin ningn recato moral o tico. Gente ignorante y mal educada, que representaba la escoria de la sociedad medieval de una Espaa que haba estado invadida y sojuzgada por ochocientos aos de opresin rabe.
Despus de que Diego Velsquez el Gobernador de Cuba conoci las noticias y riquezas que Juan de Grijalva haba saqueado de las costas del Golfo de Mxico, Velsquez inmediatamente empez a organizar una tercera ?expedicin de saqueo?, para lo cual busc inversionistas y filibusteros.
?As es que determin enviar all algunas naos con gente armada y mucha quincallera (objetos de poco valor) pensando enriquecerse por rescates (saqueo) y poblar por la fuerza (invadir y colonizar) Rog a Baltasar Bermdez que fuese; y como le pidi tres mil ducados para ir bien armado y provisto, le dej, diciendo de que de esta manera sera mayor el gasto que el provecho. Tena poco estmago para gastar, porque era codicioso, y quera enviar armada a costa ajena, (abusar de su propia gente) que casi haba hecho as la de Grijalva, porque Francisco de Montejo puso navos y mucho bastimento. Y Alonso Hernndez Portocarrero, Alonso de vila, Diego de Ordas y otros muchos fueron a su costa con Juan de Grijalva (es decir, que pusieron de su propio dinero para la expedicin). Habl a Hernn Corts para que armasen ambos a medias (que financiaran la expedicin a mitades); porque tena dos mil castellanos de oro en compaa de Andrs de Durero, mercader; y porque era hombre diligente, discreto y esforzado, le rog que fuese con la flota, encarecindole el viaje y negocio (es ms que evidente, que para Velsquez como para Corts y para todos los espaoles que realizaron la invasin, sta era un negocio. El objetivo era la riqueza rpida y al menor costo. Piratas con permiso de la corona). Hernn Corts, que tena mucho valor y deseos, acept la compaa, el gasto y la marcha, creyendo que no sera mucho el costo, as que pronto se pusieron de acuerdo. Enviaron a Juan de Saucedo, que haba venido con Albarado, a sacar licencia de los frailes jernimos que gobernaban entonces, para poder ir a rescatar para los gastos, y a buscar a Juan de Grijalva, pues sin ella nadie poda rescatar (visin hipcrita y leguleya con que hasta la fecha se siguen haciendo los despojos) que es feriar mercanca por oro y plata (base del comercio actual, cambiar bisutera por joyas o petrleo por productos chatarra).
Fray Luis de Figueroa, fray Alonso de Santo Domingo y fray Bernardino Manzanedo, que eran los gobernadores, dieron licencia para Hernn Corts, como capitn y armador, con Diego Velsquez, mandando que fuese con l un tesorero y un veedor para procurar y tener el quinto del rey, como era costumbre (en efecto, ?la costumbre? era que la corona se llevaba el 20% de lo robado sin invertir un solo centavo, hombre o armada. El 80% de lo robado se divida entre los inversionistas y los filibusteros a partes convenidas mediante contrato antes de salir la expedicin de saqueo. La corona enviaba sus burcratas para sacar completo el quinto real).
Mientras que vena la licencia de los gobernadores, comenz Hernn Corts a prepararse para la jornada. Habl a sus amigos y a otros muchos para ver si queran ir con l,(Corts no llev ?soldados?) y como encontr trescientos que fuesen, compr una carabela y un bergantn que uni a la carabela que trajo Pedro de Albarado y otro bergantn de Diego Velsquez, y los provey de armas, artillera y municin. Compr vino, aceite, habas, garbanzos y otras cosillas. Tom fiado a Diego Sanz, tendero, una tienda de buhonera en setecientos pesos oro. Diego Velsquez le dio mil castellanos de la hacienda de Pnfilo de Narvez, que tena en poder por su ausencia (usando indebidamente recursos ajenos), diciendo que no tena blanca suya; y dio a muchos soldados () que iban en la flota dinero, con obligacin de mancomn o fianzas (los filibusteros necesitaban llevar dinero porque se les venda la comida, las armas y las curaciones, que ellos se obligaban a pagar con el porcentaje que les tocaba del oro robado).
Y capitularon ambos lo que cada uno haba que hacer, ante Alonso de Escalante, escribano pblico y real, el da 23 de octubre del ao 18.?
Escrito de su puo y letra, el bigrafo que acompa a Corts, nos relata una historia amaada y tendenciosa a favor de Corts, pues no dice que Corts estando en Cuba antes de partir, ya hablaba con su gente de confianza de que traicionara a Diego Velsquez y entablara trato directo con la corona, sacndolo ?de la empresa? donde se haban comprometido como socios. Esta es la razn por la cual Diego Velsquez lo mand detener, pero Corts fue avisado y parti de Santiago de Barucoa el 18 de noviembre, antes de la fecha oficial de la partida. Hernn Corts inicia su ?empresa de saqueo? con la categora de prfugo de la ley de Cuba, y es la razn por la cual ms tarde, ordena quemar las naves en Veracruz, pues una buena parte de la expedicin haban decidido regresar a Cuba y entregar a Corts, para que el gobernador Velsquez les asignara otro capitn para la expedicin.
(*)GMARA, Francisco Lpez de?La conquista de Mxico??Diligencias que hizo Corts en armar la flota?pp 52 a 55.Ed. De Jos Luis de Rojas. Crnicas de Amrica.Editorial Dastin, S. L. Espaa.