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LOS OLMECAS. Marcos Lucas Hilario (*)

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A mi mente llegan algunos recuerdos muy borrosos de dos viajes de estudios como se le llamaba los que organizaban los maestros de educación secundaria y de los cuales pude asistir cuando cursaba el primer grado de secundaria. Algunos de esos sitios visitados fueron: Tajín y Zempoala, Veracruz, así como Monte Albán y Mitla, Oaxaca.

Estas visitas se realizaron para corroborar físicamente las evidencias que dejaron los “grupos prehispánicos” como se decía en los textos de historia que nosotros revisábamos conforme al plan de estudios.

Visitar estos lugares nos maravillaba y nos preguntábamos la forma de cómo habían construido las pirámides cuando aún no se conocían las maquinarias que hoy existen para mover grandes toneladas de peso.

Durante los estudios de primaria y la secundaria que realicé solo conocí y aprendí la versión oficial de que las culturas precolombinas tuvieron un desarrollo que no se compara con la cultura europea.

Hoy con las lecturas que he realizado a partir de este diplomado y con los aportes del maestro Marín, tengo otra visión de la cultura que no he reconocido a pesar de mi formación profesional.

 

Trato de recuperar algunos párrafos de la amplia lectura sobre los olmecas y,  a manera de síntesis, las presento así:

“También llamados "La Cultura Madre", representan el logro final de miles de años, en que los pueblos antes nómadas, cazadores, recolectores, lograron establecerse por milenios en un lugar determinado y ahí, a través de generaciones y generaciones de investigar y observar a la naturaleza, el firmamento y explorar sus insondables adentros espirituales. Consultar también Periodo Clásico.

Cuando la civilización del Anáhuac logra producir nítidamente lo que hoy llamamos la cultura olmeca, ya estaban terminados los cimientos de conocimiento, tanto de orden tangible como: agricultura, ingeniería, arquitectura, medicina, etc. Como de orden intangible como: filosofía, matemáticas, religión, arte, astronomía, entre otras. Así mismo, ya estaban en operación los cuatro sistemas básicos que fueron los cimientos de toda sociedad, independientemente de la cultura a la que pertenecieran y que fueron desarrollados y perfeccionados, casi en su totalidad, durante los primeros cuatro mil quinientos años de la civilización, entre la invención de la agricultura y aparición de la cultura olmeca.

Estos cuatro sistemas son: el alimentario, el de salud, el educativo y el de organización social y régimen jurídico. Representan las cuatro bases indispensables para desplantar una cultura.

EL SISTEMA ALIMENTARIO.

En esos cuatro mil quinientos años, los Viejos Abuelos, no sólo inventaron la agricultura, la milpa, la chinampa, el nopal comestible. Sino que, desarrollaron un sofisticado y complejo sistema de alimentación en el que se crearon las tortillas, totopos, empanadas, los tamales, las salsas, el chocolate, el atole, las aguas frescas, el tejate, el pulque, el mezcal , las alegrías o amaranto, el elote, los diversos tipos de chiles, el pinole, el uso de plantas, carnes de animales de caza y pescados secos y salados, gran cantidad de vegetales incluso algas, el uso extenso de insectos, miel, semillas, así como la domesticación del guajolote y el perro Xoloitzcuintle.

EL SISTEMA DE SALUD.

El sistema de salud es otra de las grandes aportaciones a la civilización. Los Viejos Abuelos desarrollaron un profundo conocimiento del cuerpo humano y sus enfermedades. Investigaron las substancias curativas que poseen las plantas, los insectos, animales y minerales. Los médicos y la medicina anahuaca llegaron a alturas hoy insospechadas, toda vez que la barbarie europea desvalorizó y persiguió esta sabiduría que ha sabido sobrevivir a su desaparición historia.

La educación que ha generado la civilización del Anáhuac no se refiere únicamente al aspecto académico, que se enseñaba en el telpochcalli, cuicacalli y calmécac. La educación desde un punto de vista más profundo. Nos referimos a su especto filosófico y espiritual. En efecto, las bases fundamentales para que el individuo pueda entenderse a sí mismo, a la familia, a la sociedad, a la naturaleza y el universo de manera integrada e integral.

“Este complejo sistema de organización social se llevó varios milenios en decantarlo y perfeccionarlo la civilización del Anáhuac. Lo cierto es que para la irrupción de la cultura olmeca ya estaba conformado y fue el mismo que encontraron y usaron los propios españoles. En la actualidad siguen vivos algunos elementos estructurales de este sistema en las comunidades indígenas y campesinas. El “sistema de cargos”, las tierras comunales, el tequio, la fajina, la asamblea, el consejo de ancianos, las mayordomías, los comités del templo, la escuela, el agua potable, etc. son el testimonio de la supervivencia de esta ancestral sabiduría de organización social”.

LA CULTURA MADRE. 

La cultura olmeca es la esencia y la fundación de nuestra civilización. Los rasgos culturales más importantes que estarán vigentes por lo menos durante tres milenios del desarrollo humano que se implementó en lo que hoy conforman el territorio nacional y del cual somos herederos únicos y legítimos.

La iconografía, la arquitectura, los símbolos filosóficos-religiosos de la serpiente, el jaguar, el águila, que aparecieron claramente definidos en los testimonios de la cultura olmeca, seguirán vigentes durante los sucesivos periodos hasta el momento de la invasión. El optimismo por la vida, capaz de realizar inconmensurables proyectos espirituales que dejaron impresionante huella en la materia; sean pirámides, sistemas complejos de habitaciones sin ningún uso doméstico o habitacional, hasta formidables sistemas hidráulicos, con presas y canales o kilómetros de caminos empedrados.  

Es cierto que hay pocas bibliografías que documentan realmente el origen y desarrollo alcanzado por los pueblos del Anáhuac, sin embargo, en este siglo XXI, podemos descifrar su presencia a través de las manifestaciones artísticas, alimentario, textil, organización política y social de muchos pueblos originarios. Esta manifestación real la encontramos en los chinantecos, en los zapotecos, mixtecos, purépechas y muchos pueblos o naciones del Anáhuac que coexisten entre los mestizos criollos del México actual.

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Bibliografía:

Marín Ruiz Guillermo en “Historia del México Profundo”.

León Portilla Miguel en “El destino de las lenguas indígenas de México”.

(*) Profesor de Educación Indígena de la Región de Tuxtepec, oaxaca y alumno del Diplomado Desarrollo y Empoderamiento de la Cultura Chinateca. Educayotl A.C.

marcoslh_6@hotmail.com

 

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