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DESCOLONIZACIÓN DEL MESTIZAJE

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El mestizaje cultural y racial es un hecho ancestral. Si partimos de que el “ser humano”, como somos hoy en día, “nació en África hace 50 mil años y empezó a poblar la Tierra. Por fuerza tenemos que aceptar que todo ha sido una mezcla de mezclas raciales, y que, en cada lugar que se estableció debió encontrar soluciones al desafío de mantener y trascender la vida, por lo cual se crearon “diferentes culturas”.

 

Un ejemplo de un país actual producto de uno de los más grandes mestizajes es España. En efecto, la península en sus comienzos fue habitada por los llamados “pueblos originarios ibéricos”, pero empezaron a arribar a través de migraciones o conquistas: los bereberes, cartagineses, romanos, judíos, musulmanes, gitanos, godos, visigodos, francos, normandos, vikingos, franceses, ingleses y hoy en día africanos y latinoamericanos. Actualmente España es producto de una mezcla de mezclas.

 

El concepto de “pureza racial” es producto de mentes ignorantes, enfermas y sobre todo, abusivas. El racismo como tal, surgió con la creación de la cultura moderna en 1492 y surge como un proceso ECONÓMICO. Cuando Colón decretó que “los descubiertos” no tenían alma, se consideraron “animales”; y bajo las ideas de Platón y judeocristianas, los animales y el mundo estaban a la libre disposición de los hombres (blancos).

 

El racismo tiene como función ideológica “des-humanizar” al explotado para que no exista argumento jurídico y moral que lo impida, sean anahuacas, africanos o asiáticos. De aquí nace la realidad del país y usted puede entender como uno de cada cuatro “mexicanos” vive en la pobreza, y los blancos, extranjeros y sus hijos, conforman el 25% de los “mexicanos” que se consideran “humanos” y viven “como dios manda”.

 

Pero el punto de esta entrega, amable lector, es reflexionar sobre nuestro mestizaje. Durante los tres siglos de Colonia española el mestizaje se aceptaba como “un mal necesario” a diferencia de los colonizadores anglosajones que lo rechazaron y prohibieron.

 

Los mestizos en calidad de inferioridad y desprecio total, ocuparon un puesto en el sistema de castas superior a los negros y anahuacas, en trabajos de servidumbre, capataces, empleados de confianza. En los dos últimos siglos del neocolonialismo criollo, los mestizos se han ido multiplicando y reduciendo los anahuacas y “gachupines/criollos”.

 

Sin embargo, el símbolo del “mestizaje mexicano” es el hijo de Cortés y Malinche, Martín Cortés “el mestizo”, porque Cortés tuvo un hijo criollo llamado Martín Cortés Zúñiga, ambos, igual que su padre, traidores frustrados a la corona española.

 

La mayoría de “los mexicanos” somos cultural y racialmente mestizos. Comenzando con los pueblos anahuacas (indígenas) que, cultural y racialmente son mestizos. No se diga los criollos y gachupines que a pesar de “presumir su pasaporte español”; por el hecho de vivir tantos años y generaciones en el Anáhuac, culturalmente son mestizos, aunque sigan mandando comprar sus mujeres a España.

 

A tal punto que en España no los quieren y les llaman peyorativamente “indianos”. No puede ser de otra manera, no pueden ir a España a presumir que “son españoles” y allá los ven como lo son: mestizos culturales y por tal “indianos”, diferentes a ellos.

 

Qué somos TODOS los llamados “mexicanos”, sencillamente…MESTIZOS, como casi todos los pueblos del mundo. El problema es la colonización intelectual y cultural que desprecia “lo mestizo” para mantener la “supuesta” supremacía de los extranjeros avecindados y nacidos en el Anáhuac.

 

La ideología del Estado criollo neocolonial (1821-2015), desprecia oficialmente al “mestizo” y ubica su génesis en “Martín Cortés el mestizo y bastardo”, hijo ilegítimo y producto de la violación. Sin embargo, tenemos en la HISTORIA DEL ANÁHUAC a los tres hijos de Gonzalo Guerrero (marinero español que naufragó en 1511 en las costas de Quintana Roo) y Zazil Ha (doncella maya de Chetumal).

 

Gonzalo se hizo maya, aprendió la lengua, se hizo guerrero, enamoró a Zazil y se casó por la religión y cultura maya. Luchó contra la invasión española y murió defendiendo a su familia y a su nuevo pueblo y cultura.

 

Ese es el glorioso origen del mestizaje. La dignificación y concientización de los valores de este encuentro amoroso y cultural, debe ser la inspiración para encontrar “el genuino rostro y el corazón verdadero” de nuestra estirpe. No podemos ni debemos renunciar a nuestra herencia europea, pero de la misma forma, no debemos seguir desconociendo y auto despreciando nuestro noble origen anahuaca. Somos producto de los dos y debemos encarnar lo mejor de los dos.

 

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