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REPENSAR NUESTRA HISTORIA Y NUESTRA CULTURA

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Recientemente regresamos de Venezuela con un sentimiento de que los pueblos indgenas de todo el continente Americano forman parte de una sola civilizacin. En efecto, pese a la obstinada cerrazn de los ?investigadores? extranjeros, que desde un principio ?nos han investigado? por nuestras diferencias, ms no por nuestras semejanzas, se afirma tercamente que somos dos civilizaciones diferentes. Una mal llamada ?Mesoamericana? y la otra conocida como Andina.

Este vicio viene de que en todo hemos sido ?botn?, an en lo cientfico. As es, cada ?investigador? pretende hacer de su objeto de estudio, un universo que se encierra en s mismo y se separa de lo dems. Y como por la colonizacin cultural, en general los ?nativos? no nos gusta estudiar nuestras culturas originarias. No seor, la gente que va a la universidad le gusta conocer e investigar sobre los griegos, los romanos o los egipcios.

Volviendo al punto, resulta que en Venezuela me encontr con 3 elementos culturales que de alguna manera demuestran que los pueblos originarios de este continente se conforman, nacen y provienen de una sola raz civilizadora. El primero y ms sorprendente es que en el estado Lara se juega La Pelota Mixteca! Slo que all le llaman ?Pelota Criolla?. Usan una ?pasa juegos? un poco ms pequeo y estrecho, porque juegan con una pelota hecha de trapo. Con cinco jugadores por equipo, con dos ?Chaceros? o rbitros, y con las mismas reglas.

El juego de pelota es el deporte ms antiguo del mundo que se juega hasta la fecha. Se pensaba que era slo del rea Centroamrica y Mxico, pero como se ve, existe en un pas como Venezuela, que no tiene un fuerte componente indgena en su cultura, pero que, seguramente en varios de los pases llamados andinos este ancestral deporte se debe seguirse practicando.

Este deporte es un legado milenario de nuestra civilizacin madre. Posee varios niveles, desde el filosfico, el religioso, hasta el meramente deportivo. El hecho de que se encuentren ?pasa juegos? en las llamadas ?zonas arqueolgicas? y que estas construcciones ocupen un lugar relevante en el conjunto arquitectnico, nos rebela que tuvo un valioso y profundo significado filosfico-religioso y que debi, seguramente, de tener connotaciones de acceso a desconocidas formas de adquirir el conocimiento.

El otro elemento cultural fue que para nuestra sorpresa pudimos constatar que tambin en el estado Lara se produce mezcal!, que all le llaman ?Cocui?, pero que esta hecho con agave y con el mismo procedimiento de alambique como en Oaxaca. Mi estimado amigo venezolano, el antroplogo Jess Caneln, me inform que en Brasil tambin hacen el mezcal de la misma manera que ?el Cocui?, pues acaba de terminar un doctorado en la nacin carioca y conoci personalmente el proceso.

El Instituto Nacional de Antropologa e Historia (INAH) el ao pasado descubri en el estado de Hidalgo un ?palenque? (lugar en donde se fabrica el mezcal) con un fechamiento mucho ms antiguo que la llegada de los espaoles. Esto es importante, pues se pensaba que los Viejos Abuelos slo producan el pulque y que el proceso de la destilacin, que se supona era de origen rabe, lleg con los colonizadores a Mxico. El INAH reporta que los alambiques encontrados eran de barro. En Oaxaca hasta hace poco, en algunos lugares se produca mezcal en alambiques de barro y se pensaba (colonizadamente) que esto se deba a una deficiencia por no poseer el cobre. Nuevamente sera muy bueno ?construir? el conocimiento de nosotros mismos y saber s algn pueblo hermano del Sur del continente produce una bebida parecida al mezcal y al cocui.

El tercer elemento cultural que encontramos en Sudamrica es la existencia de un grupo de pueblos originarios que viven entre Venezuela y Colombia llamados ?Arahuaks?. Esto tiene relacin porque los pueblos del Anhuac se llamaban a s mismos ?anahuacas?. En efecto, el gentilicio de los pueblos originarios de esta parte del continente no es de ?americanos?, pues ese nombre lo impusieron los colonizadores por el gegrafo y navegante Amrico Vespucio. As que si algunos pueblos de Sudamrica tienen en la memoria histrica el recuerdo de llamarse ?Arahuaks?, que es muy parecido a ?anahuacas?, seguramente tienen un mismo origen. En Venezuela existen muchas palabras de origen nhuatl en el lenguaje comn, como nosotros tambin las tenemos.

Finalmente diremos que en Oaxaca, existe en la memoria histrica del pueblo huave y mixe, que ellos llegaron hace muchos tiempo del Sur del continente. Pero como lo ?dicen los indgenas? y no un investigador extranjero, pues no se hace caso de esta informacin.

Lo cierto es que los hijos de los hijos de los Viejos Abuelos de este continente debemos de re-construir y re-pensar nuestra historia y nuestra cultura. Para afianzar y transparentar nuestra identidad cultural.

Hermanarnos conscientemente entre nosotros, pero no solamente ante la innegable herencia colonial, o a travs de los polticos o los magnates. Sino a travs de los milenarios elementos culturales que poseemos y compartimos, y que son una valiosa herencia de nuestros Viejos Abuelos.

Creemos que es el momento para que empecemos a buscar el nombre que le daban a esta tierra nuestros milenarios antepasados, as como el nombre que se daban a s mismos. Seguir usando el nombre que nos dio el colonizador es renunciar a nosotros mismos y mantener un estado de sumisin ideolgica y cultural.

Los pueblos originarios de este continente no somos ?latinoamericanos?, pues no somos latinos, toda vez que ese fue un subterfugio que utiliz Napolen Tercero a mediados del siglo XIX, para tratar de apropiarse de las colonias espaoles que haba perdido la corona espaola.

Tampoco somos ?hispanos?, tan slo porque hablamos espaol. Como de la misma forma los estadounidenses o los beliceos no son ?ingleses? porque hablan ingls o los brasileos no son portugueses por hablar el portugus.

La colonizacin nos hace llamarle al europeo anglosajn avecindado en nuestra tierra ?americano?. Y nosotros que venimos de los pueblos originarios aceptamos que nos llame el colonizador, ?hispanos o latinos?. Al aceptar llamarle al anglosajn ?americano?, en ese momento nosotros nos estamos auto excluyendo.

Como se ve, necesitamos trabajar mucho los descendientes de los pueblos originarios, para recuperar nuestro ?rostro propio y nuestro corazn verdadero?. Hoy ms que nunca se requiere hacer, por nosotros mismos, ?arqueologa del espritu?. (2004)

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