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La literatura indígena dominó la obra crítica de Juan Rulfo en sus últimos años

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La literatura indígena dominó la obra crítica de Juan Rulfo en sus últimos años

En exclusiva, Víctor Jiménez, director de la fundación que resguarda el legado del escritor jalisciense, anunció la inminente publicación del libro Una mentira que dice la verdad // El volumen integra entrevistas, conferencias, ensayos y otros textos del autor de Pedro Páramo
Foto? En entrevista, Víctor Jiménez explicó que la parte central del libro, excepto el primer texto, escrito en 1940, abarca de 1955 a 1985. Los documentos de Rulfo pueden ser originales manuscritos, entrevistas, generalmente publicadas, y ensayos más largos, que pueden ser textos que usó para conferencias, reseña Jiménez.Foto Guillermo Sologuren
Reyes Martínez Torrijos

Periódico La Jornada
Viernes 9 de diciembre de 2022, p. 6
Víctor Jiménez, director de la Fundación Juan Rulfo, anunció de manera exclusiva a La Jornada la edición del libro Una mentira que dice la verdad: Conferencias, ensayos, entrevistas y otros textos de Rulfo, que en breve llegará a las librerías mexicanas.

En sus últimos años de vida, el reconocido escritor tenía como preocupación básica la literatura indígena, estuvo desarrollando una novela con ese tema y atento a la escritura alrededor del movimiento de 1968, lo que se muestra en el título, explicó Jiménez en entrevista.

Jiménez y Jorge Zepeda, coordinadores de la obra coeditada por la fundación y Editorial RM, hablaron de la reunión de los 19 textos inéditos, desconocidos o de difícil acceso del narrador, y explicaron la importancia de la información que aporta en torno a la visión de la literatura del autor de Pedro Páramo.

Además de los textos transcritos, de la autoría de Juan Rulfo, clarifica el coordinador, se incluyen imágenes de los originales incorporados en el ejemplar, ya sea una foto de un documento, de una página cualquiera o de la primera en el caso de algunas entrevistas.

La literatura indígena dominó la obra crítica de Juan Rulfo en sus últimos años


La parte central del volumen, excepto el primer texto, escrito en 1940, va de 1955 a 1985. Los documentos de Rulfo pueden ser de tres tipos: originales manuscritos, entrevistas, generalmente publicadas, y ensayos más largos, que pueden ser textos que usó para conferencias, reseña Jiménez.

Refiere que al clasificar todos los materiales en orden cronológico en el libro, hay una evolución en los temas de Rulfo que revela que en los últimos seis años de su vida tenía la literatura indígena como tema dominante.

No soy profeta, pero...

En ese entonces, informa el arquitecto, el escritor tenía muchos años en el Instituto Nacional Indigenista (INI), era editor de la colección de Antropología Social y después de Clásicos de la Antropología Mexicana. Desde tiempo atrás estaba interesado en el tema indígena. Llegó al INI por eso y no al revés.

Añade que hay conferencias o entrevistas donde habla de literatura europea, estadunidense y mexicana, y va apareciendo con mayor frecuencia la literatura indígena; rastrea a todos los autores mexicanos que podrían estar ahí. Hay dos posibilidades, dice él: que los autores fueran indígenas, como Andrés Henestrosa, o que se tratara de personas que no hablaran una lengua originaria, pero eran antropólogos y tenían conocimiento del tema.

En un epígrafe proveniente de un texto escrito por Rulfo en 1978 se lee: No soy un profeta, pero creo que nuestro país seguirá siendo por muchos años un país de muchas lenguas, de muchas culturas diferentes, de costumbres y mitos maravillosos. En los indios hay algo distinto, algo nuevo y muy viejo que no hemos logrado valorar ni aprovechar debidamente.

Un aspecto que destaca Víctor Jiménez en el libro es la atención que dio Rulfo al impacto del movimiento de 1968 en la literatura de esa generación: Pasan los años y va perdiendo esa esperanza y al final aparece desilusionado y dice que no estuvieron a la altura.

El director de la fundación cuenta que hay otro escrito sobre la literatura brasileña y revisa a autores del siglo XX, como Joaquín María Machado de Assis; además, afirma que las escritoras son lo importante en ese momento en Brasil.

Jorge Zepeda, también colaborador de la Fundación Juan Rulfo, explica que ?todavía en la actualidad, aunque ya es menos, se insiste en que los personajes de Rulfo son indígenas. Hay la confusión de que por ser personajes del campo, rurales, necesariamente eran indígenas, pero en realidad no es así. En El llano en llamas los indígenas sólo aparecen una vez, en el cuento homónimo, y son mencionados sólo de paso?.

Personajes fugaces

En Pedro Páramo, continuó el doctor en literatura hispánica, ?es una visión aún más distante y pasajera de los indígenas, cuando Justina, la nana de Susana San Juan, sale a buscar hierbas mientras ella está agonizando; ellos bajan a vender sus mercancías y es cuando Rulfo los menciona. No están vistos desde adentro, siempre son personajes que aparecen fugazmente.

Rulfo siempre menciona a los indígenas por medio de las obras de otros autores de la literatura mexicana y él admite que le sería imposible saber cómo construir un personaje indígena porque no podría dominar su lengua, su manera de pensar.

Concordó con Víctor Jiménez en que el texto El descubridor, de El gallo de oro y otros relatos, cuyo personaje es un indígena, es la muestra de cómo podría haber sido un personaje así en la obra de Rulfo si hubiera dedicado más atención. Admite que su percepción de la realidad en México no le daba suficiente como para conseguir un personaje verosímil y, sin embargo, ese texto es muy interesante porque también tiene mucho qué ver con la historia.

Víctor Jiménez comenta que la clave de este libro es la visión de la literatura del narrador y con ella se hizo la selección de textos. Este eje lo inspiró el escritor argentino Ricardo Piglia, quien postulaba que ?la crítica literaria tiene tres expresiones. Las dos primeras no le interesan en absoluto y son la periodística y la académica (?) Otra preocupación suya es que sólo debería escribirse sobre libros y no sobre los autores.

Dice que los escritores que han escrito sobre literatura, que han existido siempre, son el único caso interesante de crítica, porque además de que no dependen de un saber externo, van directo más que al autor, al libro.

Una mentira que dice la verdad, puntualiza Jiménez, está estructurado con una presentación de su autoría, la breve sinopsis de cada texto y de donde procede, seguidas de los 19 textos de Rulfo, acompañadas por notas al pie para aclarar alguna cuestión. Por ejemplo, en una transcripción donde había errores de los apellidos y de los títulos, los revisamos usando de referencia los libros de la biblioteca de Rulfo.

Cierra con la sección Comentarios, donde se contextualiza cada periodo, pues, sostiene Jiménez, mucha información a la que tengo acceso, si no la pongo ahí, cuando yo desaparezca también desaparecerá. Tenemos aquí muchos recortes de periódico de Rulfo que permiten encontrar los ejes de qué estaba pasando con su vida.

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