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Los códices y la biblioteca prehispánica y su influencia en las bibliotecas conventuales en México. Saúl Armendáriz Sánchez

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Los códices y la biblioteca prehispánica y su influencia en las bibliotecas conventuales en México. 
<br>Saúl Armendáriz Sánchez
Por décadas se ha señalado y demostrado que el poderío de un grupo social conquistador trata de borrar toda huella cultural de los dominados y más cuando el proyecto de ocupación está enfocado al saqueo de los recursos materiales de valor en ese momento.

Tal fue el caso del encuentro de los españoles con los pobladores mexicanos del siglo xvi, en donde la destrucción de la riqueza cultural y religiosa se vivió en todos los niveles de la sociedad, sufriendo en esos movimientos bélicos casi la pérdida total de los libros y de todas las bibliotecas prehispánicas, sobre todo en los importantes centros culturales como Texcoco, Mérida y la propia Tenochtitlán. Tomando en cuenta estos datos y considerando que la unión de esas dos culturas se vieron afectadas en un gran cambio global, el presente trabajo pretende mostrar cómo la organización del conocimiento en las bibliotecas prehispánicas (amoxcalli), y el contenido de los códices (amoxtli), aportaron importantes elementos para la elaboración de nuevos documentos y la organización del conocimiento en las bibliotecas coloniales durante el primer siglo de la conquista española.

Sobre todo en lo que se refiere a la creación de materiales poshispánicos, que permitieron a los conquistadores tener una influencia directa de los grupos indígenas y coordinar, al mismo tiempo, la administración de las tierras y riquezas, así como de su distribución. Las bibliotecas de la época colonial, aparte de la estructura europea que traían los españoles para su organización, se vieron obligadas a conformar una nueva temática influenciada por los cambios políticos-sociales que se vivían en ese momento, principalmente en el aspecto religioso, en donde eventos como la aparición de la Virgen de Guadalupe, los matrimonios entre españoles e indígenas y la sincretización de ideas culturales, permitieron la proliferación de documentos sobre estos temas y al mismo tiempo su difusión entre las distintas órdenes religiosas que en ese momento controlaban los recintos documentales en la Nueva España.



Los códices y la biblioteca prehispánica y su influencia en las bibliotecas conventuales en México. 
<br>Saúl Armendáriz SánchezLos amoxtli y los amoxcalli bajo su propia estructura temática, no documentada antes de su pérdida, han pasado a ser obras de gran importancia histórica. Aunque no se conoce físicamente cómo eran las bibliotecas prehispánicas y cómo se encontraba ordenado su contenido, se puede decir que con base en los códices conocidos y en las crónicas del momento se han presentado algunas conclusiones que permiten al presente estudio mostrar una propuesta de su influencia en las bibliotecas de los siglos xvi y xvii en México.A manera de introducción. Los apasionados de la historia del libro y las bibliotecas vemos a los códices mexicanos como una verdadera fantasía que nos hace volar al pasado y proyectan un momento de la historia de Mesoamérica, en donde el esplendor cultural alcanza niveles inimaginables. Los códices (amoxtli) y las bibliotecas (amoxcalli) prehispánicas son en nuestros días materia de estudio constante donde no sólo los especialistas en antropología, arte e historia participan en su estudio, sino que su capacidad es tan amplia que permite que otros profesionistas, como los bibliotecarios, podamos involucrarnos con ellos y sobre todo contemplarlos como verdaderas fuentes de información que obligaron a los conquista-dores a que las tomaran en cuenta para influir política, económica, religiosa y socialmente en un pueblo que buscó en todo momento conservar su cultura y tradiciones y que después de más de quinientos años sigue con muchas de ellas. La desaparición total de los amoxcalli y la destrucción indiscriminada de los amoxtli, lograron uno de los objetivos primordiales de los españoles, que era la implantación de su religión, cultura y legislación, sin darse cuenta que la información contenida en estos locales y obras representaban no sólo la historia y religión de los pueblos vencidos, sino una forma bien estructurada de gobernar, manejarse económicamente y administrar el poder para el beneficio común.

Las bibliotecas prehispánicas y sus ?escribanos-pinto-res? formaban parte importante de los recintos civiles y religiosos, los cuales almacenaban y creaban ?respectivamente? las obras que detallaban los acontecimientos del momento, de acuerdo a las necesidades del gobernante en turno. Esto llevó a construir importantes bibliotecas en donde el almacenamiento de la información debía estar estrictamente organizado para su difusión y consulta, pero sobre todo protegido para conservar en gran medida la memoria de las naciones existentes en ese momento. Con la llegada de los españoles y su proyección conquistadora, la tradición del tlacuilo (escribano-pintor) comenzó a desaparecer, sobre todo por la persecución que éste recibió por ser considerado agente de influencia nociva para los grupos indígenas del momento, ya que podía leer, transmitir y conservar la cultura, pero sobre todo asentar las ideas sublevistas y costumbres que podrían atentar contra la corona epañola; por ello su desaparición fue casi inmediata. Bajo este régimen de gobierno, pero sobre todo en el ámbito religioso, los españoles comenzaron a fundar conventos y monasterios con miras a la evangelización de indígenas de la Nueva España y terminar así con sus ?malos dioses? que provocaban un salvajismo comunal. Esto llevó como consecuencia a la creación de bibliotecas y al desarrollo de colecciones documenta-les que permitieran un progreso del clero, pero sobre todo que facilitaran el proceso evangélico de la nación conquistada, lo cual implicaba conocer la cultura, costumbres y religión indígena para realizar el proceso lo ?menos doloroso posible?. Las bibliotecas conventuales y sus colecciones, sobre todo en los siglos xvi y xvii, estuvieron conformadas con la proyección europea, pero sin duda se sintieron influenciadas por la organización del conocimiento del México antiguo, en particular por los amoxtli, los amoxcalli y los tlacuilos, los cuales fueron desapareciendo de forma gradual pero dejaron su huella en las bibliotecas de la época. Es por ello que el objetivo de este trabajo es presentar este influjo y ahondar en aquellos puntos en donde los códices y sus creadores influenciaron la vida de las bibliotecas y de las colecciones de los religiosos que existían en ese momento. Amoxtli, tlacuilo y amoxcalliPara poder entender la influencia de los nativos de la Nueva España en los conquistadores de la corona española, en el aspecto de las bibliotecas y las colecciones en los siglos xvi y xvii, es importante antes conocer la organización que tenían, desde el personal que laboraba para el desarrollo de los códices hasta su organización de contenido, conociendo de esta manera su influencia discreta pero directa con base en las necesidades de los españoles. De manera general y sin hacer un estudio profundo, en el caso de los códices, éstos pueden ser definidos como ?los documentos pictóricos o de imágenes realizados como productos culturales de las grandes civilizaciones maya, azteca, mixteca, zapoteca, otomí, purepecha, etc., que surgieron y desarrollaron en Mesoamérica?1. Por otra parte, los códices son también definidos como ?los manuscritos pintados o escritos dentro de la tradición indígena de manufactura?2.En su contenido fueron fijados los conocimientos de los sabios de la época en que se desarrollaron, mostrando sus logros y avances culturales y científicos; su desarrollo económico y administración tributaria; sus ceremonias, ritos y creencias religiosas; parte de su historia, geografía y genealogía; sus calendarios y eventos cronológicos, etcétera. Se desconoce a ciencia cierta a partir de qué fecha se comenzaron a elaborar en Mesoamérica, pero se tienen vestigios de códices mayas que fueron encontrados en tumbas de Guatemala y Belice que datan de los años 300 al 600 d.C. (periodo Clásico Temprano)3; pero lo que sí se sabe es que se siguieron produciendo hasta el siglo xvii, más de doscientos años después de la conquista de Tenochtitlán, siendo llamados ya para esta época ?testimonios pictóricos? o ?joyas pictográficas?, por representar imágenes y desconocer su contenido y su forma de lectura, debido en su gran mayoría a la desaparición total de los tlacuilos que pudieran dar sentido a la información inmersa en ellas. Así mismo, otro vestigio de la existencia de los códices es el que señala Jorge Angulo y que se encontró en un entarramiento maya en el Mirador en el estado de Chiapas y que data del año 250-500 d.C.4 Los formatos físicos o de presentación de los códices, al igual que los libros actuales, son muy variados y con base en los mismos jugaban un papel dentro de la información de la época; es decir, existían amoxtli en forma de tira, la cual si está escrita en forma vertical se le llamaba banda o si la posición es en forma horizontal se le denominaba tira y éstas podían ser dobladas en forma de rollo o de biombo. Asimismo, se producían códices en forma de lienzos, de hojas sueltas o de páneles.

Es importante hacer notar que muchas veces el formato se relacionaba directamente con su contenido, es decir: los lienzos para la información cartográfica o genealógica, los biombos o tiras para las cuestiones religiosas o migratorias, así como para la historia de los pueblos, las hojas sueltas para los registros civiles o de tenencia, etcétera. Por otra parte, los materiales en que fueron elaboradas estas importantes fuentes de información son variados, resaltando el papel indígena denominado amate, el cual tenía una gran importancia ceremonial, social, económica y cultural dentro de los pueblos indígenas de Mesoamérica, demostrado esto en algunos códices, en donde éste juega un elemento importante en los tribu-tos que hacen los pueblos a la ciudad de Tenochtitlán. Existen además códices en cuero o pieles, sobre todo de venado, textiles de algodón, palma o pita (tejidas en telares de cintura y papel de maguey), empleando diversos utensilios para el grabado de la información en los mismos como ?pinceles y plumones? hechos de madera, obsidiana, hueso, carrizo y piedra, algunos con pelo de venado u otro animal. Los colores empleados para plasmar la escritura eran tan variados que iban desde el blanco, pasando por azul, escarlata, negro, añil, rojo o colorado, verde en distintas tonalidades, amarillo y ocre; pero en la época colonial el número de colores aumentó gracias a las pinturas para óleos y las tintas ferrosas.

Sus nombres en su momento no los conocemos, ni sabemos si contaban con una portada propia de identificación como las que actualmente se imprimen, o las firmas de los autores; por ello en la actualidad se les ha nombrado como códice o amoxtli, pero en nuestros días se relacionan con el lugar geográfico de origen o lo que tratan en su contenido, su formato o el material en que están elaborados, sus descubridores, los autores conocidos de los mismos, la biblioteca donde se encuentran actualmente, etcétera. Como ejemplo tenemos la Tira de la Peregrinación, el Rollo Selden, el Plano de papel maguey, el Lienzo de Tlaxcala, el Códice Dresden, etcétera. Bajo estos elementos podemos dividir aún más a estos importantes documentos en prehispánicos y coloniales, siendo los de época temprana de la conquista, confundidos por la hechura del momento y la influencia aún indígena de los tlacuilosque no habían desaparecido.

Como vemos, a su vez los códices han sido tema de estudio a nivel mundial, arrojando infinidad de datos que han permitido reconstruir algunas partes de la historia de Mesoamérica, pero más aún, conocer la cultura y ciencia de un grupo importante de pobladores de América.

Los tlacuilos

Ahora bien, los amoxtli eran elaborados por expertos ?pintores-escribanos? de amplios conocimientos en la plástica, las tradiciones orales, la cultura y la lengua indígena del pueblo al que pertenecía el documento. Estos personajes llamados tlacuilos (del verbo náhuatl tlacuiloa que significa escribir pintando) formaban parte de cualquier clase social y eran tanto hombres como mujeres que se les capacitaba de forma general en todas las ramas del conocimiento humano existente en ese momento y posteriormente se les especializaba en algún tema en particular, creando así una especialidad con base en sus características y cualidades.

Una vez obteniendo el grado de tlacuilo y de recibir toda su preparación, pasaban a formar parte de una clase social mayor, por el hecho de que debían ocuparse tiempo completo a esta actividad.

Las obras que realizaban (amoxtli) pasaban a fortalecer los acervos de los amoxcalli (bibliotecas), pero de manera anónima, debido a que su trabajo pertenecía a la comunidad a la cual estaban sirviendo. De igual forma y terminada su total preparación, eran enviados a centros especializados donde requerían sus servicios, es decir templos, mercados, palacios, tribunales, casas de tributos, escuelas, etcétera.

La experiencia para dar forma a los códices se las daba el tiempo y la destreza artística y cultural que poseyeran, por ello los amoxtli rituales y calendáricos eran responsabilidad de los tlacuilos con mayor especialización, debido a que sus conocimientos tendrían que ser mayores por los atavíos específicos de los dioses que portaban y tenían que ser debidamente representados.

Los primeros contactos que tienen los europeos con las tlacuilos provocaron gran asombro por la forma de efectuar sus pinturas, como lo señala Bernal Díaz del Castillo: ?Traía consigo grandes pintores que los hay tales en México, y mandó pintar al natural rostros y cuerpos y facciones de Cortés y de todos los capitanes, soldados y navíos y velas y caballos y a Doña Marina y Aguilar y hasta los lebreles y tiros y pelotas y todo el ejército que traíamos y los envió a su señor?5.

Dos siglos después, los tlacuilos siguen siendo tema de estudio en las crónicas de los frailes pero bajo el nombre de ?informantes?. Esto lo demuestra Fray Francisco de Burgoa, que señala en su obra, cuando habla de los zapotecos y mixtecos: ?entre las barbaridades de estas naciones se hallaron muchos libros a su modo, en hojas o telas de especiales cortezas de árboles que se hallaron en tierras calientes, y las curtían y aderezaban a modo de pergaminos, de una tercia poco más o menos de ancho, y una tras otra las zurcían y pegaban en una pieza tan larga como la habían menester, donde todas sus historias escribían... y para eso a los hijos de los señores y a los que escogían para su sacerdocio, enseñaban e instruían desde su niñez, y haciéndoles decorar aquellos caracteres y tomar de memoria las historias?.6

Los AmoxcalliLos amoxcalli o bibliotecas prehispánicas, eran recintos construidos por los gobernantes de los distintos grupos étnicos que ha-bitaban la región, con la finalidad de que en ellos se elaboraran y preservaran los códices que poseían el saber de la comunidad a la cual estaban dirigidos (sacerdotes, militares, gobernantes, civiles, comerciantes, etcétera).

Su ubicación física se presenta principalmente en las grandes ciudades, en lugares conquistados por los grupos guerreros de gran arraigo o en regiones de amplio comercio. Dentro del poblado estas bibliotecas se establecían en mercados, templos, tribunales, palacios, área de recolección tributaria, etcétera.

Los encargados de custodiar las bibliotecas prehispánicas eran los ancianos, sacerdotes o maestros conocedores de la cultura y educadores de los tlacuilos.

Los amoxcalli realizaban funciones semejantes a las bibliotecas de nuestros días, en ellos se agrupaban documentos de distintas temáticas que se encontraban a la disposición de aquellos individuos que tenían la capacidad de leer su contenido. Estos personajes, lectores de códices, por lo regular pertenecían a un extracto social alto, puesto que la cultura, al igual que en otras partes del mundo y en diversas épocas, no estaba dirigida a las masas, sino a grupos elitistas. Los amoxcalli existían en un número importante de poblados y ciudades de gran trascendencia cultural. Con base en las crónicas, de las ciudades que se tiene conocimiento exacto en donde existían estos recintos prehispánicos son: Texcoco, Tenochtitlán, Mérida, Tula, Maní, Tlatelolco y Tlaxcala. Tenían entre sus principales funciones el aco-pio, el resguardo, la organización y la preservación de los libros pintados del México precortesiano, entendiendo por acopio la recopilación de los amoxtli realizados por los tlacuilos; resguardo, la actividad en la cual el amoxcalli protegía a los materiales de cualquier ataque físico o humano que pudiera afectar los códices; organización, el mecanismo que empleaban los cuidadores de libros (amoxtlamalhuiani) para la sistematización de sus colecciones; preservación, el sistema manejado por los tlacuilos a la reposición de los materiales deteriorados por el uso, así como la conservación física por medio de reestructuraciones de los mismos.7

La organización del conocimiento en la época prehispánica

La ciencia y la cultura, junto con diversos aspectos religiosos e históricos de la época prehispánica, fueron destruídos por los conquistadores al sentirlos una amenaza. Es muy difícil a esta altura hacernos conjeturas de cuáles eran los principales avances científicos y culturales que poseían los grupos indígenas de América antes de la llegada de sus conquistadores pues quedan pocos vestigios que documenten dichas actividades.

Sabemos que fueron excelentes arquitectos y urbanistas, además conocemos en gran medida sus importantes avances en la medicina natural o herbolaria, pero nos falta mucho más por conocer y esto es gracias en gran medida a la tarea constante de la desaparición de una cultura realizada por los conquistadores de Mesoamérica.

Por ello, es relevante hacer notar la importancia de los códices para el conocimiento de los pueblos prehispánicos, sus culturas y ciencias desarrolladas, así como de su estructura política, económica y social, que sin duda fueron muy importantes y bien organizadas por la cantidad de décadas que duraron en actividad.

Durante los estudios de los códices en las últimas décadas se ha tratado de conocer cada día más de su con-tenido, descifrando su escritura y con ello la información que guardan a todos los niveles. La división temática de los amoxtli que se ha venido desarrollando desde el siglo xviii nos muestra una pequeña pero importante visión de los conocimientos y actividades científicas de los grupos indígenas que existían en su momento, así como su pensamiento religioso y mítico, que fue uno de los principales motivos de su destrucción.

Bajo estos elementos, el contenido temático de los códices se ha agrupado con base en el asunto más relevante del documento pictográfico, debido a que por lo regular poseen varios, quedando esta estructura de la siguiente forma:

? Calendáricos-rituales
? Históricos, que se subdividen en históricos-cartográficos
? Genealógicos
? Etnológicos
? Chilam Balam
? Cartográficos
? Misceláneos (diversos o antológicos)
? Económicos, que a su vez son subdivididos en tributarios, censos y planos de propiedad? Techialoyan
? No clasificados? Inaccesibles8? Almanaques y ruedas? Litigios e historia natural? Catecismos indígenas9

Como vemos, existe una gran variedad de temáticas dentro de los códices y muchos de ellos no sólo tocan un tema o una parte histórica, sino que conjugan una serie de elementos haciendo cada vez más ricos a es-tos documentos y con ello podemos vislumbrar la gran influencia que pudieron dar estas obras a las bibliotecas y a las colecciones conventuales de los conquista-dores después de su llegada en 1519.

La división temática que mostramos se ha hecho con base en los documentos existentes en nuestros días, pero podemos imaginarnos que ésta fue aún mayor y que desafortunadamente no se conoce por la merma sufrida de estos materiales prehispánicos durante el siglo xvi y parte del xvii, y aunque existen copias de algunos documentos originales que desaparecieron en las hogueras en los primeros años de la conquista, éstos no pueden mostrar en su totalidad el esplendor temático que guardaban los amoxtli creados por tlacuilos capacitados para el caso.

Dentro de las bibliotecas prehispánicas, la organización y acomodo físico de los códices se realizaba agrupándolos por especialidad (cronológicos, territoriales, tributarios, religiosos, astronómicos, genealógicos, etcétera), ubicando a todos los pertenecientes a un área del conocimiento humano de aquella época en un solo lugar para su fácil consulta y manejo, separados por formato (tira, biombo, rollo, lienzo, etcétera). Aunque se desconoce a ciencia cierta, debió haber existido en cada amoxcalli un registro de todos los códices que en él se almacenaban, con la finalidad de su pronta ubicación y consulta. Lamentablemente no existe ninguno de estos registros y los códices han mermado tanto desde la llegada de los españoles que en el mundo sólo existen menos de una veintena de los elaborados en la época precolombina.

Cómo se leen los códices

Debido a sus dimensiones y características de ?imagen-escritura?, los códices se leían colocándolos en el piso encima de unos ?petates?, ubicándolos para su lectura de izquierda a derecha y desplegándolos todos para su fácil lectura. Una vez colocados en esa posición, el tlacuilo, el lector y los oyentes se situaban alrededor del manuscrito, quedando a la vista de todos la información en él contenida, de esta manera el lector podía apoyar su lectura al inicio, en la parte de en medio o al final del documento según la necesidad.

La lectura ya propia del documento se hacia en forma de ?zig-zag? inverso, es decir iniciando en la parte extrema inferior del lado derecho y leyendo (relacionando) las imágenes hacia arriba en cada una de las hojas por separado (cuadrantes). Un ejemplo clásico de ellos son los códices mixtecos prehispánicos.

Debido a que la escritura es por medio de imágenes, ésta se comienza dentro de cada hoja por la imagen principal del documento y de ahí hacia donde el texto lo marque de acuerdo a la información que nos proporcione, pero siempre siguiendo el modelo de ?zig-zag?.

Las figuras que contienen los documentos parecen pin-turas de personajes y objetos o lugares, pero en verdad son imágenes de un carácter simbólico debido a que se trata realmente de representaciones de palabras y de ideas más que de cosas, siendo realmente una escritura ?pictográfica? en donde los símbolos o glifos se dividen en dos: los fonéticos y los ideográficos.

La destrucción de los códices

El desconocimiento del valor cultural, histórico, religioso y científico de los códices y de su ?casa? donde se guardaban fue motivo para que los españoles llevaran un proceso sistemático de su destrucción. Así mismo, la búsqueda de riquezas, la apropiación de tierras y el proceso evangelizador de los indígenas fueron inspiraciones fundamentales para que estas importantes fuentes de información fueran destruidas en tan poco tiempo.

?Pronto desaparecieron las expresiones del arte oficial de los grupos prehispánicos en el poder y la práctica de los conocimientos a sus servicios... no obstante, la tradición de elaborar ?libros pintados?, iniciada siglos atrás en el México prehispánico, no se perdió con el triunfo de las huestes españolas, e incluso el lugar de procedencia de los códices coloniales coinciden, en su mayoría, con las áreas mesoamericanas...?.10

Ejemplos lamentables de la destrucción de los códices y de sus recintos de resguardo y lectura son los que presentan en sus crónicas los frailes como Pedro Mártir de Anglería, Pedro Sánchez de Aguilar, Antonio de Ciudad Real y Diego de Landa, quienes a pesar de su interés en estas obras y sabiendo que podían ser leídas y que guardaban grandes conocimientos participaron en su destrucción o más bien dicho en su aniquilación.

Los códices coloniales y su influencia en la cultura novohispana

Aún después de la conquista los códices se siguieron produciendo en menor medida pero con un alto impacto en la cultura y tradiciones novohispanas; aunque con otros fines, se continuó empleando materiales prehispánicos, pero con la influencia de otras novedades traídas del viejo continente como las tintas ferrosas y el papel europeo de lino, cáñamo o algodón, y aunque algunos de los códices coloniales son copias de documentos más antiguos o nuevas versiones de otros ya desaparecidos, tuvieron especial influencia entre los frailes y científicos radicados en la Nueva España por la cantidad de información que en ellos se ?leía?.

En el aspecto económico, desde 1530 la corona española instruía a sus corregidores que pidieran a los indios los códices para que se marcaran en ellos los tributos recibidos para seguir con esta tradición; pero años más adelante, el uso de los códices no solo tuvo valor económico, sino además para darle legalidad a los litigios, tasaciones de tributos locales y generales, trámites administrativos, etcétera.

Al darse cuenta los españoles del gran valor de los códices y de su complejidad temática, y viéndolos como una excelente herramienta para ?... conocer los aspectos de las culturas del México antiguo, como su historia y organización política, los sistemas tributarios, lo relativo a la tenencia y usufructo de la tierra, los recursos naturales y la producción, la religión y la cuenta del tiempo, con el objeto de fundamentar sus sistemas de dominio y evangelización?11, permitieron y fomentaron la elaboración de estas fuentes y con ello una influencia directa en la cultura, economía y proceso de evangelización del momento.

La cultura y la ciencia traídas de Europa se ven complementadas con los grandes descubrimientos que sobre la naturaleza y geografía se dan en la Nueva España por los estudiosos europeos y por los criollos nacidos en América, siendo los códices, sobre todo los coloniales, ya que los prehispánicos casi habían desaparecido o se encontraban fuera del país, grandes influencias a seguir o estudiar por su contenido y temática debido a que existían:

? Códices de carácter jurídico, principalmente los presentados por los indígenas durante un proceso civil, administrativo o penal generado entre los nativos y españoles.
? Calendárico-rituales, de carácter adivinatorio sobre todo, que se componían por lo regular por 260 días.
? Códices económicos, en donde se registraban los censos de la población, los tributos, los libros de cuentas, los registros financieros, catastros, registro de linderos y tenencia de la tierra.
? Mapas y planos, que incluían los elementos geográficos de un lugar o poblado, los caminos y su tipo (principales o veredas), los nombres de los lugares (toponímias), con base en su concepción del espacio y orientación de los tlacuilos
.? Códices históricos, que comprenden el manejo genealógico de los grupos étnicos conquistados, la historia local de un señorío o de un conjunto de poblados, el registro de acontecimientos importantes, etcétera.? Códices históricos-cartográficos, que también influyeron en la cultura y la ciencia de los conquistadores, sobre todo por la información de los poblados y eventos que en ellos se describen.

Como vemos la ciencia y la cultura en los siglos xvi y xvii se ven influenciadas por los códices, no a todos los niveles pero sí en la línea de información y evangelización, y aunque los amoxcalli ya no existen como tales, su impacto en los primeros contactos fue de asombro más no de estudio, por el desconocimiento de los libros prehispánicos y de su contenido.

La influencia que proyectan los códices y el interés por las culturas prehispánicas por parte de los conquista-dores, también se ven reflejados en la transcripción con caracteres latinos y en papel europeo de distintas obras pictóricas. Tal es el caso de los códices mayas que ahora conocemos como libros del Chilam Balam, en los que se consignaron diversos asuntos escritos en maya yucateco, así como el Popol Vuh que de acuerdo a los versados sobre el tema también es un códice transcrito.

Debido a que muchos códices coloniales se han considerado como pictografías ?híbridas? de importancia secundaria por que ya fueron elaborados bajo la influencia española, éstos tuvieron una influencia mayor en la visión que los conquistadores y evangelizado-res tenían de nuestras culturas. Ello se muestra en las glosas en español o latín que presentan algunos documentos como concordancia y complemento del lenguaje glífico, por la influencia en la forma de pintar a los personajes y la visión de la lectura de los mismos.

Un ejemplo directo de la influencia de la cultura y la visión que se deja sentir por parte de los tlacuilos y de sus códices en la época colonial, es el caso de la par-te geográfica-histórica de las Relaciones Geográficas que fueron recopiladas entre 1579 y 1586 por órdenes de Felipe II, quien pedía se compilara información del medio físico de distintas provincias de la Nueva España. En el caso de las ciencias tenemos el ejemplo del Códice Martín de la Cruz o Badiano, de contenido botánico-medicinal, que cuenta con la tradición pictórica indígena, sobre todo náhuatl, y con glosas en español.

La influencia de los códices en la cultura novohispana se enfoca principalmente a la transmisión de información entre los conquistadores y los conquistados, siendo los documentos pictóricos coloniales ?el resul-tado de diversos niveles de integración y asimilación de elementos indígenas e hispánicos?.12

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Fragmento tomado de:
https://www.redalyc.org/pdf/285/28512661002.pdf

Biblioteca UniversitariaISSN: 0187-750Xpublic@dgb.unam.mxUniversidad Nacional Autónoma de MéxicoMéxico




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