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DOS FORMAS DIFERENTES DE ENTENDER EL MUNDO Y LA VIDA

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Desde hace cinco siglos que se ha venido conformando un “pensamiento único”. Una sola verdad, valida para todos los demás. Una forma de entender el mundo y la vida. Los filósofos del “pensamiento decolonial”, hablan de que, a partir de 1492, termina “el mundo antiguo”, que duró miles de años, el cual era un conjunto de universos que coexistían, y que, a partir del la invasión del continente “Abyanáhuac” (América), Europa empezará a invadir, conquistar, explotar a los pueblos del planeta, y a destruir su episteme, para crear el llamado “Mundo Moderno”, bajo el dominio económico, político, militar, cultura y filosófico de Europa-Estados Unidos. La episteme creada por “hombres y no mujeres de cinco países”, afirma el Dr. Ramón Grosfoguel, domina el canon del pensamiento moderno. Es decir que, hombres de: Inglaterra, Francia, Alemania, Estados Unidos e Italia, tienen la predominancia epistémica en los países occidentalizados.

Sin embargo, permítanme hacer una observación desde otro ángulo de la historia humana. Imaginar la historia humana en el planeta, desde “otras coordenadas”, más allá del discurso oficial, eurocéntrico-colonialista-moderno. Podemos imaginar solamente dos continentes culturales. El Euroasiaticoafricano y el continente de Abyanáhuac. Dos grandes proyectos de entender el mundo y la vida totalmente diferentes.

Ideológicamente se nos ha hecho creer, por la colonización epistémica, que Europa, “es el viejo continente”; que está separado de Asía, y además que, Asía, al igual que África, son “continentes”. La definición de un continente es “una inmensa masa de tierra rodeada de agua”. Europa, Asía y África están unidas, por lo que, con propiedad, forman un solo continente.

Ideológicamente también, el eurocentrismo colonizador, nos hace creer que en nuestro continente existen dos civilizaciones. La de Norte América llamada Anáhuac, y la de Sur América llamada Tawantinsuyu. El colonizador ha escrito nuestra historia, investigándonos por nuestras diferencias, y no por nuestras semejanzas, que son muchas más y bastante asombrosas. Lo que nos lleva a plantear, que somos una sola civilización continental, desde Alaska hasta la Tierra del Fuego.  Si esto fuera así, podemos afirmar que existen, en realidad, solo dos formas de “ver y entender el mundo y la vida”. La del continente Euroasiaticoafricano y la del continente de Abyanáhuac.

En esta percepción de la evolución humana, podemos suponer que, a pesar de que las cuatro civilizaciones de origen autónomo del mega continente: Egipto, Mesopotamia, China e India, tienen su propia historia y su Genesis es diferente una de otra, a lo largo del tiempo, por “vivir en el mismo espacio continental”, fueron tomando estructuras epistémicas similares.

Especialmente me refiero al periodo decadente o de ausencia de su momento de esplendor civilizatorio. En efecto, históricamente hubo varios hechos o situaciones que unieron, en casi los mismos propósitos civilizadores, especialmente en campos del mundo material. Por ejemplo, Las guerras de conquista de Alejandro el Magno, “La Ruta de la Seda”, el comercio marítimo y terrestre, las Cruzadas, la expansión del Imperio Mongol, la expansión de las religiones “del libro” (judaísmo, cristianismo e islam), la expansión del budismo, entre otros.

Nos referimos a enfocar los recursos civilizadores en el campo material de la vida. La creación de la moneda, el gran comercio con lugares distantes, el lujo, la vida cómoda y el atesoramiento de las élites, el uso de todos los recursos cognitivos para inventar, -cada vez-, armas más sofisticadas y letales. La ambición de invadir, sojuzgar y explotar a otros pueblos. El uso de la expansión de las religiones, por medios violentos, para adjudicarse derechos y recursos sobre otros pueblos y otras tierras.

Esta “tendencia compartida” que tuvieron las cuatro civilizaciones del continente Euroasiaticoafricano, difieren totalmente de “las tendencias compartidas” que hubo en Abyanáhuac. Desde Alaska hasta La Tierra del Fuego, los pueblos y culturas no inventaron armas y no fueron culturas guerreras, a excepción de los mexicas y los incas, pero no duraron dos siglos antes de la invasión. Sus armas fueron inventadas en la época Prehistórica, y con ellas se defendieron de invasión europea. No usaron la moneda, ni tenían propiedad privada y no atesoraban. La vida material era austera y frugal, no existían grandes diferencias entre un macehual y un tlatoani. Construyeron a lo largo de todo el continente, unas formidables construcciones que, hasta la fecha, no se sabe cual fue su verdadero uso. Pero estos espacios que en lengua náhuatl se llaman Tollan, no eran fortalezas, ni palacios, residencias, y contenían el mayor número de pirámides construidas en todo el planeta.

El gran problema para conocer a fondo y de verdad la civilización continental y sus múltiples culturas, diferentes en tiempo y espacio, pero todas unidas en un asombroso y casi increíble, sistema epistémico compartidos por todos, fue el epistemicidio que realizó la corona española y el Vaticano. Ninguna de las cuatro civilizaciones del mega continente Euroasiaticoafricano, sufrió la negación, persecución, destrucción de su sabiduría y de sus vestigios materiales. En una estrategia continental, España, Portugal, Inglaterra y Francia, se dedicaron a destruir estas culturas para borrar toda huella posible que demostrara sus grandes alcances humanos.

Pero, sobre todo, hay que denunciar, la feroz persecución y negación sufrida a lo largo de estos cinco siglos. Porque, hasta la fecha, la academia colonizada, sigue usando los textos escritos por asesinos y fanáticos religiosos, es decir, conquistadores y misioneros que poseían un pensamiento de la Edad Media, así como nativos colonizados. Se sigue manteniendo la idea de que eran pueblos primitivos, salvajes, guerreros, caníbales, que tuvieron una muy limitada capacidad para construir el conocimiento. Y que la llegada de los invasores europeos, fue el “despertar” al mundo civilizado del “ser humano universal”, es decir, el europeo.

Así que, hemos llegado a suponer que solo han existido dos formas de ver el mundo y la vida, a pesar de la multiplicidad de civilizaciones y culturas. La del continente de Abyanáhuac y el del continente Euroasiaticoafricano. Entendemos que, para una mentalidad poco flexible y colonizada, esta propuesta le debe parecer fantasiosa y hasta “ofensiva”, pero, debe recordarse que, en otros tiempos, cuando el continente Euroasiaticoafricano alguien se atrevió a decir que la Tierra era redonda, por poco lo queman en la hoguera.  El tiempo y la descolonización nos dirán la verdad. Descolonizar es dignificar.

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