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XIPE TOTEC, El Señor del Descarnado

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Existe una confusión sobre el pensamiento filosófico y religioso de la civilización del Anáhuac. En el mejor de los casos, se trata de que de manera “ingenua” los investigadores hispanistas y extranjeros han tomado a la cultura mexica como la estructura vertebral de la civilización del Anáhuac.

Grave error sí entendemos que los mexicas fueron el último pueblo que llegó al Valle del Anáhuac al inicio del Siglo XIII cuando tenía siglos de haberse dado el colapso del periodo Clásico Superior y los legendarios toltecas y Quetzalcóatl se habían ido del Anáhuac.

En efecto, los toltecas alrededor de la mitad del Siglo IX de la era Cristiana inexplicablemente (hasta ahora), destruyeron sus centros de conocimiento y desparecieron literalmente del Anáhuac. A partir del 850 d.C. ante la partida de Quetzalcóatl y su profetizado regreso. Los pueblos del Anáhuac vivieron en creciente decadencia religiosa.

Los mexicas fundaron Tenochtitlán en el año 1325 d.C. pero realmente empezaron a tener poder hasta 1440 d.C., cuando Moctezuma I y Tlacaélel respectivamente, son nombrados tlatuani y cihuacóatl. Y éste último inicia las grandes reformas filosóficas y religiosas, herencia tolteca, y crea la nueva ideología mística guerrera que se basa en la substitución de Quetzalcóatl por Huichilopochtli, es decir, se cambia el sentido místico espiritual por el sentido guerrero materialista.

La nueva ideología mexica asume al pueblo mexica como los “sostenedores del Quinto Sol”. Afirman que el Sol no morirá y que los toltecas se equivocaron, que el sacrifico no era espiritual sino humano. Que el Quinto Sol necesita alimentarse LITERALMENTE de corazones y de sangre humana.

La religión tolteca, de carácter espiritual humanista. Será cambiada por los mexicas. Tlacaélel sostendrá que el sacrificio no es espiritual, sino material. La nueva religión mexica “usarᔠlas formas toltecas espirituales, pero el nuevo fondo será de carácter material. Los símbolos espirituales, brutalmente serán llevados a un plano “real y material”, personal y social, transformándose en “una razón de Estado”.

Así la “Batalla Florida”, la que los guerreros toltecas libraban en lo profundo de su corazón. Ahora se librará contra los vecinos a quienes, además de imponerles pesadas cargas tributarias, como no se había visto en el Anáhuac, se les tomará prisioneros en esas “batallas floridas mexicas” y se les llevará a los templos para sacrificarlos, es decir, quitarles la vida y “alimentar al Quinto Sol.

El Estado mexica conformará una ideología expansionista con las formas toltecas, pero con la ideología materialista e imperialista.   Esta es la razón por la cual, cuando conocemos por “las fuentes” los relatos de las fiestas y ceremonias mexicas. Por una parte nos parecen muy humanistas y espirituales, pero al mismo tiempo resultan groseras y chocantes al aparecer el sacrificio humano MATERIAL.

Esta es la razón por la cual las diferentes adoraciones de la única divinidad que tenían los Viejos Abuelos, herencia de la Toltecáyotl o sabiduría tolteca, aparecen con los mexicas tan sangrientas e inaceptables. En efecto, los toltecas y la Toltecáyotl representan una expresión de monoteísmo muy avanzada para la humanidad.

Los toltecas no eran idólatras ni mucho menos politeístas. Solo existía una divinidad suprema, invisible, innombrable e impalpable. Esta divinidad se le “nombraba” de diferentes maneras, todas de manera metafórica y simbólica, ya que era innombrable: Aquél por quien se vive, El que está aquí y en todas partes al mismo tiempo. Noche Viento.

Esta única y suprema divinidad tenía múltiples advocaciones o representaciones de una misma realidad. Como la Virgen María en la religión Católica tienen miles de advocaciones (Virgen del Pilar, Virgen de la Soledad, Virgen de las Nieves, etc.), pero todas son la misa Virgen María.

De la misma manera “Aquél por quien se vive”, tenía muchas advocaciones pero se referían a una sola realidad, es decir, la divinidad suprema, invisible, impalpable e innombrable.

Los españoles del siglo XVI, quienes sí eran idólatras, pues adoraban a ídolos asociados a Dios Padre, Jesús de Nazaret y las múltiples advocaciones de la Virgen María, así como un rosario de “Santos”, hechos de diferentes materiales y adorados como “realidad material en la que se manifestaba la divinidad”.

Una de las advocaciones de la divinidad suprema para los toltecas era Xipe Totec. No era “un dios”. En cambio, una representación simbólica de la necesidad de “desprenderse de la materia” que nos arrastra a la estupidez humana y nos impide elevarnos, para alcanzar la conciencia espiritual.

De esta manera, el “Xipe Totec tolteca”, es una forma simbólica que nos habla de la necesidad que tenemos los seres humanos, “que somos espíritu y materia”, de purificarnos y desprender de nuestro espíritu la materia que le impide elevarse.   Este símbolo es constante en la religión tolteca.

Es Quetzalcóatl el símbolo manifiesto del drama humano de estar compuesto de un par de opuestos complementarios, como son el espíritu representado en el ave más bella que remonta el vuelo celestial (el Quetzal) y la materia representada por el reptil que se arrastra por la tierra (cóatl). 

El Quetzal-cóatl es un símbolo que nos habla de la necesidad de “encarnar” el equilibrio entre el ser espiritual y el ser material. Ambos se necesitan y se apuntalan, para conformar una realidad innegable, pero superable.

Sin embargo, en el campo superior de la conciencia. En el terreno de los Guerreros y Guerreas de la Muerte Florecida. Aquellos seres humanos que estaban dispuestos a hacer un sacrificio excepcional y un esfuerzo superior para decantar su materia y purificar su espíritu a través de La Batalla Florida, que se libra en lo más profundo de su corazón, existía un símbolo superior.

Xipe Totec es el simbolismo del acto consciente de decantar la materia. Es decir, desprenderse de aquellas pasiones y debilidades asociadas a la “carne” y al mundo material. Para dejar al espíritu libre de los lastres “materiales” e iniciar “su acenso superior”.

Por ello, simbólicamente, la Serpiente Emplumada puede desprenderse del mundo material que la “atrapa o cautiva” y se eleva victoriosa a los espacios elevados de la consciencia.

Xipe Totec entonces es un símbolo tolteca de la necesidad que tiene el ser humano de “refrenarse y contenerse” ante la seducción y atracción que ejerce la fuerza de gravedad sobre la materia. Drama cósmico universal que está presente en todas las civilizaciones y religiones antiguas de la humanidad.

Desafío humano presente en todo tiempo y en todo espacio.   Renunciar al mundo material y desprenderlo de la vida cotidiana para purificar y hacer más diáfana la fuerza del espíritu.

El símbolo del desprendimiento de la piel y la carne, que representa la renuncia consciente y dolorosa al mundo material y al placer de los sentidos de la carne. Por ello, Xipe Totec estaba asociado a la muda que hace La Tierra de su “piel” en el cambio de estaciones.

La vegetación muere y resucita con mayor fuerza y vigor. De la misma manera simbólica, la materia muere pero resucita con mayor fuerza con el espíritu decantado y purificado.   Sin embargo, los mexicas en su acción transformadora de la herencia tolteca.

Cambian todos los símbolos espirituales por aberrantes e inaceptables ritos materiales. Los mexicas transgreden el simbolismo espiritual de Quetzalcóatl e imponen a la fuerza, el culto sangriento y materialista de Huichilopchtli (su dios tutelar con el que llegaron del Norte). Razón por la cual, “Xipe Totec mexica” será una brutal y grosera transformación de un símbolo espiritual en un rito inhumano, en el cual se sacrifica a un ser humano y se le quita la piel, que será usada por el sacerdote para demostrar la necesaria liberación del espíritu de la materia que le contiene.

Xipe Totec, al igual que las demás advocaciones de la divinidad suprema, serán tomadas por los españoles como “dioses” y jamás se ha intentado conocer el origen y simbolismo tolteca. La colonización cultural y espiritual sigue diciéndoles a los pueblos originarios “indios”, sabiendo que Colón se equivocó y no llegó a la India. Se sigue insistiendo en hacer creer a los hijos de los hijos de los Viejos Abuelos que los mexicas fueron el pueblo más importante y poderoso del Anáhuac.

Y para esta reflexión sobre Xipe Totec, insistir tercamente que los siete mil quinientos años de desarrollo humano endógeno, estaban sustentados en sacrificios y aberrantes crímenes y ceremonias demoníacas que, por fortuna, los conquistadores y colonizadores desmantelaron de los pueblos primitivos y caníbales que habitaban antes de su llegada.

 

 

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