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IV. Ruta al Oriente de Xólotl y los Chichimecas

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El establecimiento de Xólotl en el cerro del Xoloque (Xóloc) se produce en el año 5 técpatl, representado en el Códice Xólotl, con un pedernal (técpatl) y cinco puntos debajo de dicha montaña. El conjunto de glifos en su totalidad nos indica que el Altépetl de Xoloque fue fundado cinco años después de la “destrucción  tolteca” que no fue más que una dispersión, por varias causas (hambruna, enfermedades y luchas intestinas antagónicas), en los cinco lagos de la altiplanicie y al sur del Cém Anahuactli. En el códice se puede apreciar, que pequeños grupos de Toltecas aún ocupaban el valle en el año 963 d.C. aproximadamente, al arribo de los chichimecas.

Posterior de fundar Xoloque; Xólotl y su hijo Nopaltzin comienzan a planear diferentes rutas de expansión, iniciando así la exploración del gran territorio que estaba frente a ellos, es decir, hacia la parte oriental de donde ellos se ubicaban, encontrando en su camino edificaciones toltecas en ruinas.

Suponemos que dejaron en Xoloque a un conjunto de pobladores, mientras que ellos junto a sus  familias y guerreros, avanzaron internándose en el territorio desconocido, conservando su estilo de vida nómada de cazadores. Caminaban explorando cada cerro a su paso, cazando y buscando cuevas que los albergara; los hombres vestidos de piel de animales visualizaban el horizonte, realizando “ceremonias”, en las que celebraban sus conquistas territoriales y la naturaleza misma de los cerros. Es así como Xólotl y Nopaltzin se conducen hacia un grupo de cinco cerros. El primero de éstos es Zempoallan, seguido por Tepepulco, Óztotl o Oztotépec (representado por un cerro y el glifo de una cueva encima), Tecpatépec (se ve el pedernal (técpatl), en el interior del cerro) y  Tonan (cerro con un glifo de una cabeza de mujer que representa a nuestra madre tierra). Junto a cada cerro aparece un glifo ocular indicando que los chichimecas permanecieron cierto tiempo observando, explorando, y pensando en sus planes de una futura colonización.

Cabe destacar que, de los cinco cerros, el llamado “Tonan” podría referirse, bajo nuestra apreciación, a la madre Tonantzin, que posterior en el siglo XVI los españoles conquistadores, convirtieron en la Tonantzin Guadalupe como un artificio de dominación y control.
Terminando su paso por los cinco cerros, Nopaltzin se va con un grupo de guerreros a su mando a explorar el sur, entre las riveras del lago de Tetzcoco y  las montañas de la cordillera nevada oriental; encontrando tres principales cuevas en las que deciden permanecer por tiempo definido, significando para ellos lugares de suma importancia. La primera cueva fué Oztoticpac, que significa “sobre la cueva” o “cuevas altas”, en el códice se distingue con una bandera (pantli).

La segunda cueva se llama Tepetlaóztoc y que por el glifo pintado, una cueva arriba de la estera, simboliza que se establecieron jerárquicamente en el sitio o dicho de otra manera hicieron propio ese lugar, explorando pausadamente. La tercera cueva se llamó Tzinacanostoc y quiere decir “En la cueva de los murciélagos” en la que vivieron temporalmente.  

“él (Nopaltzin), y sus descendientes vivieron muchos años ahí (Tzinacanostoc), y hoy en día están las cuevas muy curiosamente labradas y encaladas con mucha casería y palacios, bosques y jardines” Ixtlilxóchitl, 1608.
Como observamos nuevamente Ixtlilxóchitl, destaca la rusticidad de las cuevas de los chichimecas con alusiones a su forma de vida civilizada. Esto denota sin equivocación alguna, su gran influencia del tema de los bosques y jardines con los conquistadores españoles.

La verdadera historia de Acolhuácan desde los inicios de su desarrollo, es de suma importancia para todo el Cem Anahuactli en el periodo postclásico; ésta es desconocida para la gran mayoría de nuestra población actual, la han desvalorizado íntegramente los intereses de unos pocos;  mostrándonos únicamente la visión mística-guerrera de los mexicas. El altépetl de Tetzcoco tiene una herencia de suerte de hombres guerreros y hombres artífices hasta el Huey Acolhuantecutli Nezahualcóyotl Acolmiztli, el sentido filosófico religioso de los toltecas prevaleció ya que éstos tenían una visión del mundo diferente; libraban una batalla en su interior para forjarse un rostro propio y un corazón verdadero, a través de la guerra florida.  

Estimado lector continuaremos en el siguiente capítulo con esta relatoría de la historia  de los orígenes del Altépetl de Tetzcoco y de su gran territorio Acolhuácan.

Mario Monreal
Miembro de Educayotl A.C. y representante
en Texcoco
mario.monreal@gmail.com

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