Hemos vivido cinco siglos de inconsciencia por la brutalidad de los procesos de colonización, que esencialmente buscan este fin para poder explotar a los pueblos y depredar sus recursos naturales sin oposición. Por el contrario, la inconsciencia produce mansedumbre, irresponsabilidad y hasta cooperación con el invasor.
Cuando una persona, una familia y un pueblo pierden la conciencia, dejan de ser responsables y pierden la dignidad. La descolonización es un imperativo absoluto para recuperar la plenitud armónica.