PARA VIVIR EN TOLTECÁYOTL La plenitud armónica 1/3

Hits:1250

A los guerreros be´neza
Azael Campos y
Juan Carlos Rojas

ANTECEDENTES

El pueblo de este país, es parte de la Civilización del Anáhuac, una de las seis más antiguas y con origen autónomo del planeta. Desde la invención de la agricultura, es decir, el maíz, la milpa y la ingeniería hidráulica, aproximadamente hace diez mil años, hasta la invasión europea, se logró alcanzar en el periodo Clásico, una de las más adelantadas formas de vivir del planeta.

En efecto, la calidad de vida lograda por los anahuacas, que logró su punto más elevado en los primeros siglos de la era común, y que, aún, en el periodo decadente del periodo Postclásico, se mantuvo. Es decir, que, pese a las trasgresiones filosóficas religiosas de la Toltecáyotl, los invasores españoles vieron, en la Ciudad de México-Tenochtitlán, una de las ciudades más avanzadas en nivel y calidad de vida del mundo antiguo, en la cual, la alimentación, la higiene, la educación y la organización comunitaria, llegaron a niveles muy altos para todos los miembros de la comunidad, independientemente de su nivel jerárquico, que en ese momento ninguna ciudad de Europa tenía.

La civilización del Anáhuac durante miles de años, no usó la moneda, ni la propiedad privada, sus inventos científicos eran totalmente biófilos, no eran pueblos que basaran su evolución y progreso en la guerra, la invasión y la explotación, lo cual les permitió ser pacíficos, tolerantes y fraternos, lo que produjo una diversidad asombrosa en torno a la unidad civilizatoria. Hicieron de la educación familiar, comunitaria y académica, uno de los elementos culturales que les dio continuidad histórica, sociabilidad, abriendo amplios campos del conocimiento, científico y humanista.

Pero, sobre todo, todas las personas, comunidades y culturas, participaron en un proyecto espiritual compartido en todo el espacio geográfico de la civilización. Este proyecto fue auspiciado por las autoridades, con una asombrosa tolerancia, que les permitió tener expresiones muy diversas de carácter religioso-espiritual, que por diversas que fueran, compartían una misma matriz de conocimiento filosófico-científico.

Las características civilizatorias, anteriormente señaladas, hacen de la civilización del Anáhuac, una expresión muy avanzada de las posibilidades que tiene el ser humano, para vivir en un estadio de ?plenitud armónica?. Estamos convencidos, de que solo existió una sola civilización, desde Alaska hasta la Tierra del Fuego, poblada por diferentes pueblos y culturas, en variados estadios de ?plenitud armónica?. Esta unidad civilizatoria encuentra grandes diferencias con las cuatro civilizaciones Madre del Continente Euroasiaticoafricano, como son Egipto, Mesopotamia, India y China, que, aunque tuvieron una autonomía en su génesis histórica, por estar ampliamente intercomunicadas durante miles de años, compartieron elementos culturales que les dan cierta unidad cultural. Nos referimos a la guerra, el comercio, la expansión, la dominación, como ejes rectores de su evolución, lo que nos permite entender la creación de los imperios, las rutas comerciales, y a personajes históricos como Ramses II en Egipto, Sargón el Grande en Mesopotamia, Chandragupta Maurya en la India o Qin Shi Huang de China, pasando por Gengis Kan de Mongolia, Alejando el Magno de Macedonia y Julio César de Roma, entre otros.

En efecto, la historia del Continente Euroasiaticoafricano, se escribe con guerras, guerreros y armas. Con comercio, rutas comerciales terrestres y marítimas, y variados medios de transporte. Con religiones en expansión y antagónicas. En imperios, reinos, confederaciones, califatos y tribus. Desde extensas conquistas territoriales, pasando por largas guerras de decenas de años de duración. Culto al poder, a la riqueza material, a la suntuosidad y a la comodidad. Basada en la explotación humana, el esclavismo y el pago de tributos, así como con la acumulación y el atesoramiento.

Es cierto que en el Continente Abyanáhuac (americano), especialmente en los dos últimos siglos antes de la invasión europea. Las culturas del periodo Postclásico decadente, especialmente los mexicas en la región del Anáhuac y los incas en la región del Tawantinsuyu, se encargaron de trasgredir las bases milenarias de la civilización continental. Se volvieron militaristas y expansionistas. Para el caso concreto de los mexicas, militarizaron la sociedad y la educación.

La guerra fue una razón de Estado. Se crearon linajes familiares de gobierno. Se utilizó el cacao como instrumento de cambio. Se institucionalizó el comercio. Y la religión sufrió severos cambios al substituir de la milenaria dualidad divina tolteca de Tláloc-Quetzalcóatl, por Tláloc-Huitzilopochtli, numen tutelar venido de las llanuras desérticas del Norte, traído por los mexitin, que más tarde cambiarán su nombre por mexicas y que, por conducto del longevo Cihuacóatl Tlacaélel, se asumirán como el pueblo que mantendría con vida, el amenazado Quinto Sol, próximo a su extinción. Pero esto solo se dio en algunos pueblos nahuas del Altiplano Central, los diferentes pueblos mayas, zapotecos, mixtecos, zoques, purépechas, cáscanos, otomíes y un largo etcétera, no sufrieron esos cambios y trasgresiones. De modo que no se debe generalizar a todo el Anáhuac.

Uno de los problemas, por los cuales no existe una claridad para comprender, en toda su dimensión, a la civilización continental del Abyanáhuac, -además de la ideología colonial-, es que se trata de investigar, conocer y comparar los procesos de desarrollo de nuestro continente, con los procesos de desarrollo del continente Euroasiaticoafricano. Las mismas tesis que la arqueología dominante eurocéntrica encuentra en sus investigaciones de pueblos como los asirios o sumerios, las quieren calzar con los pueblos anahuacas. En muchos casos resultan diametralmente opuestos y antagónicos. Especialmente con la guerra, el comercio, el poder, la comunidad, la espiritualidad y la organización comunitaria. Educayotl AC.