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¿ES HORA DE ABORDAR LOS BOTES SALVAVIDAS?

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¿ES HORA DE ABORDAR LOS BOTES SALVAVIDAS?
La pandemia global puede ser el pretexto planeado para cambiar el modelo económico que ha fracasado y crear una ?nueva normalidad?, con otro modelo, sin reconocer el fracaso del vigente y evadir la responsabilidad.
Qué hacer ante el derrumbe de este mundo postmoderno. Ante la crisis civilizatoria en que vivimos. Podemos encontrar respuestas en nuestra experiencia histórica ancestral, en lo que han hecho nuestros antepasados.
A partir de la conciencia de Ser, recuperar la memoria histórica y la identidad cultural ancestral, la recuperación plena de lo somos en esencia, resulta ser la tarea más digna de nuestra vida, para entregar a las nuevas generaciones lo que se nos ha negado por siglos, para poder transformarse a sí mismos y al mundo en el que vivimos.

¿ES HORA DE ABORDAR LOS BOTES SALVAVIDAS?Conciencia, dignidad y responsabilidad, la triada esencial para recuperarnos a nosotros mismos a través de los valores, principios y sentimientos que alimentan nuestros corazones desde tiempos milenarios, y que son, nuestro mayor patrimonio cultural de los Viejos Abuelos.

Frente a una civilización de muerte, como es la moderna-occidental-colonialista-materialista-racista y patriarcal, que en menos de cinco siglos ha llevado al ser humano y al planeta al borde del colapso, se requiere cambiar totalmente el concepto de la vida, el mundo y la trascendencia existencial.

Se requiere cambiar los valores, principios, actitudes y sentimientos, en que hemos aprendido a vivir y que violentan la esencia de lo que somos. Necesitamos dejar atrás el individualismo, el consumismo, lograr los objetivos materiales a cualquier precio, la dualidad cartesiana del ?ser humano y la naturaleza?, de los vencedores y los vencidos, de los triunfadores y los perdedores, de lograr la felicidad a través del comprar y poseer, de usar, explotar y depredar sin compasión y sin medida.

Se requiere fortalecer y acrecentar la honestidad, la virtud, el respeto, la austeridad, la frugalidad, la solidaridad y la fraternidad, para que sean la norma de nuestras relaciones personales, familiares, comunitarias, tanto en la vida de la administración pública, como en la vida de la iniciativa privada.

Pero, sobre todo, se requiere la compasión y el amor a nuestros semejantes. La empatía por los más débiles y desamparados. Por las personas y comunidades marginadas y excluidas históricamente.
Necesitamos cambiar esta civilización de muerte por una civilización de vida. Pero para lograr tan inmenso cambio, necesitamos primero cambiar nosotros mismos. En efecto, se requiere un enorme cambio interno que no es nada fácil. El primer paso es tener conciencia para dimensionar la necesidad y el gran esfuerzo que hay que hacer.

El mundo no es más que un puñado de ideas, y justamente eso es lo que hay que cambiar, como primer paso. Las ideas que nos han introyectado por más de 13 generaciones de lo que es la vida, la felicidad, el éxito, el bienestar y el triunfo.

La percepción ancestral del mundo y la vida, sigue presente en nuestro ?banco genético de información cultural?. Ha vivido en nuestro ADN por decenas de generaciones. Los valores y principios de nuestros Viejos Abuelos viven en lo más profundo de nuestro corazón, y hoy se presentan como la única posibilidad real que poseemos para cruzar venturosos por el desafío de vivir el final de la civilización occidental.
Se requiere ir de menos a más. Lentamente, sin ambición y obsesión, conscientes de que es un gran desafío. Se requiere hacer un balance muy sincero de lo que realmente es prioritario para vivir (no para ser ?feliz?). Con una buena dosis de sobriedad y desapego, juzgar lo que es esencial, lo que es superfluo y lo que es prescindible.

Poco a poco debemos de dejar de pensar en automático, de que la felicidad radica en obtener lo que la publicidad nos ha sembrado en la cabeza y el corazón. Analizar fríamente, todas aquellas personas, actividades y objetos que nos quitan el tiempo y que consumen mucha energía.

Tal vez, nos puede ayudar, el recordar que llegamos a este mundo sin nada y nos iremos sin nada. Que no hay nada a que aferrarse y que nada es para siempre. Que solo poseemos ?el aquí y el ahora?, y que, es el momento más importante de nuestra vida. Más nada.

Usted y el que escribe, amable lector, no podemos cambiar el mundo?pero si podemos cambiar nuestra propia vida, nuestros hábitos de consumo, de diversión, de trabajo. Podemos cambiar las rutinas, las ideas del mundo y la vida. Eso sí es posible, aunque es más difícil de lo que parece.
Pareciera que vamos en un Titánic que todo mundo lo cree inhundible, sería bueno adelantarnos e ir subiéndonos a los botes salvavidas. Educayotl AC ?Educar para el futuro con la sabiduría del mañana. 1 enero 2021

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