La civilización del Anáhuac, como todas las antiguas sabidurías del mundo, ha tenido una respuesta al problema ontológico del ser. Quién soy, de dónde vengo y a dónde voy. Lo sorprendente de nuestros Viejos Abuelos es que, desde un principio, con la cultura olmeca, ya estaba totalmente decantada la respuesta y así se mantuvo casi tres milenios.
La civilización del Anáhuac, como todas las antiguas sabidurías del mundo, ha tenido una respuesta al problema ontológico del ser. Quién soy, de dónde vengo y a dónde voy. Lo sorprendente de nuestros Viejos Abuelos es que, desde un principio, con la cultura olmeca, ya estaba totalmente decantada la respuesta y así se mantuvo casi tres milenios.