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(Ciudad de México 1935-1991), etnólogo y antropólogo mexicano estudió en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Fungió como director del Instituto Nacional de Antropología e Historia, fue Director General de Culturas Populares y fundó el Museo Nacional de Culturas Populares.
A su muerte, se desempeñaba como Coordinador Nacional del Seminario de Estudios de la Cultura del CONACULTA. Para él la investigación etnológica estaba indisolublemente ligada a la transformación de la realidad social.
Aporte
El Dr. Guillermo Bonfil a finales de los años ochentas puso en la mesa de la discusión “la existencia real”, no solo de los indígenas, sino fundamentalmente de la permanencia de la civilización del Anáhuac, misma que forma parte estructural del “ser y hacer del mexicano”. Rompió dos mitos coloniales en los que se fundaba “la realidad criolla mexicana”. El primero es que a partir del 13 de agosto de 1521 la milenaria civilización del Anáhuac dejó de existir. Y el segundo, que después de décadas del “priísmo revolucionario”, ya no existían “indígenas” en México, sino “mexicanos no incorporados totalmente al desarrollo nacional”. Antes que el EZLN Bonfil Batalla inició el !ya basta! intelectual a la inexistencia viva de la civilización del Anáhuac.
Alguna vez, el que escribe, le preguntó al Dr. Bonfíl, en dónde había surgido la idea del “México profundo”. Guillermo Bonfil contestó rápida y directamente, “de mi estancia y estudios en Cholula”. Efectivamente, en Cholula coexisten de manera brutal “los dos Méxicos”. En una lugar milenario y ancestral, en dónde Quetzalcóatl y su sabiduría trascendieron muchas generaciones; y en el mismo lugar donde hoy la industrialización y la modernidad se afianzan para tratar, sin logarlo, de modernizar el entorno.
Lo indígena
Cuestionó aquella antropología cuyo único campo de estudio es la comunidad indígena o la etnia o en el mejor de los casos una región, sin articular el análisis estructural de la sociedad global, dado que la explotación directa de los indígenas fue esencial para la economía colonial y las metrópolis y luego pasó a ser ejercida mediante vicarios del sistema capitalista internacional. En la mayoría de los casos no se produjo aislamiento ni autonomía, sino sujeción vicarial, que conduce a la expansión de la sociedad dominante que acosa a las comunidades indígenas, devora su territorio y lleva a la quiebra y desaparición de más pueblos indígenas.
Consideró que la categoría de indígena es supraétnica y no denota ningún contenido específico de los grupos determinados que abarca, sino una particular relación, entre ellos y otros sectores del sistema social global, del que los indios forman parte. La categoría de indígena denota la condición de colonizado y hace referencia necesaria a la relación colonial.
En vez de un indigenismo que pretende "salvar al indio de sí mismo", Bonfil (1982) propuso el proceso de etnodesarrollo como alternativa a la integración y al desarrollismo. Las organizaciones indígenas han ido asumiendo decididamente reivindicaciones de autonomía y autodeterminación y la diversidad cultural ha empezado a ser reconocida como riqueza por los Estados y sociedades, de manera que el indigenismo etnocentrista ha cedido campo al pluricentrismo y el reconocimiento de la diversidad, aunque es una lucha viva del siglo XXI.
Los “indios desindianizados”
Concepto que identifica a cierto sector del pueblo que teniendo vigorosas raíces indígenas (culturales y morfológicas), las niega y trata de fusionarse a la cultura dominante, rechazando su cultura Madre, su identidad, sus usos, fiestas, traiciones y costumbres e incorporarse ciega, mansamente y acríticamente a la cultura del consumo. El “indio desindianizado” hace gran escarnio de su gente y cultura, pero sobre todo asume un rol de “colonizador-colonizado”.
La Teoría del Control Cultural
Tal vez, otra de sus grandes aportaciones al estudio y conocimiento de la cultura mexicana es su teoría del Control Cultural. Instrumento valioso para realizar diagnósticos a través de identificar el control cultural que se ejerce sobre los Elementos Culturales de una comunidad. “Por control cultural se entiende la capacidad de decisión sobre los elementos culturales. El control cultural, por eso, no es absoluto ni abstracto, sino histórico. Aunque existen diversos grados y niveles posibles en la capacidad de decisión, el control cultural no sólo implica la capacidad social de usar un determinado elemento cultural, sino –lo que es más importante aún- la capacidad de producirlo y reproducirlo” GBB.
Una sociedad puede tener, según el momento histórico de su desarrollo, una cultura de resistencia, una cultura de innovación, o una cultura de apropiación; siendo estos tres momentos dependientes del grado de control de los elementos culturales que tenga una sociedad, ya sean propios o ajenos. Las decisiones propias dan como resultado, con elementos propios, culturas autónomas y con elementos ajenos, culturas apropiadas; las decisiones impuestas resultan en culturas enajenadas con elementos propios, o en culturas impuestas con elementos ajenos. Desde la autonomía es posible construir, la cultura de la pluralidad, un espacio donde se admitan y se valoren las diferencias. En situaciones de dominación colonial, es decir, cuando la relación entre grupos con culturas diferentes es una relación asimétrica, de dominación / subordinación, será posible distinguir, en la cultura del grupo subalterno, la presencia de elementos culturales que corresponden a cada uno de los cuatro ámbitos o categorías de cultura.
México Profundo
En su obra cumbre “El México Profundo, una civilización negada” señaló la permanencia de una civilización que el colonialismo quiso dar por erradicada y sostuvo que existen simbólicamente dos “Méxicos”: Uno Profundo, que hunde sus raíces en una milenaria civilización, que le ha dado un rostro propio y un corazón verdadero al pueblo, de una manera definitiva e imborrable. Y que existe otro México, el Imaginario. Lo llama así, no porque no exista, sino porque su proyecto es imaginario, en tanto toma sus inspiraciones en lejanas tierras, con disímbolas culturas, todas ajenas a la propia. La historia reciente de México, la de los últimos 500 años, es la historia del enfrentamiento permanente entre quienes pretenden encauzar el país en el proyecto de la civilización occidental y quienes resisten arraigados en formas de vida de estirpe mesoamericana.
La presencia de las culturas indígenas es, en algunos aspectos, tan cotidiana y omnipresente, que rara vez se repara en su significado profundo y en el largo proceso histórico que hizo posible su presencia en sectores sociales que asumen hoy una identidad no india. En el fondo de su ser los mexicanos (y los latinoamericanos) son indígenas; la sociedad mestiza tiene que reconocerse a sí misma como indígena, en lo filosófico, en lo ontológico y fundamentalmente en lo espiritual. La actual crisis del sistema es señalada. Según Bonfil, el papel de los pueblos indígenas en el escenario mexicano (y latinoamericano) es definitivo, y serán parte importante en la conformación de una nueva sociedad.
Obra
México profundo. Una civilización negada. Re-pensar la cultura. La cultura nacional .Utopía y revolución; Cholula: La ciudad sagrada en la era industrial. México hoy. El desafío de México. Simbiosis de Culturas, entre otros muchos escritos como: Del indigenismo de la revolución a la antropología crítica. El Etnodesarrollo: sus premisas jurídicas, políticas y de organización. Lo propio y lo ajeno: una aproximación al problema del control cultural. La teoría del control cultural en el estudio de procesos étnicos. Simbiosis de Culturas: los inmigrantes y su cultura en México.
Y se ha publicado su obra completa en:
Obras Escogidas de Guillermo Bonfil.
Edición preparada por Lina Odena Güemes y Paloma Bonfil. Instituto Nacional de Antropología e Historia, Instituto Nacional Indigenista, Dirección General de Culturas Populares. ISBN 968-29-7329-5
Algunas notas tomadas de Wikipedia.