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Cuando Motecuhzoma se entregó a Cortés

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Cuando Motecuhzoma se entregó a Cortés

Pedro Salmerón Sanginés
Periódico La Jornada
30 mayo 2023
Dicen que el tlatoani le entregó al capitán el trono, la soberanía del imperio? 500 años de historia y de historiadores lo repiten. Lo cuenta así el Códice Florentino en la versión de Miguel León-Portilla: ?Señor nuestro: te has fatigado, te has dado cansancio. Ya a la tierra tú has llegado. Has arribado a tu ciudad: México. Aquí has venido a sentarte en tu solio, en tu trono. Oh, por tiempo breve te lo reservaron, te lo conservaron los que ya se fueron, tus sustitutos. [?] Como que esto era lo que nos habían dejado dicho los reyes, los que rigieron, los que gobernaron tu ciudad: Que habrías de instalarte en tu asiento, en tu sitial [?] Llega a la tierra: ven y descansa; toma posesión de tus casas reales; da refrigerio a tu cuerpo. ¡Llegad a vuestra tierra, señores nuestros!?

Cuando Motecuhzoma se entregó a Cortés



¿Eso ocurrió realmente, tal como lo cuentan todas las fuentes? Los historiadores sabemos que toda historiografía está montada sobre la lectura más o menos crítica de autores anteriores. Y todas las fuentes originales de la llamada conquista están plenamente insertas en la tradición medieval salvífica, según la cual, la Historia no podía ser otra cosa que el relato de las intervenciones de Dios en el largo camino emprendido por los hombres que termina con la salvación (a partir de aquí, todos los entrecomillados y las buenas ideas aquí expuestas son del capítulo IV del recientísimo libro de Guy Rozat, Preliminares de la Conquista, en una pequeña editorial y con un reducido tiraje, al que las corrientes historiográficas dominantes condenan las demoledoras y brillantísimas ideas de ese pensador al que todos deberíamos leer para contrarrestar a Octavio Paz y León-Portilla, cuyos títulos eran ?¿aún son?? obligatorios y se vendían por millones).

Así, los dos grandes ciclos de relatos originales están plenamente insertos en la tradición medieval, salvífica y escatológica (https://rb.gy/t1z8z), tanto los cronistas de indias (de Hernán Cortés a Bernal Díaz del Castillo) como las fuentes llamadas de tradición indígena, que como ha mostrado reiteradamente Rozat, son mucho más franciscanas y medievales que mesoamericanas.

Como ya hemos reseñado, toda la idea de los presagios y los presagios mismos repiten casi textualmente tradiciones medievales (los presagios que nos reporta el buen Sahagún), pero también es plenamente medieval (se hace reiteradamente en las narraciones de europeos cristianos enfrentando a no europeos o no cristianos) el regreso de los dioses que antiguas profecías habían anunciado, que en nuestro caso coincidió con la irrupción española. Esa profecía hace plausible el triunfo de 400 valientes y su esforzado capitán (nuevo Alejandro Magno) sobre un poderoso imperio, pues entregó sicológicamente al autócrata a los recién llegados (ni tan recién llegados: véase el capítulo 1 de mi libro https://rb.gy/q6j3e).

Y es que en la historiografía salvífica la presencia de signos y profecías es absolutamente necesaria, porque son los signos visibles de la presencia de Dios actuando en el mundo, y dan sentido divino a la cruzada cristiana contra el imperio del demonio (o sea, América, pero particularmente el inexistente imperio mexica. Esa identificación de la religión mesoamericana con el demonio sigue muy presente en el discurso racista y neoimperial que domina en la derecha española y la historia oficial de ese reino, como señalamos aquí hace 15 días).

En muchas plazas he repetido en los últimos dos años que la entrega del cobarde y pusilánime Motecuhzoma de la soberanía del imperio mexica a Hernán Cortés en su bello, poético, alado discurso del 8 de noviembre de 1519, nunca pudo haber ocurrido y carece de toda lógica a la luz de los acontecimientos subsiguientes (véase el capítulo 13 de mi libro citado). Pues ahora Rozat descuartiza punto por punto tan poético discurso (el del Códice Florentino) que muestra a Motecuhzoma como un rey y profeta bíblico, de pronto aterrorizado ante la verdad ya escrita a la que hay que someterse. Y Rozat hace que le preguntemos sobre Sahagún: ¿por qué inventa, por qué va tejiendo el buen fraile esta ficción? ¿Cuál es el destino del emperador mexica en el mundo cristiano? Evidentemente, el de la entrega pacífica del imperio.

Entregadas las cosas que entregó, Motecuhzoma desaparece casi totalmente del relato, y a partir de ahí es Cortés quien habla y decide y quien detenta un poder legítimo, según la escritura franciscana (la falsa visión de los vencidos). Y es verdaderamente delicioso y divertido seguir a Rozat, verlo desmontar pieza por pieza, frase por frase, el discurso franciscano.

Ahora bien, ¿cuánta gente escuchó el notable discurso en que Motecuhzoma le dio a Cortés la ciudad, el solio, la soberanía? Y de quienes pudieron escucharlo, ¿cuántos lo escribieron?
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Nota de Educayotl:
La historia la escriben los vencedores y mentirosos. Y la reescriben los historiadores modernos en base a la colonización ideológica y cultural. Ideológica en cuanto a justificar la invasión como un hecho heroico y humanista. Cultural, porque asumen el genocidio y el epistemicidio como un logro de la cultura Occidental. Para los españoles de ayer y de hoy, los hechos ocurridos al inicio del siglo XVI, son una conquista. Para los invadidos-descubiertos anahuacas fue una invasión y el inicio de una desgracia que no termina en estos quinientos años.
Se hacen juicios sobre los dudosos escritos del siglo XVI, con mucha frivolidad y superficialidad. No se analizan los hechos históricos en el contexto cultural e ideológico de los invadidos. Para los investigadores hispanistas no existe la civilización del Anahuac con 9500 años de antigüedad al momento de la invasión. No piensan, también, en la mentalidad de los invasores que viene con diez siglos de ignorancia y destrucción del conocimiento, como fue la Edad Media y la Santa Inquisición.
Ponen a Moctezuma, como un rey de un imperio, con una personalidad pusilánime, sin tomar en cuente que, desde miles de años antes en el Anahuac, se mandaba obedeciendo. Que existía un consejo supremo llamado Tlatócan, donde se romanaban las decisiones y el tlatoani, no rey, mandaba obedeciendo.
Los invasores llegaron hasta las puertas de Tenochtitlán por consejo de Malinche, ella sabía los problemas de la trasgresión a la Toltecayotl y a las enseñanzas de Quetzalcóatl. Cortés no sabía nada de nada, era un ciego en Anahuac, Malinche era el cerebro de la invasión, Cortés era la ambición. Las dos armadas que intentaron invadir en Anahuac en 1517 y 1518, fueron rechazadas y derrotadas, la de 1519 no, porque era el año de la profecía del regreso de Quetzalcóatl.
Se necesita descolonizar la visión de los historiadores, Se requiere construir otra narrativa, más inteligente y con una mentalidad del siglo XXI. Educayotl AC. Educar para el futuro con la sabiduría del pasado.


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