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“Quién son estos que nos deshacen y perturban e viven sobre nosotros y los tenemos a cuestas y nos sojuzgan”

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Lo que hoy es México fue la cuna de la civilización que logró el más alto grado de Desarrollo Humano para todos sus miembros en la historia de la humanidad.

 

Por lo menos desde el año 1500 a.C., la alimentación, la salud, la educación y la organización social, hasta la invasión europea fueron muy superiores al nivel y calidad de vida de todos los pueblos europeos.

 

Aún en 1519, en el periodo decadente o Postclásico (850-1521 d.C.), la calidad de vida de un habitante promedio de Tenochtitlán, era con mucho, superior al de una habitante promedio de Madrid o París de aquellos tiempos. Más aún en los mil años de esplendor del Anáhuac (200 a.C.-850 d.C.).

 

Sin embargo, debido a la invasión y colonización permanente que han sufrido durante cinco siglos los pueblos y culturas del Anáhuac, la calidad y nivel de vida esta muy por debajo de los estándares de los países que proporcionalmente, desde el punto del tamaño de su economía, son similares a México.

 

Los criollos en el poder desde 1821, actualmente representan aproximadamente el 10% de la población y poseen casi el 40% de la riqueza nacional, existen 85 mil “mexicanos” con más de un millón de dólares y tienen al hombres más rico del mundo en un país de pobres, (un “mexicano” llamado Carlos Slim Helú). Del otro lado, los pueblos anahuacas poseen tan solo el uno % de la riqueza de la nación. Según la Universidad Iberoamericana, más de 20 millones no tiene garantizado el alimento cotidiano, el 72% no cubre las necesidades básicas, somos el país que consume más refrescos embotellados del mundo y por consiguiente el que tiene más enfermos de diabetes, el país que más anuncios permite en la tv. en el horario infantil. Por otra parte, los gobiernos criollos se han caracterizado históricamente por ser incompetentes, corruptos, traidores. Somos con Haití, el país de mayor injusticia social del continente.

 

¿Cómo ha sido posible esto?

 

 

Básicamente por medio de dos grandes estrategias. La primera a través de la OCUPACIÓN cinco centenaria: es decir, tres siglos de Colonia por los españoles y dos siglos de neocolonialismo por los criollos. Primero se destruyeron las estructuras propias del milenario desarrollo anahuaca. Es decir, se destruyeron LAS LEYES, INSTITUCIONES Y AUTORIDADES propias de los pueblos invadidos y se impusieron: leyes, instituciones y autoridades coloniales para favorecer los intereses de los extranjeros y la corono española. Los criollos se independizaron de los gachupines y de España en 1821, pero han mantenido maquillado el feroz sistema colonial de EXCLUSIÓN. Todo cambió para seguir igual, solo que “más modernos”.

 

La segunda estrategia ha sido la colonización mental y cultural para que los pueblos anahuacas perdieran: la lengua, la memoria, los conocimientos, los espacios y la espiritualidad que milenariamente los caracterizó. De modo que: mudos, ignorantes de sí mismos, estúpidos e inseguros, sin arraigo y en “el aire”, y finalmente, fanáticos e idólatras de una religión ajena y manipulada por sus opresores, los pueblos descendientes de la civilización y culturas del Anáhuac, se han convertido en carne de cañón y han vivido una actitud esquizofrenia de “colonizador-colonizado”. Despreciando lo propio y exaltando lo ajeno. Tratando a toda costa en convertirse en otro explotador, en vez de liberarse a sí mismos y a su pueblo.

 

En otras palabras “la Patria patriotera de los criollos”, que tiene doscientos años de existencia, se ha apoderado de “la Matria anahuaca”, para explotarla y depredarla exaltando el malinchismo, la ignorancia y la corrupción entre el pueblo. Un país de ignorantes sin ley y sumidos en la corrupción, en el que, “el que tiene más saliva, traga más pinole”, y en el que “el pez grande devora al chico”.

 

Esto es lo que nos ha sucedido en estos cinco siglos. La “historia oficial” y los historiadores del sistema colonial han logrado que los anahuacas seamos: “mexicanos, extranjeros incultos en su propia tierra”. Pero esto que ha sucedido tiene que cambiar y los bien nacidos, los verdaderos hijos de los hijos de los Viejos Abuelos toltecas, los herederos CULTURALES de la Toltecáyotl. Sean indígenas, mestizos, criollos o extranjeros, tenemos que romper las cadenas de la ignorancia colonizadora y cambiar el destino de la nación.

 

Y como ejemplo, está la lucha que en el siglo XVI llevaron un español y un anahuaca. Me refiero a Fray Bartolomé de las Casas, quien valientemente se opuso, luchó y denunció los crímenes de Lesa Humanidad que estaban cometiendo los conquistadores y colonizadores en la invasión de América.

 

Y al Señor de Texcoco, Carlos Ometochtzin Chichimecatecatl quien en 1539 fue enjuiciado y quemado vivo por la Santa Inquisición, por públicamente oponerse a la OCUPACIÓN y COLONIZACIÓN europea del Anáhuac. Tomamos dos párrafos de los dichos del inculpado, de los documentos con los que se le juzgó.

 

“¿Quién son éstos (los españoles) que nos deshacen y perturban e viven sobre nosotros y los tenemos a cuestas y nos sojuzgan?”

 

Creo que sintetiza el mal que hemos vivido desde 1521. Y refiriéndose a la Iglesia Católica y al desorden social que vivieron a imponer y en el que seguimos viviendo para beneficio de los colonizadores refiere:

 

“huyamos de los padres religiosos y hagamos lo que nuestros antepasados hicieron, y no haya quien nos lo impida: en su tiempo no se asentaban los maceguales en petates ni en equípales, agora cada uno hace y dice lo que quiere: no había de haber quien nos impidiese ni fuese a la mano en lo que queremos facer”…

 

En síntesis, es la ignorancia de nosotros mismos, de nuestra historia verdadera, de nuestros ancestrales valores, actitudes, tradiciones y costumbres, que hemos caído en la desolación, la ignorancia y la anarquía, campo fértil de nuestros opresores. El conocimiento de quienes somos en verdad a través de la educación, es lo que nos puede acabar con la ocupación y la colonización de nuestra Matria.

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