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Inconformidad social contra la presa Milpillas

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Inconformidad social contra la presa Milpillas
Francisco López Bárcenas
E
l 7 de octubre del año pasado, en la visita que el Presidente de la República hizo al estado de Zacatecas como parte de su gira de agradecimiento por el voto recibido el primero de julio, aprovechó para anunciar su compromiso de apoyar la construcción de la presa Milpillas y un acueducto para llevar el agua que almacene en ella y sea transferida al corredor industrial Fresnillo-Zacatecas-Guadalupe. Se trata de una obra que fue anunciada desde el año 2005 por el entonces gobernador Miguel Alonso Reyes y de concretarse ocupará tierras de 19 ejidos ubicados en los municipios de Jiménez de Teúl, Sombrerete y Fresnillo.

Pero la obra tiene un problema de origen: ninguna autoridad informó a la población que podría ser afectada y ante la incertidumbre de lo que pudiera pasar se están organizando para defenderse.

El apoyo que el Presidente de la República ofreció al gobierno del estado para que la obra se lleve a cabo ha generado inquietud entre los posibles afectados, que se ha traducido en movilización para no permitirlo, o al menos no a costa del deterioro de sus condiciones de vida. Parte de su lucha se ha concretado en conseguir aliados que expliquen los impactos que tendría la obra. En ese contexto, los días 6 y 7 de febrero se realizó en la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Zacatecas el Foro sobre la presa Milpillas, en el que participaron miembros de las comunidades que podrían ser afectadas, investigadores nacionales y extranjeros que realizan investigación en la región, estudiantes y población en general; con el objetivo de hacer un análisis del proyecto a partir de la información que han podido conseguir porque, dijeron, las autoridades nada han informado al respecto.

Dentro de los problemas que se plantearon se aseveró que la obra no es viable ni técnica, ni financiera ni socialmente, porque además de despojar de agua a decenas de comunidades rurales ubicadas en los alrededores del río Atenco, sobre el cual se construiría la obra, el costo anual del trasvase y bombeo del líquido a más de 160 kilómetros y casi 500 metros de altura superaría los 350 millones de pesos. Darcy Teatreault, investigador de la Universidad Autónoma de Zacatecas, explicó que el acueducto tendría un diámetro de 42 pulgadas y una extensión de 166 kilómetros para transportar el agua desde la presa hasta el lugar donde se ubican las cuatro principales ciudades de la entidad: Zacatecas, Guadalupe, Fresnillo y Calera, y se deberá bombear el agua a una distancia vertical neta de 490 metros en su trayectoria a la capital del estado.

Otro motivo de inconformidad es la falta de información verídica que dé certeza sobre la obra, sus verdaderos fines y sus impactos. Ante la falta de ella, muchos zacatecanos sospechan que la obra no busca abastecer de agua a los habitantes de las ciudades mencionadas sino facilitar su entrega a grandes empresas mineras propiedad del Grupo Peñoles y de Fresnillo PLC, que podrían seguir sobrexplotando los acuíferos de la región sin la presión social por la falta de agua para las zonas urbanas. En el evento se reveló que la cervecería Grupo Modelo está interesada en financiar en parte el proyecto hidráulico para beneficiarse del agua. La sospecha adquiere tintes de verdad entre los ciudadanos que, afirman, Alejandro Tello Cristerna, el actual gobernador, hace años fungió como directivo de la empresa.

Por el bien de todos, primero los pobres, decía el actual Presidente de la República cuando andaba en la lucha por obtener los votos que lo llevaran a la Presidencia. Pero los pueblos que serían afectados por la construcción de la presa Milpillas piensan que se ha olvidado de esa propuesta, pues no sólo es el apoyo público a una obra pública que les perjudica lo que los molesta, sino la actitud de las instituciones encargadas de asesorarlos, como la Procuraduría Agraria, actúen para que el despojo de sus tierras se consuma, lo que los obliga a defenderse también de ella. Por acá, dicen, ni la consigna de campaña ni las señales de que la Cuarta Transformación será una realidad muestran su rostro. Pero eso no los desanima, al contrario, les dice que tienen que luchar para defender su patrimonio.

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