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A LA CAZA DE LA HIDRA CAPITALISTA: PENSAMIENTO CRÍTICO, NEOZAPATISMO Y MOVIMIENTOS ANTI-SISTÉMICOS Carlos Ríos Gordillo

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A LA CAZA DE LA HIDRA CAPITALISTA: PENSAMIENTO CRÍTICO, NEOZAPATISMO Y MOVIMIENTOS ANTI-SISTÉMICOS
<br>Carlos Ríos Gordillo
Bajo el Volcán, vol. 18, núm. 27, pp. 165-194, 2017
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Recepción: 17 Julio 2017
Aprobación: 23 Agosto 2017

Resumen: Las memorias del Seminario El Pensamiento Crítico Frente a la Hidra Capitalista reúnen las participaciones de Comandantas, Comandantes y bases de apoyo del ezln, así como de militantes e intelectuales de izquierda, quienes en conjunto hicieron el esfuerzo de interpretar al mundo desde que éste está siendo transformado; analizando tanto las mutaciones del capitalismo (asemejado a una hidra de varias cabezas) como las luchas en contra suya. Por ello, el objetivo es mostrar la praxis rebelde y revolucionaria, sus contradicciones, riesgos y peligros, y las posibilidades de crear un mundo donde la hidra capitalista no pueda reproducirse.

Palabras clave: ezln, zapatismo, pensamiento crítico, autonomía, movimientos antisistémicos.

Usted puede ver que, por lo regular, en una instalación militar hay puestos en su periferia. Se les llama ?Puestos de Observación?, ?Puestos de Guardia? o ?Puestos del Vigía?. [?] Quien ocupa el puesto de observación es el guardia, el vigía, el centinela. [?] Pero lo importante es que hay que estar avizores de cualquier señal de peligro. No se trata entonces de advertir el peligro cuando ya está presente, sino de mirar los indicios, valorarlos, interpretarlos, en suma, pensarlos críticamente. [?] Bueno, el asunto es que lo que nosotros, nosotras, zapatistas, miramos y escuchamos es que viene una catástrofe en todos los sentidos, una tormenta. [?] Pero?, resulta que los zapatistas, también miramos y escuchamos que personas con grandes conocimientos dicen, a veces con su palabra, siempre con su actitud, que todo sigue igual. [?] O sea que nosotras, nosotros, zapatistas, vemos una cosa, y ellos ven otra. [?] Como si allá arriba el Poder hubiera mantenido invariable su funcionamiento. [?] Como si la hidra no hubiera regenerado sus múltiples cabezas. [?] Entonces pensamos que necesitamos pensarlo al mundo, y también pensar así su calendario y su geografía de cada quien. [?] Y entonces decimos que hagamos un semillero de ideas, de análisis, de pensamientos críticos de cómo está actualmente eso del sistema capitalista. [?] para ver cómo hacemos para resistir.

Subcomandante Insurgente Galeano, ?La tormenta, el centinela y el síndrome del vigía?, mayo de 2015.

A LA CAZA DE LA HIDRA CAPITALISTA: PENSAMIENTO CRÍTICO, NEOZAPATISMO Y MOVIMIENTOS ANTI-SISTÉMICOS
<br>Carlos Ríos GordilloINTRODUCCIÓN

El 1 de enero de 1994, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln) declaró la guerra al Estado Mexicano. En la Primera Declaración de la Selva Lacandona, el ezln anunció sus ?demandas?: ?trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz?, a las que poco más adelante se añadirían ?información y cultura?, pero las 13 ?demandas? o ?exigencias? no sólo siguen siendo universales e irresolubles en el marco del capitalismo contemporáneo, sino que son más bien praxis revolucionaria, ?áreas de trabajo? que han sido puestas en marcha por los pueblos zapatistas desde los años de la clandestinidad hasta los de la resistencia cotidiana, despertando la atención y solidaridad de un grupo multicolor de movimientos, activistas e intelectuales de todo el planeta, que frecuentemente suelen ser convocados por los zapatistas.

A más de veinte años de haber iniciado la rebelión, el ezln convocó a un Seminario para el mes mayo de 2015 en el Centro Indígena de Capacitación Integral (CideCi) de la Universidad de La Tierra (Unitierra), en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, sobre el tema: ?El Pensamiento Crítico frente a la Hidra Capitalista?. De aquí partió la publicación de tres tomos (83 ponencias y más de 1,100 páginas) (ezln, 2015) que agruparon las reflexiones de la Comisión Sexta del ezln, comandantas del ezln y bases de apoyo zapatistas (nacidos antes o después de la insurrección armada, o de la fundación de los Caracoles, y que constituyen las distintas generaciones zapatistas en las últimas tres décadas y media) (Subcomandante Galeano, 2017), pasando por militantes políticos, académicos e intelectuales de izquierda, sea de México, Latinoamérica, Europa o del Kurdistán, quienes intentaron repetir la antigua hazaña de Heracles: encontrar la manera de acabar con la Hidra capitalista, echando mano del pensamiento crítico.

¿Qué tipo de movimiento decide organizar un seminario sobre un tema como éste?, ¿qué entienden los zapatistas por el pensamiento crítico y cómo lo han aplicado a sus métodos de rebeldía y resistencia, retroalimentando la teoría a través de la práctica, y viceversa, en un constante viaje de idas y vueltas?, ¿cuál es la visión del capitalismo contemporáneo, asemejado a una hidra de varias cabezas que parece imbatible, y cómo es posible acabar con eso que los zapatistas han llamado ?el capitalismo cabezón??

La riqueza de las contribuciones representa una caracterización de nuestra época, tanto en lo que corresponde a la relación histórica del poder que las clases dominantes ejercen sobre las clases subalternas, como en las variadas formas de insubordinación y protesta que éstas emprenden para alterar el sentido de la historia. El objetivo de este ensayo es presentar una visión de conjunto del pensamiento crítico en la izquierda anti-sistémica nucleada en torno del zapatismo, para comprender cómo y por qué entre las clases populares de todo el Planeta Tierra se gestan las expectativas y objetivos de sus luchas; cuyos errores, fracasos y derrotas ante un enemigo que no ceja de vencer, no les impide tomar ?el cielo por asalto? y así ?voltear todo de cabeza?, encendiendo una chispa de esperanza en un campo de batalla donde todo se disputa.

A LA CAZA DE LA HIDRA CAPITALISTA

Agazapado, avanzando en contra del viento y en silencio absoluto, el cazador llegó hasta los lindes del pantano manteniendo el ojo avizor y el oído atento. Procediendo con gran cautela, reconoció con atención la maleza que le rodeaba y leyó las huellas que la criatura había dejado a su paso. Sin poder verla todavía, su rastro probaba que había estado ahí y cómo era realmente. Marcas profundas, de idéntico tamaño y situadas a la misma distancia unas de otras, mostraban el recorrido de una bestia con proporciones gigantescas. Hojas recién caídas, aplastadas o quebradas y colgando todavía de los árboles, lo mismo que el polvo del sendero que a una misma altura había cubierto flores, arbustos y árboles, revelaban las dimensiones, grosor y peso de la criatura. A partir de un razonamiento basado en las huellas que el animal había dejado a su paso y de una capacidad extraordinaria para ?remontarse desde datos experimentales aparentemente omisibles hasta una realidad compleja no directamente experimentada? (Ginzburg, 2003: 108), el cazador sabía cómo era la criatura sin haberla visto antes. El fétido olor del pantano tan sólo demostró lo que él suponía: ella estaba ahí? y se estaba acercando.

Con cuerpo de perro y ocho cabezas de serpiente o dragón, su nombre hacía estremecer a cualquiera, pues además de su imponente presencia era tan venenosa que no necesitaba morder para matar: su aliento ponzoñoso aniquilaba a cualquiera que osara acercársele. Usando un pasamontañas que le cubría la boca y la nariz, el cazador se había aproximado sigilosamente a ella. Al verla quedó petrificado, pero una vez repuesto de la impresión atacó lanzándole flechas incendiarias sin lograr nada más que irritarla, por lo que ésta se irguió furiosa para destruirlo. Entonces, él blandió la espada contra las cabezas que se retorcían con movimientos ondulantes, pensando que podía segarlas como si fuesen espigas. Lanzó un mandoble tras otro sin conseguir vencerla y fue entonces cuando descubrió el terrorífico secreto de su adversario: cada vez que cortaba una cabeza, del cuello abierto y sangrante nacían otras dos, regenerándose ?precisamente en los lugares donde se realizan [los] cortes? (Zibechi, 2015: 229).

El evento inesperado le ofreció la primera lección: si quería derrotar a su oponente debía emplear la astucia en vez de la fuerza, pues el ataque frontal que había servido para derrotar a otras criaturas, sólo servía para volverla cada vez más temible. Supo que debía cambiar de estrategia para evitar ser derrotado justo por sus propias técnicas de combate (?las viejas formas de revolución están exhaustas?, ?carecen ya de viabilidad y sentido?) (Esteva, 2015: 109) y por ello necesitó el auxilio de su joven sobrino, quien se acercó con una tea encendida para quemar los cuellos mutilados, cauterizando la herida e impidiendo el metabolismo de la criatura. Así, ?la hidra fue vencida no tanto por la fuerza del héroe, sino por la inteligencia de alguien más que le aconsejó quemarle cada cuello cortado? (López, 2015: 266).

Esta fue la segunda lección: en batalla la solidaridad y la organización rinden más frutos que la fuerza solitaria; para vencer es necesario pelear junto a otros: ?El hércules colectivo, el Hércules socializado capaz de eliminar a la hidra? (Garavito, 2015: 74). Así, acompañado, fue cercenando las cabezas de la criatura, cada una provista con un poder devastador: ?explotación?, ?despojo?, ?represión? y ?desprecio? (ezln, 2013: 73); ?devastación contra la naturaleza?, contra ?el interior del ser humano?, contra todas ?las formas de vida? (Baschet, 2015: 325). Pero la última, la cabeza madre que controlaba la esperanza del cambio social: ?La esperanza de que todo va a cambiar, de que ahora sí [llegará] el bienestar, la democracia, la justicia, la libertad?; la esperanza que ?los iluminados de arriba le arrebatan a los jodidos de abajo y luego se la venden? (Subcomandante Galeano, 2015b: 188), era inmortal.

El cazador la separó del cuello pero ésta seguía viva. Moviéndose en el agua teñida de sangre y cubierta de miembros mutilados, la cabeza madre viviría como si fuese la advertencia de un engaño latente. El cazador la aplastó con su maza y enterró en lo más profundo de la tierra para mantener a la humanidad a salvo de sus espejismos. Fue en ese momento cuando la tercera lección le quedó clara: debió pelear en el hábitat de su adversario para descubrir el secreto de su fuerza y la clave de su vulnerabilidad. Al ver de cerca su poder devastador encontró tanto su principal debilidad como los límites de su propia fuerza. Heracles era el nombre del cazador, y el del monstruo con cuerpo de perro y ocho cabezas de serpiente o dragón, Hidra de Lerna. Pero faltaba la última lección. La valentía y la gloria no le fueron reconocidas al héroe que siempre había peleado solo, porque en esta ocasión había recibido ayuda. Supo que en ocasiones la recompensa es simplemente sobrevivir a un enemigo formidable que no ceja de vencer.

El mito heroico de Heracles, conocido entre los romanos como Hércules, ha sido contado y transmitido a todo el mundo durante cientos de años. ¿Cómo explicar su propagación entre los ezetaelenes y su original asimilación? (Véase imágenes 1 y 2: cuadro y bordado zapatistas). El ciclo de las aventuras de este ?héroe civilizador que purga la tierra de diversos monstruos perjudiciales para los humanos? (Schmitt-Pantel, 2011: 34), ha sido naturalizado por los zapatistas (así como siglos atrás los griegos lo hicieron ante la influencia egipcia) (Heródoto, II: 45), quienes lo han modificado y adaptado a sus circunstancias precisamente porque están dotados de una portentosa fecundidad mítica y de una memoria caracterizada por ser ?un proceso de revitalización del pasado?, como decía Montemayor (2013: 36) acerca de ?una fuerza que se mantiene viva?, y hace del pasado un vecino del presente, ?con lo que estamos viviendo ahora?.

De esta manera, cuando los pueblos zapatistas (tzotziles, tojolabales, tzeltales, choles, zoques y mestizos) evocan a la memoria (?Somos producto de 500 años de luchas?) (ezln, 1993), su llamado parte de una condición subalterna que conserva la conciencia memoriosa de su condición histórica y les permite reconocerse con una larga serie de rebeliones y revoluciones que las clases subalternas han emprendido durante toda la historia de México; y que les sirve como un ?arsenal aglutinador de sus experiencias y recuerdos de lucha en todo el planeta? (Ríos, 2015: 75), vinculando a los zapatistas con otros sujetos políticos que tienen a su vez su propia conciencia histórica.

Es decir, más allá del escepticismo que genera la presencia de la Hidra de Lerna en los Comunicados del ezln ?lo que a simple vista podría explicarse a partir de la creatividad de quien suele firmarlos? su explicación quizá se deba a que los ?oprimidos?, según consideraba Chakrabarty (2009: 22) ?por razones políticas y en circunstancias particulares, pueden en realidad preferir estos supuestos ?mitos?, a los hechos que se podrían ?descubrir? dentro de los archivos oficiales, o dentro de los archivos que emanan de las propias clases dirigentes?. Una posición histórica subalterna, que es la de la mayoría excluida en todo el planeta Tierra, configura entonces una identidad colectiva, un nosotros: ?Sólo cuando vivo el nosotros con la mayoría pobre ?así sea por un momento??, ha escrito González Casanova (2006: 37), ?intuyo la intensidad dramática, volitiva e intelectual que caracteriza a sus héroes permanentes, nativos y adoptivos?.

Por ello, la conciencia memoriosa que actualiza el pasado en el presente, junto a la condición subalterna, rebelde y contestataria, son el punto de partida para comprender la asimilación de elementos provenientes de tradiciones revolucionarias o experiencias de autogobierno, símbolos o héroes populares, demandas o reivindicaciones e incluso mitos (como el de Heracles), distintos a su propia experiencia histórica; que al encontrarse en un humus distinto del cual han surgido, se radicalizan políticamente y se convierten en puntos de apoyo y correas de transmisión entre sujetos políticos y condiciones subalternas diferentes y distantes, entre recuerdos y experiencias del pasado que se retrotraen hacia el presente para cargarlo de significado. Su característica inconexa y fragmentada configura un imaginario común de insubordinación y resistencia, entre aquellos que integran el subsuelo de la historia universal: ?explotación, despojo, represión y desprecio se han repetido a lo largo de toda nuestra historia, con diferentes nombres arriba, pero nosotros somos siempre los mismos abajo? (ezln, 2013: 73). Pues los zapatistas pertenecen a la ?tradición de los oprimidos?, como Benjamin (2005: 22) la definió; la misma que confiere tanto la peculiaridad de su identidad histórica como una conciencia de su experiencia y de las relaciones de dominación e insubordinación que atraviesan toda ella.

De esta manera, ellos han asemejado a la Hidra de Lerna con el capitalismo contemporáneo (?El mal y el malo tienen nombre, historia, origen, calendario, geografía: es el sistema capitalista?) (Subcomandante Moisés, 2016), quizá menos por el hecho de carecer de algún monstruo mítico (el Walak?pat-ok, o el Jow) (López, 2015: 266), que para crear una alegoría que hoy sea conocida en todo el planeta así como lo fue en el mundo antiguo, y dé cuenta de la naturaleza regenerativa del capitalismo: el ?monstruo real? ?más sanguinario y cruel que hayan conocido la realidad o la ficción desde que la humanidad se dividió en dominadores y dominados? (Subcomandante Galeano, 2015a: 212), cuyas mutaciones lo convierten en un enemigo cada vez más temible: ?nadie se salva en la tormenta de la hidra capitalista que destruirá nuestras vidas.? (Subcomandante Moisés, 2016). En esta etapa que los zapatistas definieron como la IV Guerra Mundial, donde ?se destruyen los territorios y se despueblan?, para así ?reconstruir y reordenar? de acuerdo con ?las leyes del mercado?, ?todos somos el enemigo a vencer? (Subcomandante Marcos, 2017: 156-157): la humanidad, la naturaleza y todas las posibilidades históricas alternativas de crear un mundo para la vida. Por ende, para alterar este caótico curso destructivo global, es necesaria una rebeldía global:

Por eso nuestra lucha no es local, ni regional, ni siquiera nacional. Es universal. Porque universales son las injusticias, los crímenes, los despojos, los desprecios, las explotaciones. Pero también son universales la rebeldía, la rabia, la dignidad, el afán de ser mejores (EZLN, 1996).

Desde 1983, año de fundación del ezln, la organización del zapatismo ha venido transformándose a partir de la autonomía ?y por ende no es militar, pues el ezln es un guardián de los pueblos y está supeditado a su mandato, cuyas armas, además, ?aspiran a ser inútiles? (Subcomandante Marcos, 1994)?. Al disponer de cuadros extraordinariamente preparados (por ejemplo los Votanes de La Escuelita), con banderas de lucha universales pero irresolubles en el mundo contemporáneo (las 13 demandas o áreas de trabajo), con una práctica cotidiana basada en la originalidad de lo nuevo, diferente y alternativo (sea la autonomía, la Ley Revolucionaria de Mujeres, el ?mandar-obedeciendo?, ?la otra política?, ?la otra educación?, ?la otra cultura?, ?la otra economía?, ?el otro comercio?, ?la otra salud?, ?la otra justicia?, ?la otra comunicación?, ?el otro arte?, conceptos subversivos que nominan una praxis revolucionaria y se afirman como negación de lo otro), los zapatistas han definido los problemas a los que se enfrentan y las bases sociales que los respaldan para tal fin, con el objetivo de evitar la reproducción del capitalismo, formar nuevas relaciones sociales y edificar un mundo para la vida con dignidad.

Esta condición les concede su peculiaridad en el contexto de la izquierda mundial. El inmenso desafío que ha implicado satisfacer las múltiples necesidades de la vida cotidiana, sean económicas o sociales, culturales o intelectuales, políticas o libertarias: trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia, paz, información y cultura, revolucionó los mecanismos de producción y reproducción de la vida en las comunidades zapatistas. Sea la producción agroecológica que cuida el territorio y la vida misma, o la división social del trabajo (horizontal y no jerarquizado, rotativo y no centralizado, sin remuneración económica y exento de privilegios), sea la discusión asamblearia consensuada o la identidad colectiva (mujeres y hombres indígenas, pobres y rebeldes zapatistas), sea la participación de miles de mujeres en cargos de gobierno, como promotoras de salud, educación, cultura o comunicación, o dentro de las áreas de parteras, hueseras y plantas medicinales, sea?

Esta forma de resolver las necesidades en el plano de la experiencia directa y la normalidad de la vida en resistencia ?que subvierte los jerárquicos y centralizados esquemas hegemónicos de las estructuras organizativas? (Zibechi, 2006: 39), dio como resultado esta organización colectiva dentro de las relaciones sociales y la sociabilidad cotidiana. Madurada y puesta a prueba una y otra vez bajo la forma de las áreas de trabajo ?emplazadas desde los años de la clandestinidad, mientras el ezln se preparaba para la guerra y las comunidades zapatistas lo hacían para la resistencia prolongada?, la organización zapatista ha perseguido el mismo objetivo: transformar el mundo.

Todo ello constituye tanto el resultado del trabajo colectivo ?todavía insuficiente, con errores y complicaciones?, como la muestra de una extraordinaria ?creatividad social? que intenta un hecho inédito, distinto y alternativo: la ?emergencia de otro mundo? (2006: 39). Tanto en la forma: la conducción del cambio social por parte de los sujetos políticos, que al hacerse protagonistas de su circunstancia histórica deciden colectivamente el ritmo y el trayecto de su praxis revolucionaria; como en el fondo: una organización que parte de la vida cotidiana y es expresión de nuevas relaciones sociales. Por ello, a partir de circunstancias por completo adversas ?pues la contrainsurgencia hacia las comunidades zapatistas no ha cejado desde 1994? y teniendo como escenarios los espacios sociales y populares de los 5 caracoles, esta experiencia revolucionaria constituye ?otra forma de trabajar para cambiar el mundo? (2006: 57).

Pero la experiencia zapatista no es la única en su tipo ni se encuentra aislada de otras más. Por doquier han surgido luchas que tienen tanto áreas de batalla parecidas a las suyas (los sin techo, sin trabajo o sin tierra, por ejemplo), como por el hecho de que sus demandas también intentan subvertir las relaciones desiguales y jerárquicas del clasismo, el patriarcado, la homofobia, el racismo, o la defensa de la Madre Tierra, el territorio, el agua, la vida y la memoria. Luchas interconectadas que, además, en cada iniciativa del ezln envían delegados o asistentes (colectivos, organizaciones, barrios, asambleas, comunidades, pueblos, etc.) provenientes de 50 países distintos, incluso de Asia, África y Oceanía. ?Brotan así, por los lugares más inesperados y los objetivos más dispares, formas imaginativas de resistencia?, ha señalado Arturo Anguiano (2015: 61) a propósito de una revuelta cotidiana de los oprimidos, que no sólo preserva y renueva una y otra vez sus espacios de acción y reproducción, ?sino que genera un proceso molecular que construye las solidaridades destruidas por el poder y las oligarquías?.

El encuentro entre experiencias multicolores de todo el planeta y entre nuevas áreas de combate emprendidas por otros tantos sujetos sociales que las llevan a cabo, configuran la agenda de trabajo anticapitalista así como al grupo de rebeldes e insumisos que la impulsan. Y en esta confluencia, los ezetaelenes han intentado ser un punto de encuentro para la amplia diversidad de resistencias y rebeldías de México y todo el planeta, como lo atestiguan, en mayor medida unas de otras, las iniciativas lanzadas desde 1994 hasta la actualidad: la Convención Nacional Democrática (agosto de 1994), el Encuentro Intergaláctico por la Humanidad y contra el Neoliberalismo (julio y agosto de 1996), el Encuentro de los Pueblos Zapatistas con los Pueblos del Mundo (diciembre 2006 y enero 2007), el Encuentro de las Mujeres Zapatistas con Las Mujeres del Mundo (diciembre 2007 y enero 2008), La Otra Campaña (2006), el Coloquio Internacional Planeta Tierra: Movimientos Anti-sistémicos (diciembre 2007), el Festival Mundial de la Digna Rabia (diciembre 2008 y enero 2009), la Escuelita (2013 y 2014), el Festival Mundial de las Resistencias y las Rebeldías contra el Capitalismo (diciembre 2014 y enero 2015), el Festival Comparte por la Humanidad (diciembre 2016 y enero 2017), el Seminario Los Muros del Capital, las Grietas de la Izquierda (abril 2017), o el Seminario de Pensamiento Crítico Frente a la Hidra Capitalista (mayo 2015).

A lo largo de las últimas dos décadas ?que superan el lapso organizativo del Foro Social Mundial (FSM), surgido en el año 2001 a partir de las protestas en contra de la Organización Mundial de Comercio (OMC) de Seattle en 1999?, en todas estas iniciativas:

El zapatismo elaboró la parábola de ser puente. Se proponen como un puente para que el movimiento pase de un espacio a otro. De un espacio de pasividad y sometimiento naturalizado a otro de participación, protagonismo y producción. En ningún caso se proponen como un modelo a seguir o copiar, no imponen un código sino que, en todo caso, promueven la creación de nuevas codificaciones a identificarse. No promueven ordenarse detrás de, o a nominarse como ellos, sino como una fuerza dinámica que dinamiza y ?contagia? sin reproducir lo idéntico sino reproduciendo lo diferente como espacio de igualdad, para comunicar fuerzas de producción, de insubordinación y de insurgencia. En términos delluzianos: una fuerza dinámica que no acumula poder, sino que comunica una potencia. La potencia del alzamiento ante lo intolerable (Rodríguez, 2010: 79).

Un puente que vincula a esta familia mundial de movimientos anti-sistémicos, cuya estrategia es más horizontalista (pacifistas, feministas, antirracistas, ambientalistas, etc.) que estatista y verticalista (tomar el poder y después cambiar el mundo), busca más la descentralización que la centralización, más la heterogeneidad que la homogeneidad, más la igualdad que la equidad o la justicia. Todas estas características representan tanto la experiencia de los movimientos anteriores como sus estrategias alternativas en el panorama mundial. A propósito, lo que Wallerstein (2015: 267) ha denominado ?el espíritu de Porto Alegre? ?una estructura laxa que ha logrado reunir a movimientos del Sur y del Norte, que es militante tanto intelectual como políticamente?, ha impulsado: la claridad intelectual en el seno de los movimientos; las acciones militantes basadas en las movilizaciones populares consideradas útiles en la vida cotidiana de la mayoría de los pueblos; y la reivindicación simultánea tanto de los objetivos de corto plazo como de los cambios fundamentales a largo plazo.

En las consideraciones estratégicas de los movimientos antisistémicos, Wallerstein (2008) ha propuesto que los cuatro componentes son, en primer lugar: ?el debate constante y abierto sobre el período de transición?: de la crisis estructural del capitalismo y la época de bifurcación histórica (la transición del capitalismo a otro sistema) y ?la salida que nosotros esperamos?; en segundo lugar: considerar la acción defensiva a corto plazo, incluso ?la acción electoral?, puesto que ?la población mundial vive en el presente y sus necesidades inmediatas deben ser resueltas?, pero no con la idea de considerar la toma del poder como un fin en sí mismo, sino para evitar que sus efectos negativos se vuelvan peores en el corto plazo; en tercer lugar: moverse hacia una ?desmercantilización? de aquello que nunca antes se había convertido en mercancía: el cuerpo humano, el agua, el aire, la salud, por ejemplo. ?Significa más bien que debemos crear estructuras que operen en el mercado, pero cuyos objetivos sean el desarrollo y la supervivencia, más que la ganancia?. Y finalmente: definir ?el significado sustantivo de nuestros objetivos de largo plazo?, es decir, ?la búsqueda de un mundo relativamente democrático y relativamente igualitario?. No se trata de partir de las viejas certidumbres acerca de ?cómo será la mejor sociedad?, quizá socialismo o quizá comunismo, sino más bien: ?necesitamos discutir este modelo de nueva sociedad, esbozarlo, experimentar con estructuras alternativas para llevarlo a cabo?, justo al mismo tiempo en que las tres primeras partes del programa se realizan, frente a un mundo caótico en transición sistémica (2008:157-159).

EL PENSAMIENTO CRÍTICO FRENTE A LA HIDRA CAPITALISTA

En la Sexta Declaración de la Selva Lacandona (2006), los zapatistas afirmaron: ?así como hay una globalización neoliberal, hay una globalización de la rebeldía?. Por ende, decididos a enfrentar al gran monstruo del capitalismo, en el Seminario: ?El Pensamiento Crítico Frente a la Hidra Capitalista?, el ezln consideró que para dilucidar el cambio social era necesario reflexionar colectiva y críticamente. Durante el Seminario y posteriormente en los tres tomos, detrás del término genérico de Pensamiento Crítico el nombre de Karl Marx adquirió las dimensiones de un referente teórico imprescindible para pensar el capitalismo actual, sus raíces históricas, contradicciones y crisis cíclicas o estructurales, con la intención de obligar a pensar para actuar, a buscar paso propio de acuerdo con la situación y condición, y así construir ?alternativas radicales, que vayan a la raíz del problema, es decir, alternativas anticapitalistas, anti-sistémicas, que alcancen el corazón malévolo de la Hidra? (Löwy, 2015: 310-311).

Este retorno al fundador del materialismo histórico no fue una operación intelectual propia de trasnochadores nostálgicos o de románticos revolucionarios, sino una mirada sobre las múltiples dimensiones del discurso crítico de Marx, que fue emplazada desde diversas tradiciones intelectuales o experiencias de lucha. No es difícil explicar la confluencia.

Al navegar a contracorriente del pensamiento dominante de su época, Marx definió la estrategia de un discurso disidente sobre la realidad, de acuerdo con las necesidades científico-políticas de la revolución comunista. Por ello, ?advertido de la dificultad que encierra la disensión?, señalaba Bolívar Echeverría (1986:52), ?Marx inaugura la estrategia que le es adecuada: la crítica?. Para él: ?cientificidad es criticidad. El discurso comunista debe ser crítico ya que su afirmación sólo puede existir como negación, a contracorriente del discurso establecido? (1986: 52). Y este último, que en toda época es expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, debe ser desmontado hasta los cimientos; sin pretender una coexistencia intelectual falsamente tolerante e incluyente, pues el discurso establecido es el discurso dominante. La crítica ?crea destruyendo y construye derribando?, según lo enfatizó Mehring (1971:11).

De acuerdo con Marx (1843), se trata de una estrategia que reside en ?la crítica despiadada de todo lo existente, despiadada tanto en el sentido de no temer los resultados a los que conduzca como en el de no temerle al conflicto con aquellos que detentan el poder?. Este es uno de los caracteres fundamentales del comunismo científico, que se afirma como un ?proyecto a la vez científico y revolucionario; aún más, revolucionario por ser científico y científico por ser revolucionario?, como decía Bolívar Echeverría (1986: 39 y 40), añadiendo: ?es por un lado una exigencia que aparece en el terreno propio de la teoría, es por otro una exigencia que viene directamente de la revolución?, es decir: ?como teoría que participa en la revolución y teoría sobre la revolución?.

De acuerdo con ello, la praxis revolucionaria convoca al pensamiento crítico para iluminar su propia travesía y servirle de espejo: la acción se guía por la reflexión en la medida en que esta última sirve para pensar lo que se hace con la intención de hacerlo mejor: ?ni teoría sin práctica, ni práctica sin teoría, hemos dicho? (Subcomandante Galeano, 2015a: 213). Es una teoría por completo diferente de la que prevalece en la industria cultural del mundo académico, pues se encuentra en el núcleo de las relaciones sociales; y que no surge, además, de una vanguardia política que asume conscientemente su liderazgo (?Nuestro pensamiento no es para dar recetas de cómo hacer frente al problema del capitalismo?, ni ?para imponer nuestro pensamiento a otr@s?) (Subcomandante Moisés, 2015a: 346) sino como expresión heterogénea de muchos sujetos políticos anticapitalistas, plurales y diversos en sus rebeldías, que se cuestionan acerca de las formas de dominación e insubordinación (?El pensamiento crítico tiene como motor el cuestionamiento?; ?Preguntando se camina?) (Subcomandante Galeano, 2015a: 214) y se reúnen para aprender de sus experiencias y compartir lecciones, errores y fracasos (?lo que nos interesa es conocer más de cómo resistimos y enfrentamos las muchas cabezas del sistema capitalista?) (Subcomandante Moisés, 2015a: 345), y así estar prevenidos ante la siguiente forma de dominación que pesará sobre ellos: ?es para ver varias cabezas del sistema capitalista, para tratar de entender si tiene nuevos modos de atacarnos o son los mismos modos de antes? (2015a: 345).

Es decir, ?hay que tener un buen pensamiento para organizarnos. O sea que se necesita la teoría, el pensamiento crítico? (2015a: 348), puesto que lo que está en juego no es la acumulación de conocimientos que permitan simplemente conocer el mundo, sino que la apuesta es transformarlo: ?lo que está en juego acá y después en los allá de cada quien según su tiempo, modo y lugar, es la transformación de la realidad? (Subcomandante Galeano, 2015a: 212). En esto último parece resonar el eco del viejo profeta renano, quien en la XI Tesis sobre Feuerbach, decía: ?los filósofos sólo han interpretado el mundo de distintas maneras; de lo que se trata es de transformarlo? (Echeverría, 2013: 121). ?Interesante?, sin duda alguna, pero todavía ?incompleto?: ?para poder interpretar de diversos modos al mundo es necesario comenzar a transformarlo?; es decir, ?¿qué hacemos para transformar al mundo porque es la única posibilidad para así poder interpretarlo?? (Rodríguez, 2015: 54).

Así, luchar para vivir y transformar para pensar, y viceversa, son parte de una misma operación que echa mano de la crítica, bajo la sospecha de que la realidad ha sido enmascarada y debe ser desencubierta tanto del pensamiento conquistador (?las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época?) (Marx y Engels, 2014: 39) como del presuntamente libertador (?ovejas que se hacen pasar por lobos?) (2014: 9), para transformar al mundo en un lugar donde la hidra no pueda sobrevivir. Es la tarea de un centinela que piensa el presente ?a contrapelo?, como desencubrimiento de una realidad discontinua y heterogénea, opaca y contradictoria, por lo cual debe mentir y engañar para ocultar así su genuina naturaleza: son ?la muerte y la destrucción las que hacen vivir a la hidra del sistema capitalista? (Subcomandante Galeano, 2015d: 231). Descifrar este carácter negativo que ha sido encubierto es una tarea ?que sólo se puede sospechar a partir de indicios que hay que saber detectar? (Echeverría, 2006: 264), para entonces encontrar al ?sujeto real y efectivo de esa historia moderna que es la acumulación del capital? (2006: 137).

Pero la mirada zapatista no parte del reino de la teoría aunque esta última sea convocada para pensar la realidad, sino de una condición disidente y la posición histórica de los ezetaelenes ?que le sirven de humus y la impregnan con un sello indeleble?. Una mirada crítica, vigilante de las relaciones sociales en movimiento, que intenta pensar lo que se hace a contrapelo de la mirada dominante, pero también de los propios problemas, inercias negativas, costumbres y atavismos al interior de las comunidades indígenas y de la sociedad en general. Por ello, este es un análisis crítico de la realidad ?la suya, sin duda?, pero también la nuestra, que emerge de las experiencias concretas, de la observación directa de la realidad y la astucia para resolver los problemas comunitarios, emprendido ?desde abajo y por los de abajo?, por quienes ?aprenden al enseñar y enseñan al aprender, y que hacen del discurso político un discurso pedagógico, y de su enseñar un enseñar con el ejemplo de su conducta? (González, 2015: 289): los pueblos zapatistas.

Esto representa ?otra teoría? (Subcomandante Marcos, 2017: 263-277; Subcomandante Marcos, 2006: 65-70; Rodríguez, 2006: 76-80) para otra ciencia social. Porque, en un tono parecido al de Marx, cuando decía que ?el propio educador debe ser educado? (Echeverría, 2013: 113), Andrés Aubry (2008: 116) consideraba: ?así como el mando zapatista manda obedeciendo, o como el maestro freiriano enseña aprendiendo, así el científico social de abajo investiga escuchando (u observando) y resuelve investigando?. Así, la ?otra teoría? parte del amor al trabajo colectivo, de la modestia y la lealtad entre los de abajo, de la humildad para reconocer que se está dispuesto a aprender, a integrarse y reconocerse en la voz del otro, para compartir y mantener a toda costa la solidaridad del grupo y el bien común. A partir de este principio activo, colectivo, crítico y vigilante, que identifica los problemas a resolver a partir de ideas que, en ocasiones, han emanado de las tradiciones de antaño y han sido puestas a prueba una y otra vez ?refinadas a través de la experiencia directa para después ser convertidas en lecciones que sirven para el caso concreto, pero también para otros no directamente experimentados?, los zapatistas consideran que la organización es acción, y que la acción también es teoría. Y viceversa. Este es el punto de partida de un método experimental que cuestiona constantemente a la realidad.

De las contradicciones que van surgiendo durante la marcha emergen múltiples soluciones. Por ejemplo, de acuerdo con el Subcomandante Insurgente Moisés (2015b: 78), antes de 1994 los zapatistas: ?tuvimos que inventar, tuvimos que imaginar cómo tenemos que vivir, sobrevivir en nuestra Madre Tierra?. Y después de 1994, cuando ?recuperamos a la Madre Tierra. Es como si fuera que nos la quitaron a nuestra mamá? y ?empezamos a organizarnos?: ?cómo vamos a trabajarla? (2015b: 83), porque para acabar con el capitalismo es necesario destruirlo: ?y una manera de destruir es quitar los medios de producción, adueñarnos y administrar nosotros, nosotras mismas? (2015b: 85). En este descubrimiento de las soluciones ?que en ocasiones son tentativas o corresponden sólo a un pueblo, una comunidad o una región? los zapatistas ?vamos inventando, vamos creando. Conforme a los problemas ahí vamos a ir resolviendo, lo que pasa es que no nos dejamos? (2015b: 94). Por eso, ?estamos reeducándonos, reorganizándonos con esto de la tormenta que viene? (2015c: 108).

Los testimonios de las comandantas del ezln son aleccionadores, pues al cuestionarse: ?qué es lo que vamos a hacer, cómo lo vamos a hacer? (2015c: 108), se fundamenta la ?genealogía zapatista?. A propósito, la Comandanta Insurgente Miriam (2015: 109) recordó: ?me toca platicarles cómo es la situación de las mujeres antes de 1994?. Y comenzó con una detallada exploración del salvaje mundo finquero, visto con los ojos de las mujeres, explotadas por el patrón y violentadas también por sus ?esposos?. Denigradas y sobajadas cotidianamente en la casa o la iglesia, excluidas de las escuelas y los hospitales por ser indígenas, pobres y mujeres, sus recuerdos eran traídos al presente: ?nos dicen que somos una tonta, inútil, que no servimos para nada. Nos dejan en la casa. No tuvimos libertad?; ?nosotras quedamos calladas, humilladas, avergonzadas por ser mujer?. Y señaló: ?así vivieron en realidad, así vivieron las mujeres, nosotros no echamos mentira porque lo vivieron? (2015: 115). Por su parte, la Comandanta Insurgente Rosalinda (2015: 116), comentó: ?nosotras nunca sabíamos si tenemos derecho de organizarse, de participarse, de hacer todos tipos de trabajo, porque nadie nos daba la explicación de cómo podernos organizarnos para salir en esa explotación?. Y daba cuenta del proceso organizativo en los pueblos zapatistas durante los años de la clandestinidad: ?llegó un día en que algunas compañeras fueron reclutadas? (2015: 116) y de ahí comenzó, pueblo por pueblo y después región por región, la incorporación de las mujeres a las tareas organizativas, hasta que fue ?necesario que haya compañeras milicianas insurgentes? (2015: 117) en el ezln. ?Así empezamos la participación de las compañeras? (2015: 117). ?Poco a poco fuimos perdiendo el miedo y la vergüenza?, comentó, y ?después nos dimos cuenta que para hacer una revolución no sólo los hombres, tiene que hacer entre hombres y mujeres? (2015: 117). Lizbeth (2015: 122) base de apoyo y más joven que las anteriores, dejó clara su pertenencia a otra generación, a un mundo sin la explotación de los finqueros y sin las autoridades oficiales. ?Nosotras ya tenemos libertad?, señaló, y ?el derecho como mujeres de opinar, discutir, analizar, no como antes?. A pesar de todo, ?todavía es que tenemos pena de participar o explicar cómo estamos trabajando, pero sí lo estamos haciendo los trabajos como compañeras? (2015: 123). No obstante: ?Ahora los hombres y las mujeres este modo de luchar y gobernar lo practicamos todos los días. Para nosotros ya vemos como nuestra cultura? (2015: 123).

Esta genealogía de la rebeldía, a partir de la conquista de la igualdad por las mujeres zapatistas (cuya propuesta ?no puede ser reducida a ninguna de las teorías feministas?) (Marcos, 2015: 23), es una especie de afirmación de algo distinto a lo que existe; pero es también un espejo: su reflejo interpela a quienes la ven, su experiencia de lucha convoca a otras experiencias. En el espejo zapatista lo que se mira es también lo que uno es y lo que puede ser. ?¿Pero qué vamos hacer ahí en la organización? Piénsenlo?, cuestionaba el Subcomandante Insurgente Moisés: ?¿Pero cómo le vamos a hacer para pensar? Cómo vives y así? (Subcomandante Moisés, 2015b: 91). Este es el realismo del cual parte la peculiaridad de las formas de organización y resistencia, de acuerdo con el específico tipo de embate del capitalismo. ?Ustedes saben cómo viven en donde viven, lo único que nosotros decimos es que se necesita pasar ya a la práctica de lo que ideamos? (2015b: 91). Un Votán de La Escuelita dijo un día: ?aquí lo imposible se hace fácil? (Ríos, 2014: 88). Sin embargo, al haber nacido en el siglo xx, nosotros fuimos ?criados para el arte de interpretar lo malo como menos malo a la luz de la posibilidad de lo peor? (Echeverría, 1986: 11), aprendimos que las utopías son imposibles en un mundo donde la esperanza no tiene lugar, y lo único que existe es la sobrevivencia a una vida dañada (Adorno, 2004). Inculcado desde arriba, el mando y la obediencia imponen la ilusión de que el cambio social debe serlo de tal manera que todo cambie para que todo siga igual. Inclusive que es posible reformar al capitalismo para coexistir con él, sacándole provecho. Este es el mejor de los ardides de la cabeza madre de la hidra: persuadirnos de que su ferocidad no existe y puede ser domesticada hasta quitarle su naturaleza depredadora, asimilándola dentro de nosotros, reproduciéndola dentro de nuestras formas de vida y construyendo el mundo a partir de la esperanza que de ella emana. ?El poder de la hidra es tan grande, con tantas formas y cabezas, que tiene la capacidad de meterse, de camuflarse, de transformarse, de reproducirse en nosotros mismos?. Por ello, ?hay momentos en que no sabemos quiénes somos nosotros ni quiénes son ellos, a los que criticamos? (Almendra, 2015: 88).

De tal forma que en ocasiones el enemigo no se reproduce fuera de nosotros sino en nuestro interior: se metaboliza lentamente segregando un veneno que corroe todo lo que toca, haciéndose cada vez más fuerte en la medida que su huésped es destruido, sin que pueda identificar la causa de sus males. Este sentido común tiene efectos políticos extraordinarios: da pie a una forma de dominación (la cooptación vía persuasión) eficaz y en ocasiones difícil de percibir incluso por quienes se rebelan ante ella: ?por eso nos dejamos engañar, nos dejamos convencer de las transnacionales y de los malos gobiernos, creyendo que el desarrollo y el progreso son la salida que necesitamos? (2015: 88). Es decir, para que la persuasión desde arriba tenga éxito la cooperación desde abajo debe existir. Un ejemplo, en Colombia, es ?la cooptación y la asimilación de las luchas?. Al respecto:

Esta cabeza [de la hidra] se mueve transversalmente dependiendo de la capacidad de lucha, de la capacidad de emancipación que haya en los territorios. Esta asimilación, esta cooptación, esta captura de dirigentes, de líderes, va más allá porque se nos roban hasta procesos enteros, detiene los movimientos (2015: 86-87).

La asimilación de la esperanza que de arriba viene, subsume y aliena las esperanzas que de abajo surgen. Por eso, al detectar el engaño de la cabeza madre de la hidra, la crítica es necesaria más que nunca. El ?mayor de nuestros logros [en el movimiento indígena colombiano del Valle del Cauca] es el descubrimiento de nuestras contradicciones que negadas, se acumulan y crecen para destruirnos desde dentro [?] Encubrir nuestras contradicciones para no darle ventaja al enemigo es actuar a su servicio: venderse, claudicar, cansarse y engañar? (Rozental, 2015:141). Porque el engaño y la confusión que difuminan las fronteras entre la derecha y la izquierda, entre el hacer autogestivo y la política social estatal, tienen como objetivo despojar a los movimientos de su autonomía, desgarrar la solidaridad militante, destruir los colectivos de base para conducir esa energía social a la política social del Estado. ?¿Cómo fue que la Argentina pasó de ser un ?laboratorio? del cambio social [fábricas recuperadas, barrios piqueteros, movimientos campesinos, escuelas autónomas] a conformar una pléyade de opciones electorales ?de izquierda??? (Wahren, 2015: 42). Una de las estrategias de los movimientos anti-sistémicos es ?usar defensivamente las tácticas electorales?. Defensivamente, porque ?ninguno de nosotros debe pensar que conquistar el poder del Estado es un modo de transformar realmente el mundo?, ha analizado Wallerstein, para quien ?la victoria electoral? no es más que una ?simple táctica defensiva? (2015: 278). Al contrario, frente a los gobiernos de ?centro o centro izquierda a veces llamados ?progresistas?? (2015: 279), los movimientos populares deben exigir ?más? (más ingresos, más educación, más salud, etc.), y por ende no ?debemos bajar los brazos y detener nuestro combate de siempre? (2015: 279), pues así se obliga a la derecha ?a moverse a una posición de centro izquierda?, mientras que si no se les presiona ?empujamos a esos gobiernos de centro izquierda hacia posiciones de centro derecha? (2015: 280). Sin embargo, la ?Derecha Global? (2015: 272), no es un monolito: dentro de ella, un grupo defenderá ?la represión feroz? y el otro defenderá la estrategia ?de cambiar todo para que nada cambie? (2015: 278). Lo más peligroso de esta última es que ?sus propuestas estarán disfrazadas como si fueran ?radicales e impulsoras de un cambio progresista? (2015: 273).

Inclusive la estrategia revolucionaria de los dos pasos: tomar el poder y, después, cambiar el mundo; se ha circunscrito solo al primero. Además, considerando la imposibilidad objetiva de derrotar al capital desde el gobierno o la administración, su objetivo se ha reducido más todavía: ?la estrategia de una buena parte de la izquierda y sus teóricos no es tomar el poder para cambiar el país o el mundo, sino cambiar la administración (ni siquiera el gobierno) sin tocar el poder? (Rodríguez, 2015: 35). Es decir, tanto una facción de la Derecha Global como una buena parte de la izquierda apuestan por el cambio progresista. ?La hidra viste con ropajes de izquierda?, decía Raúl Zibechi a propósito, añadiendo: ?canta nuestros himnos, levanta el puño, enarbola nuestras banderas?, e incluso dice ?mandar obedeciendo? (2016: 1141). Y cuestionaba:

¿Por qué se apropian estos gobiernos progresistas de nuestros discursos? En parte lo hacen porque son conscientes de que necesitan legitimidad, más legitimidad, y necesitan la aprobación de los abajos, porque llegaron arriba gracias a los abajos y saben que si en algún momento esos abajos los dejan solos, ellos sencillamente entran en un proceso de enorme debilidad. Pero además usan nuestros discursos, nuestros símbolos, nuestras banderas para confundir. El arte de gobernar es casi un arte de confundir. Entendieron, estos nuevos gobiernos progresistas, que cuando los de abajo somos fuertes, la represión no sirve para tumbarnos entonces confunden, instalan la confusión (2016: 114).

De acuerdo con ello, el progresismo latinoamericano (en Brasil, Argentina, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Paraguay) ha impulsado, en la forma, una máscara de transformación anti-neoliberal en la fase de las privatizaciones que, sin embargo y en el fondo, ha profundizado el capitalismo. Esta es la cobertura institucional de la cabeza madre de la hidra hecha gobierno ?progresista?. En la medida que bajo el ropaje de izquierda la esperanza por el cambio social se convierte en mercancía, la hidra regenera sus cabezas y lo hace precisamente a través del engaño de la derecha enmascarada como izquierda, del derecho al sufragio como vehículo de transformación social que controla la lucha de clases sociales dentro del aparato estatal. No obstante, por debajo del cambio social institucional florecen los movimientos, autónomos, autogestivos, horizontales, críticos y creativos, que desde abajo revolucionan el poder y lo dispersan molecularmente a lo largo del tejido comunitario. Si ser de izquierda es una actitud ?ética de resistencia y rebeldía frente al modo capitalista de la vida civilizada? (Echeverría, 2006: 263), entonces el pensamiento crítico ?no es el pensamiento de la catástrofe sino el que busca la esperanza?, incluso ?dentro de la catástrofe? (Holloway, 2015: 170 y 174). Y la esperanza rebelde es crear un mundo donde la hidra no pueda reproducirse.

A MODO DE CONCLUSIÓN

El capitalismo se regenera a través de la represión, la explotación, el despojo, el desprecio, la devastación de la naturaleza, del ser humano, de todas las formas de vida. Así, el cambio social se ralentiza y se guía por la lógica del valor que se valoriza. Esta toma de control sobre la esperanza del cambio social por parte de la derecha enmascarada de izquierda, o de la izquierda progresista con máscara anti-neoliberal pero finalmente procapitalista, se fundamenta en el engaño, la confusión y la persuasión. Frente a una u otra forma de dominación ?de abierta y brutal represión, que entre los subalternos desata la resistencia, o echando mano de la persuasión genera la colaboración de los subalternos? (Gramsci, 1986), el pensamiento crítico brinda la posibilidad de ver con claridad cuáles son las características de esta guerra contra la humanidad, cuáles las alternativas históricas a corto y largo plazo y cómo esos objetivos pueden ser alcanzados a partir de las distintas formas de la organización popular. Porque si las formas de dominación avanzan, si las embestidas de las cabezas de la hidra se multiplican de distintas maneras en todo el planeta, quienes las desafían también deben avanzar en consecuencia, afianzando la vida en medio de la destrucción de todas las formas de vida.

La advertencia del pensamiento crítico es que la hidra no morirá de un solo golpe ni lo hará si es atacada en la misma zona: sus cabezas suelen regenerarse cuando han sido cortadas. No caerá si se pelea frente a ella como siempre se ha peleado, ni será derrotada si se le ataca en solitario; la batalla será prolongada y quienes la desafían no deben organizarse así como lo han hecho en ocasiones anteriores. La hidra capitalista ha expandido su hábitat a todo el planeta y también ahí se le está combatiendo, porque la única manera de acabar con ella es peleando en su hábitat, estudiándola de cerca para descubrir la clave de su vulnerabilidad.

De tal suerte que las cartografías rebeldes donde los movimientos anti-sistémicos han creado nuevas relaciones sociales, constituyen tanto las opciones históricas alternativas al sistema-mundo capitalista, como un ejercicio de trasformación de la realidad desde donde la transformación del mundo puede ser pensada. Esta doble característica representa, por un lado, el germen de formaciones sociales nuevas y diferentes a las que prevalecen, así como la chispa intelectual para pensar la transformación del mundo a partir de estas experiencias alternativas, y por el otro, el doble desafío que los movimientos representan frente al capitalismo. Y éstos, articulados como un movimiento de múltiples movimientos (a través de la autonomía, el autogobierno, el respeto por la tierra, la libertad de las mujeres o demandas específicas que son también áreas de trabajo), recorren el planeta Tierra, acercando, por ejemplo, a la Selva Lacandona con la antigua Mesopotamia: el Kurdistán y el proyecto de la ?modernidad democrática? (Diario, 2015: 162-169).

Por ello, si en todo el planeta el capitalismo lanza múltiples embestidas, quizá también su muerte sea a partir de ?un millar de pequeñas cortadas? (Wallerstein, 2005: 209-213). Cortadas pequeñas hechas por los pequeños, lanzadas una tras otra y desde todos los rincones, pueden impedir la regeneración de las cabezas de la hidra. Esta lucha de los héroes colectivos que purgan la tierra de peligrosos monstruos cabezones, y la alimentan con las semillas de un futuro en el cual la vida y la dignidad tengan lugar, es la de los movimientos antisistémicos, y éstos, al entrar en batalla adquieren la forma de una hidra de múltiples cabezas, que ataca desde todos lados lanzando miles de pequeñas cortadas: la ?hidra de la revolución? (Zibechi, 2008: 119).

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Notas
1 Este artículo es una versión más amplia que el intitulado ?Participación de Raúl Zibechi?, antes citado, particularmente estos párrafos que el autor trabajó con mayor detalle.

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