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¿ES LA CULTURA RENTABLE?

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Existe una tendencia del Estado mexicano por transferir sus responsabilidades sociales a la iniciativa privada, como consecuencia de las políticas neoliberales que aprendieron nuestros gobernantes en las universidades del primer mundo y que les impide entender el proceso histórico generado por la revolución, pareciera que ellos ven el país tan sólo como una gran empresa.

 

 

 

Los problemas que actualmente esta sufriendo la UNAM, tienen en principio su origen en tratar de privatizar a la educación superior. Desgraciadamente la cultura no esta a salvo de esta intención. En efecto, el patrimonio cultural y la promoción y difusión de la cultura se pretende que pase a manos de los inversionistas, bajo el sofisma de que "la cultura es rentable".

 

 

 

En el artículo tercero constitucional se establece como una obligación del Estado y un derecho del pueblo el acceso y disfrute de los bienes y servicios culturales.

 

 

 

¿Puede ser la cultura rentable? Primero tendríamos que definir qué entendemos por cultura. Sí por cultura entendemos el desarrollo de las manifestaciones espiritual del pueblo, por supuesto que no es rentable. Sí por cultura entendemos las manifestaciones artísticas de "las bellas artes europeas", podríamos suponer que podrían ser, sino rentable, por lo menos autofinanciables.

 

 

 

Por una parte en México el Estado subsidia la alta cultura. El 98% del presupuesto del CNCA se destina a la alta cultura y sólo el 2% a las culturas étnicas y populares.

 

 

 

 

Por otra parte, la elite no esta acostumbrada y menos dispuesta a pagar lo que cuestan las actividades de la alta cultura. Por ejemplo, el dinero que se destina a financiar a la Opera del INBA, es más que el que se destina a las culturas populares en todo el país y el costo de un boleto de la opera no cubre ni remotamente el costo del espectáculo. Definitivamente la alta cultura esta subsidiada por el Estado, no así la cultura popular.

 

 

 

Amable lector, sí sumáramos todo el dinero que invierten las cientos de miles de comunidades en el país en sus tradiciones, fiestas, usos y costumbres, sería mucho más grande que el presupuesto del CNCA y de todos los institutos de cultura del país.

 

 

 

Podríamos suponer que existen tres grandes proyectos culturales en el país. El del Estado, la llamada "cultura oficial", que alienta las manifestaciones occidentales de la cultura europea. El proyecto cultural de las llamadas "industrias culturales", representadas especialmente por Televisa, entiéndase, TV., radio, videos, discos, películas e impresos.

 

 

 

 

 

Y finalmente el proyecto cultural de los pueblos de México, la llamada cultura popular, que no cuenta con discursos, voluntades políticas, presupuestos; ni cuenta con los grandes capitales y tecnologías; pero que cuenta con algo más importante, con la fuerza interna y la voluntad luminosa de millones de personas que el Estado no ha valorado y no ha entendido su creciente sensibilidad y necesidad de trascendencia en los planos de lo espiritual y místico de la vida, manifiestos de manera sincrética en sus fiestas y tradiciones.

 

 

 

Para el Estado las manifestaciones artísticas de su sensibilidad espiritual son tan sólo "folklor", sólo digno de ser explotado económicamente frente al extranjero desde el aspecto turístico, pero con poco valor frente a lo que ellos llaman "Kultura". Con "K" como la escriben los alemanes.

 

 

 

Una prueba contundente de lo anterior en Oaxaca es que el IOC, en un estado donde las culturas étnicas y populares son su razón y su esencia, desde su creación nunca ha tenido ni siquiera un pequeño departamento para apoyar las culturas étnicas y populares y sin embargo, tiene una compañía de danza contemporánea y no tiene una compañía de danza regional.

 

 

 

El colonialismo cultural siempre nos hace exaltar lo ajeno y desvalorizar lo propio. Un "hombre culto" en el sistema colonizado en el que vivimos, es aquél que conoce "con profundidad" las manifestaciones europeas del pensamiento filosófico y del arte, pero que generalmente valora en poco o poco conoce las propias, acaso sólo como fragmentos pintorescos del folklore costumbrista.

 

 

 

Sí la opera, las sinfónicas, las compañías de teatro, danza contemporánea, ballet, galerías, etc., las entregaran a la iniciativa privado, podría ser bueno sólo sí ese dinero ahorrado se invirtiera en la cultura popular, si este dinero que ahora se utiliza en apoyar la "eurocultura" se destina a rescatar bancos o supercarreteras, sería mejor seguir apoyando a los artistas mexicanos que sueñan con ser mejores que los europeos.

 

 

 

 

Si empresas y patronatos se dedicaran, como sucede en Europa, a hacer autofinanciables estas expresiones del "arte universal", concientizando entre otras cosas a sus exquisitos beneficiarios de que deben de pagar el costo de estos onerosos espectáculos, como lo hace nuestro pueblo, al financiar ellos mismos sus fiestas y tradiciones populares, creo que sería un acto de justicia social, porque en cultura se subsidia a los que tienen más oportunidades y a los desposeídos no se les da ni un quinto.

 

 

 

 

 

Amable lector, ¿duda de lo que afirmo?, por favor investigue con cuanto dinero estimula el CNCA a los creadores de "la alta cultura" y con cuanto se estimula a los creadores de la cultura popular. Para la Kultura colonizada las manifestaciones artísticas del pueblo no tienen un gran significado en el "olimpo ateniense de las manifestaciones consagradas al espíritu humano".

 

 

 

 

Sin embargo, todo esto no deja, por desgracia, de ser sólo mera frivolidad de "enteradillos" en la materia, pues la Kultura oficial y su reducido grupo de selectos diletantes, creadores y burócratas, que por fortuna están muy lejos de las necesidades, inquietudes y aspiraciones de los pueblos de México.

 

 

 

 

La "Kultura Oficial" vista desde los ojos del pueblo común, es una serie de "actividades raras, con personas raras", que nada tiene que ver con ellos y donde sólo los políticos asisten para tomarse la foto y salir en el periódico.

 

 

 

Pero en esto del neoliberalismo cultural si existe un gran problema cuando se trata del Patrimonio Cultural Tangible, es decir, las llamadas zonas arqueológicas, los templos y exconventos, las obras de arte y los objetos históricos depositados en los museos. Aquí no es posible dejar en manos de la "privada iniciativa" de unos cuantos adinerados, nacionales o extranjeros, el patrimonio de todos los mexicanos.

 

 

 

No podemos permitir que nuestro patrimonio cultural sea visto tan sólo como un negocio, argumentando que el Estado no tiene los recursos para preservarlo, mientras si tiene recursos para rescatar bancos.

 

 

 

Imagínese Teotihuacan o Monte Alban como un "Disneilandia prehispánico", con sus grandes tiendas comerciales, llenas de gringos y derramando dólares. Se ha logrado detener el proyecto comercial de Teotihuacan, no crea usted, amable lector que estamos exagerando.

Imagínese todos los exconventos de Oaxaca, Puebla o Tlaxcala como hoteles de "gran turismo", donde el pueblo no puede poner su planta, caso concreto lo podemos ver en el exconvento de Santa Catarina de Siena en Oaxaca en donde actualmente está el Hotel Camino Real, un lugar privilegiado sólo para turistas de cinco estrellas.

 

 

 

¿Es rentable la cultura?. Para contestar deberíamos tratar de probar sí es rentable el desarrollo espiritual del pueblo. ¿Es rentable la Kultura Oficial?, como ésta es un subsidio a las elites, ahora el Estado ya no lo quiere hacer y pretende que estas manifestaciones artísticas sean autofinanciables, cosa que no es posible porque no existe una costumbre de pagar los espectáculos de la "eurokultura" por sus reducidos diletantes y las masas del pueblo, por fortuna, están muy lejos de consumir estos espectáculos.

 

 

 

¿Es rentable el Patrimonio Cultural? Por supuesto que es rentable y por eso lo piden los empresarios neoliberales, si no fuera rentable no estaría en la mesa de la discusión nacional. Pero quién gana y quién pierde con la privatización del Patrimonio Cultural. Ganan los inversionistas y pierde el pueblo de México.

 

 

 

El Patrimonio Cultural antes que objetos y construcciones es un conjunto de símbolos, que han creado los que nos han antecedido en este territorio y que han buscado la trascendencia espiritual de sus vidas. Estos variados testimonios de las más profundas y generosas manifestaciones del Ser, plasmados en la materia y que han sido transformada por la fuerza divina del espíritu humano y que hoy se reconocen como "Patrimonio Cultural de la Humanidad", han ayudado a las sucesivas generaciones a encontrar su camino y su destino.

 

 

 

Símbolos que hablan de lo que fuimos, de lo que somos y de lo que deseamos ser. Símbolos que son nuestro rostro común de pueblo vivo y consciente. Símbolos que unifican nuestros corazones en la esperanza de un mejor futuro y en la realización colectiva de nuestra existencia como nación.

 

 

 

Amable lector, estos símbolos no pueden ser entregados al capital aunque sea lo único y último que tengamos de valor frente a ellos, de hacerlo así, dejaríamos de ser mexicanos y esta larga reflexión sería ociosa.  

 

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