Esta es otra de las metáforas filosóficas más interesantes del Anáhuac. Su compleja estructura nos revela un pensamiento muy profundo y dialéctico.
Nuevamente estamos frente al drama cósmico de la lucha de los contrarios, El agua y el fuego. En efecto, el agua es el símbolo de la energía luminosa, como hemos apuntado con anterioridad.
El símbolo de la guerra interior en contra de nuestra estupidez e irrresponsabilidad existencial. La batalla de los guerreros de la Muerte Florecida.
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