En el desierto del norte de Mxico, entre los municipios de San Pedro y de Cuatro Cinegas, se localiza la ahora nombrada ?Cueva del guila?, lugar en el que en ancestros realizaron pinturas rupestres. Al no estar especficamente datada por los especialistas, podemos tomar de referencia los estudios realizados en otras pinturas de lugares aledaos, a las que han dado una antigedad aproximada de 12,000 aos.
El guila y la lnea ondulada con punta de flecha que nos hace evocar a una serpiente, son smbolos de nuestra cultura madre, que representan aspectos filosficos de la Toltecyotl.
La serpiente nos recuerda nuestra parte material; las habilidades de supervivencia y la adaptacin al medio ambiente, es decir, lo que nos hace humanos: seres encarnados. El guila tiene relacin con el espritu, es decir, con trascender la materia y elevarse a lo ms alto, y regresar a nuestro lugar de origen. La ?fusin? de ambos smbolos trascendera miles de aos ms tarde, dando como resultado a Quetzalcatl (la serpiente emplumada), que simboliza aquella dualidad del ser humano, y la constante lucha por equilibrar ambos aspectos (materia-espritu), para al final de nuestra existencia material, elevarnos por las virtudes del guila en nuestro paso hacia la otra dimensin. Este smbolo es el eje rector del Anhuac, la aspiracin mxima en la tarea de lograr la plenitud para la Toltecyotl.
Lo importante de esta pintura es que nos muestra los inicios de nuestra civilizacin. Los momentos de gestacin de nuestra filosofa, en una regin del continente que ha sido catalogada por la academia y sus estudiosos, como tierra de primitivos sin trascendencia en la historia. Sin embargo, hemos hablado de esto en anteriores artculos, exponiendo Tollanes importantes como el de Paquim (300 d.C.) en Chihuahua, La Quemada (ao 300 d.C.) y AltaVista (400 d.C.) en Zacatecas, La ferrera (400 d.C.) en Durango y ms al norte Pueblo Bonito (400 d.C.) en Nuevo Mxico, y muchos otros ms, derribando el mito de Mesoamrica como zona exclusiva de desarrollo de la civilizacin. Adems, dejando testimonio de las migraciones del norte hacia el sur, podemos verlo reflejado en el mito de la cueva de los 7 nichos o Chicomoztoc y en la historia de la mtica Aztln tomada por los Mexicas para explicar su origen. Podemos especular que son tan antiguos estos mitos, que nos refieren a un pasado remoto, y que siguieron viviendo en el inconsciente colectivo de nuestra cultura madre anahuaca.
En la nación Hopi, ahora reducida y limitada a una pequeña área en el estado de Arizona, se encuentra un petrograbado milenario, conocido por su pueblo como el Éxodo Hopi. Se ve claramente que hacia las cuatro direcciones y otras más adyacentes a este cuadrante, su pueblo migró en la antigüedad.
Lo que es sorprendente es que aquellos que se fueron al Sur, llevaban de insignia a la serpiente. Este mismo símbolo aparece como insignia de uno de los grupos o clanes que migraron, representados en el códice de Boturini. Además, a lo largo del norte de México, en sus desiertos, podemos encontrar petrograbados milenarios de serpientes mayormente apuntando hacia el sur.
Todo esto en una escala milenaria de tiempo, en el que hoy solo podemos especular, pero que se asoma como una posibilidad replantarse los orígenes e inicio de nuestra cultura madre, y que con estos y muchos datos más, tendríamos que remontarnos unos cuantos miles de años más atrás, de lo que hemos estado dando por hecho.
Encontrar esta pintura dentro del nicho de una cueva (como en aquella leyenda antigua anahuaca), en donde dejaron plasmados símbolos arcaicos de nuestra cultura madre, nos puede hacer ver la grandeza de nuestra civilización y su vasta extensión en el continente, pero sobretodo, conocer nuestra filosofía, en este momento en que de manera global, perdemos el rumbo como humanidad.
Elyas Carlos