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Las zonas arqueológicas del Periodo Clásico no fueron centros ceremoniales.

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Las zonas arqueológicas del Periodo Clásico no fueron centros ceremoniales.
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Luz y guillermo Marín
Educayotl AC.
Los mal llamados mexicanos, porque no somos mexicas-mexicanos, somos un pueblo sometido a una perversa amnesia y a un feroz colonialismo cultural e ideológico. Entre más estudia, el catatónico mexicano, menos sabe de la Civilización Madre del Anahuac que lo conforma y más desprecia a la cultura que pertenece. La ideología criolla, ?así nos quiere, así nos necesita?, exaltadores de la ajeno y despreciadores de lo propio, perdidos en el laberinto de la desolación de no saber, en verdad, quién es, de dónde viene y menos, a dónde se dirige.

La civilización del Anahuac, desde la invención de la agricultura, el maíz, la milpa, la nixtamalización a nuestros días, tiene aproximadamente diez mil años de existencia. Nueve mil quinientos años fueron escritos sin la intervención de otra civilización. Todo lo que se creó, inventó y descubrió, fue gracias a las capacidades, talentos y métodos de conocimiento propios-nuestros.

Las zonas arqueológicas del Periodo Clásico no fueron centros ceremoniales.
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Estos nueve mil quinientos años, los especialistas los dividen en tres periodos: Preclásico o formativo, representado por la cultura olmeca, con casi ocho milenios de duración. Después sigue el periodo Clásico o del esplendor, representado por la cultura teotihuacana de más de mil años de luminoso desarrollo, y, finalmente, el periodo Postclásico o de la decadencia, de más de seis siglos, representado por la cultura mexica. La cuál duró solo 196 años, desde la fundación hasta la destrucción de Tenochtitlán.
El mayor número de Tollan, como hoy les llama la cultura dominante a las zonas arqueológicas, se utilizaron con mayor vigor, fue en el periodo Clásico, especialmente lugares como Teotihuacan, Monte Albán, Uxmal, Chichen Itzá o Xochicalco, entre muchos otros. Construcciones que, en muchos casos, se iniciaron desde el periodo Preclásico y que llegaron a utilizarse hasta el final del periodo Clásico.
Los toltecas no eran una cultura o una etnia. Así se les llama a los hombres y mujeres que conocen a la perfección ?La tinta negra, la tinta roja?, es decir, la sabiduría y el conocimiento más elevado de la civilización, a la que llamaban Toltecayotl, en la lengua franca de todos los pueblos del Anáhuac. De esta manera entendemos que los toltecas, investigaban y estudiaban la Toltecayotl en los Tollan.

En el cenit del conocimiento anahuaca estaban dos vertientes del conocimiento: la mecánica celeste, es decir, la observación rigurosa, sistemática, sistematizada y registrada, por milenios, del movimiento de los astros. De donde se desprendía por necesidad, las matemáticas, la geometría y el computo, que hacían con la matriz de cálculo conocida como Nepohualzinzin. Pero también, estaba las capacidades y potencialidades del ser humano en el terreno de la energía.

En efecto, la segunda vertiente de conocimiento de los toltecas, fue que descubrieron que el mundo está construido por cargas energéticas y que el ser humano es un toroide energético. Llegar a la totalidad de un ser humano, consistía en lograr poseer la conciencia total de su cuerpo energético y de su cuerpo físico, para trascender la realidad inmediata. Nada extraordinario, todas las civilizaciones ancestrales, por diferentes caminos llegaron al mismo resultado.

Para llegar a tener este conocimiento se requirió la construcción y uso de edificios, patios y estructuras arquitectónicas, que no pertenecen al uso humano, sea como recinto habitacional, fortaleza o bodegas. Con un poco de sentido común y una buena dosis de descolonización cultural, resulta imposible que los Tollan hayan sido espacios para ser habitados por familias, porque carecen de los espacios elementales y básicos como cocinas, baños, comedores y dormitorios. Tampoco fueron de uso militar, porque su arquitectura así lo confirma, pero, además, en esos tiempos no existieron regímenes militares. Menos aún, pudieron ser centros ceremoniales.}

Las seis civilizaciones más antiguas de la humanidad con origen autónomo, Mesopotamia, India, China, Egipto, Tawantinsuyo y Anahuac, todas construyeron pirámides sin ponerse de acuerdo. En segundo lugar, por el número de pirámides construidas está Egipto, con 110 pirámides. En primer lugar, está el Anahuac que su extensión territorial comprendía de Canadá hasta Nicaragua, solo en lo que hoy es México, el INAH tiene abierto al publico 196 zonas arqueológicas, y cada zona tiene más de una pirámide. Las zonas arqueológicas o Tollan nos demuestran que nuestra civilización Madre tenía grandes proyectos ligados al conocimiento de la mecánica celeste y la energía. Educayotl AC.

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