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Los 7 principios del zapatismo para construir un mundo donde quepan todos los mundos

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Por Alejandro López junio 27, 2016@aliv1005
El 1º de enero de 1994, México despertó con la noticia de que un grupo de hombres y mujeres, en su mayoría indígenas, declaraban la guerra al Estado mexicano desde lo más profundo de la selva de Chiapas. Durante las tres décadas anteriores, el gobierno se encargó de desaparecer cualquier movimiento guerrillero a sangre y fuego con la política de la guerra sucia. Bajo la consigna de “¡Ya basta!”, un ejército con plena capacidad de acción pero con pensamiento mucho más allá de las armas, tomó siete cabeceras municipales para perderlas estrepitosamente cuatro días después. Ese fue sólo el turbulento inicio de lo que se conoce como zapatismo, cuya ideología, alcances y acciones son comúnmente ignoradas por el grueso de la población, tergiversadas por los medios de comunicación y criminalizadas por los gobiernos en turno.

El zapatismo no es un personaje mediático con pasamontañas y armas, no es una doctrina, ni siquiera un ejército. Si bien la acción de tomar las armas con que se dieron a conocer causó un profundo impacto en la opinión pública, los zapatistas son personas como el grueso de la sociedad mexicana. Gente de a pie, personas que no ocupan un cargo público, que llevan a cuestas casi 500 años de explotación, despojo y subdesarrollo.

A más de dos décadas de aquella declaración de guerra, es evidente que el zapatismo no logró trastocar las estructuras de la política nacional. En cambio, se dio a una tarea mucho más grande: mostró el camino a seguir como una alternativa al olvido, a la explotación, a la desigualdad, a la miseria y sobre todo, a la decadente organización social. Mostró cómo hacer comunidad sin imponer una “receta” ni ideologías respaldadas por -ismos, mostró que es posible desprenderse de todas aquellas premisas que parecen necesarias para hacer política y que resultan tan ajenas a la función de servir al pueblo, que la autonomía es la clave para que cada nación (de las cientos que comparten territorio mexicano) decida la mejor forma de organizarse y, sobre todo, que la construcción de un nuevo mundo fuera de la legislación actual, del mercado y la lógica del capital es posible. Estos son los siete principios básicos del zapatismo para el buen gobierno:

Obedecer y no mandar


zapatismo derechos

El pueblo tiene, en todo momento, la facultad de revocar al mandatario que no cumpla con su función a cabalidad. El gobierno obedece a las necesidades de cada comunidad o localidad sin decidir cuál es la mejor forma de vivir nuestras vidas, simplemente cumpliendo con organizar y planificar. Quien manda, obedece la voluntad del pueblo.

Representar y no suplantar


zapatismo mundos

El principio de todo gobierno está en la representación de una voluntad. Los representantes son elegidos de forma rotativa, incluso sin que ellos lo soliciten, pero no es visto como una imposición, sino como un servicio a la comunidad. Su trabajo es igual de importante que el de cualquier otra persona en la comunidad.

Bajar y no subir


zapatismo libertad

El zapatismo no aspira a la toma del poder porque sabe que el poder proviene del pueblo. Hacer comunidad es poner los saberes y las técnicas al servicio de la sociedad, aceptar que cualquier trabajo es igual de importante que un cargo público.

Servir y no servirse


horizonte zapatismo

La cooperación desde los cargos públicos y hasta cualquier actividad requiere de una acción solidaria y desinteresada. Servir a la comunidad no es un trámite burocrático ni un trabajo remunerado, se trata de una expresión de la colectividad.

Convencer y no vencer


mundo zapatismo

Principio fundamental para la creación de un nuevo mundo. De nada sirven las absurdas contiendas electorales y las campañas que no representan los intereses reales del pueblo. La nueva política se hace a través del convencimiento, no de la decisión de unos cuantos.

Construir y no destruir


murales zapatistas

La construcción de un mundo nuevo no tiene un instructivo; ni el zapatismo ni nadie tiene la verdad ni la capacidad para elegir qué forma de gobierno resulta más adecuada para cada pueblo y nación que integran la realidad latinoamericana y mundial.

Proponer y no imponer


zapatismo arte

El rompimiento con la política que domina a la sociedad requiere de un cambio radical. Proponer a través de la acción y la palabra, actuar en consecuencia con la realidad y con un fin social es una máxima tanto de los individuos como del gobierno para lograr una transformación en la sociedad.

En la actualidad, las regiones organizativas zapatistas autónomas son el mejor ejemplo de la posibilidad de construir un mundo distinto, de la reversión del estado actual de cosas que todo el tiempo muestra una lógica gris, a la realidad práctica donde es posible crear un mundo donde quepan todos los mundos, donde la explotación, la miseria y la dura realidad de la historia y el presente latinoamericano encuentren una alternativa que se consolide teniendo como base la resistencia al mercado, la memoria histórica, la dignidad, la comunidad y la solidaridad.

Si te interesa saber más sobre la incursión del zapatismo, lee la declaración de guerra al gobierno de México que tal vez no conocías. Si bien el zapatismo toma su nombre de la lucha de Emiliano Zapata durante la Revolución Mexicana, los ideales zapatistas son mucho más amplios. Escucha estas 10 canciones inspiradas en Zapata para luchar por la libertad.

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