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LOS ALTOS FUNCIONARIOS FEDERALES ?empelados serviles de los mercaderes.

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En el nuevo Orden Mundial, los dueños del dinero (“los mercaderes”) se están apropiando, no solo de la riqueza natural y del trabajo de miles de millones de seres humanos, sino se valen de la apropiación ilegal más inmoral, como es la del “bien común” de un pueblo.

 

Me refiero al gobierno. En efecto, el gobierno es uno de los bienes de la comunidad más preciados e importantes. El gobierno es la guía y el garante del desarrollo, justicia y bienestar de los países. Es el medio aceptado por todos que vela por el mantenimiento de un Estado de Derecho, en el que el interés público este por encima del interés privado. El gobierno permite trazar directrices a largo plazo, planificar el futuro en función del bien común de un pueblo.

 

De este modo, el gobernante debe ser una persona honesta, responsable y conciente de que bajo sus hombros tiene la responsabilidad de propiciar el desarrollo con justicia e igualdad de un pueblo. Haciendo a un lado los intereses de los poderosos, pues no debe haber un poder mayor que el del Estado. El interés privado, sea nacional o trasnacional debe someterse al interés público de la Nación y a sus leyes.

 

El gobierno es entonces un instrumento que dirige, coadyuva, alienta las relaciones entre los particulares para mantener dirección, valores y principios del “bien común”, y al mismo tiempo, defiende y preserva el “bien común” del pueblo frente a otros pueblos y a los poderosos intereses de familias o mega empresas. El gobierno debe de impartir justicia y debe velar por el cumplimiento de la Ley y de su espíritu, que se sustenta en el interés y bien de las mayorías. El gobierno debe ser también el administrador de los recursos, riquezas y patrimonio de todo el pueblo, velando por el buen uso de estos recursos en obras de interés y provecho del pueblo.

 

Sin embargo, el gobierno y los gobernantes en el nuevo Orden Mundial se han convertido en un efectivo instrumento que beneficia a “los mercaderes” y sus “privados intereses”. En efecto, los gobernantes se han convertido en sumisos y dóciles empelados de los dueños del dinero. Dispuestos a servir ciegamente a los intereses económicos, políticos, sociales y culturales que benefician el incremento en el poder y en las ganancias de “los mercaderes”.

 

A pesar de que en esta servidumbre, los pueblos pierdan sus libertades, su nivel de vida, sus derechos y sus culturas. El interés privado de “los mercaderes” esta conduciendo a la humanidad y al planeta a su destrucción, tanto por la degradación social y cultural debido el afán de lucro a través del consumo extralógico, como por el nivel tan dramático de su depredación y contaminación a favor de las ganancias de las grandes empresas.

 

Es común ver como la familia ha sucumbido por las formas culturales de la economía, en donde el dinero, el trabajo y el consumo de artículos chatarra, están cambiando dramáticamente la visión y significado del mundo y la vida. Los valores, principios, tradiciones y costumbres, están siendo derrotados por el impulso de la cultura de “los mercaderes”, la cultura de la modernidad, el progreso y el éxito material de la vida, por medido en la capacidad de consumo.

 

El gran problema que esta viviendo la humanidad en el inicio del Tercer Milenio es LA PRIVATIZACIÓN DEL GOBIERNO. En síntesis, el bien común más importante de los pueblos se ha privatizado. El desarrollo armónico y con justicia de la sociedad se ha cambiado por el crecimiento económico y el rendimiento del capital. La libertad y la justicia se han cambiado por la libertad económica y la flexibilización de las regulaciones arancelarias, la pérdida del poder adquisitivo y las prestaciones sociales de los trabajadores. El Nuevo Orden Mundial los gobiernos y sus recursos están para apoyar y favorecer los intereses privados de los capitales y de las empresas trasnacionales. El Gobierno ha pasado a ser un “administrador y un policía” al servicio de “los mercaderes”.

 

El Estado ha pasado a ser un instrumento que avala estos cambios y se adecua para poder sobrevivir a la modernidad. Los gobernantes, antes líderes, ahora han pasado a ser empelados de confianza, que llegan a estos puestos gracias, por una parte, a la “corrupta democracia electorera de los mercaderes” y por la otra, a los dineros y apoyos que los dueños les dan a través de efectivo o en especie. De esta manera, los empleados quedan tan comprometidos a sus amos, que sus servicios son medianamente valorados por sus amos.

 

En el Nuevo Orden Mundial de “los mercaderes”, se acabaron los países, los líderes políticos, las identidades, las culturas y la soberanía de los pueblos. Todos quedan a expensas de un super poder, que esta más allá de los gobiernos, las leyes o Dios. El culto al becerro de oro es la nueva religión mundial y “los mercaderes” la alta jerarquía de este satánico culto.

 

Finalmente diremos que, cuando terminan de cumplir eficaz y servilmente, sus responsabilidades en le gobierno a favor de los intereses de “los mercaderes”, estos empleados de confianza, son muy bien recomenzados y los contratan abiertamente en las grandes trasnacionales como un premio por la traición a sus pueblos y a su patria. Es el caso de el expresidente Zedillo o el del ex secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, que fue nombrado presidente de la empresa de telefonía española Telefónica en México.

 

Pero no es el único, el país a pesar de ser una nación con el 72% de la población pobre (según la IBERO), es un país con un puñado de los ricos más ricos del mundo, quienes se han “asociado” con los capitales foráneos para succionar algunas migajas de la enorme riqueza que se saca del país, por la explotación de la mano de obra barata, el embrutecimiento del pueblo para que compre toneladas de productos chatarra y la depredación y contaminación de los recursos naturales. Desde el expresidente Zedillo hasta Gil Díaz, estos traidores cínicamente se burlan de un pueblo enajenado y embrutecido por un colonialismo, que finca su poder en la ignorancia y la corrupción.

 

Este país, que los criollos fundaron para ellos mismos hace 186 años y que indebidamente llamaron “México”, esta a punto de estallar por tanta explotación, injusticia y engaño. El pueblo mayoritario y verdadero, no el del canal de las estrellas y el de foxilandia, se debe de plantear la re-fundación de La República del Anáhuac o será integrado totalmente a ese mundo orwelliano, como una sucursal más de esa diabólica mega empresa del becerro de oro.

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