Cursos

Podcast

Canales Youtube

Visitantes

37,084,053

EN BUSCA DE LA MEMORIA HISTORICA DEL ANAHUAC

Hits:55887

La colonización en México inició en 1521 con la destrucción piedra sobre piedra de la ciudad más grande del mudo de aquellos tiempos. La destrucción de Tenochtitlán es más que un símbolo de lo que intentarán hacer fallidamente, primero los conquistadores, después los colonizadores y en los últimos 181 los criollos. En efecto, el sistema de colonial se basa en la explotación de los vencidos y en la depredación de sus recursos naturales a favor del imperio. Sea este español, francés o norteamericano.

 

Después de la invasión armada, los invasores les quitan a los vencidos 5 Elementos Culturales para condenarlos permanentemente a ser esclavos y que nuca jamás piensen en volver a ser libres, de tal manera que los puedan explotar con su trabajo y depredar impunemente sus recursos naturales. Primero les quitan el idioma y les imponen la lengua del vencedor. El objetivo es dejar "mudos" a los vencidos, que no puedan trasmitir su Cultura y que dejen de pensar como sus antepasados, logrando que al hablar la lengua del colonizador, los vencidos piensen como él. Perdiendo la lengua no sólo pierden el más fuerte lazo que los une entre sí, sino que, además, pierden su Cultura y su identidad.

 

El segundo despojo del conquistador al conquistado es la "memoria histórica", los recuerdos. Para que el pueblo invadido y vencido no se acuerde que un día fue libre y dueño de su riqueza, su Cultura y su identidad, se requiere volverlo amnésico. El vencido olvidará por diversos medios su pasado y su "nuevo mundo" se iniciará con la presencia de su conquistador. Tomará como propia la historia del conquistador y desconocerá la suya-propia, sintiendo desprecio por su propia historia.

 

El tercer Elemento Cultural que le quitan al pueblo vencido son los conocimientos. En efecto, el objetivo es que él no se sienta capaz de transformar el medio ambiente en el que vive. Que es impotente y estúpido. Que depende de su colonizador. Que sólo el invasor puede crear, transformar y resolver. Que el vencido necesita que el "invasor" haga las cosas. Lo dejan en calidad de estúpido.

 

El cuarto despojo al vencido tiene que ver con los espacios, no sólo físicos, como son las mejores tierras, los minerales, los bosques, las selvas o las costas. El cuarto despojo tiene que ver también con espacios sociales, místicos, religiosos, recreativos y culturales. El objetivo es hacer sentir al vencido como un intruso en la tierra de sus antepasados.

 

El quinto despojo es la religión y con ella el misticismo. Al quitarle la religión, que forma parte intima y directa de sus tradiciones y costumbres, de la forma de ver y entender el mundo y la vida, el invasor logra, no sólo que el vencido pierda la raíz espiritual de su Cultura, sino que pierda el dominio del más allá. Es decir, lo único que le queda es el mundo material e inmediato de su vida de esclavo. Pues a su muerte, tendrá que ir al lugar "sagrado" de su conquistador donde él seguirá de esclavo.

 

Cuando el invasor-conquistador le logra quitar esos 5 Elementos Culturales al pueblo invadido, ha logrado "neutralizarlo" y condenarlo para siempre a un estado de explotación y esclavitud, porque el vencido le enseñará a sus hijos, no a expulsar al invasor, sino a que sus hijos aprendan a ser invasores-explotadores-colonizadores de su propio pueblo. El sistema colonial implica que los vencedores como los vencidos vean como algo natural la explotación, el saqueo y la injusticia, como algo normal y cotidiano. Que en vez de rechazarla, ellos mismos deseen fervientemente convertirse en uno más de los históricos explotadores de su pueblo. Adquiriendo el carácter de "colonizado-colonizador".

 

Cuando un pueblo es colonizado metal y espiritualmente, podrá ser explotado, depredado y hasta masacrado, y a nadie le interesará detener esta barbarie. Sólo desearán, sumarse a ella para sacar ganancia. De modo que para descolonizar a un pueblo se requiere: recuperar la lengua, la historia, los conocimientos, los espacios y el sentido espiritual por la vida. La educación descolonizadora requiere enseñar a nuestros hijos a recuperar y revalorar estos Elementos Culturales.

 

Una de las tareas fundamentales es recuperar la memoria histórica y para enfrentar este colosal desafió necesitamos de mucha inteligencia, intuición y flexibilidad para armar "un rompecabezas" del cual, concientemente nunca hemos visto la imagen original. Esto es, necesitamos primeramente conocer "el pensamiento filosófico", que pudo estructurar siete mil quinientos años de desarrollo humano. No podemos profundizar sobre los antiguos mexicanos, sino no conocemos la propuesta filosófica, la estructura intelectual y espiritual que llevará a transformar la naturaleza, para darle un "sentido humano". Es decir, que no podemos entender a la cultura grecolatina sin conocer a sus pensadores y poetas, sin ellos, es sólo vislumbrar el follaje, pero sin poder llegar al tronco y mucho menos a la raíz.

 

Otro de los elementos imprescindibles es "concebir y entender" a nuestro pasado como una CIVILIZACIÓN milenaria en permanente transformación. Desde la invención de la agricultura y el maíz en el año 6 mil a.C., hasta nuestros días. Entenderla como ser vivo, vibrante y vigente. Con sus periodos de esplendor y sus periodos de decadencia, de luz y de oscuridad. Porque nada en la vida y el mundo es totalmente bueno, ni totalmente malo. Los Viejos Abuelos entendían esta ley universal en el concepto filosófico de Ometeotl, la dualidad divina.

 

Para "penetrar profundamente" en la raíz de nuestra Identidad Cultural, para poder descolonizar nuestra Cultura y a nosotros mismos, necesitamos hacer una titánica labor de "arqueología del espíritu" y dejar a un lado la arqueología de la materia del "colonizador-colonizado", que con cuatro tapalcates quiere "explicar" nuestra grandeza espiritual de manera "científica". Tenemos que desprendernos de la historia oficial, desde las Cartas de Relación hasta el Libro de Texto Gratuito... pero saber usarlos en nuestro favor. Se requiere también, retomar y revalorar la tradición oral, pero tratar de "cernirla" de las distorsiones de buena y de mala fe, que ha sufrido en estos 481 años de vivir en la clandestinidad, en manos de gente ilustre y respetable, pero también en manos de oportunistas irresponsables.

 

Finalmente tendremos que apoyarnos en las bases filosóficas de otras civilizaciones, para hacer extrapolaciones que nos ayuden a entender los planteamientos filosóficos de los Viejos Abuelos, pues a final de cuentas, todos los pueblos sabios y antiguos del mundo, buscaron por diferentes caminos el mismo objetivo.

 

Entender la CIVILIZACIÓN DEL ANÁHUAC como un todo, es conocer el impresionante esfuerzo que hicieron los Viejos Abuelos, de ser bárbaros, nómadas, cazadores, recolectores en el sexto milenio a.C. y llegar a dar las bases sólidas del Desarrollo Humano. Sin una base de un sistema alimentario, un sistema de salud, un sistema de educación y un sistema de organización y un régimen jurídico. Ni los toltecas, ni los mayas, ni los zapotecos o mixtecos y por supuesto, la ultima cultura en desarrollarse, los aztecas, hubieran podido construir ni siquiera una pirámide, o tener una ciudad. Mucho menos penetrar en los arcanos de la trascendencia espiritual de nuestro limitado perímetro material de la existencia. Donde por cierto, encontramos su mayor logro y aporte a la humanidad.

 

Necesitamos valorar el gran esfuerzo que hicieron nuestros Viejos Abuelos en el periodo Preclásico y reconocer en los olmecas; no el inicio de la civilización del Anáhuac, sino el final de un largo y complejo proceso de sabiduría humana que duró 4 milenios y medio, pues la cultura olmeca aparecerá aproximadamente en el año 1500 a.C.

 

Del Periodo Clásico debemos apreciar y exaltar más de mil años de esplendor, que pocas civilizaciones han logrado tener. Donde no existieron guerras, sacrificios humanos y señoríos. Muchos investigadores no se explican o no "se quieren explicar" esta maravilla humana. Que se sustenta en el grado de desarrollo que se alcanzo en el Preclásico. Teniendo satisfechas las necesidades básicas de subsistencia material, los Viejos Abuelos, guiaron a los pueblos en la búsqueda de la trascendencia espiritual de su existencia. Ese es precisamente su legado más importante que tenemos.

 

Pero debemos de reconocer que algo misterioso sucedió y que en una generación, alrededor del año 850 d.C. los Viejos Abuelos destruyeron, cubrieron de tierra sus monumentales construcciones y literalmente desaparecieron de la faz de la tierra. Los venerables maestros toltecas nos dejaron y dijeron dicho en sus profecías que regresarían. Esto los académicos lo conocen como "el colapso del clásico".

 

Después sufrimos una época de decadencia ante la ausencia de nuestros venerables maestros. El poder y la religión en manos de los seres humanos, "comunes y corrientes", la historia nos enseña que se degradan. En el siglo XIII, mucho tiempo después de que se fueron los toltecas, llegan al Valle de Anáhuac un pueblo bárbaro que venia del Norte. Que no sabia hablar náhuatl, que no tejía algodón, "que no tenía rostro", que nadie lo conocía.

 

En poco tiempo este pueblo se culturiza con los remanentes de cultura tolteca que quedaban y como grandes guerreros, toman el poder y cambian la historia, la filosofía y la religión de los antiguos toltecas. Tlacaelel retoma el pensamiento tolteca pero lo transforma de ser totalmente espiritual a ser material. La Guerra Florida tolteca, que se liberaba en el corazón de cada guerrero por vencer sus debilidades y sus pasiones, seria ahora una guerra contra los pueblos vecinos. Las armas de los guerreros dejaban de ser "flor y canto" y pasaban a ser de madera, hueso, piedra y obsidiana. Las milenarias escuelas de enseñanza social (telopchacalli) y de carácter esotérico-espiritual (clamécac); pasaban a ser academias militares para los masehuales y la nobleza respectivamente. La dualidad religiosa-filosófica Tláloc-Quetzalcóatl, se cambió por Tláloc-Huichilopoztli, deidad con la que llegaron al Valle del Anáhuac los aztecas y que trataron de imponerla a los pueblos vecinos. Transgresión que les costo muy caro a los aztecas cuando en 1519 el filibustero de Cortés se hizo pasar como "el capitán de Quetzalcóatl" y logró hábilmente, canalizar todo el odio y resentimiento que se le tenia al pueblo azteca. Sólo de esa manera se puede explicar la caída del formidable pueblo azteca que, según los expertos, a la llegada de Cortés su ciudad tenia alrededor de un millón de habitantes. Lo que implica cientos de miles de valientes y expertos guerreros.

 

De modo que no podemos y no debemos, sentar las bases de nuestra descolonización en un solo pueblo y mucho menos en los aztecas. Tenemos que dimensionar a nuestra civilización con todas sus potencialidades. Sin restarle méritos a los aztecas, pero sin dejar de ver MILES DE AÑOS DE SABIDURÍA Y DESARROLLO HUMANO. La "grandiosa" historia de los aztecas es más un mito del colonizador, que ha pretendido que los mexicanos confundamos la grandeza de nuestra milenaria civilización, con la de un pueblo guerrero que un puñado de ellos derrotaron. Entre más grande es la supuesta grandeza del pueblo azteca, necesariamente es mayor aun la "epopeya" de un grupo de aventureros ibéricos, que lograron derrotar y someter a "los más ilustres y poderos indígenas".

 

La descolonización cultural, metal y espiritual comenzará cuando nos dediquemos con inteligencia y no con fanatismo a "explorar" este universo de textos, mitos, leyendas y sentimientos en los que nos han atrapado los colonizadores.

 

 

 

 

Buscar