La población
Los tarahumaras se autodenominan raramurí que significa "los de pies ligeros".
De acuerdo con la clasificación lingüística realizada por Swadesh y Arana, la lengua tarahumara pertenece a la familia Pima-Cora, del tronco Yutonahua, grupo Nahua Cuitlateco. No existen diferencias dialectales importantes, a pesar de la dispersión de la población y de lo vasto e incomunicado del área, por lo que la lengua constituye un elemento importante de cohesión e identidad étnica.
Según el XI Censo general de población y vivienda, el total de la población tarahumara era de 66,256 individuos; de esta cifra, 54,431 pertenecían al grupo etario de cinco años y más, y 11,825 al de cero a cuatro años. Aproximadamente 20% de los 50,393 tarahumaras que habitan en Chihuahua, son monolingües. Los miembros de esta etnia habitan en forma dispersa un área de 60,000 km², que comprende 23 municipios agrupados en 7 distritos. Los municipios más importantes, en cuanto a su población mayoritariamente indígena son: Guachochi, Bocoyna, Carichí, Balleza, Urique, Morelos, Batopilas, Guadalupe y Calvo, Chínipas, Nonoava, Guazapares y Uruachic.
La mayoría de los tarahumaras se asientan en la parte sureste del estado de Chihuahua, en la llamada sierra tarahumara que forma parte de la sierra Madre Occidental. La geomorfología de esta zona se caracteriza por tener un nudo montañoso de grandes alturas, que contrasta con mesetas y valles intermedios, de suelo muy irregular y arcilloso, así como con profundas barrancas.
De acuerdo con su altitud, la sierra tarahumara se divide en dos zonas ecológicas que presentan marcadas diferencias: la alta y la baja Tarahumara. En la primera quedan integradas las zonas cuyas alturas oscilan entre los 1 200 y 3 307 msnm; a esta región también se le conoce como la sierra. En la segunda se encuentran las zonas que tienen alturas entre los 500 y 1 200 m de altitud, y que se conoce como las barrancas.
En la alta Tarahumara existe una extensa zona boscosa donde abunda una gran variedad de coniferas, principalmente pináceas, así como álamos, abetos, encinos, madroños, táscates, biznaga y peyote; en altitudes intermedias se encuentra bosque mixto. El clima es frío, con temperaturas que en el invierno llegan a descender hasta los 16°C bajo cero, lo que convierte a esta zona en la más fría de la República Mexicana; los meses con clima ideal son de abril a octubre. La fauna presenta especies mayores como osos, pumas, lobos, coyotes y venados, todos ellos en proceso de extinción. También hay guajolotes silvestres, ardillas, palomas habaneras, liebres, conejos y una especie de ardilla de las rocas, llamada "chichimoco". En la baja Tarahumara son numerosas las barrancas con profundidades mayores a los 900 m; entre ellas destacan la de Urique, Sinforosa y la del Cobre que tiene un desnivel de casi 2,000 m. En esta zona se registra vegetación de bosque tropical donde crecen: amates, ceibas, liliáceas, cítricos, guamúchil, tabaco, caña de azúcar, plátano, papayo y chirimoya. El clima es cálido y, durante el verano, en algunos lugares la temperatura llega hasta los 40°C a la sombra. La fauna de esta región comprende especies como: coyote, puma, venado, jabalí, ardilla, ardillón, paloma torcaza, conejo, liebre, reptiles y arácnidos.
En general, la sierra tarahumara se clasifica como de clima templado lluvioso, con una precipitación pluvial media anual de 750 a 1 000 mm. Los ríos que riegan a la región son el Verde, Batopilas, Urique y Chínipas, afluentes del río Fuerte y de los ríos Tutuaca y Papigochi, que a su vez son afluentes del Mayo. Existen importantes cascadas como la de Basaseachi, que es la más alta del país, y varias lagunas, como las de Aboreachi y Arareco.
La economía de los tarahumaras se basa en la agricultura, el pastoreo, la caza y la recolección. Aunque la tenencia de la tierra es ejidal, cada parcela tiene un propietario específico que puede heredar su propiedad. La agricultura por lo general es de temporal y para el autoconsumo, a excepción de una zona ubicada en el municipio de Guerrero lugar donde se encuentra el distrito de riego Papigochi. La época de siembra es de abril a mayo, y se cosecha en octubre; es común la utilización del estiércol de las cabras para hacer un poco más productivos los suelos pobres y pedregosos de la región.
En la alta Tarahumara se cultiva maíz, frijol, trigo, calabaza, cebada y papa, mientras que en la zona baja se siembra maíz, frijol, chile, cebolla y algunas legumbres. La base de la alimentación de los tarahumaras es el maíz tostado y molido, llamado pinole. La caza y la pesca representan actividades económicas menores. El trabajo cooperativo ocupa un lugar importante en las relaciones comunitarias; de esta manera, cuando un hombre requiere el auxilio de familiares y amigos para realizar algún trabajo, recibe una pronta ayuda.
La división del trabajo está basada en el sexo y la edad. La mujer cuida a los niños y realiza todos los quehaceres domésticos; además, teje cobijas y fábrica cerámica. El hombre se encarga de cortar leña, construir la casa y trabajar en el campo. Todos los miembros de la familia, incluyendo los niños, participan en el cuidado de los animales, en la siembra y cosecha, así como en la preparación de los granos para su almacenamiento.
Las condiciones de bienestar social de los tarahumaras son muy desfavorables, y su grado de marginación es clasificado como muy alto. Esta situación se debe a que la región en la que se asientan no posee una industria diversificada, y la actividad económica se concentra en la rama agropecuaria. Los municipios que muestran un mayor rezago, no sólo de la región sino del estado, son: Batopilas, Mahuarichic, Morelos, Uruachic y Guachochi.
Los recursos de mayor importancia con que cuentan los tarahumaras son sus bosques, mismos que son aprovechados de acuerdo con la forma de tenencia de la tierra, que para este caso en su mayoría es ejidal. Sin embargo, en muchos de los poblados los indígenas no controlan la producción, ya que los mestizos han llegado a formar grupos representativos tanto para los tarahumaras como para las instituciones oficiales, mediante los cuales controlan al grupo y la producción forestal. Es necesario señalar que en sí todos los municipios con población tarahumara son productores importantes de este recurso renovable; sin embargo, la región presenta grandes deficiencias de bienestar social, exceptuando el municipio de Madera, que ostenta un nivel medio en este rubro.
De acuerdo con los Indicadores socioeconómicos de los pueblos indígenas de México, 1990, elaborados por el INI, en las localidades con 70% y más de población indígena, el total de habitantes ocupados es de 8 724, de los cuales el 85.66% labora en el sector primario, el 5.02% en el secundario, y el 5.07% en el terciario; sin sector especificado de ocupación se encuentra el 4.25%.
El alto grado de marginación de estas localidades, se ve reflejado en los servicios básicos con que cuentan las viviendas de los tarahumaras. De un total de 8 439 viviendas particulares, sólo el 7.90% cuenta con agua entubada, el 3.08% tiene drenaje y el 1.28% posee energía eléctrica.
Por lo que respecta a la educación formal, en las localidades con 70% y más de población indígena, la asistencia a la escuela es muy baja y, por consiguiente, el analfabetismo es alto. Así, de un total de 9 902 indígenas de 6 a 14 años, poco más del 50% no asiste a la escuela y es analfabeta. Asimismo, de 21 311 individuos de 15 años y más, el 68.03% no tiene instrucción, el 23.26% ingresó a la primaria pero no la terminó, el 5.59% concluyó la educación primaria, y solamente el 3.13% posee instrucción posprimaria.
Las condiciones de salud de la población tarahumara continúan siendo precarias, pese a los servicios de asistencia médica proporcionados por el Instituto Nacional Indigenista y el Programa IMSS-Solidaridad. Las enfermedades más frecuentes son las gastrointestinales y dermatológicas, así como la tuberculosis.
En un esfuerzo por mejorar los niveles de salud de la población, y trabajar de manera conjunta con las instituciones que brindan atención médica, los terapeutas tradicionales tarahumaras se han agrupado en dos organizaciones. El Grupo de Médicos Indígenas Rarámuri de la Baja Tarahumara (GOMIRBAT), fue fundado en 1987 y tiene su sede en San Rafael, municipio de Urique. Actualmente agrupa a poco más de 16 médicos tradicionales, cuyos objetivos son el intercambio de conocimientos y el mutuo apoyo que les permita brindar una mejor atención a sus pacientes. Por su parte, la Organización Napawika Nochama Owiruames Rarámuri (ONANOR), con sede en Canchi, municipio de Bocoyna, está compuesta por más de 14 terapeutas tradicionales. Fue formada en 1988 con la finalidad de lograr un trabajo organizado y conjunto que permitiera el reconocimiento de la medicina tradicional. La cobertura de la organización abarca cuatro ejidos de los municipios de Bocoyna y Carichí. En 1991, la agrupación trabajó en el proyecto de farmacias comunitarias y jardines medicinales. Asimismo, en las comunidades que cuentan con unidad médica rural del Programa IMSS-Solidaridad, los médicos tradicionales trabajan conjuntamente con el personal institucional.
Tomado de: http://www.medicinatradicionalmexicana.unam.mx/pueblos.php?l=2&t=tarahumara&mo=&demanda=&orden=&v=