México es un país injusto por naturaleza. La injusticia es una debilidad humana, que se encuentra presente en todas las sociedades, sin embargo, en nuestro país cobra especial significado, ya que los cimientos con los que se construyó la nación, son injustos. La injusticia en México es histórica.
En efecto, la conquista y colonia condenarán al territorio de lo que en el futuro será la nación mexicana a nacer de orígenes sustentados en una invasión, despojo, matanzas y esclavitud. Trescientos años donde a la mayoría de la población se les quitaron todos los derechos y el acceso al bienestar. En calidad de esclavos vivieron la mayoría de los habitantes de la Nueva España.
A partir de la “Independencia”, las condiciones de las mayorías cambia muy poco, la diferencia es que se corren a los gachupines y los criollos ocupan su lugar, el sistema colonial sólo se remozó y cambió de fachada, pero la injusticia siguió vigente para millones de personas como una ignominiosa forma de vida.
La revolución de 1910, finalmente sólo fue un cambio de amos. Sí en el siglo XIX, Francia, Inglaterra y Alemania se beneficiaban del sistema de injusticia y explotación de las mayorías y los recursos naturales de nación, durante el siglo XX la patente pasó a ser sólo propiedad de los Estados Unidos.
La naturaleza de las LEYES, AUTORIDADES E INSTITUCIONES en México, es la injusticia, fundamentalmente porque son producto de un sistema colonial que no se ha desmantelado y que sigue vivo y vigente, sólo que camuflajeado. La sociedad en su conjunto es una sociedad injusta y violenta. La injusticia y la violencia se aplica a todos, muy pocos se salvan, pero indiscutiblemente es de índole cotidiana y desproporcionada en la medida que desciende en los niveles más bajos económica y culturalmente.
Una de las cosas que más le llamó la atención al científico alemán Humboldt, que visitó México en el siglo XIX fue el nivel de injusticia y desigualdad social que conoció. Hace unos días tuve la visita de un grupo de maestros Méxicoamericanos que vinieron a conocer Oaxaca. En su momento le pregunté a uno de ellos, con el que tuve mayor confianza, sobre qué era lo que no le gustaba de México, se quedó pensando un rato y dijo ... “que el gobierno mexicano no protege a su pueblo”.
En el siglo XX, tal vez sólo el expresidente Lázaro Cárdenas fue un hombre respetado y querido por el pueblo, todos los demás, al término de su mandato, son injuriados y despreciados permanentemente por los gobernados. Especialmente los presidentes tecnócratas, quienes antes que nada han servido sumisamente los mandatos de “los mercaderes”, los dueños del capital financiero supra nacional y “tiene que salir del país” al termino de su mandato.
El hecho de que el gobierno decida pagar puntual y religiosamente los leoninos intereses de la inmoral deuda interna y externa, en la medida de que el gobierno cumpla sumisamente los mandatos del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y mantenga la impunidad como norma de gobierno, en donde los corruptos y los delincuentes tienen absoluta protección e inmunidad al sistema judicial, en cuanto se siga tolerando el rasismo y el clasismo, en esa medida México seguirá siendo un país injusto.
Para muestra un botón. El día domingo 3 de junio aparecieron las siguientes notas en el periódico La Jornada. “ En 10 años de secuestros, mil quinientos denuncias; ganancias de 200 mdd. Durante el 2000, 300 mexicanos gastaron 200 mdd en Las Vegas. Pagos al IPAB por 1300 mdd en los primeros 4 meses del año, cantidad que equivale a prácticamente el total del presupuesto asignado al Programa de Educación, salud y alimentación (Progresa) en el 2001.
Cerca de 1500 casinos clandestinos evaden al fisco 500 mdd anuales; y añadiría una cifra verdaderamente escalofriante, el pago de tan sólo, “los intereses” de la deuda externa, fluctúan anualmente entre 7 y 10 mil mdd. Para que las cifras tengan sentido, le diré que la guerra de los Balcanes le costó a los Estados Unidos 4.5 mil mdd, es decir, que usted, yo y todos los que pagamos impuestos les financiamos “de a gratis”, el equivalente a dos guerras al año y les damos todavía su pilón.
El pueblo de México, entre los gobernantes que exprimen a la nación para entregar miles de millones de dólares por concepto de intereses a los usureros internacionales, que deja al pueblo y al gobierno en la miseria. Con esos 300 ricos, que “derrochan” en un año en los casinos de Las Vegas, lo que los delincuentes dedicados al secuestro logran quitarles en 10 años.
Que el gobierno gasta lo mismo en subsidiar a los ricos y delincuentes de “cuello blanco” en 4 meses, que lo que destina a todo un año para el apoyo de los más pobres entre los pobres. Que la SHCP tolera una evasión fiscal de 500 mdd anuales, cantidad superior a todo lo que gastan los ricos en Las Vegas y lo que los secuestradores obtienen a lo largo de 10 años de delinquir, es un claro ejemplo de que el pueblo sufre un sistema estructural de injusticia.
Sí el gobierno mexicano defendiera los intereses de la nación, como en su día lo supo hacer, valiente y dignamente, el Presidente Benito Juárez, quien supo negociar con dignidad con los agiotistas internacionales de siempre, quienes ya tenían sus armadas amenazando frente a las costas de Veracruz, miles de millones de dólares que anualmente en vez de invertirse en educación, salud, infraestructura, apoyo al campo, a la industria y al comercio, se entregan a los amos supranacionales, como una nueva macro encomienda.
Sí implementara un sistema judicial sin corrupción e impunidad, en el que nadie estuviera por encima de la ley, que se castigara a toda clase delincuentes, incluyendo a los de “cuello blanco” y los traidores de la patria.
Sí el gobierno implementara una Política Cultural, que alentara y promoviera los valores y principios de nuestra Identidad Cultural, para acrecentar y reforzar el amor a nuestra cultura y nuestra nación, México acabaría con el sistema colonial y por ende con la injusticia, estructura en la que se ha apoyado la sociedad desde 1521.
Los mexicanos votamos por un cambio el año pasado. El cambio que aspiramos los mexicanos es un cambio de raíz, un cambio estructural, que acabe para siempre con los vicios e injusticias. Esto sólo se puede lograr sí se desmantela el sistema colonial de explotación, que es el venero de la injusticia en México.