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LA FIESTA DE NUESTROS ANCESTROS Guillermo Marín

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LA FIESTA DE NUESTROS ANCESTROS
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El ritual es para llevar a nuestro corazón a nuestros antepasados, porque etimológicamente <recordar implica llevar de nuevo al corazón>, llamado indebidamente por la cultura colonial hispánica, <Día de Muertos>, es una de las ceremonias más antiguas de la humanidad.

Por lo menos debe de tener 3500 años de celebrarse por todos los pueblos y culturas del Anáhuac, y en los últimos 500 años, ha sufrido grandes transformaciones debido a varios factores como la persecución fanática del invasor-colonizador y su religión intolerante en los primeros tres siglos de la ocupación-colonización, también las variadas respuestas de resistencia cultural de los pueblos ancestrales por mantenerse, a pesar del epistemicidio. En los dos últimos siglos, también se debe de mencionar las apropiaciones y adaptaciones que se han hecho, no solo por los pueblos y culturas ancestrales, sino también por las múltiples expresiones sincréticas de las culturas campesinas, mestizas y afromestizas del país.

LA FIESTA DE NUESTROS ANCESTROS
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Debemos de tener muy claro: El fondo y la forma, la raíz y la fronda de ?La fiesta de nuestros ancestros?. Puede cambiar la forma y la fronda, pero el fondo y la raíz deben ser permanentes. De lo que se trata es de recordar para tener en el presente, quiénes fueron los que nos dieron la vida, qué fue lo que ellos anhelaron, cuáles fueron sus Batallas Floridas, cuál es su generoso legado para enriquecer nuestro presente e iluminar nuestro futuro.

Recordarlos y tenerlos presentes, para que no mueran en el olvido. Esta fiesta nos une con nuestro pasado y nuestros antepasados. Nos convoca en el ceno familiar y nos hace más fuertes, llenando de amor nuestros corazones, recibiendo a nuestros difuntos en nuestras casas con un altar lleno de flores, luces y manjares, ofreciéndoles un banquete con sus antojos para que vuelvan a revivir la sabrosura de los sagrados alimentos y las espirituosas bebidas.

Para empezar a hablar de la fiesta de nuestros ancestros, debemos decir que esta celebración, ni en el periodo Clásico tuvo un carácter homogéneo. Cada cultura, en tiempo y espacio diferentes, la celebraron de manera distinta. Necesitamos imaginarnos al Cem Anáhuac, desde Nicaragua hasta Canadá, con tantos pueblos y culturas diferentes, celebrando lo mismo, pero de manera diferente. Esa es la riqueza de nuestra civilización y uno de sus grandes logros LA UNIDAD EN LA DIVERSIDAD.

Fue tan importante este ritual de conciencia y de identidad, que duraba dos meses de veinte días cada uno. El primer mes se dedicaba a los niños difuntos y el segundo mes a los adultos. También, en el mes de veinte días, se tenía ?un día con el nombre de muerte?. Así entonces vemos en una civilización tan diversa en culturas y lenguas, que las manifestaciones de esta celebración debieron ser muy variadas, pero manteniendo la raíz o la forma, a partir de la sabiduría ancestral conocida como Toltecáyotl. Y es esta raíz, de carácter familiar y espiritual, la que hasta nuestros días conmueve a la comunidad, especialmente en las comunidades con fuerte conciencia ancestral anahuaca.

De modo que no puede existir ninguna posible <autenticidad> en esta celebración milenaria. Quienes pretendan asumirse como inquisidores de la verdad y la autenticidad, son personas ignorantes con torpes pretensiones de conocimiento, pero, sobre todo, con una gran carencia de espiritualidad y conciencia. Cada pueblo, cada familia y cada persona, con sus posibilidades, grandes o pequeñas, realizará su altar y la celebración del amoroso recordatorio de sus antepasados, de sus entrañables difuntos. Lo importante es la acción espiritual de recibirlos en nuestro corazón, lo importante es el fondo y la raíz, para impedir el olvido.

A pesar de estar permanentemente agredida esta tradición por los adoradores del becerro de oro, que todas las tradiciones las tratan de convertir en un negocio, y que, especialmente logran ejercer su control cultural comercial, con el Halloween, en aquellas personas y familias ignorantes de sí mismos, que por el sentimiento de desprecio a lo propio y exaltación de lo ajeno, asumen esta fiesta extranjerizante, para tratar de <igualarse>, con sus colonizadores a través de aquello que creen que tiene más valor que lo propio ancestral. Sin dejar de mencionar que también la agresión se presenta al tratar de comercializar la milenaria tradición, como el secretario de Turismo Federal, que trata de popularizar <un carnaval de día de muertos>, que un productor inglés se le ocurrió en una película y ahora lo trata de institucionalizar en la CDMX. El problema de este país es que los que gobiernan nunca han pensado desde ?lo propio?, siempre desde lo ajeno. Educayotl AC.

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