La población
El gentilicio popoloca era utilizado por los aztecas para referirse a los pueblos que hablaban lenguas ajenas al tronco nahua. Este término se aplicaba a los extraños y extranjeros, y se utilizaba en un sentido peyorativo de bárbaro, tartamudo y poco inteligente. Por su parte, los españoles usaron de igual manera el término, así como el de chochos.
De acuerdo con la clasificación lingüística de Swadesh, el popoloca pertenece al grupo Otomanque, tronco Savizaa, familia Mazateco-Popoloca, relacionado íntimamente con el chocho.
El popoloca es una lengua tonal, es decir que una misma palabra puede tener diversos significados, según el tono con el cual se pronuncia. Algunos lingüistas mencionan la existencia de cuatro tonos, y otros, la de tres. Por todo lo anterior, su escritura y aprendizaje resultan sumamente difíciles. Existen tres variantes de esta lengua, muy diferentes entre sí, lo que dificulta el entendimiento entre los popolocas de las tres zonas en las que éstos se ubican.
Es necesario señalar que algunos investigadores consideran a los chochos y popolocas como un solo grupo; quizá por este motivo en los registros censales se agrupan a ambas poblaciones bajo la designación de chochos, y el término popoloca no aparece en la información.
Según el Censo de población de 1990, el total de los hablantes de popoloca mayores de cinco años —que, como ya se mencionó, aparecen registrados bajo el término chocho— era de 9 685. Existe un alto grado de bilingüismo, pues solamente el 6.64% de la población habla exclusivamente la lengua materna.
Los popolocas se ubican en el estado de Puebla, en tres fracciones de territorio sin continuidad geográfica, que ocupan los siguientes municipios: Tlacotepec de Juárez, al noroeste de Tehuacán; San Gabriel Chilac, al sur del propio lugar; y Tepexi de Rodríguez y Santa Inés Ahuatempan, al norte de Acatlán y al oeste de Tehuacán. La primera zona se localiza en el valle de Tehuacán, en donde existen tierras fértiles, aun cuando las comunidades popolocas se ubican en las partes montañosas a 2 000 msnm, con pocas tierras cultivables.
El clima es templado en verano y frío en invierno. La fauna está constituida por mamíferos menores y reptiles. Existen pequeños bosques de pináceas, sin posibilidad de explotación forestal, y frutales como manzana, pera y durazno. La segunda región se encuentra en una zona montañosa semidesértica, prolongación de la Mixteca oaxaqueña. Existen en ella minas de ónix y mármol, y posee un clima contrastante con vegetación de xerófitas. La fauna es escasa y similar a la anterior. La tercera zona pertenece geográficamente a la Mixteca alta septentrional, con un clima desértico extremoso y la vegetación correspondiente. Debido al acelerado proceso de erosión, los terrenos cultivables son escasos y la fauna es prácticamente inexistente.
El sistema predominante de tenencia de la tierra es la propiedad privada, aunque también existe la comunal y ejidal. La actividad económica fundamental es la agricultura por tanto constituye la base de la subsistencia, aunque ésta sea deficitaria. El maíz es el principal cultivo; sin embargo, debido a lo reducido de la parcela y a la mala calidad de los suelos, la producción es insuficiente, lo que obliga a la población indígena a comprarlo a los comerciantes de los pueblos vecinos.
En pequeña escala se cultivan el frijol y el trigo, este último con fines comerciales. El guaje es abundante y sus semillas crudas o cocidas sirven como alimento complementario, al igual que la tuna y diversos vegetales. La cría de animales se reduce a algunas cabras, unos cuantos cerdos, pavos y gallinas, que eventualmente llegan a venderse.
Un ingreso económico importante lo constituye el tejido de la palma, principalmente en la zona de Tepexi. Con este material las mujeres fabrican petates que truecan por maíz u otros artículos, o bien, que venden a los acaparadores locales a un precio inferior al comercial. Es común que los hombres se contraten como peones en sus propias localidades, o busquen trabajo temporal en las plantaciones cercanas o en la ciudad de México. Pocas veces emigran a lugares muy distantes o se alejan definitivamente de sus comunidades.
La vivienda tradicional poloca en las zonas semidesérticas, se caracteriza por ser rectangular, construida con materiales de la región, en un solar cercado por un muro de tepetate de poca altura. El piso es de tierra y las paredes de troncos de guaje o de quiote unidos con mecates de palma. El techo es de cuatro aguas, construido con palma o pencas de maguey, en uno de cuyos vértices se encuentra la "oreja popoloca" que consiste en un orificio orientado en dirección al viento predominante, que así corre a lo largo de la casa y permite la ventilación. Existe una puerta al frente y una pequeña ventana. Por lo general, consta de un solo cuarto que sirve de recámara, comedor y cocina, aun cuando puede haber divisiones interiores de materiales ligeros. El mobiliario consiste en camas de otate o petates, bancos y sillas de madera. En el espacio destinado para la cocina se encuentran el fogón, un metate de tres patas, ollas, cántaros, comales y cacerolas de aluminio.
Es frecuente que en el centro de los poblados semiurbanizados existan casas de piedra, hechas con bloques de tepetate y techos de teja o palma. Sin embargo, los cuartos de piedra muchas veces sirven como graneros o para recibir visitas, en tanto que la casa tradicional construida en la parte posterior se utiliza como vivienda.
En forma resumida, se puede decir que el grado de marginalidad de la población popoloca es alto, con una fuerte expulsión de población. Esta situación es provocada, principalmente, por escasos ingresos familiares, bajos niveles de escolaridad, estructura productiva sustentada en actividades primarias con manejo de técnicas rudimentarias, deficientes servicios intradomiciliarios, así como altos niveles de analfabetismo.
Tomado de:
http://www.medicinatradicionalmexicana.unam.mx/pueblos.php?l=2&t=popoloca&mo=&demanda=&orden=&v=