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EL ORIGEN DEL MAL

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EL ORIGEN DEL MAL

Buscando información sobre las culturas de Mesopotamia, encontré una magna conferencia de una afamada fundación española llamada Juan March, sobre Hernán Cortés.

Que decepción de la fundación, y que tristeza, que los españoles sigan aceptando estos discursos chovinistas imperiales de los tiempos de Felipe II, viviendo en la ignorancia. No se puede hablar tan cínicamente, sin valores éticos, morales y humanistas, entre gente supuestamente pensante y educada, sobre un crimen de lesa humanidad, como lo es, una invasión de una nación a otra sin motivo alguno, con tanta frivolidad y fantasía, pero, sobre todo, sin un sentido crítico y analítico.

Sea esta, la invasión de los españoles al Anáhuac o de E.U. a Irak. Que hombres armados, vayan a la otra mitad del mundo a robar, matar y destruir un pueblo y una civilización, no puede ser justificable de ninguna manera. El genocidio y el epistemicidio es el pecado original de la reciente civilización Occidental.

El hecho que el Vaticano, los banqueros de Venecia y los reyes católicos de España, decidan iniciar una invasión a otro pueblo sin motivo alguno, para comenzar el despojo, la explotación de seres humanos, la depredación de sus recursos naturales a través de la violencia y el genocidio; es exactamente igual que Baby Bush, haya ordenado la invasión de Irak y más tarde de Afganistán, o que, las mineras canadienses o norteamericanas lleguen a un país a explotar los minerales preciosos, destruyendo las comunidades, contaminando la tierra y las aguas, corrompiendo a las autoridades y financiando a delincuentes que, camuflados como crimen organizado, defienden con la violencia los intereses de las mineras.

El origen del mundo moderno es la violencia y el despojo.
Así inicio la colonización, después el capitalismo, la modernidad y ahora el neoliberalismo. Empezaron con el continente Abyanahuac, siguieron con África y Asía. Por eso es que la civilización Occidental es una civilización de muerte.

Lo que hoy llamamos México, es parte de una de las seis civilizaciones más antiguas de la humanidad, con diez mil años de existencia. Fue invadida hace cinco siglos, por la avaricia de hombres ricos y poderosos de Europa. No solo llegaron a robar, despojar y asesinar, sino lo más importante, traían la misión de destruir la civilización invadida.

Los invasores, representados por el Vaticano con ?el permiso divino?, la corona española con el permiso real y los mercaderes europeos con el financiamiento, alentaron a las hordas de miserables que venían a robar y a asesinar. Enviaron contingentes de fanáticos religiosos, a destruir la sabiduría, acabar con la obra física e intelectual de los agredidos violentados.

Ese es el punto, destruir una civilización desde sus cimientos y sobre ella, construir, La Nueva España, negar la milenaria existencia de la civilización del Anáhuac. Pero, no era cualquier civilización como las del continente Euroasiáticoafricano. En estas tierras, durante milenios no existió la propiedad privada, no se usó la moneda, no se inventaron armas y se tenía, por siglos, un sistema de educación pública, obligatorio y gratuito. Los logros científicos eran asombrosos, como la invención del más exacto calendario de la humanidad, la invención de la primera matriz de cálculo y el cero matemático. En síntesis, una civilización con superiores avances en el siglo XVI en materia de alimentación, salud, educación y organización democrática, pero, sobre todo, la noción de la vida y el bienestar comunitario, que cualquier reino de Europa en esos momentos. Esta es la verdadera razón de la invasión, la destrucción de una civilización superior.

Los españoles satanizaron nuestro conocimiento, asesinaron a nuestros maestros y sabios, destruyeron nuestras escuelas y quemaron nuestros códices. Con sus escritos tendenciosos, falsarios y fantasiosos, tanto los invasores de espada, como los de crucifijo, pretendieron, crearon las llamadas pomposamente ?Las Fuentes Históricas?, dogmas que han pretendido desacreditar a nuestros sabidos abuelos, haciéndolos pasar por sanguinarios y primitivos pueblos, que solo vivían luchando unos contra otros, y que, los españoles vinieron a poner la paz, la verdadera religión, la civilización entre los salvajes. Llegan a tal exceso, que los vencedores escriben? ?la visión de los vencidos?.

Pero en los tres siglos de la Colonia, los gachupines estuvieron más entretenidos expoliando la riqueza del Anahuac, y no les interesaba entrar en conflicto con sus explotados. Se destruyó la obra física de la civilización invadida, pero se mantenía en resistencia el conocimiento llamado en lengua náhuatl Toltecáyotl, pero que existía en todos y cada uno de los pueblo y culturas ancestrales de la civilización del Anáhuac.

Después que los criollos, en 1810, traicionaron a los gachupines a la voz de Miguel Hidalgo de, ?Es hora de matar gachupines, vivan los reyes de España?, arrastrando a los anahuacas a la lucha, para quitarles el poder, prometiéndoles la histórica justicia en la llamada Guerra de Independencia, los criollos crean su país, de ellos y únicamente para ellos, traicionan a los anahuacas y expulsan a los gachupines en 1828, y durante el siglo XIX se dividen en dos bandos: conservadores y liberales, pro Europa y pro E.U., prian y morena, y se la pasan luchando entre sí, en medio de injustas invasiones, en las que pierden más de la mitad del territorio. En 1910, E.U. financia y dirige desde su embajada la expulsión de los capitales europeos y en 1923, con los Tratados de Bucareli toma el control del país.

EL ORIGEN DEL MAL




El origen del mal, es la violencia, el abuso y la ilegalidad.

El Estado mexicano es producto de un abuso, porque en 1824, la mayoría de las personas que vivían en el territorio de lo que fue la Nueva España, la gran mayoría, eran anahuacas, monolingües, analfabetos y vivían en sus culturas milenarias a pesar de los tres siglos de ocupación española. Fueron un puñado de ambiciosos criollos y gachupines, que haciendo las pases, con el Abrazo de Acatempan, deciden en 1821 hacer un país, como los que empezaban a crearse en Europa. Este puñado de ilustres, nunca tomaron en cuenta a la civilización milenaria en la que vivían la mayoría de los nuevos ?ciudadanos?.

Es más, la civilización del Anáhuac, a pesar de todo lo que se había hecho en contra de ella, seguía y sigue omnipresente en todas las ciudades, en todos los pueblos, en todos los campos, en todas las mesas, en todas las fiestas, en todas las devociones de este inmenso país, porque una civilización milenaria no desaparece, no muere. Está presente, pero, está ignorada, excluida y es perseguida y denostada.

En efecto, civilizar, modernizar y progresar, significa exterminar y excluir cualquier manifestación de esta presencia milenaria, igual que en India o en China, pero aquí, totalmente negada y condenada por el Estado y la ideología criolla. Los criollos, en vez de llamar al país Anáhuac, lo bautizaron como México, por los mexicas, que es el referente de la historia prehispánica oficial. Para la ideología criolla, Anáhuac no existe, solo México y los mexicas, el milenario pasado de ?su país? está en la gloria de la México-Tenochtitlán, que, por cierto, sus abuelos derrotaron y destruyeron piedra sobre piedra, dejando, subliminalmente, la superioridad criolla.

En vez de utilizar el potencial y la sabiduría ancestral del Anáhuac, decidieron importar del extranjero no solo los productos, las tecnologías, sino fundamentalmente las ideas. En vez de compartir con los anahuacas este nuevo país, se les excluyó y se abrieron las puertas en los siglos XIX y XX, a la migración, especialmente europea, para, como dicen los criollos, ?mejorar la raza y blanquear el país? racista y clasista.

Crearon un país sin pueblo, porque ?los indios? y sus culturas, siempre han estado excluidas de la realidad colonial y neocolonial. Un país con un pueblo despreciado, explotado y excluido en todos los campos. Han obligado a los anahuacas, no solo a perder la lengua para poder integrarse al país de los criollos, a su progreso y modernidad, sino han tenido que renunciar a su matriz civilizatoria, y eso, es un crimen de Estado de lesa humanidad.

Esa es la razón por la que vivimos en un laberinto de desolación, ignorantes de nosotros mismos, sin Madre Cultura, sin raíz y sin sustento, impotentes, derrotados, ajenos a nosotros mismos, colonizadores-colonizados, como conquistados-conquistadores de nosotros mismos.

Formados ideológicamente por la SEP, la UNAM y Televisa, como hijos bastardos de la violación de Malinche por Hernán Cortés, y no, como hijos del amor entre Zazil Há, la doncella maya que se casó por la espiritualidad maya en 1513, con el marino español que naufragó en las costas de Chetumal en 1511, por lo que formaron la primera pareja entre las dos civilizaciones y del matrimonio donde nacieron los tres primeros niños de este encuentro amoroso, del cual, ahora todos formamos parte, pero con la conciencia y la esencia de la Cultura Madre.

Educayotl AC. Educar para el futuro con la sabiduría del pasado. www.toltecayotl.org

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