Tres premisas coloniales que pretenden borrar la memoria histrica y la identidad cultural ancestral continental. La memoria y la identidad, tanto de un individuo como la de un pueblo, es la esencia de la existencia. Si no hay conciencia de Ser, la vida pierde significado y valor. Al ser, lo que recordamos, la amnesia nos nulifica, nos aniquila y nos desaparece.
Primera: desde el inicio de la invasin europea, en 1492, la consigna fue la destruccin de la civilizacin para lograr una dominacin absoluta. Se destruyeron nuestras instituciones, autoridades y las leyes ancestrales, para imponer las instituciones, leyes y autoridades espaolas. A partir de 1492, nos impusieron el nombre de indios y perdimos nuestros nombres propios ancestrales. Ms tarde, el continente Abyanahuac, pas a llamarse Amrica, nos dividieron en virreinatos y capitanas. Los criollos en el siglo XIX en pases, estados, o departamentos. Finalmente, en el siglo XX, los gringos bajo la Doctrina Monroe, nos dividieron en Amrica Latina y simplemente Amrica. Excluyendo a los pueblos anahuacas del Norte. En efecto, en E.U. existen actualmente 574 naciones anahuacas y en Canad 617, lo que hace un total de 1191 naciones que, por el sometimiento colonizador, nosotros mismos, desaparecemos del mapa de los pueblos ancestrales. Dcilmente aceptamos el discurso europeo de ser americanos y en el siglo XX, aceptamos la imposicin gringa de ser latinoamericanos. En ?Latinoamrica? existen, desde el Ro Bravo hacia el Sur 522 pueblos ancestrales. Adems de dividirnos y fragmentarnos, la colonizacin nos borra del mapa.
Lo ms triste es la mansedumbre intelectual, especialmente de los acadmicos y las burocracias, que aceptan sin discutir los dictados del poder hegemnico. Hemos llegado a tal punto de docilidad intelectual, que los gringos ahora se han apropiado del nombre de Amrica, y ellos se autonombran americanos, los pueblos ancestrales, resulta que ahora somos latinoamericanos, hispanos o latinos. En efecto, en todo el mundo, los americanos son los gringos y Amrica es E.U. ?Y nosotros, qu somos, patrn??, lo que a los neocolonizadores se les ocurra.
Segunda: un día, a un gringo se le ocurrió dividir al Anáhuac y crear un espacio, de Zacatecas al Sur, al que llamó Mesoamérica, cuando somos un solo continente cultural, desde Alaska hasta la Tierra del Fuego, una sola civilización. Sin ningún sentido crítico y, sobre todo, sin dignidad, los académicos aceptaron el nuevo nombre, y hoy es su referente. Qué quiere decir Meso-América, pues entre dos Américas, como Mesopotamia, entre dos ríos. Por la ocurrencia de un extranjero hoy se reconoce en la academia oficialmente a una parte del Anáhuac, como Mesoamérica.
Tercera: el mismo nombre del país, es una imposición neocolonial de los criollos. Desde las Cartas de Relación de Cortés o los escritos de Sahagún, recogieron los invasores que el nombre de esta tierra era Anáhuac. En 1813, tres siglos después, Morelos, para darle un verdadero sentido independentista al estallido social, provocado por la ambición de los criollos de quitarles el poder a los gachupines, convoca al Primer Congreso del Anáhuac, donde da a conocer los Sentimientos de la Nación. Y en 1821, el criollo traidor de Iturbide crea el Primer Imperio Mexicano del Anáhuac.
Es bastante claro que esta tierra se ha llamado Anáhuac y cuando pase la amnesia histórica provocada institucionalmente por la ideología criolla, se volverá a llamar Anáhuac. Qué implica volver a llamarnos anahuacas y llamarle Anáhuac a nuestra tierra y civilización. Implica la recuperación plena de la memoria histórica y la identidad cultural ancestral. Tanto como a una persona de 40 años, amnésica durante cuatro años, significa volver a recuperar su memoria, sus recuerdos, su historia, sus conocimientos, sus familiares, su casa y su conciencia de quién en verdad es.
Ante todo, es un acto de soberanía y dignidad. No somos mexicas-mexicanos, esta tierra y esta cultura no es México-mexica. Tenemos un largo y fructífero pasado de diez mil años, no 197 años como la ficción de México. Este país, fue creado por un puñado de criollos y gachupines, para disfrazar a la Colonia y seguir lucrando de la explotación de los anahuacas y sus recursos naturales. Esta es la razón por la que los poderosos no quieren que el pueblo recupere su memoria histórica ancestral, su raíz identitaria más profunda, su filosofía, su conciencia y su dignidad existencial. Pretenden seguir adormeciéndolos con un pasado prehispánico y con un patrioterismo chovinista panfletario de opereta, en medio de la pobreza, la explotación y la injusticia de la mayoría del pueblo amnésico.
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