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CMO SUBIR A MONTE ALBN

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Nuestros Viejos Abuelos desarrollaron una civilizacin enfocada fundamentalmente al desarrollo de las fuerzas espirituales del ser humano. Todo, absolutamente todo cuanto ellos hacan estaba ligado a procesos de carcter espiritual, manifiesto en el pueblo en la acendrada religin, pero que tuvo su gnesis en la estructura filosfica que debieron manejar un selecto y discreto grupo hermtico, como en Egipto o el Tbet.

En efecto, el mayor potencial de nuestra herencia cultural indudablemente es la filosofa que produjo nuestra civilizacin y que tiene ms de 8 mil aos de estar viva, presente y vigente en nuestra realidad. Esta maravillosa herencia cultural sigue viva en todos los mexicanos pero especialmente a flor de piel en los pueblos indgenas y campesinos de Mxico (aunque no se quiera ver, entender y valorar por la cultura colonizadora) y confirma la hiptesis de que nuestra civilizacin est concentrada desde hace 8 mil aos en el desarrollo del potencial humano que encierra el espritu, pues a pesar del "infierno de negacin, injusticia y genocidio" que ha vivido en estos cinco siglos, mantiene inalterable en lo esencial estos valores en nuestra sociedad.

Este es el punto medular del misterio, no slo de Monte Alban, sino de las majestuosas construcciones del Perodo Clsico del Mxico Antiguo que hoy llamamos "zonas arqueolgicas".

El problema es que desde la invasin europea han sido los extranjeros los que han creado las "fantasas cientficas" sobre el origen y funcin de estas construcciones. Siempre nos han estudiado desde un plano de una supuesta superioridad eurocntrica en el que desde Hernn Corts y sus Cartas de Relacin, nuestro mundo ha sido intencionalmente confundido y negado, condenndolo a un estadio primitivo de evolucin, donde slo exista como fin existencial una degradada y sangrienta religin politesta y un limitado afn alimentario, como nica estructura interna de nuestra antigua civilizacin.

Por ello se entiende que cuando la gente sube a La Montaa del Sagrada del Jaguar (Monte Alban), las explicaciones que se les dan son insustanciales y ofensivas, producto del colonialismo cultural y de la ignorancia, para las que este lugar fue una ciudad, una fortaleza, un panten o un palacio.

Visin limitada y prepotente del extranjero abusivo que nunca ha querido apreciar y conocer el verdadero potencial humano, filosfico y espiritual de nuestra civilizacin (de ayer y de hoy).

Pero existe la probabilidad de que los constructores de Daany Bedxe (Monte Alban en lengua zapoteca), tuvieran una sabidura milenaria sobre ciertas reas desconocidas, por Occidente, del maravilloso misterio de la existencia humana, que estuviera relacionada con la energa luminosa (tomos) y la energa espiritual (conciencia de ser) y estas dos, con el universo. Sorprende que una de las 6 civilizaciones ms antiguas de la humanidad, que cuenta con un desarrollo endgeno y autnomo como China o la India, segn los invasores europeos y sus descendientes culturales, no haya desarrollado una profunda y vigorosa filosofa capaz de crear y darle sentido y coherencia al maravilloso mundo que los acoga a lo largo de siete mil quinientos aos. Para el pensamiento europeo de ayer y de hoy, los "nativos" hicieron esas impresionantes construcciones para fines profanos y religiosos, producto slo de su percepcin materialista del mundo y la vida; es decir, fortalezas, palacios y adoratorios.

Basta subir y ver las ruinas de este proyecto espiritual para entender que ah se construy las bases de un magno y luminoso proyecto de sabidura espiritual. Basta dejar sentir al cuerpo y silenciar nuestra europeizada razn para dejar que las piedras, las plazas, los valles y las montaas que rodean a este misterioso sitio de poder y de armona, le hablen a nuestro espritu adormecido y embrutecido por las miserias y las avaricias de la materia, del maravilloso secreto del potencial espiritual que encierra nuestra existencia. Que la energa atrapada en aquellas piedras traspase nuestro caparacho de individualismo, consumismo y estupidez existencial.

Subir a Monte Albn y despojarse de las mentiras y falsedades de una envidiosa visin incomprendida de lo ms interno e ntimo, que nos es PROPIO, ESENCIAL Y VERDADERO.

Subir a Monte Albn y sentir el compromiso milenario de nuestros Viejos Abuelos, por trascender nuestra existencia en el plano espiritual. Subir a Monte Albn con humildad y respeto, como dignos herederos de aquellos legendarios "Guerreros del Espritu", para encontrar inspiracin y ejemplo en nuestra propia Batalla Florida.

En sntesis, dejar de subir a Monte Alban como "extranjeros incultos en nuestra propia tierra", hijos del canal de las barras y las estrellas...como gringos de tercera, perdidos en este cinco centenario laberinto de soledades, vacos, negacin y desprecio hacia "lo propio-nuestro".

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